Partida Rol por web

Transilvania Salvaje: Oscuridad en el seno de las sombras

3- Weronika: en busca de libertad

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30/07/2013, 16:26
Director

El castillo, la fortaleza, el bastión... tu hogar.

Ya no es lo que era, lo que fue. El enorme edificio, antes cálida vivienda y refugio para ti y tu familia, siempre resonaba con los ecos de la gente, de los sirvientes, de los guardias. Siempre había calor, procedente de chimeneas y braseros. De cuando en cuando, el frescor se colaba por alguna ventana, atrayendo el aroma de los campos, de las flores, de los cultivos. Tus sentidos de niña lobo te permitían sentirlo todo, los aromas y los sonidos de las risas.

Todo eso terminó.

Despiertas como cada día, al amanecer. Te sobresalta, como cada día, descubrirte en tu forma de raza. Te apresuras a cambiar y convertirte en la indefensa muchacha que has aprendido a dejar que todos crean que eres. Todo ello bien inculcado y reforzado por tus padres. Unos padres que ya no están. ¿Habrán muerto? No estás segura, pero la perspectiva hace que empieces a temblar, así que prefieres no pensar mucho en ello. En lugar de ello, has estado simplemente tratando de sobrevivir. Tienes más o menos claro por qué zonas de la casa -que tú conoces bastante mejor que ellos- se mueven tus captores. Y también sus horarios. Has descubierto que hay muchos menos haciendo guardia durante el día, seguramente porque son criaturas de la noche y temen la luz del día. Y eso que en esta región es difícil que más de unos pocos días al año se vea directamente el sol, pues suele estar nublado y encapotado, y las tormentas son frecuentes. También sabes que no suelen bajar a las mazmorras. Por eso duermes las noches aquí, en el interior de una celda, sobre paja seca, y aprovechas el día para tratar de descubrir el modo de escapar.

No es tarea sencilla. La fortaleza está situada en lo alto de una loma desnuda, con varios puestos de vigilancia a lo largo de ella. No hay donde esconderse en varios kilómetros. Incluso en tu forma de bestia, no llegarías muy lejos, una vez fueras descubierta. Y sabes que cuentan con caballos veloces, e incluso crees que alguna de esas monstruosidades es capaz de volar. Podrías aprovechar la oscuridad de la noche para escapar sigilosamente, pero de noche es precisamente cuando más vigilancia hay, y sabes que algunos de ellos ven en la oscuridad. También te has planteado viajar "por el otro lado", por el espectral mundo de los espíritus que te mostrara tu madre. Pero la perspectiva te aterra.

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30/07/2013, 16:27
Oana Papp

Tss, tsss...

Un sonido se abre paso en la oscuridad de la mazmorra. Instintivamente te abalanzas hacia una pared, buscando la oscuridad. Dejas pasar unos instantes, tensos y jadeantes, antes de asomar tu cara. Incluso cierras tu ojo maldito, para evitar el brillo delator de tu marca de maldición.

¿Nika? -Alguien susurra en la oscuridad, desde la celda de en frente. Una voz familiar, llamándote por el diminutivo que solo unos pocos emplean con confianza- ¿Eres tú? ¿Estás... bien?

Entre los gruesos barrotes de la celda se asoma el rostro descompuesto de una muchacha, más o menos de tu edad. La conoces bien, es Oana, una sirvienta que trabajaba en las cocinas. Pasaba algo de tiempo contigo, pues tus padres le permitían abandonar sus labores en las cocinas para ejercer de dama de compañía tuya de cuando en cuando, al menos a partir de que aprendieras a controlar tus cambios. Es, se podría decir, quizás, lo más parecido a una amiga que tenías.

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30/07/2013, 16:29
Weronika

Una sonrisa desesperada se dibuja en mi cara, no estoy completamente sola en este castillo... Me apuro y me animo, puesto que escuchar a Oana me ha terminado de despertar por completo.

-Oana! que alegría oirte!! Creía que estabais todos muertos.... Yo... sí, yo estoy bien de momento. ¿Sabes algo de los demás?, ¿dónde te tienen cautiva?, lo siento por tantas preguntas, pero pensé que estaba sola...

A tientas busco mi parche, sin dejar de hablarle a Oana y me lo coloco con perfecta gracia y premura (ya fueron muchos días de práctica). Salgo y me reúno con ella en el exterior de la celda.

