Partida Rol por web

Entré pero no lo veía, hasta que sonó la cisterna del baño. Me hice un poco la tonta cuando lo vi salir, tenía un aspecto un poco pésimo todo sea dicho. -Tranquilo Steve he visto cosas peores- había seriedad en mis palabras pero también un ligero cariño, como el que se le tiene a ese pájaro que va día si, día no al alfeizar de la ventana. Se acercó a darme un beso que no le negué aunque por mi postura corporal pudo saber a ciencia cierta que estaba un poco a la defensiva. 

Observé como se movía hacía la cama y esperé a que tomase asiento tras asegurarme de que la puerta estaba cerrada- Mi día bien, como siempre, papeleo por un lado, papeleo por otro, la estirada de Cassie se ha echado un nuevo novio y nos lo va restregando y proclamando como si fuese el amor de su vida- me encogí de hombros mientras con cierta languidez me sentada en la butaca del acompañante, cruzando las piernas con tranquilidad.- ¿Y el tuyo?- aparte de lo evidente, claro está. 

Steve rió por lo bajo. Mientras se reacomodaba en la cama. A lo hecho, pecho, se decía.

- Ya nos ocuparemos de Cassi y su novio. Te lo prometo, lo de la fiesta del viernes lo compensaremos. Montaremos algo que de que hablar, ya veras... -Steve estaba algo tenso. Sabía que ella no le habría fallado, seguro que había encontrado algo, pero entre ellos siempre había esa sensación de "Quid pro quo". Tenía que ser sincero con ella, contarle lo que realmente había pasado y darle un contexto. Pero cabía la posibilidad de que eso les alejase como pareja. ¿Quien querría estar compartiendo cama con un trastornado?

- Pues mi dia... bueno, supongamos que no han puesto escuchas en la habitación. De todas maneras, no creo que... en fin, supongo que lo que he hecho y mis reacciones habrán afectado a mi ficha. Pero te estoy liando, tendré que empezar por el principio.

Steve intentó reordenar mentalmente sus ideas, cerrando un momento los ojos. Estaba un poco confuso, pero al menos creía poder diferenciar entre realidad, alucinaciones y sueños.

- Todo empezó el otro día, cuando me iba de tu casa. Escuché una voz en mi cabeza. Era la de Mayhem.

Dejó unos segundos para que la revelación calara en Margot, pero Margot era Margot y le escuchaba hieratica como una esfinge. Se diría que "olia" cuando alguien había terminado de hablar y cuando no. En ese aspecto, era mucho mejor psiquiatra que Simon.

- Bueno, te imaginaras que me quedé en shock. Aunque lo achaqué a mis problemas. Seguro que sabes que estoy en tratamiento psiquiatrico desde que volví de aquella misión. Y si, te hablo abiertamente de ella porque se que tienes acceso a mi expediente y se que no habras dejado de leerlo. Pero no diré más de aquella misión. Hice lo que hice y trato de superarlo, pero lo de oir voces es nuevo. Volví a casa lo antes posible, asustado, y por casualidad me encontré con mi psiquiatra en el ascensor. Le conté lo que había sucedido y me dijo que tenía un hueco justo en ese momento. Le acompañé a la consulta y comenzamos a charlar. Y mientras hablaba con el, volví a escuchar voces... y... -Steve notó que comenzaba a sudar y a respirar más acelerado-... cojones, me asusté de veras. Lo que veía cambió, nena... Todo se volvió oscuro y Simón se quedó congelado, como si fuese una marioneta. Y surgió algo de las sombras. Algo que dijo ser Mayhem y que venía a reclamarme como su heredero, o algo asi. Y luego me dí cuenta, mientras esa cosa trataba de... no se que trataba de hacerme... de que esa cosa no era Mayhem, que Mayhem estaba muerto... pero aquella cosa era algo mucho peor.

Steve paró un momento para beber un trago de agua y calmarse un poco.

