Partida Rol por web

Puedes pedirle lo que sea Richard, porque ya habrás pagado un precio con ello. Lo que tiene que ver esto con lo que ves, es que tu de cierta manera habrás abierto o habrás estado en uno de estos círculos antes. Decide que es lo que quieres, focaliza en eso todas tus energías. Y después de comer dímelo. 

Cuando le preguntaste por el cuadro sonrió- tendrás que hacerlo tu, con unos escritos, espero que tengas paciencia. - Me levanté y estiré los brazos hacía el techo- lo primero es que después de esta comida, tendrás que ayunar durante 3 días, luego comerás 1 y volverás a estar tres días sin comer, si lo logras empezarán las de verdad. Tenemos que purificar tu cuerpo. Tampoco podrás masturbarte al menos que lo hagas en el cuadrado, lo mismo pasa...-dudó por unos segundos- con el sexo si es que fuese necesario. 

Richard no terminaba de entender qué era eso de haber pagado un precio, por un momento alzó la ceja con cierta desconfianza, pero no dijo nada. La verdad es que no tenía ni puta idea de qué pediría a ese supuesto ángel, por muy focalizado o comido que estuviera.

Ante lo de dibujar el cuadro mantuvo la ceja en alto. La miró con perplejidad, no se veía haciendo garabatos en el suelo y, encima, acompañado de un ayuno de tres días. Quizá lo del ayuno no le asustó tanto, no diría que había pasado por situaciones peores, pero le recordaba poderosamente a ciertas técnicas de adoctrinamiento. No dijo nada, se veía capaz de superar esas pruebas.

Así que follar en el cuadro. dijo tratando de romper esa aura de delirio que amenazaba con superarle. No creo que pasar hambre te haga querer tener ganas de tener sexo, pero lo tendré en cuenta. se encogió de hombros y se quedó en silencio unos instantes, suspiró tragándose una gran bocanada de aire.

Bien, no tengo ni idea de todo lo que es esto, pero empecemos..

Mona esperó pacientemente mientras veía como la cabeza del hombre echaba humo- ahora no...pero estaremos aquí lo que le parecerán meses, y uno acaba teniendo necesidades carnales, aunque sea darse un poco de placer- no tomaba el tema como algo vergonzoso, si no natural. Se dirigió por el pasillo al salón- deberás hacer la comida, elije bien lo que comes, pues no habrá más hasta dentro de tres días. Utiliza bien el tiempo que te queda. - viste como se deslizó por el cuero del sillón, hasta quedar atravesada sobre este.

Richard no respondió acerca de ello, Mona tenía su parte de razón, y Dios sabía cuánto tiempo que no se acostaba con una mujer. Hubiera visto a Mona con otros ojos, de no ser porque le causaba una sensación extraña, como si no pudieras fijarte en tu hermana, tu madre o una familiar. En cierto modo la actitud despreocupada de la mujer le perturbaba ante la gravedad de las cosas que le contaba.

Está bien. dijo al final dirigiéndose a la cocina. Eso iba a hacer fácil, estaba acostumbrado a ayunos y a saber qué comer para maximizar el esfuerzo. Al fin y al cabo lo entrenaron como soldado.

En la cocina se preparó una comida copiosa, equilibrada, con el objetivo de aguantar el ayuno lo mejor posible. Nada le aseguraba que pudiera afrontarlo de forma óptima, pero un par de trucos de campaña los iba a aplicar.

Con la comida hecha, empezó a comer en silencio. No dijo mucha cosa, cavilando ideas y opciones en su mente. Finalmente miró a Mona, dubitativo.

Sigo sin entender. ¿Qué clase de pruebas? ¿Hacer dibujos en el suelo? ¿Ayunar? miró a su alrededor. Estar encerrados aquí.. ¿qué ocurriría si quisiera marcharme? ¿O fracasara?

Miró como el hombre se había preparado comida para él pero no para ella. No le dijo nada hasta ahora que miraba el plato con una ceja elevada. Mas lo dejó de lado, observando las persianas bajadas mientras se masajeaba la nuca como si la tuviese dolorida- esas serán las primeras, debemos de limpiar tu cuerpo, primero será en el estómago, tendremos que vaciarte entero tras los primeros 7 días, luego las cosas se volverán mas confusas y menos agradables según vayamos abriendo los circulos uno a uno- musitó bajito, como si alguien estuviese durmiendo. 