- Oana, necesito que me digas lo que sepas sobre lo que ha pasado aquí si es que has podido enterarte de algo, porque nos vamos a marchar de aquí en cuanto me entere qué ha pasado con mis padres. - Pensando para mis adentros. - Si os han retenido, os liberaré y os demostraré que podeis estar orgullosos de vuestra hija, que la habeis enseñado bien, si.... si os han hecho algo, haré que lo paguen.

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30/07/2013, 16:31
Oana Papp

¿Marcharnos? -Puedes sentir el desconcierto desesperado en su voz, y cuando te acercas, y logras ver su rostro a través de los barrotes con la escasa luz que asoma por una grieta en la pared, casi te sientes desfallecer. Desnutrida, pálida, sucia, amoratada y con una fea herida en su hombro, hay pocas cosas que te recuerden a la Oana que jugaba contigo en la pobre muchacha que tienes ante ti. Sus ropas están ajadas, desgastadas y desprenden mal olor, toda la celda lo hace. ¿La habrán permitido salir alguna vez desde que todo sucedió? No parece que vuestros captores guarden las más mínimas normas de respeto a los prisioneros...

No... no lo recuerdo muy bien, todo pasó muy rápido -Comienza a relatar Oana, confusa y débil- Recuerdo los cuernos de advertencia, desde la ladera este. Me despertaron en mitad de la noche. Todo el mundo corría, y no sabía qué hacer. Recuerdo al señor, tu padre, con su armadura negra, iba... iba hacia las almenas, con unos cuantos soldados. Parecía tan seguro de sí mismo... -Sientes cómo el silencio que sobreviene a esa afirmación guarda los verdaderos sentimientos de Oana, su falta de esperanza hacia el destino de tu padre. Y eso te hace desfallecer- No volví a verle, lo siento. Yo corrí hacia la capilla, todos decían que era el lugar más seguro, que la señora estaba allí, reuniendo a los sirvientes. Pero no llegué, cuando estaba cruzando el patio, aparecieron por todas partes, como en una pesadilla. Aún creo que fue eso, una simple pesadilla, que despertaré en mi cama y todo esto no habrá pasado jamás. -Oana se deja caer un poco, falta de fuerzas, pero pones una mano en su brazo, a través de los barrotes, alentándola a seguir. Sientes el frío en su piel, y un cierto temblor en su pulso. Sospechas que está enferma, que ha caído bajo el influjo de las fiebres- No eran soldados, Nika, no eran guerreros. No eran... humanos. Eran monstruos, demonios, algunos seguían luchando y matando con sus cuerpos llenos de flechas, con lanzas atravesando sus pechos. Y sus rostros, ¡¡oh, Dios!! Sus rostros deformes y malvados... -Oana no puede evitar comenzar a sollozar, y no te atreves a exigirle rememorar más lo que sucedió, pero entre lágrimas concluye su relato, haciendo un alarde de voluntad- Mataron a la mayoría, pero a algunos nos trajeron a las mazmorras. No nos dan comida, y tenemos que racionar la escasa agua que ya había, o la que se filtra de la lluvia. Y algunas noches... vienen y se llevan a alguien. Y no volvemos a saber de él...

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30/07/2013, 16:33
Weronika

Me preocupo realmente por sus palabras, me preocupo por mi Padre, con su porte, su señorío. Me preocupo por mi madre, siempre tan pendiente y tan maternal a su manera, sus enseñanzas se mantienen en mi corazón y se mantendrán hasta el día en que me muera.

-Oana, sé que ahora mismo no tenemos mayores esperanzas que pudrirnos aquí, pero tenemos que luchar contra ese sentimiento de abandono. Sé que has oído historias, historias sobre lo que has visto, sobre esos monstruos. Esos "monstruos" que tú les dices son reales Oana, pero no hay más monstruo que aquel que sólo ve atrocidades en sus actos. Que sepas que voy a tratar de interceder por vosotros, buscaré ayuda ya que más allá de estas llanuras tiene que haber quién nos ayude.- Mientras digo estas palabras, unas lágrimas se caen por mis mejillas debido a lo que me duele el ver la situación en la que están. Esa rabia que surge de mi interior me obliga a cortar esa situación de raíz y de ayudarlos, son mis únicos vínculos con mis padres si es que realmente han caído, pero no quiero pensar en esa posibilidad.

