Partida Rol por web

Tombstone: Dead Lands

Nirvana

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28/10/2010, 15:16
Bill

Bill saboreaba aquel momento. Habían sido necesarios años para llegar hasta aquí. ¡Demonios! Había sido necesario morir para llegar hasta aquí. Pero el pelirrojo se sorprendió descubriendo que ¡había merecido la pena! El pequeño placer de ver como Chang mordía el polvo y sufría la humillación de su infantil jugarreta. ¡Que fabuloso había sido!

Situándose ante el Chino enfundó sus revólveres. Aquel sería el duelo deseado. Un duelo como mandaba el diablo. Y por una vez en su vida - o en su muerte - Bill sentía que las tenía todas con él.

- De acuerdo.- fue lo único que le dijo a su oponente sin perder esa sonrisa de medio lado desafiante.

El joven vaquero mantenía la vista puesta en su oponente, grabando cada uno de sus movimientos. La tensión se mascaba en el ambiente. Bill sonrió de medio lado sólo para ocultar su propio nerviosismo. ¿Qué era lo peor que le podía pasar? Ya estaba muerto... claro que su oponente también.

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28/10/2010, 19:31
Danny Chang Lee
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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28/10/2010, 19:38
Danny Chang Lee

Con la rabia aún revolviéndose en sus entrañas, Chang se mantenía tenso, con la boca torcida en un rictus que bien podía competir con la tensión que a cada segundo envolvía el lugar. Su mirada, fija en Bill, brillaba con malicia, y su mano se tensaba cada vez más cerca de sus armas, como si éstas tuvieran un poder hipnótico sobre él.

¿Nerviosito, Bill? No me digas que te vas a echar para atrás ahora, eso no estaría nada bien - le dijo el medio chino a su contrincante, frunciendo su boca en un intento de sonrisa, que más parecía una mueca. - Vamos, vamos, ¿qué demonios esperas? ¡Apunta tus armas hacia mí! ¡Qué empiece el duelo!

En la voz de Chang había cierta locura, acentuada con el brillo que sus ojos emitían, así como el de una persona que sucumbe ante una fiebre interna. Si el destino, o ese extraño lugar, había querido poner a aquellos dos contrincantes en aquella situación, entonces ¿por qué esperar? Que se le diera rienda suelta a lo esperado, él ya quería actuar.

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29/10/2010, 18:04
Director

Danny Chang no se comportaba de forma normal, y el viejo traidor de Bill le conocía bien como para saberlo. Ese tono de locura, y esa forma de perder los nervios, en apariencia, no eran propias de él. El pelirrojo no podía dejar de preguntarse qué habría vivido Chang en su vida y en su muerte para llegar hasta ese punto, aunque el momento no era apropiado para divagar. Debía tener la mente fria.

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01/11/2010, 18:05
Danny Chang Lee
Sólo para el director
- Tiradas (4)

Notas de juego

Burlarse.
Burlarse.
DESENFUNDAR

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02/11/2010, 09:16
Bill
Sólo para el director
- Tiradas (7)

Notas de juego

Ups: me equivoqué. La primera tirada es la de Perspicacia (que es la de los d8).

Apuntar.
DESENFUNDAR

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21/11/2010, 20:12
Bill

Una gota de sudor se deslizaba por la frente de Bill. Miraba al chino sin perder detalle de sus movimientos y escuchaba sus palabras. Aunque no lo reconocería jamás tenía miedo. Estaba muerto y sabía que no tenía sentido temer a una bala estando muerto. Pero no era la bala, ni la muerte, ni el dolor... Era la humillación. Eso es lo que siempre, cuando estaba vivo, le había hecho perder todas las grandes oportunidades. Su obsesión, su fijación por no ser humillado. Cuando murió y llegó a este extraño lugar Bill pensó que todo había acabado: no más humillaciones, no más frustración. Cuando encontró al chino por un momento pensó en dejarlo ir... por pura cobardía. Pero aquí tenía su oportunidad de redención. ¡Este duelo era para él más importante que la eternidad!

Y de pronto su mano quedó inerte a un lado del revolver. Su sonrisa se diluyó.

