Partida Rol por web

RESOLUCION TURNO 400

Burth Marlinge estaba alli a lo lejos, sobre una loma, se veia su muralla, o se intuia mas bien…

En apenas diez minutos mas ya la podian ver perfectamente. Se alzaba en una muy suave pendiente que se elevaba en la confluencia del Carnen con el Celeduin. De hecho si Letar no hubiese dirigido las almadias hacia la estribor, pronto se hubiesen encontrado en problemas pues en ese punto las aguas se volvían agitadas y violentas. Para ajustarse al terreno la aldea era un perfecto triangulo equilatero formado por una muralla.

La muralla consistia en un foso excavado alrededor del perimetro. Con la tierra extraida habian levantado una muralla de tierra y sobre esa murlla se habia colocado una empalizada a modo de almenas. Ademas en cada uno de las tres esquinas habian construido un bastion circular de la misma altura que las murllas. No parecia gran cosa pero era funcional. En cada uno de los tres lienzos que conformaban los lados del triangulo, se abrian sendas puertas a las que se accedia atraves de tres puentes sobre el foso. Ademas existian dos puentes sobre los rios Celeduin y Carnen, todos ellos eran sencillas pasarelas de madera que carecian de varandas o protecciones.

Justo antes de pasar bajo el puente que cruzaba el Carnen, la almadia atraco. Lo habia hecho varios metros antes de llegar hasta un pequeño embarcadero, en el que varios botes se encontraban atados. Era la hora de bajar, descargar algunas cosas y entrar el la aldea fortificada de Burth Marlinge.

Enseguida, mientras bajaban de la balsa, un cuerno se oyo en lo alto de la muralla y en apenas dos minutos por la puerta este salia una patrulla de soldados. Eran rohirrim, sin duda alguna, asi lo indicaban los estandartes que portaban en los escudos y los yelmos adornados con motivos equinos. Diez soldados se dirigian hacia vuestra posición, aparentemente comandados por otro soladado, de mas rango al parecer. Su penacho rojo ondeaba al viento como las crines del caballo que adornaba la cimera de su casco.

Con un sonoro grito sus hombres se detuvieron, espada en mano alrededor de los viajeros, que acaban de bajar a tierra firme. Todos salvo los enfermos, que aun seguían en la almadia.

Turno 401

- Alto en el nobre de Huithyn, señor de Burth Marlinge. Procedencia y destino. - dijo con un buen torrente de voz el capitan de la guardia mientras sus hombres os apuntaban con sus espadas. Miraba extrañado la embarcacion

Turno 401

Gelion bajó a tierra ayudando al resto a descargar los equipajes. Se sentía todavía algo mareado pero afortunadamente su cuerpo comenzaba a reaccionar ante la enfermedad de modo enérgico y podía hinchar el pecho sin dificultad.

Los diez soldados les echaron el alto y  Gelion se encogió de hombros mientras esperaba que alguien de mayor importancia que él explicase a aquellos guardias porqué estaban allí.

Miraba las impresionantes armas y al jefe de todos ellos y su impresionante porte con ojo crítico. Tenía ganas de descansar y esperaba que no les molestasen demasiado.

Turno 401

- Mi nombre es Dorhand, y este es mi compañero Egorant. - dijo el anciano comerciante con una voz firme y clara.

- Venimos de Esgaroth y buscamos cobijo ante el agotamiento y la enfermedad - continuo hablando tras señalar a todos. - Esta es nuestra escolta, y alli en la embarcacion el propio señor de mi ciudad espera para bajar. Éofor espera nuestra llegada

Turno 401

- Mmm. He estado con el viejo Éofor esta misma mañana y nada me dijo al respecto - dijo seriamente el capitan.

Turno 401

Elendur había pasado un día horrible, entre mal estar, escalofrios, estornudos y mucosidad, sus sentidos estaban reducidos y poco ayudó en el trayecto, pero finalmente llegaron a la tan deseada aldea.

Era como un sueño hecho realidad, fue tanto el entusiasmo que de repente comenzó a sentirse mejor, el dolor de cabeza había casi desaparecido, y el entumecimiento de los musculos habia menguado bastante, así que también salió finalmente para ayudar en las últimas descargas del material.

Observó de reojo al capitan de la guardia que hablaba con Dorhand, y en uno de los incómodos silencios aprovechó para decir.

- Mis saludos amable aeñor!! Aqui un Montaraz de Norte para servirle en lo que sea posible!