Trato de poner una cara optimista, aunque por dentro soy un mar de inquietudes como si realmente ni yo misma me creyese lo que estoy diciendo y lo que trato de prometerle a Oana.

-Primeramente trataré de conseguiros algo de sustento, agua fresca y algo de pan duro si me cuelo en la cocina, quiero que me tengas controlados a los supervivientes Oana, espero esta noche sacar algo en claro de cómo podemos hacer. Sé fuerte, demuestra que eras una gran sirvienta de mi Familia Oana.

-Tengo que cumplir mis promesas. - Pienso para mí. - Lo primero iré hasta la cocina a conseguirme algo de sustento y trataré de traerles algo a ellos cuando haya el cambio de guardia en la cocina... sí, supongo que será la forma más sencilla. Luego si fuese capaz de acceder a las cuadras... saber el estado de los caballos, saber cómo está el tema en las cuadras podría ayudar a planear la escapada, no sé montar un caballo pero posiblemente sea de las mejores opciones para salir de aquí aprovechando que al parecer son caballos muy bien entrenados.

Así que no dudo un sólo momento en mis intenciones y acto seguido me dirijo a la cocina con resuelta decisión.

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30/07/2013, 16:35
Director

Te alejas de la celda donde Oana queda, desconsolada y famélica, pero lo haces llena de determinación. Está amaneciendo, y los primeros rayos de sol, filtrados por la espesa capa de nubes que casi siempre cubre estas tierras, dan al lugar que una vez fue tu hogar un aspecto sombrío y espectral. Principalmente por el aspecto demacrado que presenta el lugar, con los muros desgarrados por la batalla, parte de la techumbre quemada, cordelajes sueltos y las plantas que antes cuidara vuestro jardinero creciendo salvajes y sin control. Asciendes las escaleras que te alejan de los oscuros sótanos, las mazmorras, y surges a una antesala decorada con las vidrieras de unos ventanales. Vidrieras decoradas con motivos naturales, con lobos, guerreros y tormentas. Desde pequeña te fascinó, y tus padres te enseñaron a no temer lo que allí se representaba, pues los únicos que debían temer esos motivos eran vuestros enemigos.

Sin embargo, ahora eres tú quien tiene miedo. No de la vidriera, sino de los enemigos, los captores, las bestias demoníacas que poseen ahora el hogar de tus padres. Das unos pasos titubeantes, antes de percibir el sonido de las voces. Estridentes, discordantes, las risas de hombres ebrios. Quizás de alcohol, si han encontrado las bodegas de tu padre; quizás de simple vicio, malicia, del disfrute que los seres del mal sienten al destruir todo a su paso.

Te apresuras a esconderte, a ocultar tu pequeño cuerpo detrás de unos arbustos. No deseas ni observarlos, simplemente esperas a que pasen de largo, compartiendo chistes de mal gusto, hablando de hombres a los que han matado, de mujeres a las que han hecho cosas aún más horribles. Sientes un nudo en el estómago, una arcada creciente con cada broma que tienes que escuchar. Se burlan del injusto castigo a aquellos que eran tu familia, tu gente, del infierno que se han visto obligados a padecer.Tapas tu boca con ambas manos, obligándote a no gritar, a guardar silencio. Piensas en Oana, en quienes dependen de ti.

Y finalmente, el grupo pasa de largo. Probablemente eran invasores que no estaban de guardia, libres de campar a sus anchas. Son aquellos de quien más tienes que temer, ya que los guardias estarán demasiado ocupados vigilando el exterior, que nadie se atreva a tomar de nuevo el castillo. Pero estos hom... estas bestias, pueden moverse por cualquier lugar, holgazaneando y buscando algo con lo que entretenerse -piensas en Oana de nuevo, sufriendo un escalofrío-. Incluso por las cocinas que buscas.

Ts, tsss...

El escalofrío te recorre de nuevo, pero esta vez más fuerte, más sofocante. Te arde el rostro, cuando oyes el sonido a tu espalda. Te han descubierto, está claro. Te giras y...

Hoooooooola...

