Partida Rol por web

Turno 1203

Ilidan no le dio mayor importancia a las huellas que había encontrado Draupner. En aquella época se podía decir que aquel era un camino bastante transitado, o eso había escuchado al menos.

Mientras recorría la primera parte de la ruta por el bosque, permaneció atento por las huestes enemigas que se encontraban cerca. Miraba de un lado a otro al menor ruido, y de vez en cuando echaba una ojeada hacia atrás.

Tras la pausa para comer, esta vigilancia se fue relajando conforme se fueron alejando.

Turno 1203-II

Draupner tenía razón, un fuego podía atraer a visitantes con intenciones malvadas hacia el grupo, así que se encogió de hombros, se sentó y comenzó a rebuscar en su mochila algo para comer en frío.

Ante las palabras de Gelion, se detuvo y lo miró fijamente

-¿Lugares sagrados?, ¿tumbas? -un escalofrío le recorrió la espalda mientras miraba nervioso a su alrededor....-No...no pasará por detenernos aquí...¿verdad?, quiero decir...bueno...no saldrá nada de esas tumbas, ¿no?, claro

RESOLUCION TURNO 1203

Se encontraban descansando mientras llenaban sus estomagos con algunas viandas que no necesitaban coninarse. El queso estaba fuerte, pero de buen sabor. Junto con un poco de pan y algo de jamon ahumado, dieron por terminado ese pequeño respiro.
Algunos seguían recelosos, esperaban ver en cualquier momento una emboscada de los orientales, o que sencillamente los hubieran seguido para darles caza. En su memoria, seguía dibujándose la esperpéntica matanza en la que rebuscaron. Pero eso era parte del pasado, o eso creían.

Tras la comida, reanudaron la marcha. El sol brillaba en lo alto, calentando los rostros y aliviando un poco el frio. El aire seguía como los dias anteriores, cortante y seco, su baja temperatura parecía no querer irse nunca y solo los rayos del sol le podían presentar batalla.
Siguieron caminando durante toda la tarde. El camino estaba bien, habia algo de barro, sobre todo por las rodadas, pero el camino era ancho y podían sortear la mayoría de charcos. Tampoco les importaba pisar fuertemente en el barro, sobre todo al hobbit.

Por el camino vieron algunas ardillas y un par de conejos que huyeron despavoridos al paso del grupo. Se escuchaba cantar a algunas pequeñas aves y de cuando en cuando alguna bandada de ellas huia de los aventureros. Las hojas de distintos colores en los arboles contrastaba con las zarzas y matas que crecían bajo ellos. Liquenes trepando por los troncos y musgos de distintas tonalidades daban una sensación de confort, como si alguien hubiese cubierto los arboles con comodos tapices. En el suelo una alfombra de hierba baja invitaba a tumbarse. El bosque se habia recuperado desde que fuera liberado.
Cuando el sol desapareció por encima de las copas de los arboles supieron que era el momento de buscar un buen sitio para pasar la noche. El bosque les ofrecia todo lo necesario, aunque la leña estaba aun humeda. Habia castaños y alguna zarzamora cerca. Entre todos vieron un par de sitios en los que podrían estar bien. El primero era una hondonada que junto al camino bajaba casi un metro. Entrarian todos comodamente, incluso podrían hacer fuego, el aire no corria allí. Por otro lado, en el lado contrario del camnio, unos metros mas atrás, habia un gran árbol de ramas tupidas en su copa y ramas peladas en la base. Era un retorcido algarrobo y su tronco tenia una gran cavidad abierta, como para que dos o tres personas pudieran dormir dentro.

El ritmo que habían llevado no habia sido muy duro, pero como aun presentían un peligro, no se detuvieron ni una sola vez. Habian recorrido unos veinticinco kilómetros desde que se levantaron aquella mañana. Toda una jornada de viaje que los habia alejado de las praderas de Rhovanion y de la guerra que allí se estaba desatando.

Turno 1204

La guerra quedaba atrás. El tiempo que estuvieron caminando le recordaba vivamente los que daba siendo un crío maravillándose con todo lo que encontraba. En aquellos días felices se había establecido su amor por la naturaleza y su infinita curiosidad.