Turno 401

El último tramo de viaje sobre las balsas se le hizo interminable al mediano. Agradecía que no se enfrentaran a nuevos y peligrosos rápidos como los que ya se habían encontrado, pero la ausencia este peligro hizo el tramo más monótono y aburrido. Sin embargo, todo atisbo de aburrimiento se disipó en cuanto vislumbraron su ansiado destino a lo lejos.

Las embarcaciones se aproximaron poco a poco a la orilla en una cuidada maniobra hasta atracar en la orilla, junto al embarcadero. Allí, Bolgo contemplaba asombrado la curiosa estructura que formaba el pueblo. Su excitación aumentó cuando una patrulla de rohirrim salieron de la fortificación en su búsqueda. Por último, su excitación se convirtió en inquietud cuando estos los apuntaron con sus espadas.

Bolgo intentó pasar desapercibido y se mantuvo en un segundo plano deseando que sus compañeros resolvieran la situación de la mejor forma. Sin poder evitarlo dirigió varias miradas a Valdir esperando que tomara la palabra e intercediera en su favor.

Turno 401

Por fin llega el momento tan anhelado por Oin de descender de la barca y lo hace de forma rauda. Por desgracia su buen humor se ve cortado por ese humano de malos modales. Así que, Oin se adelanta y se planta frente al capitán de los soldados, con las piernas bien abiertas y la mano apoyada en el martillo mientras sujeta el escudo a un lado.

- Vuestro nombre decidme... y'l mío os diré... 

Se queda allí mirando al humano y si es necesario desafiándole con la mirada.

Turno 401

Groal duda entre descender de la balsa o quedarse en ella, acompañando a los enfermos. Finalmente, la curiosidad le puede y baja, con el grupo, observando las murallas, el río, el muelle...

Y los soldados con sus penachos, por supuesto. Le parece muy interesante. Quién es este Éofor? Tiene preguntas para hacer; y este momento solo le recuerda que su viaje era corto, era solo por un trecho.

Tras acompañarlos estos días, hasta los duros enanos le parecían simpáticos. Y Marga... tanto para aprender de ella! Pensar en separar sus caminos le parecía doloroso.

El capitan miro a Elendur, decia ser un montaraz del norte y jamas habia visto uno, de hecho no le importaba lo mas minimo. Si, habia oido hablar de ellos, pero eran historias pasadas. El porte del montaraz y su altura no le amedrentaron.

Iba a contestar al dunadan cuando el Oin dio un paso al frente y se plato valentonado frente al capitan. Este, sorprendio, escucho en silencio al enano exigiendo saber su nombre. Cuando acabo le respondio.

- Te debe bastar con saber mi posicion, Capitan de la guardia al servicio de mi señor.

Dio despues la espalda deliberadamente al enano y se dirigio con paso firme hacia a la puerta. Dejo alli a nueve de sus soldados y uno acompaño al capitan. Los que quedaron cerraron el cerco que les habian hecho, pero aun manteniendo las distancias, con las armas lsitas y los escudos bien aferrados.

Enseguida el capitan desaparecio por donde habia salido bajo la estupefacta mirada de los presentes. A los pocos instantes cuatro soldados mas se asomaron por las almenas de madera, portando arcos. En cuanto se posicionaron los soldados dejaron mas espacio entre ellos y los viajeros. Los arqueros prepararon sus armas y tensaron las cuerdas. Asi permanecieron.

Turno 401

Al ver el panorama, Oin sonríe y cuando el capitán se ha perdido, murmura por lo bajo:

- Cobarde... a los arcos recurres... la tu cabeza t'hubiese arrancao...- y escupe a un lado mientras se mantiene igual que estaba - Humanos... bah!! - mira a los soldados que le rodean  pensando a cuál arrancar las piernas primero.

Turno 401

Había pensado ponerse la cota de mallas nada más bajar de la balsa, sin embargo el sonido del cuerno proviniente de la ciudad, hizo que se lo pensara dos veces y en vez de ello se aseguró de ponerse el escudo en el brazo y de que su arma estuviera bien colocada en el cinto.

Apenas acababa de tomar esta decisión y de poner un pie en tierra cuando un grupo, posiblemente de la guarnición de la ciudad salió a darles el alto. Eso solo quería decir una cosa, aquellas personas estaban temerosas de algo, pues no le parecío normal que una patrulla tan numerosa, completamente armada y en clara actitud recelosa, saliera a recibirles, máximo cuando por su enclave, debía ser más que habitual que caravanas de mercaderes llegaran a sus puertas.