- No dispararé.- dijo mirando al oponente que tantas veces le había privado de la gloria. De pronto todo fue meridiano para él - Siempre fuiste mejor que yo Chino. No tiene sentido seguir dándole vueltas... Te diré donde puedes encontrar lo que buscas.

El pelirrojo quedó a merced del Chino. Pero en ese mismo momento sintió como si una enorme losa se levantase de encima de su alma. Lo había entendido todo mal: su vida, su forma de actuar, las bravuconerías... Se había preocupado tanto por intentar ser el mejor que se olvidó de ser alguien. En ese momento pensó en todos aquellos a los que había traicionado, matado, vendido... y comprendió que si en esta nueva vida seguía haciendo lo mismo jamás dejaría de temer a su sombra.

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21/11/2010, 21:33
Danny Chang Lee

Danny miró a Bill como si estuviera loco. ¡Buen momento para redimirse!, pensó el medio chino, que a claras se notaba que no sabía que hacer. La rabia que le poseía pedía ser vengada, le susurraba al oído como un pequeño y vil demonio: ¡mátalo! ¡mátalo! ¡mátalo!, pero Chang tenía principios, y entre esos estaba bajar sus armas ante un hombre indefenso. Aun así, el chino no alejaba sus manos de su armamento, temiéndose una treta del pelirrojo. Le importaría un comino sus principios si su contrincante volvía a intentar pasarse de listo. A Danny no le iba a temblar la mano si se presentaba el caso.

Con una voz que temblaba ligeramente por la rabia, Danny le espetó al pelirrojo:

Habla. Dí lo que sabes. Y después espero que si te tienes un poco de respeto te largues de aquí antes de que se me acabe la paciencia.

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22/11/2010, 17:26
Bill

Bill sonrió. Por primera vez en su vida sintió que tenía el control de la situación. No tenía miedo de Chang. Ni siquiera necesidad de contestar a su bravata. Cogió la espada del Chino y la lanzó a sus pies.

- Esto creo que es tuyo.

Secó el sudor de su frente y se puso correctamente el sombrero mientras se acercaba a Chang, indiferente de si éste le apuntaba o no con sus armas.

- Hudu se oculta en Nueva Orleans, en los muelles. Las alimañas nunca cambian sus hábitos. Una cosa Danny: ¿por qué Hudu se ha tomado tantas molestias para matarte? Sé que tiene algo que ver con tu familia pero... ¿qué es exactamente?

El joven pistolero se sentó en una roca cercana mirando a Danny con curiosidad. Un extraño cambio se había obrado en él como si de pronto fuera otra persona totalmente distinta.

 

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22/11/2010, 20:26
Danny Chang Lee

Asombrado por la situación, Danny se quitó el sombrero y se rascó la cabeza como si de esa manera pudiera ayudar a su cerebro a dilucidar la situación. Sólo segundos antes estaban uno frente al otro dispuestos a dispararle a su contrario una bala entre pecho y espalda, y ahora iban a hablar como si fuesen amigos de toda la vida. ¿Que por qué Hudu le perseguía así? A Danny también le gustaría saberlo. Su querido padrastro le debía tantas respuestas, y el chino estaba seguro que se las iba a sacar una por una con una de sus pistolas apuntando a la cabeza del bueno de Hudu.

Acercándose hasta donde había caído su espada para tomarla, Chang le respondió a Bill:

Esa es una pregunta que no puedo contestarte, Bill, porque simplemente desconozco la respuesta. Por eso busco a Hudu, para que me explique, y ahora que me has dicho dónde está, mi espada y yo le haremos una cortés visita para que suelte prenda.

Sí, una muy muy cortés visita, claro estaba; tan cortés que Chang ya se imaginaba a Hudu muerto a sus pies.

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22/11/2010, 21:32
Bill

- Si quieres te acompaño.

Bill sonrió ante la mirada sorprendida de su ex-jefe. La sonrisa se amplió al ver como su ceño se fruncía en una mueca de desconfianza.

