Partida Rol por web

Turno 906

Marga y Dwalin iban en el centro de la cuerda, como ya habian hecho antes. Estaban hartos de caminar bajo la lluvia y en ese momento hasta hubieran aceptado un buen jamelgo con tal de llegar antes a la posada. Resignados, paso tras paso, continuaban caminando sin piedad.

RESOLUCION TURNO 906
 

Agua y más agua, aquella lluvia incesante comenzaba a hacer mella en los corazones de los viajeros. Gota tras gota las ropas se empapaban, se pegaban al cuerpo enfriando los cuerpos. Era una sensación incomoda. Tan solo se calentaban con el continuo avance que llevaban. Draupner había impuesto una cadencia alta. Caminaban durante casi una hora para después descansar unos diez minutos. Después vuelta a empezar. El ritmo que llevaban pretendía ser alto, si bien los charcos del camino, el barro que encontraban y la poca visibilidad, tampoco les permitían aumentar el ritmo.

Todos iban pensativos, casi ninguno abrió la boca para decir una sola palabra. Ensimismados, decaídos y cansados, ponían un pie tras otro con el único objetivo de llegar a la posada. El Caballo Blanco estaba aun lejos, llevaban siete horas de viaje y aun quedaba otro tanto, cosa que pesaba en el ánimo a la par que daba una cierta esperanza. Draupner y Oin habían vuelto a usar la cuerda a modo de pasamanos para intentar avanzar con una cierta velocidad. Marga y Dwalin, como antes, iban en las posiciones intermedias. Vino bien pues la concentración en el camino se iba perdiendo a medida que la noche avanzaba la cuerda ayudaba a caminar sin tener que estar tan atento, al menos para los que no la guiaban.

Groal se encomendaba al Gran Oso, esa deidad suya que no era si no Örome, el cazador, representado por su pueblo como un gran oso pardo. Quería aprender de Marga, conocer los secretos que llevaban a la enana a conocer todos los secretos sobre las hierbas y la curación. Marga nunca había usado la magia, como buena enana rehusaba de ella, aunque sí que tenía un amplio conocimiento de muchos de los remedios que la naturaleza le brindaba. Debía aprender a preparar esa infusión, “El té de Marga”.

Temudyin e Ilidan parecían restablecidos de sus heridas, gracias en gran parte a Ularico. El sanador, al contrario que Marga, basaba sus habilidades en el uso de la magia, como todos pudieron ver en Burth Ailgra, y aunque no necesito aplicar sus conocimientos sobre Ilidan, que se basto con el uso de unas hierbas concretas, fue imprescindible para la pronta curación del bosquimano de aspecto oriental. Ahora ambos hombres, de culturas tan diferentes, caminaban juntos.

Temudyin no estaba cansado, pero sí que notaba como, a pesar de la infusión de Marga, su nariz goteaba, y comenzaba a sentir un malestar general que poco a poco fue convirtiéndose en un claro resfriado. La temperatura comenzó a subirle. La acelerada marcha, el incesante avance, la interminable lluvia, hacia que fuese empeorando por momentos. El resto parecía que iban capeando el resfriado y la hipotermia que implicaba caminar completamente empapado.

Ilidan estaba acostumbrado a caminar, se había pegado una buena caminata desde su tierra natal, al sur, hasta llegar muy al norte en busca de su mentor. Ahora sabía que este había muerto dejando una última voluntad para que el numenoreano la cumpliese. Tenía que encontrar a su hijo. Aun así, acostumbrado como estaba, no se sentía cómodo bajo la lluvia, y poco a poco sus músculos fueron cediendo y comenzando a presentar molestias en forma de pequeños calambres. Como él estaba Yves-ashe. El hombre de los bosques también comenzaba a presentar signos de agotamiento, no todos eran tan resistentes como los enanos, o como Bolgo, que asombrosamente tenía un aguante excepcional, parecía que a más pequeño más resistencia. Pero el que peor lo llevaba era Gelion. El mago sentía como sus articulaciones le rechinaban, sus músculos gritaban de dolor y cada vez necesitaba ir más despacio.

El ritmo de Draupner era duro, pero efectivo. Era un ritmo muy usado por los ejércitos, para marchas largas. Se minimizaba el enfriamiento de los músculos, la pérdida de un ritmo constante, y maximizaba la distancia a recorrer. Solo tenía una cosa mala. Si no estabas acostumbrado, y de los presentes pocos lo estaban, era realmente agotador.