Fue claro que las palabras de Dorhand hicieron vacilar al cabecilla, pero Oin, visiblemente cabreado por todo el viaje que llevaba a sus espaldas, no pudo pasar de dejar su dulce impronta.

- A LO MEJOR ES QUE NO NOS ESPERABA TAN PRONTO, NO SE SUPONÍA QUE FUERAMOS A VENIR POR EL RÍO - alzó la voz instantes antes de que, el que parecía comandar aquella patrulla, volviera a desaparecer por donde había venido.

Luego y tras observar con recelo como varios arqueros se colocaban en posición y tensaban sus arcos, acercándose a Oin le tocó el hombro para que se calmara un poco, mientras le hacía retroceder un poco en dirección a la almadía. Luego volvió a elevar la voz - YO QUE VOSOTROS NO TENSABA TODAVÍA ESAS CUERDAS, SI ESTA SITUACIÓN SE MANTIENE ASÍ DURANTE UN RATO ES POSIBLE QUE A ALGUNO LE FALLE LAS FUERZAS Y SE LE ESCAPE UNA FLECHA SIN QUERER. -

Turno 401-II

No os preocupéis dijo el bosquimano viendo la actitud de los enanos El guardia sólo hace su trabajo y en cuanto verifique nuestra historia con el señor Éofor nos permitirán pasar.

Gelion se giró mirando entonces a los guerreros desplegados y a aquellos que les apuntaban con los arcos. Nada dijo, el capitán de la guardia ya no estaba y hasta que no volviese era evidente que la situación no iba a cambiar. Volvió a encogerse de hombros.

¡ Cuantas veces la desconfianza entre los seres de bien facilita los planes de aquellos que buscan su perdición !

Vino a su mente la historia de Frodo Nuevededos y El Anillo de Poder. No conocía todos los detalles de la historia, pues era larga y los bardos de Minas Tirith sólo la cantaban en las ocasiones más señaladas. Lo que quedaba claro era que la derrota del Sauron sólo había sido posible porque un grupo muy heterogéneo de seres habían dejado de lado sus desconfianzas y habían muerto y luchado juntos. Pensó en los elfos, que abandonaron la Media Tierra en barcos alados y viven en la luz de Amán. Sintió pena de no poder conocer ninguno. Finalmente sus diatribas llegaron hasta el final de la historia. De no ser por un pequeño perianat nada se habría logrado. Y miró al bueno de Bolgo con otros ojos.

Turno 401

Una magnifica primera impronta por todos los Valar...mascullo Valdir, cogiendo firmemente las riendas de su caballo y por fin tras lo largo que se le habia hecho la travesia, pisar la bendita tierra firme; sea como fuere, reconocio los pendones de la amable escolta y antes que hacerse denotar prefiero callar y dejar que los lideres de tan alegre comitiva se hicieran cargo de lo que habian venido a hacer aqui...

Como no, algo sucedio que puso los arcos en tension y las armas listas para ser desenvainadas; su caballo solto un relincho animal ante la tension del ambiente, el pobre animal no gustaba, ni de las barcas, ni de ser tan enorme objetivo delante de una comitiva de arqueros prestos a disparar.

Valdir musitaba palabras del consuelo al animal en Rohir, su lengua materna, la que mas acostumbrado estaba el caballero a utlizar con el noble animal; tratando de que al menos se calmara y no se encabritara antes de provocar una escena que todos podian arrepentirse.

Gallindum - Turno 401.

Por fin llegaron a la ansiada Burth Marlinge. Pronto podrían disfrutar de una buena comida caliente y de un reparador sueño en lechos mullidos bajo un solido techo. Por fin, pensaba el enano, alegre ante tal perspectiva. Amarraron la almadia y se pudieron a descargar el equipaje, dispuestos a hacer su entrada en la población. De pronto un regimiento de guardias rohir salió para darles la "bienvenida". Al parecer no se los esperaba y los guardias no tenían noticia de su llegada. Este hecho contrarió a Gallindum, que en un primer momento había esperado que los guardias los saludaran y les ayudasen a entrar el equipaje a los aposentos que Agranil y los suyos, de seguro, tendrían apalabrados con algún ciudadano importante de Burth Marlinge.