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30/07/2013, 16:36
Weronika

Asciendo la escalinata y me paro frente a las significantes vidrieras, donde puedo recordar las palabras de mi padre alentándome con lo que dicen y a mi madre contándome el significado de todo lo que representa.

Pero no me da tiempo a pararme mucho en mis pensamientos ya que me pongo en guardia al escuchar las voces desconocidas de esos hombres, dejo llevarme por mi instinto de la preservación y la loba que llevo dentro me dice que es momento de guarecerse detrás de imps arbustos. Sin dudarlo un segundo sigo sus consejos, cuando llevas viviendo en el bosque tanto tiempo aprendes a hacerle caso a tus instintos y a que tus agudizados sentidos te indiquen el camino.

-Cálmate, no te van a descubrir, y si lo hacen va a ser peor para ellos. Saben que no pueden tocarte, aunque míralos, estoy segura de que si me descubren viendo lo borrachos que van no se van a acordar de lo que les han mandado... Bueno, en ese caso serán ellos o yo, me conviene pasar inadvertida pero por su bien que no despierten al lobo...

Cierro los ojos, me concentro en permanecer en silencio y agazapada.... -Y pasa el peligro, se han ido de largo, es el momento para que me vuelva a poner en.... ¿¿Qué narices ha sido eso??

Me empieza a dar un escalofrío por la espalda, creo que me han descubierto, me muero de ganas de pasar a mi verdadera forma y darles a esos malnacidos la lección que se merecen, pero tengo que ser taciturna al menos de momento, como las cosas se pongan feas no pienso dejarles con la cabeza sobre los hombros.

Me doy la vuelta y veo al horrendo ser saludándome, yo con cara de asco y temor le digo:

- H-h-h-h-hola, ¿¿qué quieres de mí??

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30/07/2013, 16:39
Harj

El demonio te mira con ansia deleznable. Sus ojos vidriosos, enormes, saltones, con iris alargados y finos semejantes a los de los reptiles que has contemplado en los campos, te recorren. Notas la maldad en ellos, sienten su deseo y apetito. Su nariz, apenas un par de aperturas en su rostro entre los ojos, se agita buscando olores que desconoces. Su pequeña boca, de la que afloran desordenados dientes carcomidos y negros, sonría con malicia. No puedes evitar contemplar también su pelo largo y desordenado, grasiento, ocultando unas orejas puntiagudas. El demonio es algo más bajo que tu forma homínida, aunque camina encorvado. Quizás si se estirase, si enderezase la espalda, te superaría en altura. No es su tamaño lo que te preocupa, sino la larga lanza que porta entre sus manos, de madera oscura, con una ancha punta de metal oxidado.

¿Que quiero de... ti? -El desgarbado ser camina descalzo alrededor tuyo, observando las curvas de tu cuerpo- ¿No "como te llamas"? ¿No "permíteme que me presente"? Creía que las damas que viven en altos castillos tenían más educación...

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30/07/2013, 16:40
Weronika

Me repugna de forma absoluta, no me creo ninguna princesa pero por su rostro es evidente que no puede ser hijo de Gaia. Mientras me habla trato de urdir un plan que me saque de este embrollo....

- Mierda.... este engendro me va a traer problemas... espero que los suyos hayan seguido su camino... - Empiezo a girar sobre donde me escondí, haciendo que se ponga él a espaldas del seto donde yo me escondía, a medida que voy haciendo esto le doy conversación para que no se fije en mi maniobra táctica y empiezo a ver a los al rededores para ver si localizo a los que iban con él. Me siento muy en guardia, estoy a la que salta y tengo unas ganas horribles de desatar el lobo en cualquier momento. - Te sorprendería saber cómo son las princesas de los castillos... eh... ¿tienes algún nombre?. ¿Has venido tú solo a hablar conmigo?.

- Al primer movimiento brusco o si trata de tocarme no me lo pienso, paso a mi forma Crinos y le pienso trocear la garganta de un zarpazo, pero tengo que ser sutil, no pienso dejar que este engendro se me escape, y pese a que me puede dar información... no tiene pinta de ser más que carne de cañón que se puede desechar con facilidad, seguro que de este no saco nada. Está bien contra el seto, que casi no le queden posibilidades de escape. Tengo que tener cuidado con su lanza, pero piensa que no soy más que una princesa desvalida, no se espera que pueda descerrajar la garganta y se confiará, seguro que lo hace...