- No te lo puedo explicar... Creo que sé por qué estoy aquí. ¿Cómo te imaginabas la vida al otro lado? Yo no solía pensar en ello... pero ahora no me queda más remedio. Joder, Chang... ¿a cuántas personas hemos matado, estafado, robado? ¿Te has parado a pensar que para toda la mierda que hemos dejado a nuestro paso esto no es suficiente castigo? Creo que algo nos está dando una segunda oportunidad para ponerlo todo en orden. Esto no debe ser el final del camino... y esta vez no la voy a joder.

Se levantó de la piedra:

- Tú decides.

Bill se agachó a recoger algo en el suelo. Era un dólar de plata. Miró confundido alrededor, como si aquel objeto inesperado fuera una piedra de otro planeta. Lo recogió del suelo y lo hizo dar vueltas en el aire antes de recogerlo y guardarlo en su bolsillo. Sí. Su suerte estaba cambiando.

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23/11/2010, 03:54
Danny Chang Lee

Danny elevó los hombros ante las preguntas de Bill, y asegurándose de que su espada estuviera bien guardada empezó a hablar:

Primero arreglo mis cuentas con el bueno de mi padrastro y luego veré si me redimo como tú. Es fácil ahora darnos golpes de pecho cuando estamos tres metros bajo tierra, mi buen Bill, pero ¿si te dieran la oportunidad de volver atrás y comenzar desde cero no hubieras hecho exactamente lo mismo que antes? Somos matones, Bill, vivimos de esto, es la única vida que sabemos. Tú tendrás tus razones para haber llegado hasta aquí y yo tengo las mías. No seamos ilusos. Tratemos de arreglar nuestros asuntos pendientes y ya. Ahora, si dispones, ¿nos podemos mover? ¡Los santos por delante! Y por santo me refiero a ti, aunque todo el mundo sabe lo bueno que soy.

Chang puso las manos hacia adelante invitando al pelirrojo a moverse primero que él. Auque la situación aún estaba tensa, al medio chino le volvió a aparecer su permanente sonrisa en su rostro. La perspectiva de encontrarse con su padrastro lo ponía de muy buen humor.

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23/11/2010, 10:04
Bill

Bill se encogió de hombros y caminó delante de Chang. En su mano le daba vueltas al dólar de plata. Había un largo camino por delante...

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24/11/2010, 00:27
Director

El camino, de hecho, era muy largo. Aun sin saber con certeza dónde estaban - ni si el lugar en el que se encontraban existía realmente - el árido desierto presente se parecía poco a las húmedas llanuras de Luisiana.

Los dos hombres recorrieron el vacío gris caminando a paso tranquilo. Entre los dos pistoleros había cierta tensión, pero parecía razonable teniendo en cuenta que ambos, directa o indirectamente, habían causado la muerte del otro. Ahora el destino parecía haber dado un extraño giro, y ambos recorrían el mismo camino. Habían caminado y luchado juntos, hombro con hombro, tantas veces en el pasado que parecía lo natural. En cierto modo, su reciente enfrentamiento era lo que parecía irreal, mientras que este mundo extraño y fluctuante era más acorde a lo que habían conocido durante mucho, mucho tiempo.

Danny desconfiaba, pero su frialdad chocaba contra un muro de resolución y aceptación casi filosófica en Bill. Parecía cierto que el pelirrojo había cambiado, y el chino casi le envidiaba esa seguridad. El camino parecía estar muy claro bajo los pies de su antiguo compañero; tan claro, a tantos niveles, que durante mucho momento fue Bill el que guió hacia el destino. Siempre se le había dado bien seguir rastros y orientarse, incluso en el más difícil de los entornos.

El tiempo resultaba imposible de medir en este lugar, así que, después de lo que pudo ser un instante o mil vidas, el paisaje cambió y, casi de repente, se encontraron en su destino.

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24/11/2010, 00:52
Viejo Diógenes

Pero... ¿cuál era su destino?

Una pequeña choza destartalada en mitad de una ciudad sepultada por agua. El interior de la cabaña estaba hecho una pocilga, repleto de cacharros y basura aunque, por encima de todos los despojos, llamaban la atención una infinidad de casquillos de bala tirados por el suelo y cubriendo todo lo que pudiera haber pretendido ser un mueble.