El enano dejó que hablase Dorhand, y se limitó a cruzar los brazos sobre el pecho y a mirar a los guardias con gesto altivo. Sabía que tarde o temprano aquel asunto se iba a resolver satisfactoriamente y acabarían por entrar en la ciudad, así que Gallindum rechazó malgastar saliva en expresar el mal humor que le estaba provocando la actitud de los guardianes de la puerta de Burth Marlinge. "En todas partes hay cretinos..." pensaba mientras miraba a los arqueros, listos para disparar, y pateaba el suelo en clara muestra de impaciencia mientras esperaba que el capitán hablase con Eolof y confirmase la historia de Dorhand

RESOLUCION TURNO 401

Tras bajar, un grupo de soldados salieron al encuentro de los viajeros. Su capitán, un fuerte hombre, con una presencia y un porte extraordinarios les dio el alto. Su señor Huithyn parecía se el jefe de esa aldea fortificada y de el dependía todo.

Dorhan enseguida lo contesto, declarando que su llegada al poblado había sido avisada y que un hombre llamado Éofor, estaría esperándolos. El guardia lamentablemente no había recibido tales instrucciones. Se quedo un instante pensativo. Justo cuando iba a contestar a Dorhand, Elendur interrumpió la conversación de ambos presentándose como Montaraz del norte. El capitán algo turbado por la interrupción escucho a Elendur, el rohir no sabia bien que pensar. Iba a contestar al supuesto montaraz, de los que había oído hablar en cuentos antiguos, cuando Oin, visiblemente irritado por todo el camino, se planto desafiante ante el capitán para exigirle su nombre antes de que el mismo diese el suyo.

El jefe de la patrulla, se limito a girarse  y volver a la puerta por la que había salido anteriormente. Pero antes, unas breves palabras a Oin, dejaron entrever su indignación en el tono de voz. Al poco de que el capitán desapareciera por la puerta, cuatro arqueros se situaron en lo alto de la muralla, cargando y tensando sus arcos. Draupner veía como su amigo la había liado, sus modales no fueron muy correctos, y menos aun tratándose de la situación en la que se encontraban. Con un grito se dirigió al capitán y después a los arqueros. Tanto unos como otros hicieron caso omiso a su alegato.

Groal y Bolgo se mantenían un tanto ajenos a la situación. El hobbit prefería pasar desapercibido, cosa que no seria difícil dado su tamaño. parecía un niño a ojos de los soldados, un simple infante que se perdía entre las piernas de sus compañeros. Mas pequeño aun parecía junto a Groal. El grandillón asombrado por el porte de los soldados y de su capitán estaba en silencio preguntándose quien seria ese tal Éofor. Gelion por su parte tomo una posición similar. La lógica, que por otra parte no parecía comprender Oin, decía que debía de ser Agranil, o en su defecto alguno de los comerciantes, los que intercediesen con el capitán.

Ahora allí estaban todos, esperando mientras cuatro arcos los apuntaban, y nueve soldados mostraban el filo de sus espadas. Solo tenían una escapatoria, y era saltar a la balsa, los soldados formaban un semicírculo alrededor de la orilla, y como centro estaban los recién llegados. Solo esperaban que todo se solucionase y el ambiente se relajase lo suficiente como para no tener cuatro flechas apuntándolos.

Pasaron varios minutos, demasiados a los ojos de los aventureros, cuando vieron como los arqueros bajaban sus armas y desaparecían tras la empalizada que coronaba la muralla de tierra. Un instante después, el soldado que había acompañado al capitán de la guardia, apareció solo por la puerta y se acerco a sus compañeros con ordenes de abandonar la postura estrictamente defensiva que tenían, pues realmente no hicieron ademad de atacar, si no de defenderse si eran atacados. De inmediato y casi al unísono todos los soldados envainaron sus brillantes armas y se posicionaron a ambos lados de Dorhand y los demás.

El soldado con un simple gesto, invito a todos, ahora amigablemente, a que los acompañaran. Y así lo hicieron, dejando tan solo a Marga al cuidado de Agranil y Briniel. El soldado al enterarse de ello, dejo a dos de sus compañeros montando guardia junto a la almadía. Al menos hasta saber si era posible acomodarlos dentro. Todo apuntaba a que si, pero nadie deseaba andar moviéndolos en caso contrario.

Juntos, soldados y viajeros, caminaron hacia la entrada a la aldea. La entrada era amplia, una enorme puerta de doble hoja hecha en madera y reforzada con hierro se situaba en el interior de un hueco dejado en la muralla, justo en el centro del lienzo de uno de los lados del triangulo que formaba la muralla. El hueco estaba revestido de piedra, rojiza como todos los terrenos que rodeaban la aldea. En lo alto, la empalizada se engalanaba con estandartes rojos, en lugar del acostumbrado verde de los rohirrim. Dos bustos de esbeltos caballos tallados en madera señalaban de lejos donde se abría la puerta. Frente a esta un puente de madera evitaba el embarrado foso, dejando paso a los visitantes.

