Partida Rol por web

-Podemos usar un cuadro que parezca resistente para poder deslizar el busto y así no le pasará nada. O podemos enrollarlo en algo blandito y dejarlo caer. ¿Ninguno podemos hacer flotar o volar cosas? Es que yo sólo se hacer fuego. O podemos hacer una cadena e ir pasándonoslo de unos a otros por los muebles - dice Pirita antes de distraerse con unos libros con pinturas tirados en el suelo.

-Condemorl, hagamos una escalera con esos libros.- propone - Y lo del cuadro también es buena idea. Podemos poner debajo y a final un "colchón" de cosas que amortigüen la caída: más libros, telas, sacos...

El lutín estalla en un arrebato de actividad frenética, observada por su avispa "Daga" desde su atalaya en lo alto de una estantería.

-¡Vaga! ¡Gánate los pulgones! - le reprende su amo durante una breve pausa - Ve al vestíbulo y vigila por si vienen el gato o el mago. Pero avísame, ¿eh?

De repente Chim se da cuenta de que no era tan mala idea la alfombra. Había demasiados trastos ahí metidos, y todo demasiado fácil de romper.

- ¡Necesitamos la alfombra!- dice levantando la voz, sin poder evitar callarse.- Sois muy torpes, y el busto muy pesado! No quiero una bronca de Rudesindus porque se ha roto con vuestros líos.

Pone una pose melodramática, con un brazo tapándole los ojos para no ver el horror que está a punto de suceder. Evidentemente, no se mueve de donde está para ayudar en ningun momento.

Sopesando las opciones disponibles, concluyo- Prefiero usar los libros a modo de escalera. No me fío de esa alfombra. Hala, a buscar libros todo el mundo. Yo me subiré y cogeré el busto... No creo que pueda pesar demasiado...

El almacén hierve de actividad. Los lutines, enfrascados en sus queahceres buscan objetos con que conseguir llegar al busto parlante. "Qué cantidad de trastos almacena este hombre" piensan todos, pero ninguno lo dice, por lo que pueda pasar.

A la orden de Karabás, Daga, con cara de fastidio, vuela hacia la puerta y se instala en el marco para vigilar la llegada del terrible gato.

Señalo en cuadro.

-Aquí lo tenemos, si me ayuda alguien podemos usarlo para amortiguar el golpe, por si acaso- digo solicitando la ayuda de mis pequeños y malvados compañeros.

-Mmmmm... - examina el suelo y se agacha a oler, caminando como si siguiera un rastro - Polillas del papel. Y el rastro y el olor se hacen más fuertes detrás de ese montón de trastos. Ahí debe de haber mucho papel. ¡Escalones! - sonríe triunfal descubriendo una buena pila de libros viejos. - Igual, hasta sobran para el colchón. Rudesindus va a estar orgulloso. ¿Creéis que nos traerá halfing o elfo para cenar? - se relame - Siiiiii... con su salsita de setas.

Pirita mira de nuevo a Karabás con admiración.

-Seguro que nos hacen algo rico de cena por lo bien que lo hemos hecho hoy, y para que los lutines fuertes e inteligentes como Karabás no pierdan las fuerzas. Os ayudo con los libros- digo corriendo y cogiendo libros de uno en uno y apilándolos donde me indique nuestro querido líder, que no es otro que Karabás.

Por si no lo sabéis, la cena la hago yo. Soy el encargado de las cocinas y los fogones, así como de la comida... Y lo mejor, es la elfa. Mucho más jugosa que el elfo, y no tienes que tener su carne horas en remojo para quitar el olor de aliento de otro elfo de su nuca. Venga, basta de cháchara. A apilar cosas... -Diciendo esto, cojo un buen montón de libros y papeles, y empiezo a apilarlos junto al lugar donde se encuentra el busto.

La alfombra, al oir la palabra "divertirnos" para en seco. Se gira sobre si misma y queda quieta observando a Trólop con aspecto de curiosidad. No sabe si fiarse o no. Tras un momento de indecisión, se estira completamente en el suelo. ¡¡Parece dispuesta a que el lutín se suba en su lomo!!

Comentario tras comentario se va pasando el rato mientras vais apilando trasto tras trasto para lograr un colchón sobre el que tirar el busto. "Que si la carne de enano es algo rasposa, que si la de orco huele mal, bla bla bla". El caso es que en un periquete teneis montado un destartalado camino hasta el estante donde se encuentra el busto parlante que, no sabeis cómo, ha conseguido acicarlarse y quedar presentable. Orgulloso muestra la oveja que lleva por peluca y os llama con silbidos para hacerse el despistado cuando mirais.

Trolop corrió alégremente hacia la alfombra, viendo que la misma se prestaba al juego y se plantó sobre ella de un pequeño salto.

-¡Arrevoire que dijo Voltaire! Gritó con alegría, señalando hacia delante con el dedo. Enseñemos a esos lo que vales alfombra maravillosa de los mil y un hilos, recojamos el busto de un vuelo y plantémoslo en el suelo.

Dicho aquello, Trolop golpeó con el culo varias veces el lugar en el que estaba sentado, para azuzar a su compañera de fatigas hacia el almacén.

Bien, creo que esto aguantará... Sujetad la torre de cosas. Yo subiré a coger el busto... -Diciendo esto, empiezo a escalar por la torre de cosas, preparandome para coger el busto, ahora acicalado y supervitaminado.

La idea de divertirse con las ideas de Trolop han despertado la curiosidad de la alfombra que, en principio parece oberdecer sin rechistar demasiado. Se levanta unos palmos del suelo (hundiendo el trasero del lutín en la nada que queda debajo) y empieza a hacer unas cabriolas suaves por el distribidor.

Fiuuuuuuu, fiuuuuuuuuu.

Subir la torre de trastos es como subir por una escalera que lleva al cielo. Es algo inestable pero con paciencia y equilibrio todo se soluciona. Poco a poco, con alguna pausa para mantenerse en la esclera, Condemorl se acerca al busto. Hasta que...

Como un torbellino de aire entra la alfombra voladora en la haitación. Sentado encima veis a Trolop que salta de alegría. A cada salto, sus nalgas quedan marcadas por la parte inferior de la alfombra como si de una protuberancia lanuda se tratara. La alfombra empieza a hacer volteretas por la habitación. La espectación es máxima y lutines, busto, avispa y alguna que otra ratilla no pueden evitar mirar el fugaz vuelo rasante del felpudo volador.

-Mierda, y ahora vendrá ese a llevarse todo el mérito...-piensa, olvidándose completamente de que lo que pretendía era alejar a Trolop.- ¡Yo también quiero!- decide.

Cuando la alfombra pasa por delante suyo, pega un salto y se sube a ella, agarrándose a Trolop para no caerse.

Sólo os diré una cosa -comento al ver la que van a liar Chim y Trolob- Como me tiréis la suelo, o se caiga el busto, os daré capones hasta el día del juicio...

Dicho esto, estiro los brazos, para empezar a coger el busto.

-¡Eeeeeeeh! ¡Noooooo, que nos la pegamooooos! Gritó Trolop al ver las intenciones de Chim avalanzándose hacia él, e intentando evitar que lo hiciera caer de la alfombra concentró sus fuerzas en los vientos de la magia, aferrándose fuertemente a la alfombra, solo por si acaso.

De esta forma, arremolinó los vientos sobre los que la alfombra surfeaba y los concentró en Chim con la intención de alejarlo de la misma para no sobrecargar con más peso al pobre felpudo, en caso de que cogieran el busto.