- Me desperté en la consulta con Simón sobre mi, tratando de despertarme. Al parecer había empezado a alucinar, o eso creía. Porque la cosa volvió a aparecer. Vi que la sangre goteaba por Simón, y entonces me volví loco. Achaque todo aquello a Simón, no se porqué. Salté encima de el y... joder, le dí una buena paliza. No era yo mismo, estaba fuera de si. Era, supongo, el puro miedo actuando a traves de mi. No me han dicho que ocurrió. Luego, empecé a pedir ayuda, grité que había una intrusión en el nivel, y acudieron los soldados... y me neutralizaron a mi.

Margot seguía escuchando, sin darle ninguna pista de lo que había encontrado.

- Cuando desperté aqui, la doctora me contó lo que te he dicho. Que me han sacado un trombo del cerebro, pero no se si es cierto. La he preguntado acerca del incidente y de Simón, pero no me ha dado más que respuestas vagas. Ahora tu eres mi unica esperanza, Margot. ¿Estoy loco? ¿Me he quedado sin trabajo?

Aunque la cosa empezó con una promesa empezó a hablar, sin parar, escupiendo como si necesitase todo aquello. Era solo una presentación a algo peor, algo que le estaba carcomiendo por dentro, porque su estado, no es que fuese muy normal. Aun así lo escuché, pacientemente, como si fuese solo una descarga verbal de las preocupaciones. 

Mayhem, el nombre me sonaba. Había salido por algún sitio hacia ya tiempo, el mismo día donde por la noche lo tenía enredado en mis sábanas, cuando ya era una opción plausible. No me acostaba con alguien del cual no sabía nada. Era el asesino de sus padres. Steve tuvo una infancia un poco traumatica aunque se desenvolvió muy bien en su vida siempre centrado de cierta manera en su trabajo y en su manía con ir de flor en flor. También había visto sus primeros informes que no estaban clasificados. Seguramente había tenido una regresión por el trombo. 

Cuando acabó me humedecí los labios mientras lo miraba con una tranquilidad fría, casi felina- te habrían abierto un expediente de no ser porque el trombo es cierto. Eso te atenúa lo demás. El psicólogo solo tiene algunas heridas, nada realmente preocupante, no lo has matado.- Deje que la última frase sobretodo se le metiera en esa sesera que estaría tocada, al borde de hundirse por la presión- aun están mirando de donde vino el fallo. ¿Te has dado algún golpe fuerte en el complejo Richards? 

Steve sonrió cuando escuchó a Margot llamarle por su apellido. A el le tomo un segundo rescatar el apellido de soltera de Margot de su memoria. Margot Dalanbert. Se reprimió la tentación de dirigirse a ella como "señorita Dalanbert". Steve no era rencoroso.

- Me alegra que Simon no tenga nada serio. Porque... cuando le golpeaba... queria matarlo. En serio, se me metió en la cabeza que todo aquello era obra suya, que de algún modo, me estaba proyectando esas alucinaciones en la cabeza. Ahora me doy cuento de que fue una tontería, un delirio mas. O eso creo. Eso espero.

Steve suspiró y se centró en la segunda pregunta de Margot. La estudió con calma. Agradeció estar tapado con las sabanas, porque por un segundo sintió un ataque de libido, al verla alli, como una estatua, como una CEO, una mujer madura y libre, libre y liberal, poderosa y decidida. Respiró profundamente con los ojos cerrados, en parte para calmarse, en parte para pensar y recordar...

- Golpes en la cabeza... por mas que recuerdo... no vuelve a mi nada reseñable. Al menos que yo recuerde, al menos no recientemente. Quizas me lo dí y fue tan fuerte que hasta he olvidado que me lo dí.

Steve negaba con la cabeza cuando todo regresó de pronto. Si no le doliese tanto la cabeza, se hubiese dado una palmada en la frente. De hecho, inició el movimiento, pero lo terminó en la barbilla.

- Espera... ahora que lo pienso. Pero hace tres meses de esto... Me di un fuerte golpe y tuve que ser atendido, pero no fue... espera... recuerdo que el doctor me daba mala espina. No le había visto nunca y tenía... tenía unos ojos raros. Grises. Y un coagulo de sangre en el ojo. En el... -Steve movió un dedo en frente de su rostro, tratando de reforzar la imagen mental del recuerdo-. No recuerdo mucho más. Las instalaciones no parecian las usuales y... estaba oscuro.