Estaban ya a la altura de la propia puerta, bajo el arco, cuando de nuevo el capitán les salio al paso.

Turno 402

- Pido disculpas, he hablado con Éofor y pese a no haber recibido noticias de vuestra llegada me ha pedido que os lleve ante el. - dijo el capitan mirando receloso a Oin y Draupner, pero dirigiendose a Dorhand. - Mi nombre es Namilcar, espero que su estancia en nuestra aldea sea de su agrado, si necesita algo no tiene mas que pedirlo, hare cuanto este en mi mano.

- Son tiempos dificiles, larga fue la paz en estos años, pero cada dia mas peligros se acercan a nuestras puertas - trataba de explicar su comportamiento y aunque si en verdad los peligros habian crecido, su conducta habia sido desmesurada a ojos de los viajeros.

- Ahora por favor siganme.

Con un gesto invito a entrar al grupo, mientras los guardias desaparecieron en otra direccion.

Turno 402

Bolgo se frotaba las manos impaciente mientras el grupo esperaba la vuelta del capitán de la guardia. El hobbit fue consciente del peso de las piedras de su honda en la bolsa, y aunque no se atrevió siquiera a mover las manos hacia el arma, sí proyectó en su mente los movimientos que requeriría armarla y disponerla para presentar batalla. Algo nervioso, llegó a la conclusión de que sería inútil a la distancia a la que se encontraban de los soldados.

Cavilaba acerca de este asunto cuando el capitán volvió hasta su posición. Afortunadamente y para alivio del hobbit, su postura cambió y les ofreció acompañarlos hacia el interior de la fortificación al tiempo que se excusaba de su comportamiento.

Bolgo sonrió y disfrutó de la compañía de la guardia, contemplando sus bellas armas y armaduras. El mediano se sintió abrumado por el lugar donde se encontraba, tan diferente a lo que él conocía. Se imaginó entonces dentro de una de las viejas historias de Combe y rió para sí.

Si me viera mi viejo tio... pensó con añoranza.

Gallindum - Turno 402.

"Menudo fantoche...." pensaba Gallindum mientras entraba en la ciudad cargando con mochila y escudo, siguiendo al capitán de la guardia a donde estuviera llevandolos. "¿Acaso cree que si algún dia vienen a asaltar las puertas de Burth Marlinge, serán cuatro gatos con un séquito de ancianos Esgarothianos prendidos de las faldas los que vengan a pegarle fuego a sus estandartes rojos? peligros... ¡ja! me pregunto yo que peligro llega por el rio bamboleandose encima de una balsa construida con maderos y carros viejos....". A ojos del enano, un capitán de la guardia de las puertas de cualquier ciudad, y más si era un enclave comercial, debería tener más tacto a la hora de tratar con los viajeros.

Esperando que al menos las escusas y las explicaciones fuesen acompañadas de un buen plato de carne asada, una jarra de cerveza y un lecho caliente; Gallindum aceleró el paso, impaciente de llegar a donde lo estuviesen llevando. Aprovechando que se puso a la altura del capitán de la guardia, le dirigió la palabra. - Muy graves han de ser los peligros de que hablas para recibir a viajeros pacificos con acero y malas palabras... Este parece un enclave tranquilo y con buenas murallas diría yo, ¿que ha ocurrido en Burth Marlinge para que la guardia de la puerta ande tan exaltada?.- dijo el enano, mirando con ojo crítico al rohirrim.

Turno 402

Draupner, no respondio a la invitación del soldado ni bajó la guardia, se limitó a girar la cabeza hacia el mercader y preguntar - Dorhand, ya que Agranil no está en condiciones usted dirá que hacemos. - en espera de que fueran sus patrones los que decidieran que debían hacer. 

Como la orden fue la de avanzar hacia la ciudad es lo que hizo, pero en ningún momento bajó la guardia y si bien no había descolgado el martillo el escudo lo llevaba bien embrazado y en posición defensiva. <<Quid pro quo>>, si ellos no se fiaban de él, él no se fiaba de ellos.

Mientras avanzaba con cautela observaba con ojo crítico la construcción de la empalizada, de tal modo que al llegar a la puerta ya tenía un comentario preparado, que aprovechó para soltar a Oin mientras el capitán se disculpaba por su conducta. - Нищо чудно, че се страхуват, ако просто плюе на дете, за да свалят ограда и наранява всички наоколо с чипове. jejeje. Също така, не помниш ли строителството на хората, за да заключите своите пилета? -