Si quisiera marcharse de aquí ya no podría, volvería una y otra vez a esta casa, le aconsejo que no lo haga, es una prueba de fe pero si se va una vez empezado esto...no saldrá de aquí- aquello no era una amenaza, no te lo pareció cuando te miró con esa sempiterna sonrisa. - si fracasa seguramente mueras 

Mientras comía vio la expresión de Mona, él repuso con otro alzamiento de ceja, y respondió.

Tienes para ti en la cocina. dijo haciendo un ademán. Disculpa, llevo mucho tiempo solo, no soy un buen anfitrión. se encogió de hombros, con algo de resignación.

A continuación escuchó el proceso de purificación, le sonaba a lo que tantas veces había escuchado de los monjes tibetanos en los documentales. La verdad es que nunca prestó demasiada atención sobre ello, Richard simplemente asintió, pero cuando llegó la última parte el pronunciamiento de la ceja fue aun más elevado.

Morir, ¿eh? dijo escueto, miró a la ventana cerrada, luego a ella. Por ahora.. aceptaré tu juego, Mona. O el de quien sea. señaló a su alrededor con el tenedor. Supongo que soy el adecuado, el que no tiene nada.. la verdad es que no me importa. siguió comiendo como si aquello fuera lo más normal del mundo. La verdad.. ya no me asusta la muerte.

Oh- se levantó y se sirvió un poco de lo que habías preparado sentándose a tu lado- gracias, no te preocupes, es normal, ¿creo que llevas bastante tiempo solo no?- empecé a comer con tranquilidad.- por cierto, tienes unos ojos muy bonitos, intensos como la esmeralda y claros como las aguas de algunos mares- apoyó el codo en la mesa, escuchando que aceptabas su juego. 

No has aceptado mi juego, has aceptado el tuyo propio y gracias a eso, y solo a eso, estás solo y no te asusta la muerte. Quizás es solo porque la has notado pero no la has visto encima de tu cabeza, mientras balancea en el roto silencio de la oscuridad su péndulo sobre tu cabeza. - Ladeó el rostro- ¿has pensado ya en lo que se va a centrar? Necesito que me lo digas antes de que termines tu plato. 

Mucho. fue la somera respuesta de Richard al tema de la soledad, no le gustaba recordar que su mujer lo había abandonado y llevado con ella a su hijo. Pero lo que peor llevaba es que ni siquiera tuviera la voluntad de luchar por ello. Cuando Mona le dirigió un cumplido, Richard apenas sonrió con suavidad. Gracias. Supongo que últimamente no están en su mejor momento. admitió el soldado mientras comía.

Cuando Mona le recriminó aquello, Richard miró a la mujer con cierta seriedad, con contundencia.

No tienes ni jodida idea de lo que he visto. cortó con sequedad. Ni lo que he vivido. Ni lo que he sufrido. Nada. se mostró muy áspero en cuanto a ese punto. Si estoy aquí es porque he tenido suerte, no como otros. Eso es todo. no quería responder de esa forma, ni siquiera lo trataba como un concurso de quien la tenía más grande, pero aborrecía verse de esa forma. Se quedó en silencio unos instantes mirando a un lado, con la mirada acerada, taciturno. Lo siento. dijo finalmente, era cuanto pudo salir de sus labios, era cuanto podía dar en ese momento. Pero al menos era sincero.

¿Centrar el qué? la miro con detenimiento. ¿En qué.. círculo? Creo que en el primero. El de los Efectos dijiste, ¿no?

Una de cal y una de arena, así era como tenía que empezar aunque el no lo entendiese aun. Reaccionó positivamente ante el cumplido, una ligera sonrisa, lo justo para saber que aun le quedaba algo dentro más allá de lo que buscábamos ambos. 

Luego vino la otra parte, donde soltó lo que tenía que soltar, lo que necesitaba soltar aunque no fuese todo, poco a poco decían. Paso a paso. Lo escuché con tranquilidad, ese tipo que mas bien te cabrea porque no ves reacción alguna en quien viertes las frustraciones, cuando acabó solo asentí a sus disculpas. 