Atrás, cerrando el grupo iba Oin, maldiciendo en su lengua y en la común, cada gota de lluvia que caía sobre su quemada cara. Manteniendo tensa la cuerda, caminaba ojeando los alrededores, como si eso fuese a prevenir un ataque. Si realmente tal cosa sucediera y los jinetes sagath aparecieran a galope entre la lluvia, poco podrían hacer y tarde advertirían el ataque. Aun así, vigilante, miraba hacia todos lados.

Freagulf estaba pensativo, trataba de calcular cuánto les quedaba. Tras meditarlo mucho comento a todos que aun tenían un largo camino. Al menos cinco horas más de desesperante caminata. Mas si no lograban acelerar el paso y se veían forzados a bajar el ritmo.

Fue una parada algo más larga que las anteriores. Aprovecharon para comer algo de fruta y de jamón ahumado, ni pensaron en preparar nada que necesitase de fuego. Cuando todos hubieron terminado reanudaron la marcha para alegría de pocos.

La lluvia no fue a mejor, las gotas se fueron tornando más persistentes, hasta que unas horas después, no más de seis, la tormenta estallo sobre el grupo. No podía ser, ¿Acaso no habían sufrido ya lo suficiente? Un relámpago seguido de un trueno, mas agua, mas barro, menos moral.

Siguieron al mismo ritmo, el mismo que Gelion podía darles, un ritmo lento pero seguro, haciendo paradas cada menos tiempo, poco les importaba ya que la lluvia se colara en sus botas. Una hora después, acompañados aun por la tormenta, un relámpago ilumino a lo lejos lo que parecía ser una edificación de una sola planta. Habían llegado al fin, habían tardado muchísimo, casi catorce horas agotadoras. Tenían las botas y los pantalones llenos de barro, los ropajes pesaban mucho de tanta agua que habían absorbido, la capa particularmente. Pero allí estaban, a apenas un kilometro de la posada. Era su salvación, y solo les restaba caminar unos minutos…

Turno 609
Informacion

Gelion recordaba el sueño, durante el viaje habia estado ensimismado, mirando el encapotado cielo mientras este descargaba su lluvia. Pensaba en las estrellas, en la posicion de estas durante el sueño...

Su posicion, la luna llena, las constelaciones... Debia ser finales de verano, de hace mucho tiempo atras, no supo determinar la fecha, aunque sabia con certeza que no pudo ocurrir en esta edad, si no en la Tercera, al menos mil años antes de la destruccion del anillo. Tampoco tenia claro el lugar exacto, pero por la posicion de la constelacion de Arraw* debia de encontrarse en algun punto de las tierras brunas...

Siguio dandole vueltas, pero no logro sacar nada mas en claro. Su perspicacia habia situado en un lugar y fechas no demasiado concretos, pero al menos sabia donde podia encontrarse aquel lugar, si es que existia. Era un gran logro.

Pensando, mirando mentalmente al suelo en su sueño, fijandose en el simbolo que habia sobre la losa, llego a la conclusion de que no se trataba de un simbolo magico, una runa, si no que era sencillamente un adorno que marcaba la piedra. Comprendio que solo cuando ese simbolo fue visible, el enano pudo agarrar con fuerza su colgante, el mismo que ahora Gelion llevaba al cuello, y pronunciar una palabra. Eso era lo que desencadenaba la desaparicion del enano, y no el simbolo, esa palabra...

Turno 907

La lluvia y el ritmo impreso era terrible, pero para colmo la tormento no hizo sino agravarse aun mas, gire mi cabeza hacia mi hermano, y vi reflejadas en el las penurias de este infernal trayecto… me puse junto a el para darle ánimos en el viaje… ya falta poco hermano, al llegar piensa en una buena sopa caliente y un jergón seco, donde podrás descansar……

Un rato después las centellas que la tormenta guardaba en su interior, hicieron vislumbras en el horizonte la silueta de lo que parecía y deseaba que fuera nuestro destino final por hoy….

Mira Tedmuyin, allí a lo lejos, los ves…. Es la posada, ya estamos muy cerca, aguanta un poco mas, que ya llegamos…

Turno 907

Finalmente habían llegado a un lugar donde podrían descansar cómodamente. Por suerte, lo único que tendrían que lamentar de esta sección del trayecto serían una que otra amenaza de resfrío. Pero nada que una buena dosis de la infusión de Marga no pueda solucionar. Sin duda, tendría que poner más atención la próxima vez que la prepare, para descubrir si en su fórmula había algún procedimiento secreto.

