Partida Rol por web

-¡AU! ¡ICH! ¡Para de hacer eso!- aprieta los dientes, visiblemente molesto por el ruido - ¡No soy asustadizo! ¡Es que me molestan los ruidos fuertes! Es lo que tiene un oído fino como el mío. Además, lo estás haciendo a propósito. Es la primera vez en todo el día que te veo mover algo pesado.

Trolop no entendió el motivo de Chim al dejar caer las cosas, pero vió gracioso el fastidio que le suponía a Karabás aquel ruido y se unió a la que para él, era una broma con la que reirse un rato.

-¡Deja que te ayude Chim! ¡Que te veo muy torpe hoy! ¡CLONG! ¡Auch! ¡TANG! ¡Ey! ¡Vaya! Si que es buena la cera con la que pule usted la armadura señor... ¡CLANG! ¡Ay! Decía Trolop imitando a Chim y siguiendo con su juego, olvidando completamente el asunto que trataban con Rudesindus.

Chim sonríe por primera vez ante una de las ayudas de Trolop. Parece hasta divertido hasta que procesa las palabras de Karabás.

- Si no me has visto hacer nada es porque estabas todo el día mirando a Pirita, embobao - dice sacándole la lengua - Que todos saben que sólo le prestas atención a ella y entonces claro que no ves lo muchisísimo que trabajo - suelta medio indignado.

Touché  - piensa ante el comentario sobre Pirita.

-¡Dejadlo! - se acurruca y se tapa los oídos - ¡Solo quería ganarme su amistad! ¡Eso es camaradería! Bueno, y también puede que tenga que ver con su fama de achicharrar "sin querer" a aquellos que se le juegan o le caen mal... - añade con la boca pequeña.

Con el rostro marcado por la severidad Rudesindus se mesa la barba observando cómo sus lutines se culpan los unos a los otros. Tan absorto andaba que ni siquiera ha visto como el gato, recordando que debía cazar algún ratón despistado, ha dado media vuelta y ha marchado por donde venía.

Trolop empezaba a aburrirse cosa mala.

Ver sufrir a sus compañeros era una de las cosas más divertidas para un lutín, pero para un culo inquieto como Trolop, algo así pronto dejaba de tener gracia pese a ser un ser infernal inherentemente maligno.

Aiiinnsss... Qué ganas tengo de volver a pillar la alfombra por banda y surfear de nuevo los vientos... Pensó el bicho lanzando un suspiro que apenas se escuchó entre tanta queja y acusación.

-Tome señor, sus espuelas. Le dijo al infernal Vúlcimer ofreciéndole una de las piezas de la armadura que acababa de recoger.

Me pongo un poco violeta cuando Karabás habla de mi.

-Bueno Karabas, no es que lo haga adrede, estas cosas pasan. Y Chim, no te pases con él, al menos Karabás es trabajador. No como otros- digo regañando al lutin.

Limpio con la manga la espalda de la armadura de nuestro querido invitado.

Chim pega un saltito cuando Pirita se mete con él. ¡Con lo mucho que la aprecia!

- Pero, pero, pero... Pirita! ¿Cómo puedes meterte conmigo?- lloriquea- ¡Si Trolop es mil veces peor! ¡No para de hacer jugarretas, y nos hemos hecho daño - dice señalando su ya casi invisible chichón - por su culpa! ¡No para quieto y no ayuda en nada!- al pobre Chim se le saltan un par de lagrimitas, Pirita está siendo muy injusta con él.

Miro a Chim muy arrepentida, con lágrimas en los ojos.

-Yo... lo siento. Es que, estaba nerviosa y... y... perdona Chim, no volverá a pasar- digo dando un pequeño abrazo al lutin -es que a veces si que te escaqueas un poco. Pero no ha sido el caso de hoy. Lo siento. No volverá a pasar si tú me prometes que siempre vas a ayudar en las tareas-

-¡Eh! ¡No acuses tanto Chim! Le gritó Trolop a Chim ofreciéndole todavía a Vúlcimer sus espuelas. Yo me he matado a hacer las tareas como todos vosotros, no hay nada malo en intentar pasarlo bien mientras tanto. ¡Caray! Si es que todo el mundo está empeñado en convertir el trabajo en algo aburrido... Además en eso tú tenías tanto interés como yo, al fín y al cabo, fuistes tú quien me dijo que fuera a por la alfombra para llevar el pesado busto...

Y ahora que la menciono... ¿Dónde se habrá metido la dichosa? Con lo maja que es, y lo poco que la quieren... Pensó el lutín al recordar la alfombra mágica.

- La alfombra? - se sorprendre Rudesindus mientras lanza una terrible mirada acusadora a Trolop - ¿No significará eso que habeis entrado en la cámara de los objetos mágicos? Como encuentre algún desperfecto en ella vais a sentir en vuestras propias carnes lo que es sufrimiento. Vais a ser pasto de los buitres. Vais a ser el pienso de la bestia del foso... No puede ser, no puede ser.

Y Rudesindus empieza a subir la escalera con rapidez hacia la sala de los objetos mágicos.

Miro a los lutines aterrada.

-No se ha roto nada, ¿verdad?. A mi lo de arder me da un poco igual, las llamas con amigas, pero preferiría que no nos asasen como a pollos. Espero que no rompieseis nada- susurro mirando de reojo al invitado, que parece un poco más contento.

-¡Qué idiiioota!. Podría haberse alegrado con nuestro maravilloso busto- pienso mientras dudo de si subir las escaleras tras el amo o esperar aquí a que baje para acabar con todos nosotros.

-Seremos cena-

El lutín se encogió de hombros ante la reprimenda de su amo y señor.

-Bueno, romper, lo que se dice romper, no hay nada roto. Aunque igual habrá que poner un poco de orden allí arriba, que la verdad, ya hacía falta antes de que nosotros nos pasáramos por allí... Respondió Trolop a Pirita intentando calmarla, aunque a él le empezaban a temblar las piernas cosa mala.

Trolop esperó a que Rudesindus desapareciera escaleras arriba antes de añadir:

-...pero por si acaso, preparaos para correr como si os persiguiera el gato.

-¡Señor! ¡Teníamos un buen motivo! Por debajo de la puerta, mi privilegiado olfato percibió el inconfudible tufo de las polillas. ¡Imagínese lo que podrían haber hecho con la alfombra, los tapices o los libros si no hubiéramos entrado para acabar con esas alimañas! - corre tras él, mientiendo más que habla para tratar de salvar su pellejo y el de los demás.

-¡Qué desastre! ¡Sólo falta que a los cuervos le haya sentado mal la comida para rematar un día nefasto!- susurra a sus compañeros.

Desde el piso de arriba oís los gritos de Rudesindus entre los lamentos entrecortados de Vúlcimer, que pretendía ser señor del Caos y ahora tiene como compañero una escultura de yeso con una oveja en la cabeza.

- Por los mil demonios del Averno! ¿Pero qué es esto? ¡Mis objetos mágicos por el suelo! Mis cuadros mágicos caídos por el suelo y... y... por Crom!! iros a otro sitio. ¡Maldito cuervo del demonio! ¿¿Se puede saber qué hace aquí tonteando con mis palomas??

-¡Uuuups! Exclamó Trolop al escuchar los gritos de su señor. Creo que esta mañana me dejé el desayuno en el fuego... Aquí os quedáis, que yo me vuelvo al baúl, no sea que arda la cazuela... o algo.

Dicho y hecho, con su particular movimiento de piernas, el lutín salió por patas sin mirar atrás, esperando refugiarse en el primer hueco que encontrara hasta que a Rudesindus se le calmaran las barbas.