Steve suspiro y se dejó caer sobre la cama.

- Ese tipo me hizo las pruebas y... no se. Cuanto más lo pienso más parece que sea parte de otra alucinación. He tenido un sueño muy vivido hace un momento. ¿Te dice algo esa descripción? ¿Tipo bajito, ojos grises, coagulo en el derecho?

La ceja de la mujer que tenías delante se alzó cuando soltaste el recuerdo pero su mandíbula se tensó cuando describiste al hombre, al médico. Era una tensión reprimida. Era imposible. 

No, no me dice nada.- Te mentía en algo, lo sabías, el no dejar salir el aire aun, el mantenerlo, era un claro síntoma en ella de recomponerse por algún tipo de comentario o gesto que le había molestado o afectado. Bajó la vista hasta sus manos dejando ahora si, salir el aire con tranquilidad- Creo que solo necesitas descansar un poco...se que va a venir alguien de asuntos internos, pero solo para hacerte unas preguntas, para un informe que te deje en un lugar mas o menos bueno para poder trabajar, ya te digo, que esa persona es una tal Megan. Ten cuidado con ella, se habla demasiado bien de ella...demasiado- aquello era mas que una advertencia, casi parecía una amenaza.- Es hija o sobrina de un cargo, trabaja para recursos humanos en la zona de saltadores.- Se levantó del asiento, mientras se alisaba la chaqueta con tranquilidad, dejando que sus finos dedos acariciasen de una forma algo espartana la tela- Supongo que vendrá mañana por la mañana antes de que te den el alta o después.- sus ojos se cruzaron con los tuyos, pero apenas duraron mas de un segundo en alza- llámame cuando sepas algo. Y descansa- tenía toda la intención de irse ya de allí. 

Solo el intensivo entrenamiento de Steve y sus dotes innatas para la mentira le permitieron mantener la fachada ante Margot. La impresión había sido profunda, la sorpresa, enorme. Margot sabía algo y no solo no se lo estaba diciendo, sino que le había mentido. Recogió el dato para su analisis posterior, cuando estuviese a solas. Se limitó a asentir con la cabeza, empatico. Y despues la advertencia sobre la muchacha de asuntos internos. ¿De que le avisaba Margot? ¿Confidencialidad acerca de su relacion? ¿Que no la quería de rival? Aquello si sería una novedad...

- No te preocupes Margot, sabre manejarla -le respondió con el mensaje implicito de que haría lo que le diese la gana, seguía molesto con su mentira-. De verdad, has hecho demasiado por mi. Te agradezco que te hayas tomado la molestia de venir hasta aqui. No, en serio, te lo agradezco de corazón. Ha significado mucho.

Nunca estaba de mas ponerla a la defensiva y hacerla sentir culpable. Quizas eso originase una "acción fallida" que la diese más información. La vio salir sin modificar su sonrisa y solo tras un par de minutos, calló la mascara de su rostro. Era la hora de reflexionar.

Steve bajó levemente la luz de su habitación. Le molestaba la luz brillante. En parte por el tenue dolor de cabeza, y en parte, se dijo, porque no en vano Steve era una criatura que se movía mejor entre sombras.

Se recostó en la cama y penso, mirando al techo.

"Sea quien sea ese doctor, existe.
La descripción ha causado un efecto en Margot, ella lo ha reconocido.
Margot ha sentido miedo, se ha asustado.
Margot tiene acceso a información confidencial y de personal. Esa persona puede ser un trabajador de Titan. O puede ser un enemigo de Titan que boicotea nuestro trabajo.
De cualquier manera, Margot sabe quien es, sea quien sea, lo que le dota de existencia.
No lo he imaginado. Esa parte es real.
Margot me ha ocultado lo que sabe. ¿Porqué?
Puede que intente protegerme. Pero ella no es maternal.
Puede que sea un asunto de seguridad y la mera mencion de información al respecto la ponga en peligro. A su vida o a su trabajo.
¿Puede ser un asunto personal? El miedo puede ser resultado de un trasfondo mas personal.
¿Un amante celoso que tratase de eliminarme? No parece el tipo de hombre con el que Margot acabaría en la cama. De todas maneras es una opción a considerar. Aunque de todas maneras, como forma de acabar conmigo es... digamos que no muy practica.