De cualquier forma, el alivio asomaba en el corazón de Groal. Ya sea gracias a las medidas preventivas tomadas por Draupner, o simplemente gracias a la suerte, no habían habido altercados violentos hasta ahora. Eso era de agradecerse. Ahora no quedaba más que esperar a que Draupner tomara las riendas y ordenara la distribución de habitaciones.

Turno 907

Cada paso que daba más era una tortura, tenía las ropas caladas y además las botas con una gruesa capa de barro que aumentaba su peso considerablemente. A eso, y a la cantidad de horas que llevaban ya andando, había que añadir que en los últimos kilómetros le habían empezado a dar calambres en las pantorillas, lo que habría echó disminuir la marcha del grupo si no fuera porque Gelion aun llevaba un ritmo más lento, y por lo tanto debían de acomodarse a su paso debido a que todos iban sujetos por la cuerda. Último hecho, este, que le incomodaba, ya que en más de una ocasión, siguiendo la ruta que le dictaban los de delante, había tenido que cruzar innecesariamente sobre un barrizal por no dar un ligero rodeo. No dudaba así, que la próxima vez que el grupo fuera a utilizar ese método de nuevo para su caminata nocturna, el numenoreano intentará probar suerte por libre.

Al menos, su destino ya podía verse a lo lejos, lo que le animó a recorrer el último tramo con algo más de ánimo, ante la perspectiva de que allí habría un buen plato caliente que tomar y un lecho confortable en el que descansar, y todo ello bajo un techo guarecido de la lluvia.

Draupner en cabeza iba notando como desde a última parada la cuerda iba casi todo el tiempo tensa y miraba constantemente para atrás para detectar con era el que peor lo estaba pasando.

Cuando comprobó que era Gelión le díjo a Freagulf. - ¿Hay alguna posibilidad de que Gelión pueda ir a lomos de tu caballo? Nos está retrasando mucho y de esa forma como a los animales no les cuesta mantener nuestro ritmo podríamos acelerar un poco el paso. -*

Finalmente fue la tormenta la que les permitió divisar la posada y lo transmitió al resto. Estaba bastante cerca pero no se veían luces en ella, algo que podía ser normal teniendo en cuenta las horas que eran y quizá el resplandor de la chimenea solo se viera desde más cerca.

Su instinto precavido requería una inspección previa antes de lanzarse todos para allá, así que se detuvo un instante y dijo - Oín ponte tu en cabeza, Dwalin te toca cerrar el grupo. Fréagulf y yo nos adelantaremos un momento a inspeccionar, y aunque podeis seguir avanzando aguardad a unos 200 metros hasta que lleguemos. - Había pensado en llevarse también a Tedmüyin pues conocía las constumbres de sus enemigos, pero no paraba estornudar, así que se acercó a preguntarle -¿Algo que debieramos tener en cuenta para el caso de que los Sagath hubieran tomado la posada? ¿Alguna pista para saber que han estado allí? -

Turno 907
Info

¿Algo que debieramos tener en cuenta para el caso de que los Sagath hubieran tomado la posada?

Si la posada habia sido tomada, ya estaban alertados, sin duda. Habrian puesto vigias en la posada, pero tambien agazapados en los alrededores. No habrian dudado un momento en cabalgar a galope para avisar de que llegabais.

¿Alguna pista para saber que han estado allí?

Ninguna fuera de lo normal, pisadas en los alrededores, barro en el suelo del interior, caballos fuera. Lo logico

Turno 906

- Sagath... Si esstan el la possada, ya ssabrran que llegamoss. Tendrran vigiass porr todass parrtess, y no ssolo hablo del edifisio, tambienn de loss alrrededorres. Correrann a avisarr antess de darrnos cuennta siqueirra - dijo con su marcado acento - Si querreis saberr si estann o no dentrro, mirrad afuerra, sus monturras estarran alli, nuncca vvan sin suss caballoss. Buscarr huellas, Aaachissss- estornudo de repente mientras intentaba que no sonase mucho.

Turno 907

El erudito tenía muchas cosas en la cabeza y mirar al cielo parecía una de ellas. Ensimismado y cansado, sin querer estaba retrasando al grupo. Parecía apático y abstraído. No era un buen momento para hacerlo pero era lo que estaba pasando.