En tu finalidad, en que le pedirás a tu ángel, el motivo de porque estás aquí. Necesitamos algo fuerte, para que te ayude a superar las cosas. 

Era fácil decir "qué le pedirás" a una supuesta entidad superior cuando hasta hacía unas horas ignorabas que existiera. Sí, estaba Dios, pero el mencionado no solía bajar, aparecerse y otorgar favores a cualquier que los pidiera. En resumen, que Richard no tenía ni la más remota idea de qué pedir y así se lo hizo saber a Mona.

No te ni idea. admitió Richard mirándola. ¿Pero no he empezado esto para saber por qué veo a esa mujer? ¿Acaso he de pedir otra cosa? se preguntó extrañado. Quiero saber quien es esa mujer de mis.. alucinaciones, visiones.. lo que sea. Por eso estoy aquí. aseveró.

Bien, ese será tu mantra, tu mas valiosa posesión, tendrás que hacer que todo vaya a su alrededor- terminó de comer y esperó a que hicieras lo mismo mientras te miraba en silencio. Una vez que acabaste te pidió que fregaras los platos mientras ella reunía lo necesario, velas, cerillas, un montón de libretas de aspecto extremadamente viejo y dos copas. - tendrás que copíar con exactitud lo que encontrarás en estas páginas- te dejó una al lado, pequeña con la portada roja donde había un cuadrado hecho en boli, como si fuese un garabato- te recomiendo que practiques antes, aunque esta vez lo pintarás en el suelo habrá otras que tendrás que hacerlo directamente sobre él, y un fallo puede suponer volver a empezar, y no tenemos suelo infinito. - Dejó frente a la libreta folios, y una cera roja bermellón- vienen instrucciones claras y precisas, procura no ignorarlas. Yo estaré fuera, al ser tu zona de debilidad actual, no debo ver como la haces. 

Una vez más todo aquella sucesión de revelaciones extrañas y desconcertantes se apiñaban en la mente, Richard trató de mantener atado en corto el escepticismo rampante que le generaba todo aquello. Tras lavar los platos se encontró con toda esa parada esotérica, no pudo reprimir un balbuceo de frustración.

Años de formación técnica y esto.. suspiró mientras hojeaba las instrucciones, al menos veía que todo lo que eran dibujos geométricos lo iba a tener por la mano gracias a esa formación académica como ingeniero.

Bien. Me estudiaré esto.. y me pondré a invocar cosas. casi se le escapó una suerte de broma con ello, pero procuró tomarse en serio lo que iba a afrontar. Si había aceptado las reglas del juego prefería tomarse en serio aquello fuera lo que fuera.

Al encontrarse solo empezó a prepararse, y cuando se sintió preparado siguió las instrucciones de la libreta sin saltarse ningún paso.

Mona negó por lo bajo con una sonrisa- eres de lo que no hay- te dejó estudiando los apuntes y esperó paciente mientras leía el mismo libro hasta que decidiste que era hora de intentar hacer aquellos garabatos tan extraños en el suelo. 

Era extraño, porque algunas de las formas venían que tenían que ser hechas a mano, de una manera concreta, como sin cruzarle las lineas entre ellas pero era imposible. Tuviste que pararte a pensar mientras observabas si había alguna otra posibilidad para hacerlo como indicaban las instrucciones, hasta que viste que en la parte inferior derecha venía un apunte. Había que ir cambiando según las lineas, usando las dos manos. Genial. Simplemente genial. 

Tras largo tiempo lograste terminar semejante cuadrado lleno de garabatos ininteligibles que rodeaban el cuadrado el cual estaba superpuesto dentro de otro, y en el centro de este, se formaba una estrella de 8 puntas logradas por dos cuadrados igualmente. Estabas cansado, hambriento...

Tras no sabía cuántas horas volcado en el trazado de líneas, maldición de diagramas y dibujo de formas, Richard sentía que el creciente reto al que se enfrentaba le iba a exprimir al máximo. Hasta ese momento creía que Mona le había estado exagerando las cosas, pero ese rompecabezas era digno de una mente genial o una mente enferma. Y, desde luego, por su propia sanidad mental esperaba que fuera de una mente genial.