Hago verle como que... tengo miedo de la situación, aunque en el fondo quera controlar la situación para mí, pero cuanto más se confíe mejor.

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30/07/2013, 16:42
Harj

¿Solo? -El engendro parece encontrar muy divertida esa palabra, ya que abre sus brazos y se separa de ti un par de pasos mientras ríe- Jajajaja, ninguno estamos solos en este lugar ¡¡Es nuestra casa!! La hemos ganado en batalla, hemos matado a los que se nos oponían, hemos decapitado a los que se rindieron, hemos violado a sus mujeres y sacrificado a sus hijos ¿Cómo podría estar solo en este lugar?

Sientes una arcada de asco y terror al escucharle, el modo en que se jacta de la atrocidad, el modo en que describe la pérdida y el sufrimiento de aquellos que considerabas tu familia, parte de tu hogar... Pero también te sorprende la nueva acción del monstruo, dando un salto hacia la pared y quedando pegado a ella. Sus dos pies, deformes y descalzos, y una de sus manos, se apoyan en el muro de piedra, y como si de una araña se tratara, le sostienen a la misma piedra. Solo su mano libre, lanza en ristre, queda libre. El monstruito comienza entonces a caminar por el muro, con sus tres extremidades, rodeándote, observándote, apuntándote con su lanza.

No, somos legión, pero siempre hay un trocito del pastel para cada uno -Dice, y deja salir su horrible lengua se sapo, acariciando sus labios mientras deja gotear un hilillo de baba verdosa- Dulce, dulce pastel... Hay muchos pastelitos ahí abajo ¿verdad? -Se te sube la sangre a la cabeza al oírle, al verle señalar las escaleras por las que has subido. ¡Las mazmorras!! ¡¡Oana!!- Algunos pastelitos están reservados, son comida para los grandes señores, pero otros pueden caer en manos de quien sepa aprovechar el momento, jijiji... Tú no, tú no se lo que eres. El premio del lobo, supongo, su comida o su furcia, ¿cómo decías que te llamabas?

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30/07/2013, 16:46
Weronika

Ya está, ha tocado una fibra que no debía, empiezo a no pensar más que en Oana y en la promesa que le hice lo que me va a obligar a actuar, así que le digo:

-¡Espera! no puedes tocarles un pelo a los "pastelitos" del calabozo, de momento no... Lo que yo sea o quien sea no te incumbe y del mismo modo que yo estoy viva por la razón que tú indicas, lo mismo se aplica para los que están en los calabozos, si no quieres enfrentarte a la ira de tu señor... más te vale no bajar ahí.

Mi voz ha cambiado del miedo al a determinación, no quiero que les pase algo a Oana y los míos que puedan quedar ahí y casi me conviene alentarlo a que baje para poder matarlo con mayor sutileza, su lanza no me da miedo y quiero que se crea mejor que yo, que puede dominar la situación, meterme miedo y bajar a por su premio, pero se llevará una gran sorpresa...

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30/07/2013, 16:47
Harj

La asquerosa criatura te mira intrigada, aunque en sus ojos no ves atisbo de terror, sino la misma curiosidad de un niño pequeño. Un niño retorcido y demoníaco. Cuando terminas, con la respiración agitada por los nervios y la emoción, ves con incredulidad cómo el ser permanece en la pared con los brazos cruzados, sosteniendo la lanza a un costado, y con la otra mano en el atisbo de barbilla que hay bajo su redondo rostro. Sus ojos miran al techo derruido, en un gesto pensativo. ¿Se lo está pensando? ¿Le habrás convencido?

Puede ser, puede ser... -Dice finalmente- Aunque hay demasiado que no me encaja. Quizás tenga que preguntarle a los otros... -El bicho clava en ti una mirada maliciosa- ...o incluso a los Grandes Amos. Hasta donde yo se, el lobo solo exigió protección para ti, no para los demás de los calabozos -La criatura hace girar un par de veces su lanza, como si fuera un juego- Después de todo, si todos estuvieran bajo la protección del lobo, estaríamos en un lío, ¿no? -Tus ojos se abren como platos, temiendo lo que pueda significar eso. Sientes un nudo en el estómago- Habría que explicarle lo de esos prisioneros que ya nos hemos comido... jiajajajaja...