Y en el centro de la choza, estaba él.

El Viejo Diógenes era más un loco que un sabio, más un mendigo que un ermitaño. Poseía poco del romanticismo de un anacoreta y la mayoría de sus defectos, pero aun así había algo en él que le hacía ser alguien. Cuando ricos o pobres necesitaban consejo y no tenían reparos en ensuciarse los zapatos, solía ser a él a quien acudían. Nadie le llamaría adivino, y ni siquiera sabía muchas cosas, pero tenía cierta intuición que se podía confundir con sabiduría. Danny supo esto al mirarle, y también Bill.

Bienvenidos a Nueva Nueva Orleans. Si conocísteis la vieja, sabréis lo mucho que ha cambiado. Todo el mundo habla del terremoto que arrasó California. Todo el mundo. Eso es solo porque gracias a eso sacan todo ese oro, plata y Piedra Fantasma. Nadie habla de lo que pasó aquí - nadie - porque aquí solo hemos ganado lodo.

Os lo contaré. Sentáos.

Ninguno de los dos invitados en aquella ruinosa casa podía recordar si habían hecho ya alguna pregunta al viejo, o cómo habían acabado hablando de la ciudad en la que estaban. A decir verdad, tampoco pudieron ver sillas por ninguna parte.

No son solo monstruos; todo el cielo cae sobre nuestras cabezas. La ira del hombre rojo no descansa. No descansa. Dicen que fue la tormenta. Que se rompió el dique... que el Missisipi siempre había sido caprichoso. ¡Mentira! El hombre rojo revolvió el clima contra nosotros, nos inundó, nos ahogó, nos aplastó. Nueva Orleans siempre había estado orgullosa del rio, pero lo volvió contra nosotros y ahora somos un pantano habitado. Una Venecia fangosa. Ellos dicen que sobrevivimos, que hay que seguir adelante. ¡Adelante! Quieren olvidar que la maldición de los indios nos hizo esto. Yo sé que la ciudad no sobrevivió, porque no es la que era. Algunos todavía la llaman Nueva Orleans, pero no es la Vieja Orleans. ¡Es Nueva Nueva Orleans!

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24/11/2010, 05:00
Danny Chang Lee

Al ver la extraña choza donde Bill y él habían ido a parar después de tan largo viaje, Danny, que ya se había trazado en su mente lo que haría cuando se encontrara con su padrastro, sufrió una fuerte decepción. No tenía que fundirse las neuronas ni pretender ser adivino para saber que Hudu no se encontraba allí, y cuando le echaron una vista a la cabaña sus sospechas terminaron por confirmarse.

Sacándose el sombrero para hacer una reverencia a modo de saludo frente al Viejo Diógenes, Chang le echó un vistazo a la choza, evitando a toda costa mostrar su inconformidad con el caos por el que se paseaban sus ojos. Con el cuidado que se debe tener en casa ajena, y más cuanto ésta estaba echa un desastre, Danny dio unos pasos hacia al frente, no sin antes mirar a Bill con cierta mirada inconforme, como reclamándole así que ese no era Hudu.

Mi buen señor - dijo el chino, con su característica voz bonachona - muchas gracias por permitirnos entrar. Ya creo que tiene usted razón. Desde el temblor en California, ¡qué nos ha quedado para los demás! 

Mientras hablaba, Danny barrió el lugar con la mirada para encontrar un lugar lo más limpio posible para hacerle honor a la orden del dueño de la casa, esperando que Bill hiciera otro tanto.

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24/11/2010, 09:52
Bill

Bill escuchaba al viejo intranquilo. Que hubiera comprendido su lugar en el universo no incluía el ser más paciente. ¿Qué le importaba a él el Hombre Rojo o las maldiciones de los indios? ¿Dónde demonios quedaba Venecia? ¿Era un poblado de la costa este? De cualquier forma el viejo parecía saber de qué iban las cosas en el pueblo y quizás supiera dónde se escondía la rata de Hudu. En los muelles... pero si toda Nueva Orleans eran unos muelles en medio de un pantano la cosa no sería tan fácil.