Poco a poco ese caminar seguido y constante le había devuelto la paz. Sus heridas no se habían cerrado pero podía soportarlas algo mejor. En Minas Tirith, el tiempo que estuvo bajo la tutela de su maestro, recordó una frase que repetía de vez en cuando, si algo le contrariaba.

Cita:

No era un mensaje derrotista, era un lema para afrontar el futuro del mejor modo posible. Penar los errores pasados no puede convertirse en algo que te paralice o te resienta hasta convertirte en un amargado.

Llegó la hora de montar campamento.

Busquemos un sitio resguardado. Si queréis hacer una hoguera para cocinar la cena podría ocultarla de modo que no se vea de lejos pero sólo durante un tiempo, luego será necesario apagarla y disimularla para que no llame la atención. O tal vez ...

Pensaba en un truco que tenía ganas de probar.

Tal vez podría hacer que cocinases sin hacer una hoguera. Dijo a Bolgo.

Turno 1204

Poco a poco la sensación de ser perseguidos se va yendo. Oin empieza a canturrear y a ratos se oye alguna palabra más fuerte pero apenas se distingue del ruido de los pasos. Según se internan en el bosque se siente más seguro. Aunque aún recuerda lo ocurrido a Gallindum. 

Oin comprueba ambos lugares para poner el campamento.

- El algarrobo creo mejor... - comenta en una parada a Draupner - Un guardia, tres duermen dentro, uno duerme fuera... 

Ante las palabras de Gelion, mira con suspicacia al mago.

- ¿Magia? - y menea la cabeza con desagrado - La comidas'tropea... 

Turno 1204

Ilidan revisó después Oin las dos ubicaciones en las que podían pasar la noche. Así que cuando el enano dio su opinión a Draupner, él dio la suya, que era contraria a la de Oin- Yo pienso lo opuesto Oin. El algarrobo podría convertirse en una trampa ante un grupo numeroso… Los que duerman dentro estarán acorralados, al no haber otra salida. Sin posibilidad de salir a ayudar a los de afuera o de defenderse ellos mismos debido al escaso espacio en el interior del árbol.- Hizo una breve pausa tras su explicación, y prosiguió- Aun así, es sólo una hipótesis, formulada ante la aparición de un enemigo esta noche. Así, que lo que decidas Draupner me parecerá bien. Aunque, sí al final te decides por el algarrobo, yo dormiré afuera.- Esperó la respuesta de Draupner, y después fue a preparar el sitio donde dormiría.

Más tarde, durante la cena, en la que intervino la magia de Gelion, salió la conversación relativa a las guardias.- Como ha dicho anteriormente Oin, lo mejor sería que hiciera la guardia una persona únicamente durante 1 hora y media aproximadamente - Al igual que con la zona de campamento dio su opinión.

Para dormir, igual que la noche anterior, el numenoreano tenía su espada ya desenfundada, su saco de dormir sobre el que dormiría extendido, y con la cabeza apoyada en la mochila a forma de almohada. Esta última a su vez se encontraba apoyada contra la vertiente de la hondonada que dejaba la vista del camino enfrente suyo (en caso de acampar junto en el algarrobo, en una raíz), encontrándose así su tronco superior incorporado muy ligeramente.

Turno 1204

A medida que avanzaban por el interior del bosque, el pequeño hobbit se encontraba cada vez más tranquilo. Atrás quedaba la muerte y la destrucción, aunque seguirían muy presentes en su memoria durante mucho tiempo.

Tocaba la hora de encontrar un buen lugar donde pasar la noche. Las dos opciones que contemplaron eran del agrado del hobbit. Durante unos minutos estuvo titubeando por la opción que podría ser la más conveniente para todas. No pudo evitar recordar las tierras de La Comarca al ver al retorcido algarrobo y su gran cavidad, le traía recuerdos de su niñez, cuando junto a otros críos hobbit corría por las verdes praderas, se subía a los árboles o se refugiaban en cavidades similares a las de ese algarrobo, pero ahora no estaba en la Comarca, estaba lejos de su hogar.

-Aunque me gusta, y no saben ustedes cuanto, la opción del algarrobo, creo que será mejor refugiarnos en la hondonada, allí me parece a mí, que podremos pasar desapercibidos si viene alguien por aquí.