Al terminar la obra resopló aliviado, tocando madera de forma mental de que no se hubiera equivocado. Se llevó la mano al estómago sintiéndolo rugir, volvió a preguntarse cuánto tiempo llevaba de ese modo, ni se acordaba si podía comer o no. Miró a su alrededor por si había cambiado algo, quizá un pensamiento un poco optimista para lo que estaba sucediendo y dudó si debía llamar a Mona o no.

Antes que eso repasó los diagramas y las instrucciones, por si allí le aclaraba el siguiente paso a seguir.

Lo único que había cambiado en la habitación, eran las penumbras que cada vez se hacían mas densas. ¿era de noche? ¿De día? Las persianas estaban bajadas y en general no se escuchaba nada del exterior. Del interior tampoco todo sea dicho. Revisaste que todo estuviese bien, y así parecía. 

Mientras oteaste el siguiente paso, buscando algo mas en esa libreta desgastada tocaron a la puerta. Esa puerta que hacía solo un par de minutos estaba abierta. Notaste la presencia de la misteriosa mujer a tu espalda, paseándose como una banshee aun buscando el mejor momento para dar el golpe de gracia. La voz que vino tras la fachada de madera te liberó por unos segundos de ella, quedándose solo en un recuerdo entre muchos- ¿Qué te queda? - el tono agudo llegó con fuerza en mitad de aquel erial mudo.  

Richard había sentido el miedo en muchas ocasiones, miedos racionales y arquetípicos que podría esperar un soldado en la batalla o el inmaduro pavor de un chico al declararse a una chica, pero aquello escapaba a cualquier escala. Mientras percibía que esa densa oscuridad iba impregnando la estancia, la entrada de Mona hizo que se le helara la sangre y el vello se le encrespara. Apenas se volvió para responder, de perfil, apenas atreviéndose a mirar a la mujer que tenía en la espalda.

Creo que está todo.. dijo tratando de parecer convincente, peleando contra las emociones que lo atenazaban.

Cuando entré y lo vi, allí, siendo consciente de que había algo mas que nosotros mismos, le hablé para sacarlo de su pozo. Me respondió, pero el tono no era tan duro como el pensaba, así que le regalé una sonrisa suave y me senté a su lado con las piernas cruzadas, sin tan siquiera rozar lo que había dibujado- esta es la sala de tus flaquezas, tu cuarto. Aquí, deberás de ganar batallas, y deberás de enfrentarte no solo a tus miedos y a ti mismo, si no a quien te acompañaba, para intentar entender porque lo hace.- dice una pausa colocando la mano en su hombro, apretando ligeramente en un vano intento de transmitirle cierta seguridad- Richard....-un susurro débil- el hecho de que hagas esto, no significa que lo tengas que hacer solo. Puedes decirme lo que ves, lo que sientes, aquí, porque es el lugar correcto. 

Richard intentó mantenerse sereno y receptivo ante lo que le contaba Mona, de veras que lo intentaba, pero lo que le respondió no pretendía sonar hiriente o escéptico, sino fruto de un absoluto desconocimiento a lo que se enfrentaba.

La verdad.. es que no tengo ni puta idea de cómo hacerlo. admitió el hombre abrigando la vana esperanza de que el humor le ayudara en ese difícil trance. Tembló ligeramente cuando notó la mano de Mona sobre su hombro, rememorando la inquietante presencia que había notado segundos antes disiparse.

No entiendo ni la mitad de cosas que están pasando, ni qué cojones estoy dibujando en el suelo. suspiró, torció los labios. No me malinterpretes.. intento darle un sentido a todo esto, a negarme a aceptar la posibilidad de que estoy perdiendo la cabeza. suspiró una vez más quedándose en silencio, tardó unos segundos más en responder.

Una mujer.. peligrosa, acechando.. creo que me tanteaba. susurró esforzándose en recordar. Había un silencio absoluto, asolador.. luego has llegado. Su presencia se marchó.. tragó saliva, no se atrevía a mirar a Mona. ¿Sabes de quién te hablo?