Llegaron a ver la posada y esto pareció despertarle.

Por fin

Se limitó a murmurar.

Dwalin y Marga iban en el centro de la comitiva y el erudito se fijó en ellos. Dudó pero terminó decidiéndose y habló al herrero.

Dwalin, cuando puedas me gustaría hablar contigo. Lleguemos primero al refugio.

Turno 609

- Claro Gelion, descuida, luego podremos hablar - le contesto al mago. A lo lejos veia su refugio, aliviado hizo caso a Draupner y tomo la parte posterior de la cuerda.

Turno 907 II

- Temüdyin esperemos que la oscuridad de la noche unido a la añadida dificultad para ver que causa esta incesante lluvia, que además mitiga nuestro ruido, haya sido velo suficiente para pasar entre sus líneas de encontrarse aquí. Además esperemos que si han enviado algo por esta ruta sea tan solo una pequeña partida de exploración o estaremos perdidos.-  le contestó justo antes de adelantarse a explorar los alrededores de la posasda.

Turno 907

Pese a que la lluvia continuaba empapando sus ropas y enfriando su cuerpo, el rohir no había vuelto a mostrar los síntomas de catarro del día anterior. No había estornudado ni tampoco había vuelto a toser, e incluso se notaba descansado y con energía pese a la dura caminata que habían hecho el día anterior y la que estaban haciendo ese día. Aquello debía ser sin duda gracias a la infusión de Marga y el calor de la hoguera que habían conseguido mantener. Lo cual agradeció bastante.

Alian había subido a su caballo para evitar cansarse, y Fréagulf puso mala cara recrimienándole esa actitud con un gesto duro y una mirada recriminatoria. Había más personas en ese grupo y algunos estaban muy cansados y empezando incluso a enfermar. Pero el gesto de su compañero le dio una idea que fue a comentarle a Draupner cuando el enano le preguntó si no le importaría ceder su caballo para que Gelion descansara y el grupo pudiera avanzar más deprisa.

-Claro, no será problema puede montar si quiere. De hecho estaba pensando que podríamos usar los caballos que tenemos por turnos para descansar en marcha, y tan solo parar cuando los animales necesiten descanso. -La idea llegaba algo tarde pero podrían aplicarla a partir de entonces. De todos modos no sabía como se tomarían los enanos eso de ir montados en caballos.

Cuando hablaron con Temudyin este mostraba los primeros síntomas de enfriamiento. Fréagulf se preguntó si aquella caminata estaba siendo demasiado para él después de la situación en la que se había encontrado apenas un par de días antes.

-Yo creo que si los sagath estuvieran aquí ya hubieran prendido esa posada y no tardarían en echarse encima nuestra. De todos modos toda precaución es poca. Draupner, vayamos a ver. -Freagulf quería creer que los enemigos no estaban allí, que podrían descansar tranquilamente y que los dueños de la posada estaban perfectamente.

RESOLUCION TURNO 907
 

Alivio fue lo que todos sintieron al ver la posada. El camino estaba resultando muy duro, y cada jornada hacia que el viaje fuera pesado y agotador. Para colmo la lluvia no cedía ante las protestas de los viajeros, y continuaba cayendo a placer. Una tormenta les había estado pisando los talones y comenzaba ya a descargar.

Durante la noche, Temudyin se fue poniendo peor. La temperatura, el permanecer continuamente mojado, el cansancio tanto psicológico como físico, y el no poder descansar como era debido, habían debilitado a ciertos miembros del grupo. El bosquimano de aspecto oriental no estaba cansado, sino mas bien enfermando. Estornudos, moqueos y malestar general, hacían del pobre hombre una especie de espantapájaros que continuaba caminando por pura inercia. Era Gelion el que realmente estaba más cansado, el que quizás menos aguante tenia del grupo era el erudito. Ilidan e Yves también comenzaban a presentar síntomas de agotamiento, cosa que el resto, al parecer, no notaban. Freagulf cedió su montura al mago, que hizo los últimos kilómetros a lomos de Ulfer a petición de Draupner. El ailgratha cedió su caballo ante la petición del enano, lo que hizo que la marcha no se retrasara tanto.

Groal pensaba en la entretanto zancada tras zancada cubría el embarrado camino que llevaban.