Se acercaba la hora de la cena, pero el pequeño hobbit tenía claro que volvería a cenar algo frío, pero Gelion le propuso algo que le animó el corazón.

-¿Sería posible señor Gelion?, la verdad es que creo que todos agradeceríamos poder comer algo caliente por una vez, pero entiendo que tal vez pueda ser algo llamativo, así que lo que ustedes digan -afirma mirando a todos sus compañeros.

Cuando sus compañeros comenzaron a hablar sobre las guardias, el pequeño hobbit se limitó a escuchar y por último dar su opinión.

-Señores, me dejo guiar por su experiencia, yo haré la guardia que me asignen el tiempo que estimen oportuno.

Turno 1204

Habían avanzado rápido durante el día y aquella iba a ser su segunda noche tras presenciar la cruda realidad de una guerra. Ninguno de ellos se sentía seguro, y si bien el primero en no permitirse el lujo de relajarse era Draupner, era evidente que ni Ilidan ni Oin lo hacían tampoco.

El enano estaba acostumbrado a que Oin le consultara cosas, pero se quedó estupefacto cuando Ilidan dejó en sus manos la elección del lugar dónde dormir.

Junto con ellos inspeccionó los dos lugares, pero a él no le gustó lo más mínimo ninguno. A las razones que señalaba el humano en relación con el árbol tenía que añadir sus propios temores. Él había crecido con historias de que estos se tragaban a la gente cuando se despistaban o se dormían en su regazo, meterse en el interior de uno era tentar a la suerte.

Por otro lado estar en una hondonada de un metro, también era una desventaja táctica en caso de verse sorprendidos por la noche, no tendrían lugar dónde cubrirse, ni escapatoria, aparte de que serían atacados desde arriba, en definitiva, también sería su tumba. Por otro lado, si se ponía a llover, el suelo se anegaría y tendrían que cambiar de ubicación completamente a oscuras. 

- Tengo que deciros que no me gusta ninguno de los dos sitios, pero es lo mejor que la naturaleza parece querer ofrecernos esta noche y sin lugar a dudas dormir separados es peor que dormir todos juntos. Yo personalmente no dormiría en la hondonada, pero tampoco lo haría dentro del árbol, sin embargo con su tronco y la lona podemos hacer una pequeño corta vientos. -

- El interior hueco puede servirnos para evitar que el fuego se vea desde lejos y si alguien tiene frío puede buscar calor adicional en su interior. Para un supuesto ataque, si bien como dice Illidan si estamos todos dentros sería una ratonera, para Gelión o para Bolgo pueden servir de parapeto y protección contra proyectiles.-

- En fin, recemos por no tener encuentros desagradables esta noche. En cuanto a las guardias, hora y media está bien. En cuanto al orden, de aquí en adelante, Oin y yo nos encargaremos de las horas en las que la oscuridad es más intensa, pues estamos más acostumbrados a la oscuridad, el resto podéis repartiros como queráis, aunque creo que a Gelión le viene mejor que a ninguno dormir toda la noche del tirón. -

Colocó sus trastos, y acomodó su saco cerca del árbol teniendo en cuenta la dirección del viento. Luego colocó la lona a modo de cortavientos y tras una frugal cena se preparó para descansar.

Turno 1204

- Si, el tronco esta bien... - dijo Groal sin dar muchas vueltas al asunto - Si fuese necesario, yo podría hacer guardia toda la noche, ¿lo sabeis, no? - informo el beornida, que cansado de tanta violencia se mostraba últimamente taciturno y desganado.

Después se encogió de hombros y busco un hueco cerca del árbol, recostándose en su tronco. Lo que le recordó algo. Se incorporo de nuevo y miro alrededor.

- Procurad no tumbaros en el musgo, o quizás no despertéis - dijo señalando un mullido musgo que crecía en unas rocas cercanas y en alguna rama caída. También cubría una pequeña extensión cercana a esos dos puntos.

Después se recosto

RESOLUCION TURNO 1204

Al final optaron por el árbol. Una vez instalados no estaba tan mal. Encendieron un pequeño fuego, podrían haber cocinado las legumbres, pero prefirieron comer más ligero y una simple sopa con jamón para darle gusto fue su cena, junto con frutas y algo de queso con pan.