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30/07/2013, 16:48
Weronika

¿¿Como??? no puedo permitirlo!! Pienso esmagar a esta cosa asquerosa por querer hacer daño a los míos....

Impulsada por los instintos primarios de protección, obligo a mi cuerpo a cambiar y transformarse (paso a Crinos usando rabia para hacerlo de forma instantánea) y atacar con mi garra izquierda apuntando a su cuello, si le alcanzo la garganta no podrá chillar... Mantengo la mano derecha en alerta por si tengo que evitar una estocada de su lanza.

- ¡¡¡Por encima de mí!!! - Grito mientras cargo, espero contar con el factor sorpresa. Nadie va a tocarle un pelo a Oana en mi presencia. - Nadie...

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30/07/2013, 16:49
Director

La ira te ciega, domina tus actos. No con la niebla roja de la que te hablaron tus padres, pero sí con ese calor que recorre tu cuerpo y te impulsa a dejar libre al depredador que anida en el alma de todo miembro de tu estirpe. Y mientras tu cuerpo crece en tamaño y fuerza, el vigor alimenta esa sensación de poder que te inunda y exige sacrificio.

El sacrificio de esa pequeña alimaña que se atreve a amenazar a tus seres queridos.

Mientras tu cuerpo crece, se oscurece y se arma con garras y fauces, te abalanzas contra la pared, ascendiendo en busca de tu ahora aterrorizada presa. Sus enormes ojos se agrandan aún más, y sus brazos enclenques tratan de enarbolar su lanza para presentar justa defensa, pero es tarde para tales maniobras. Ahora eres enorme a su lado, una bestia contra la que difícilmente podrá lidiar solo. Lanzas tu garra, estirando tu cuerpo cuando alcanzas el punto más elevado de tu salto, aunque desconoces si será suficiente para llegar a él. Golpeas algo antes de descender, pero tus ojos ven antes de llegar al suelo cómo la alimaña trepa por a piedra tallada en busca de una posición más elevada. ¿Has llegado a herirle? Un estrépito a tu costado hace que te gires para comprobar cómo la lanza repiquetea contra el suelo al caer desde lo alto. ¿Es eso lo que has llegado a rozar con tus garras, solamente la lanza de la criatura?

Al levantar la mirada de nuevo, ves al odioso ser desaparecer por una abertura en el tejado. Sigue vivo, tus protegidos siguen en igual peligro que antes... y ahora esa cosa conoce tu secreto.

Notas de juego

Rabia 2/3

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30/07/2013, 16:49
Weronika

-NO!! Lo único que tenía que hacer y lo he hecho mal!! Ahora el tiempo me apremia, no puedo permitirme el lujo de perder más tiempo, tengo que salir de aquí y tengo que hacerlo ya, Oana debe venir conmigo.

Trato de concentrarme en volver a mi forma humana y me dirijo con rapidez hacia las mazmorras. Una vez allí me dirijo hacia la celda de Oana y me dirijo a ella.

-¡Oana! No hay tiempo que perder, tenemos que irnos de aquí ya o nos matarán... Te pido por favor que no te asustes por lo que vas a ver, puesto que no dejo de ser yo misma, querida amiga. - Cierro los ojos y me transformo en la criatura híbrida que soy, la forma con la que nací, mujer y bestia. Una vez en crinos, pongo mis manos en la puerta y trato de forzarla con todas mis fuerzas y mi empeño tratando de liberar a mi joven amiga.

Notas de juego

Gasto 1 FdV

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30/07/2013, 16:51
Oana Papp

Regresas a tu forma humana, con el miedo acariciando tu piel y haciéndote sentir un frío extremo. Corres descalza escaleras abajo, desesperada, y regresas a la mazmorra donde dejaste a Oana. Al entrar, es ella la que se preocupa por ti al verte sin ropas, temiendo lo peor.

¡¡Weronika!! Dios mío ¿qué te ha pasado?

Cambias de forma nuevamente, pero esta vez ante sus ojos, desvelando el lobo de tu interior, de tu herencia, de tu linaje. Oana se echa para atrás, con los ojos como platos, sollozando, gritando de terror. Aprovechas el momento para sujetar la puerta de su celda con fuerza y tirar de ella con un poderoso gruñido de esfuerzo. La madera cruje, el metal chirría, y finalmente la puerta cede y se sale de sus goznes. La dejas caer a un lado con estrépito, y en ese momento te percatas de que Oana está de rodillas, con las manos unidas, como si estuviera rezando, pero con los ojos llenos de lágrimas clavados en ti.