Ahora analicemos lo que ese doctor me hizo.
¿La cagó simplemente al analizar mi estado o provocó algo activamente?
La doctora tambien parece estar encubriendo algo. Ya son dos personas que saben algo más de lo que dicen.
¿Se trata de un intento de asesinato contra mi?
¿Por que motivo?

...

Celos. Es lo unico que se me ocurre que pueda ocasionar un ataque contra mi en Titan.
¿Pero porque motivo sería encubierto por el personal de Titan?
Por... el caché del individuo. Alguien de posición. Pero si fuese alguien de posición...
Alguien poderoso. Con poder para manipular gente.
Bah, esto no me está llevando a nada.

Conclusiones.
El Doctor existe. La cagó o me intentó eliminar con un coagulo.
Margot lo ha reconocido. La doctora sabe de su existencia.
Mi vida puede correr peligro, puede que lo vuelva a intentar.
Necesito un arma.

Eso es el punto uno.
Pasemos al punto dos del orden del día.
Celos de Margot contra Megan.

¿Se siente celosa? Tendríamos que concretar que clase de advertencia me esta dando Margot.
Margot y yo tenemos una relacion abierta. Ella lo sabe y yo lo se. Ella tiene sus escarceos sin preocupaciones y yo, bueno... me siento solo a menudo. No puede ser celos, lo habría notado antes.

¿Rivalidad? No trabajan en el mismo departamento. Asuntos Internos...
¿Su advertencia puede ir mas en el sentido de no revelar que ella es mi fuente?

Mas plausible. En ese caso no hay problema. Se guardar un secreto.
¿Su advertencia va por el camino de no usar mis dotes contra esa tal Megan?
Si no lo necesito, no lo haré claro. Pero no está de mas causar una buena impresión.
Y si eso pone celosa a Margot, bueno... puede ser util para sacar mas información de mi reina de las nieves."

Steve suspiró hondo. Bueno, si mañana iba a recibir una visita y le iban a dar el alta tenía que causar una buena impresión. Su ropa estaba en la taquilla de la habitación, eso lo había visto cuando la doctora había buscado su movil. Pero aquella ropa no podía, bajo ningun concepto, ser usada otra vez sin un correcto lavado y planchado. Por fortuna tenía el movil y los contactos adecuados. Dio un telefonazo a su lavandería favorita. Habló con la muchacha que lo atendia, una adolescente hija de los dueños. Quedó en un lavado y planchado express, recogerían su ropa en el hospital y se la devolverían a la mañana siguiente, lo antes posible. De todas maneras, no le darían el alta antes de la comida del mediodía.

Despues... había que forjar un atenuante. El no sabía, oficialmente, de la visita de Megan, por lo que un correo pidiendo disculpas a Simón causaría una buena impresión en el informe. Y de paso podía tirar la caña, buscando información. No era seguro, pero algo podía encontrar.

Abrió la aplicación de correo interno y empezó a escribir un largo correo a Simon.

"Estimado Simón.
Entenderé que este correo lo mandes directamente a la papelera, pero tengo que escribir, siento la necesidad de decirte lo mucho que lamento lo que ha sucedido, aunque por el momento no me atrevo, por verguenza, a hablar contigo en persona.
No se si te habrán comunicado que fue lo que ocasionó el episodio de psicosis que sufrí. Al parecer, al regresar de una misión hará unos meses, sufrí un fuerte golpe en la cabeza y el doctor que me examinó debio cometer algún error de bulto y dejó un trombo circulando por mi cerebro. No me han querido decir mucho acerca del repsonsable del error, pero averiguaré como se llama. No será dificil, pues tenía una cara que es dificil de olvidar. Ese tipo de errores no deberían de quedar impunes.
Cualquier cosa que esté en mi mano que pueda hacer para resarcirte del daño causado, solo tienes que pedirmelo.
Si lo que deseas es no tener más contacto conmigo, lo entenderé perfectamente. Si no recibo contestación tuya asumiré que ese es tu deseo y no entablaré más contacto. Si lo que deseas es tomar acciones legales, bueno, te garantizo que no será necesario acudir a ningún tribunal. Lo unico que alegaré en mi descargo es el informe medico, pero el resto de hechos y daños causados los asumo plenamente.
En serio espero que te encuentres bien y que no te hiciese un daño irresarcible.
Recibe un cordial saludo.
Steve Richards."