De cualquier forma él era allí un mero acompañante, una comparsa. Esperaba que Chang hiciera las preguntas correctas.

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26/11/2010, 23:33
Viejo Diógenes

Danny solo tuvo cierto grado de éxito en su búsqueda de un lugar para sentarse, pero al final encontró una superficie plana relativamente despejada. Bill le imitó, deseando acabar pronto con aquél absurdo encuentro.

El viejo no parecía hacer mucho caso a esos detalles, en todo caso, y su interés en los visitantes parecía reducirse a que fueran objetivo de su monólogo.

Ya os digo que el hombre rojo, si puede, nos aplastará. Pero no seré yo quien les culpe, porque no hemos sido unos vecinos agradables. Ocurre como con esos esclavos que huyen al Norte para ser libres. Cuando están en territorio yanqui, lo primero que hacen es pedir un arma y suplicar el permiso para matar sudistas. Hasta esos negros tienen orgullo... ¡y deseos de venganza!

Levantó su dedo categóricamente.

En esta ciudad los negros tienen el vudú, y ya lo creo que aterrorizan a los blancos con él. Los aterrorizan a base de bien. Dicen que en el Norte y el Oeste, en las ciudades de tahúres, hay blancos que tienen poderes increibles. Sacan una carta de su baraja y eso es lo último que ves. ¡Ojalá tuviéramos de esos, para devolver unos cuantos golpes! En Nueva Nueva Orleans solo hay chamanes tuertos que importunan al hombre blanco.

Por fin, fuera por destino o por mera casualidad, la charla del viejo parecía estar acercándose a terrenos interesantes. La última descripción del ermitaño recordaba sin dudas a su viejo y querido padrastro. Ahora Danny Chang solo tenía que evitar que el parloteo no divagara hacia otros temas. Hacer preguntas adecuadas y, con suerte, obtener respuestas.

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28/11/2010, 03:12
Danny Chang Lee

Danny escuchó al Viejo Diógenes haciendo grandes esfuerzos para que su paciencia no se vaciará por completo. El medio chino sólo quería encontrar a su padrastro, y para él cada momento que pasaban escuchándolo era un segundo que se perdía en su incesante carrera. Pero Chang, que no quería pasar por descortés ante un hombre que podría decirle en qué parte de aquel maldito paisaje podría encontrarse Hudu, prefirió callar y escuchar; hasta que su mente se desconectó por poco tiempo ante las últimas palabras del dueño de la cabaña.

¿Chamanes? ¿Había oído eso? ¡Maldito Hudu, ya vería! Cuando le pusiera la mano encima...

¿Ha dicho usted chamanes? Da la casualidad que estoy buscando a uno. Es un viejo amigo, que es muy probable que se encuentre aquí, en Nueva Nueva Orleans. Pudiera ser que usted lo haya visto y sabe dónde encontrarlo.

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28/11/2010, 13:36
Viejo Diógenes

Dodge City, Sacramento, Tombstone... me encantaría estar en cualquiera de esos lugares. Ciudades duras, pero al menos el blanco manda.

Siguió el viejo su retahíla ignorando la pregunta de Danny, hasta que pareció tomar conciencia de que no estaba solo. Miro al chino una vez, y al pelirrojo otra vez, antes de recordar que le habían hecho una pregunta.

¿Es amigo tuyo? Entonces lo mejor que puedes hacer es llevártelo. Es un mal bicho ese haitiano tuerto. Mal bicho. Vivía en los muelles, pero ya nadie sabe calcular hasta dónde llegaba el Mississippi antes del desastre. La última vez que vi a ese viejo brujo se había atrincherado en la necrópolis. El cementerio St. Louis.

Ni siquiera a los muertos se les respeta, y créete que los yanquis cuando estuvieron aquí nos impusieron su religión protestante. "Nueva Nueva Orleans es católica, mis buenos señores" les dije yo "y lo seguirá siendo"...

El viejo continuó su cháchara que parecía poco más que anécdotas decoradas con ficciones. Sin duda su monólogo ya había perdido de vista a Hudu Brown, y Danny le había sacado todo lo que se le podía sacar.