El fuego estaba en la cueva formada por la base del tronco, donde Gelion y Bolgo descansaban mientras el calor acumulado dentro bañaba sus cuerpos. La entrada había sido parapetada por la lona de Draupner, que dormía fuera, justo en la entrada. Ilidan había encontrado su hueco entre las raíces cercanas que sobresalían de la tierra, eran del propio algarrobo. Dentro de su saco de lana, vigilante, esperaba que el sueño de venciese.

Gelion y Bolgo charlaron un poco tras la cena, el hobbit estaba encantado con comer caliente, y aunque solo era una sopa, estaba orgulloso de ella. El mago, como cada noche, ojeaba sus papeles mientras miraba cariñosamente a Siempreviva, que se había instalado en una rama que se veía desde donde estaba. Oin se dejo caer no muy lejos, usando un pequeño hoyo en la tierra,  al pie del tronco. Con su manta se hizo un ovillo y allí mismo, se entrego al sueño. Estaba bien mimetizado, y si no fuese por la quemada cara del enano, que delataba su posición, podría haber permanecido allí sin ser visto, como si de una serpiente se tratase.

La noche paso. Uno tras otro se fueron relevando la imaginaria. De cuando en cuando los pequeños roedores y sus depredadores, asaltaban con sus ruidos al vigía. El ulular del búho, el silbido del viento entre las hojas, y todo un repertorio de insectos con sus extraños ruidos, mantuvieron al guardia de turno en vela. Por lo demás, nada reseñable sucedió esa noche.

El día siguiente el sol comenzó a iluminar un cielo limpio de nubes, aunque a lo lejos, al norte, se veía como avanzaba una tormenta. De no cambiar el viento, acabaría por darles alcance. Era difícil prever cuanto tardaría. Pese a la lejana amenaza de lluvia, el sol animaba el espíritu, y su luz comenzaba a calentar los arboles y los rostros. Continuarían el camino con otro ánimo.

Recogieron todo y comenzaron de nuevo su andadura. Si duda tenían un largo camino que recorrer aun. Esta vez, se permitían pequeñas distracciones, conversaciones sobre los ruidos del bosque, anécdotas de su pasado, esas cosas triviales que hacen del camino algo más ameno.
Habían pasado ya unas cuantas horas cuando capto la atención del grupo. A un lado del camino había un carro. Tenía algunos sacos y barriles detrás, todos bien ordenados y sujetos. Pero no se veía a nadie cerca, ni tampoco al animal que debía tirar del carro.
Todo el grupo recelo un poco, tenían aun reciente la masacre a la que se vieron expuestos. No hizo falta avanzar mucho para ver algo que, cuando menos, les pareció extraña. Un hombre estaba atado al carruaje. En el tiro de la carreta, con una collera puesta, había un hombre de buen tamaño y fuerte constitución. Se le veía agotado, estaba arrodillado, tenía la vista perdida en el suelo y respiraba fuertemente. No se había ni percatado de la presencia del grupo que acaba de llegar.

Percepción Ilidan

Durante la guardia de ilidan, y una vez sus ojos se acostumbraron a la poca luz, el numenoreano se dio cuenta de algo.

Había un resplandor en los troncos de los arboles. Una especie de liquen blanquecino que ya había visto, era bastante común, pero que tenia como un brillo propio. Por la noche, brillaban con un resplandor tenue, uno aquí, otro mas allá... Lejanos entre si, pero tal vez, varios juntos, pudieran dar la suficiente luz como para alumbrar una habitación, o un campamento.

Pero no quiso intentarlo, menos con la advertencia sobre el musgo que había hecho el beornida. Quien sabe si seria peligroso al roce.

Turno 1205

Tras la primera noche tranquila en mucho tiempo y un sueño reparador, la nueva jornada se presentaba ante ellos. El enano oteó el cielo y allí estaba una tormenta por venir, siempre había una, parecía que el destino no iba a querer darles mas que una pequeña tregua.