Con eso debería de servir. Servil, arrepentido... de hecho, si sentia muchos remordimientos por el trato que propinó al pobre Simón. Pero la vida seguía. Necesitaba seguir trabajando. Suponía que aquello podría ser suficiente.

Lo siguiente era conseguir un arma, algo improvisado y de aspecto inofensivo... Buscó por la habitación algo que tuviese las adecuadas caracteristicas. El astil en el que colgaban las bolsas de suero, por ejemplo. Si solo hubiese uno desocupado...

Llegó el día siguiente y con ello efectivamente te dieron el alta. No viste de nuevo a la médica del anterior día y quien te atendía era un enfermero que parecía de todo menos majo. De hecho le faltaba un ojo que tenía de cristal. Sería el horror en la zona infantil seguro, pues apenas hablaba y casi que solo gruñía. Al parecer solo tendrías que estar tomando unas pastillas esa semana, e ir a revisión al final de la misma, aparte de ir a que te revisaran las curas cada dos días. 

Cuando estabas recogiendo tus cosas, tocaron a la puerta. Quien sea, esperó hasta que le diste permiso a entrar introduciéndose en la habitación una mujer a todas luces voluptuosa, de estas que parecen un reloj de arena, enfundada en un traje gris de dos piezas y una camisa blanca, con falda por la rodilla y esa ligera apertura trasera que dejaba ver los popliteos tersos con las medias de color carne. Iba con unos tacones medios, negros, de aguja que sonaban como campanillas a cada paso que dió hasta ti con esa sonrisa enorme. - Buenos días señor Richards, mi nombre es Megan Maxwell, vengo en calidad de asuntos internos, de la parte de recursos humanos, solo para hacerle unas preguntas- ofreció su mano, con una manicura perfecta. En la siniestra llevaba un maletín de cuero negro, aparentemente con poco uso o muy bien cuidado. 

Steve se estaba abrochando los puños de la camisa, su piel estaba perfectamente afeitada y olía a aftershav loción. Sobre la cama, ya lista para un nuevo paciente, esperaba su chaqueta y los escasos efectos personales con los que había llegado. La bolsa de la tintorería había desaparecido, igual que Lidia, que se sonrojó al verle en bata de hospital y casi corrio hacia la puerta. Lidia, dieciséis años. En dos o tres años la pondría en su agenda...

El caso es que todo lo que la señorita Megan vio al entrar era una cuidadosa puesta en escena, dirigida exclusivamente a causar la mejor impresión posible.

- Hola -una corta mirada, un halago sin palabras a la forma en que se había maquillado y vestido, y a sus encantos naturales. Pero solo un segundo, nada de hacerla pensar que el tipo es un baboso. Sonrisa fina-. Caramba, se han dado prisa. Esperaba su visita, quiero decir -falso azoramiento por la falsa acción fallida. A la mujeres les encanta un hombre nervioso y a la defensiva por culpa de su atractivo-... Que esperaba la visita de asuntos internos. Pero creo que sería en mi apartamento... -falso nerviosismo ante el falsamente no intencionado doble sentido, tartamudeo a lo Cary Grant o James Stuart-... O en la oficina. Encantado señorita Maxwell.

Steve tendió su mano. Recursos internos DE RECURSOS HUMANOS. Compañera de trabajo de Margot, en cierta manera. Origen de la amenaza, casi seguro.

En un rincón de su mente quedaba el enfermero con un ojo de cristal y la ausencia de su doctora, en un bolsillo, las píldoras que no se pensaba tomar antes de que alguien las analizara...

Pero ahora era hora de hacer flotar a Megan.