Eres uno de ellos -Dice entre sollozos- Uno de los dioses-lobo, como cuentan las historias. Reyes salvajes entre los hombres, que nos imponen sus designios divinos al son de las tormentas. La abuela me hablaba de vosotros, de las leyendas de los guerreros negros, de los huargos de la noche, de los hijos del trueno. Y tú eres uno de ellos ¿qué quieres de mi?

Notas de juego

Rabia: 2/3
Gnosis: 4/4
Fuerza de Voluntad: 5/6

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30/07/2013, 16:52
Weronika

Vuelvo a mi forma humana para que Oana pueda entenderme

- Lo que quiero de ti Oana es que escapes conmigo. Eres prácticamente la única - Al decir esto no puedo evitar dejar escapar una lágrima recordando a mis padres, aunque su severidad y en su honor trato de recomponerme lo antes posible puesto que así lo hubiesen querido. - persona de los míos que queda viva, eres la única persona a la que puedo llamar familia ahora mismo y no te engañaré si te digo que nos quieren matar Oana. Quiero que vengas conmigo, confía en mí. Necesitaré tu ayuda pero lograremos escapar... Tenemos que aprovechar que ahora sus defensas durante el día son menores, tenemos que llegar a las cuadras y robar unos caballos para huir ya que aunque tratemos de salir contigo montada sobre mí, este terreno les favorece, me alcanzarían en seguida. Así que vamos a hacer lo siguiente Oana, me voy a transformar en lobo y te vas a subir a mi grupa, me pondré en marcha al máximo de mis fuerzas y me indicarás hacia donde tengo que ir para llegar a las cuadras lo antes posible, allí robaremos un caballo y saldremos de aquí, incluso podríamos refugiarnos en alguna torre de vigilancia si consiguiese derribar a sus vigilantes. En cuanto tomemos la distancia necesaria para salir del alcance de la llanura y nos pudiésemos internar en el bosque.... lo tendríamos hecho. Es por esto que también necesito tu ayuda, y porque no quiero que tengas el mismo destino que el resto Oana. No quiero dejarte aquí a la sombra de una muerte segura.

Doy unos segundos a Oana para que se recomponga, y me acerco a ella y le ofrezco mi mano para que se levante.

- Tú me dices hacia donde, querida amiga.

Acto seguido paso a Hispo y me agacho para que Oana se suba a mi lomo y salgo disparada como un rayo al máximo de mis fuerzas.

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30/07/2013, 17:39
Director

Oana no pierde el temor de su rostro, pero sabes que está convencida. Sus reacciones serán lentas, pausadas, inseguras, pero es tuya. Hace demasiado que la conoces, demasiado que te conoce -aunque ahora pueda dudar de ello-, como para no fiarse de ti. Cambias a tu forma más primaria, la que recuerda a tu pueblo el gran lobo del que proceden, antes incluso de que los humanos poblaran y controlaran la faz de Gaia, y esperas paciente a que la joven se decida a emplearte de montura, a confiar en que tú la sacarás de esta.

Tarda, es evidente, pero se acerca a ti. Es mayor el deseo de escapar que el temor, mayor la confianza que siempre te ha tenido. Su mano toca tu negra piel, como si temiera que te desvanecieras al menor contacto. Pero siente tu calidez, la firmeza de tu cuerpo robusto. Supones que muchas cosas estarán pasando por su mente, muchos cuentos para no dormir, muchas leyendas. Tú eres una leyenda para ella, y no sabes bien cómo tomártelo. Con dificultad, Oana se agarra a tu pelaje, dejándose deslizar sobre tu lomo. Está debil, eso te hace temer. ¿Será capaz de sujetarse si debes correr?

Los primeros pasos son dubitativos, comprobando el estado de Oana, pero antes de alcanzar el pasillo te asalta una extraña sensación. Justo cuando estás a punto de cruzar la puerta de la celda, te llega un olor, algo que no encaja. Sales al pasillo, y...

Notas de juego

Seguimos en otra escena