Ya habían viajado muchos días bajo el agua como para no ser precavidos, así que a sus compañeros les pidió que poco a poco fueran recogiendo algunas ramas secas para poder encender el fuego antes de que la lluvia les alcanzase, una pequeña previsión de leña podía ser la diferencia entre dormir bien o morir de frío. Además le pidió a Groal que le preguntase a su amiga si estaba dispuesta a echarles una mano.

El día y la marcha fueron tranquilos hasta que dejaron de serlo como auguraba la tormenta. El enano, a pesar de que se iban distanciando del centro de la batalla, no era de los que bajaban la guardia, todavía recordaba la almádena y como los orientales cayeron sobre ellos y allí estaban a mayor distancia todavía. 

Un carro llamó su atención, más que el carro la ausencia de presencia alguna por los alrededores. Levantó la mano del escudo para avisar del posible peligro y afianzó el martillo en su mano.

Antes de avanzar lo primero que hizo fue buscar en el suelo el rastro que debía haber dejado el carro. Eso les podía dar una pequeña orientación de cuánto tiempo llevaba ahí y del número de criaturas que lo acompañaban.

Con cautela y con la vista puesta en los alrededores, avanzó hasta acercarse* al vehículo. Este parecía estar en perfectas condiciones, lo cuál era indicativo que no había sido asaltado. 

Le extraño ver al hombre postrado en el tiro, pero al ver su tamaño, su posición y su respiración agitada pensó que podía estar huyendo con todo lo que tenía a cuestas. Luego una extraña imagen se cruzó por la cabeza y casi se le escapa una carcajada, se imaginó a Groal en esa misma posición y a su yegua subida al cabestrante.

Desechando rápidamente aquella imagen y concentrándose en una posible amenaza pero sin ganas de generar un conflicto innecesario a cierta distancia del humano preguntó. - Hola caminante. ¿Se encuentra bien? -

Turno 1205

El enano duerme como un tronco y se despierta renovado. Como con ganas su desayuno e incluso bromea con el hobbit.

De nuevo se ponen en marcha bajo el sol pero la tormenta se avecina y Oin maldice por lo bajo. "mas agua"

Pero algo les detiene. Una extraña situación... 

Oin enseguida se sale del camino y se refugia en la penumbra de los árboles. 

- Quietos... - murmura al hobbit y el mago.

Observa cómo Draupner se adelanta pero él se mantiene a la expectativa vigilando los alrededores como si mil orientales fuesen a salir del bosque.

Deja caer la mochila a sus pies. Su mano aferra el martillo y mantiene el escudo pegado a su cuerpo.

Turno 1205

La noche pasó rápido y el pequeño hobbit se levantó como nuevo, alegre y completamente descansado. Nada más ponerse en pie se estiró un poco y dio unos pasos para contemplar el nuevo día. Tras desayunar, recogieron sus bártulos y se pusieron en marcha.

El pequeño hobbit seguí atento a todo, y junto a sus compañeros pudieron ver como al norte se encontraba una tormenta que, si las cosas no cambiaban, les daría alcance tarde o temprano. La idea de volver a caminar bajo la lluvia no le hacía ninguna gracia, así que confiaba en que el viento cambiaría de dirección y se llevaría la tormenta lejos de su alcance.

De pronto pudieron observar un carro que se encontraba al lado del camino. Pudo observar en los rostros de sus compañeros que desconfiaban, mientras Draupner hacia señas y se adelanta, mientras Oin nos dice que nos quedemos quietos, ante lo que el pequeño hobbit realiza un gesto de asentimiento. Su mano se dirige hacia su honda y rápidamente la prepara, mientras observa a su alrededor, vigilando por si aparece alguien inesperado.

Turno 1205

Gelion hacía tiempo que había perdido su inocencia. Podía recuperar su carácter alegre con el tiempo pero ya nunca más confiaría en nada sin tener información.

Así que se asió a lo que se asía siempre que había algún problema o situación extraña. En su don. Indicó a Siempreviva que levantase vuelo y se escoró hacia uno de los bordes del camino. Dejaría que el resto examinase primero la situación antes de acercarse más.