Esperaba ver a un hombre con peor aspecto, tengo que admitirlo. Todo estaba ordenado dentro de unas pautas que parecían haber sido llevadas a cabo por el sujeto que tenía delante, uno del cual se hablaba mucho entre los muros de Titan. Le sonreí ante sus gestos, incluso bajé la mirada ante su propuesta del apartamento, porque había sido una indirecta muy directa. 

Un apretón suave y delicado, cálido por la piel que dejó arrastrar un olor peculiar a tus fosas nasales. Algo así como madera y naranja, mezclado con un toque de ámbar que no habías olido nunca. Embriagador, terriblemente embriagador. Celos, debían de ser celos. 

Detrás en el pasillo pudiste ver a un hombre de aspecto rudo , no muy alto, rapado, de ojos claros y nariz algo aplastada con una bata verde- por favor Isais, vigila que nadie nos moleste- Te miré con una sonrisa estática, profesional, pasé por tu lado y esperé a que cerrase la puerta mi acompañante antes de sentarme en uno de los dos sillones- no le robaré mucho tiempo, por favor siéntese- te señalé el otro. 

 Con cuidado puse la cartera encima de mis rodillas y la abrí deslizando los bloqueos a los lados. Saqué una tablet de aspecto fino con lacrados dorados en los bordes- Señor Steve Richards, estoy aquí- volví a cerrar la cartera con cuidado, dejándola a mis pies.- para hacerle unas preguntas sobre lo sucedido con el incidente que tenemos constancia, venido sin duda de una mala praxis- alcé la vista para mirarte, manteniendo esa sonrisa de marcado carácter empático, persuasivo, encantador y vibrante- que le ha hecho estar aquí. Lo lamentamos mucho...de verdad. 

¿Podría decirme lo que recuerda?

"Ojo derecho..."

El recuerdo finalmente le llegó y le confirmó su sospecha. No certeza, solo una sospecha que le puso alerta. Tomó el peine y lo dejó cerca de su mano, fingiendo que ordenaba un poco la mesa. Antes de sentarse, deslizó en el bolsillo de su chaqueta la medicación, doblando la chaqueta con cuidado. Ahora había que centrarse en la escultural mujer que Titan le había enviado... ¿intencionadamente? Todo el mundo le conocía, y Steve tenía su propia fama. No tenía porque ser una trampa, pero no estaba demás mantener esa posibilidad abierta.

Sonrió a la mujer, cada vez con menor grado de fingido nerviosismo. A las mujeres les halaga que su aspecto cause un efecto en un hombre, pero las molestan los torpes e inseguros. La inseguridad iría desapareciendo durante los próximos cinco minutos. Ella ya tenía la guardia baja. Ahora había que cebar el anzuelo.

Steve tomó asiento asintiendo en silencio a sus palabras, observando cada uno de sus movimientos y manteniendo la puerta a la vista. Era una mujer muy... gata. Si, era felina. Movimientos calculados, directos, nada brusco. Interesante. Si no estuviera tan tenso secretamente, tan alerta, se la habría empezado a imaginar con el pelo suelto y sin esas gafas.

- Si, claro... es natural, he provocado un jaleo de mil demonios. Y créame que estoy muy, muy avergonzado. Pese a que, como me dicen, todo tuvo una causa física y no psicológica, creo que mi reacción fue excesiva. No se hasta que punto hubiera debido de poder controlarme, pe...pero... En fin, lo primero que quiero decir es que espero que Simón esté bien y aguardo ansioso el momento de disculparme en persona.

Había que abandonar un poco ese tono de comunicado oficial. Steve carraspeo y se ajustó la corbata. Quería que ella siguiese sus manos, por lo que empezó a gesticular levemente, nada de nivel italiano, solo un poco de prestidigitación... Mira mis manos mientras el truco se cocina en otro sitio.

- Tuve un episodio... perdone -risa incomoda-, llevo dos días escuchando términos médicos y todo se me pega con facilidad. Tuve alucinaciones. Empezó hará... caramba, dos días. ¿O tres? Bueno, fue la mañana del domingo. Me desperté y empecé a escuchar voces. En mi cabeza. Si, se lo que parece, y por eso me asusté. Eran voces muy claras, como esas que se escuchan a veces cuando estás a punto de dormirte. Pero el susto se me pasó pronto. Había estado en una cena y en una fiesta la noche anterior y, bueno, no había dormido mucho. Camino de mi casa -sutil filtración de información mientras la miraba a los ojos, entornándolos ligeramente... no dormí en mi casa aquella noche, muchacha-... me encontré por casualidad con Simón en el ascensor. No recuerdo cual. Pero aproveche la casualidad y le comenté lo sucedido. El me estaba escuchando en las ultimas semanas porque tenía una serie de problemas... emocionales, derivados de mis actividades en uno de los últimos saltos -y tu sabes cual porque tienes mi expediente, bonita, sabes lo que hago, sabes a que se dedica Steve...de nuevo los ojos de león entre la frondosidad, acechando, por un instante...

Steve juntó las manos y las depositó en su regazo. Bajó los hombros, compungido y avergonzado no totalmente fingido. Cerró los ojos. Ahora buscaba unas gotitas de lastima en la mente de Megan, de sentimiento maternal, buscando a la niña que quiere cuidar del gatito que ha encontrado en la calle aterido de frío. Todos esos ingredientes se irían cocinando a fuego lento.

- Lo... -tartamudeó al arrancar, era el toque final del numero de la pena- lo que pasó en la consulta fue más intenso. Mis alucinaciones volvieron mientras hablaba con Simón. Se mezclaron con mis recuerdos y problemas de cuando era niño. Y de alguna manera, esas alucinaciones me convencieron de que... de que la fuente de las alucinaciones era el propio Simón. Luego no recuerdo mucho más. Que aparecí en el suelo, con Simón encima mio y pensé que me estaba atacando. Y ataqué yo. Solo espero que no demasiado.-no totalmente cierto, pero plausible. Nadie espera claridad de mente en un evento así. Y mucho más razonable.

Toque final. Ojos ligeramente humedecidos. Terriblemente arrepentido. Niño cazado haciendo una trastada, pero un niño bueno, mirando a la profe en busca de su perdón y una nueva oportunidad.

La situación debió de ser por lo menos traumática para la persona que tenía delante. Eso me decían algunos de sus movimientos mientras me hablaba y yo tomaba algunas anotaciones tras algunas palabras "avergonzado" Lo miré cuando carraspeó, y se ajustó la corbata mientras dejaba el tono algo mas relajado, aunque su cuerpo siguiese un poco tenso. Sus manos se empezaron a mover mientras el explicaba lo sucedido, quien sabe, igual era por ahí donde moría el pez. 

Cuando mencionó el tema de que no había dormido esa noche, la noche del episodio como el o los médicos lo llamaban entrecerró los ojos y yo hice lo mismo con los mios, como si le correspondiese, mientras asentía suavemente a lo que me decía "por casualidad con Simon" anoté en la tablet sin que el lo pudiese llegar a ver, a no ser que fuese muy bueno observando. 

Desde luego que ella sabía lo de los saltos, su expresión no cambió ni un ápice cuando lo mencionaste, pero si hubo algo, un movimiento sutil ladeando la barbilla cuando mencionaste que se mezclaron con tus recuerdos. Preocupación sin duda, aunque...no, no era eso. Ese gesto no sabías que significaba, te dio algo, una miga, una pequeña seguridad de que algo más había de fondo. 

Con esos ojos de cordero que sin querer había mordido a uno de sus compañeros le sonreí con cierta ternura- es usted un maravilloso manipulador señor Richards. Le voy a contar lo que vamos a hacer- la máscara a un lado. No había ternura, ni un ápice, solo una mirada aviesa donde no debería de haberla, y una frialdad casi inhumana.- me va a contar que es eso de sus recuerdos con mas tranquilidad. Creemos que ha sido por el coágulo que tenía en la cabeza, pero barajamos un posible fondo traumático por la misión donde asesinó a una mujer.- Las palabras salieron como puñales, rebanando unos cuantos recuerdos y esas palabras que no querías volver a oír- tendrá que pasar unos exámenes muy minuciosos que lo mantendrán fuera de tierra unos meses, o....- enarcó sutilmente una ceja.