Sacó la varita de sauce. Tantas veces le había ayudado en el pasado que ahora no necesitaba mirarla para imaginarla, los nudos de su superficie y las curvas que alguien había suavizado y que él, con su continuo uso había dejado todavía más pulidas. Era el momento de ver si había realizado progresos en su destreza particular. Comenzó a sentirse inundado de aquella sensación tan familiar. Asir la magia era para lo que vivía y se sentía exultante. ¿Cómo podía nadie vivir sin ello?

Turno 1205

Su guardia sucedió tranquila, sin sorpresas, y de forma rápida. El musgo que brillaba con un color blanquecino llamó su atención, y varias veces estuvo decidido de acercarse a investigar a que podía deberse tal efecto. Sin embargo, la advertencia de Groal le alejaba tal pensamiento de su cabeza.

El día llegó, y con él la ingesta del desayuno para tomar fuerzas para la larga jornada que pudieran tener por delante. Una tormenta se avecinaba, pero de momento hacía bueno tiempo, lo que hacía que inconscientemente se relajará. Aun así, seguía siendo reservado en sus intervenciones con el grupo.

Así continuo, hasta que avistó a un lado del camino un carro. Entonces volvió a encontrarse en un mayor estado de alerta, aunque no llego a echar la mano a la empuñadura aun. Se centraba más en el entorno.

Cuando se acercaron un poco más, la escena se fue aclarando, pero aún no había nada en claro. Las respuestas del hombre que se encontraba tirando de la carreta la aclararía por completo, pero el papel de formularle las preguntas se lo dejaría a otro.

RESOLUCION TURNO 1205

El hombre no se inmuto ante la pregunta de Draupner. Seguia mirando al suelo, no giro la cabeza, no movio un dedo, no dijo nada. Todos se habían detenido cuando lo vieron. Los enanos dieron unos pasos mas, lentamente, Draupner incluso miraba al suelo en busca alguna pista. Arma en mano, temerosos de una emboscada esperaban la respuesta que no llegaba.
Detrás, Ilidan, buscaba a su alrededor la presencia de alguna otra persona, no vio necesidad de desenvainar. Mas atrás estaban Bolgo y Gelion. El hobbit saco su honda y le coloco una de las piedras que llevaba encima, estaba preparado para un ataque inminente. El mago, por su parte, acariciaba su varita de sauce, lo hacia por instinto, su textura lo ayudaba a sentir la esencia que lo rodeaba. Groal, que tiraba de Wyd, cerraba el grupo. El giganton, en su sentimiento pacifico, simplemente miraba al hombre, no estaba bien.

Las huellas que buscaba Draupner eran claras, el carro se fue desviando del camino en dirección la dirección en la que ahora estaba. Dos canales en la tierra humeda muy claros.
Alrededor no se distinguía a nadie. Solo se veía el bosque, en penumbra, con sus troncos antiguos entre nuevos retoños, arbustos y una gran variedad de musgos y líquenes. Lo normal.

El hecho de que aquel hombre no reaccionase ante la presencia de tanta gente, no era normal. Tenia que pasarle algo. Estaban esperando una respuesta cuando el hombre, se desplomo. Fue como si de repente su alma le hubiera abandonado. Como un muñeco de trapo que no puede sostenerse en pie, el hombre dio con sus huesos en el suelo. Quedo tumbado de medio lado, la collera se le salió de la cabeza y descansaba junto a el aun atada al carro. Su cara estaba medio hundida en el barro aun con los ojos abiertos de par en par. Aun respiraba.

Groal salió corriendo hacia el.

Turno 1206

Groal estaba en la retaguardia, observando. El hombre cayo al suelo y el beornida no dudo en ir a socorrerle

- Por Ëste!! Ayudemos a ese pobre desgraciado!! - Grito mientras corria hacia el. Cuando llego le tumbo bocarriba, tenia la mirada perdia.

En silencio comenzó a murmurar, palabras inteligibles, en un volumen inaudible. Mientras sus manos pasaban sobre el pecho del hombre.

Percepción Draupner

El enano se fijo en las huellas, era todo normal, unas huellas de ruedas que iban hasta el carro. Pero también busco huellas de botas, las había, lo normal en el camino. Pero tan solo las de aquel hombre, o eso parecía, llevaban hasta el transporte.

Percepción Bolgo

Nada parecía extraño. No se veía movimiento entre los arboles, si había alguien estaba muy bien escondido