Bolgo seguía ensimismado en sus cosas, tratando de seguir el ritmo, concentrado, sus cortas piernas exigían un esfuerzo mayor que el de los demás, sin embargo parecía estar aguantando como el más grande montaraz. Alian, pese a las miradas inquisidoras de su compañero no se bajo de su montura, estando relativamente más descansado que los demás. Estaba acostumbrado a montar y a pesar de la lluvia se encontraba cómodo.

Con un nuevo relámpago todo se volvió a iluminar. De nuevo la posada se veía al fondo. Draupner decidió adelantarse para estar seguros de que el enemigo no hubiese tomado aquel edificio. Dio algunas órdenes a Oin para que se pusiese en cabeza y a Dwalin para que fuese atrás. Marga continuaría en el centro. Al pasar el herrero junto a Gelion, que había descabalgado ya, este le pidió al enano un momento para hablar antes de acostarse esa noche. Dwalin asintió sin preguntar de qué se trataba.

Draupner pregunto a Temudyin sobre los sagath y sus costumbres, si había posibilidades de que estuviesen en aquella posada, y de ser así, como podían detectarlo. Temudyin, abotardado, contesto como pudo. No estaba seguro de si estaban allí o no. Si había caballos fuera era probable que estuviesen, también si había pisadas, era difícil de saber sobre todo por que bien podrían pertenecer a otros viajeros, tenían que ser caballos sagath, fácilmente reconocibles por sus adornos y monturas. Si habían sido vistos corrían un grave peligro, pues cualquier vigía habría alertado ya a sus jefes.

Draupner y Freagulf se adelantaron entonces, yendo a más velocidad que sus compañeros, que por otra parte ralentizaron su avance para darles tiempo. No entrarían en la posada hasta que el explorador y el montaraz enano les dijesen que era seguro. Todos esperaban que así fuera, poder dormir en una cama calentita, junto a un fuego…

Con tranquilidad, bajando el ritmo todos a pie, continuaron avanzando. Draupner y Freagulf, a grandes zancadas se dirigieron hacia la posada al abrigo del la oscuridad y de la lluvia. Los relámpagos los acompañaban, delatando su posición cada pocos metros, estaba siendo una dura tormenta.

RESOLUCION TURNO 907
 

Alivio fue lo que todos sintieron al ver la posada. El camino estaba resultando muy duro, y cada jornada hacia que el viaje fuera pesado y agotador. Para colmo la lluvia no cedía ante las protestas de los viajeros, y continuaba cayendo a placer. Una tormenta les había estado pisando los talones y comenzaba ya a descargar.

Durante la noche, Temudyin se fue poniendo peor. La temperatura, el permanecer continuamente mojado, el cansancio tanto psicológico como físico, y el no poder descansar como era debido, habían debilitado a ciertos miembros del grupo. El bosquimano de aspecto oriental no estaba cansado, sino mas bien enfermando. Estornudos, moqueos y malestar general, hacían del pobre hombre una especie de espantapájaros que continuaba caminando por pura inercia. Era Gelion el que realmente estaba más cansado, el que quizás menos aguante tenia del grupo era el erudito. Ilidan e Yves también comenzaban a presentar síntomas de agotamiento, cosa que el resto, al parecer, no notaban. Freagulf cedió su montura al mago, que hizo los últimos kilómetros a lomos de Ulfer a petición de Draupner. El ailgratha cedió su caballo ante la petición del enano, lo que hizo que la marcha no se retrasara tanto.

Groal pensaba en la entretanto zancada tras zancada cubría el embarrado camino que llevaban.

Bolgo seguía ensimismado en sus cosas, tratando de seguir el ritmo, concentrado, sus cortas piernas exigían un esfuerzo mayor que el de los demás, sin embargo parecía estar aguantando como el más grande montaraz. Alian, pese a las miradas inquisidoras de su compañero no se bajo de su montura, estando relativamente más descansado que los demás. Estaba acostumbrado a montar y a pesar de la lluvia se encontraba cómodo.

Con un nuevo relámpago todo se volvió a iluminar. De nuevo la posada se veía al fondo. Draupner decidió adelantarse para estar seguros de que el enemigo no hubiese tomado aquel edificio. Dio algunas órdenes a Oin para que se pusiese en cabeza y a Dwalin para que fuese atrás. Marga continuaría en el centro. Al pasar el herrero junto a Gelion, que había descabalgado ya, este le pidió al enano un momento para hablar antes de acostarse esa noche. Dwalin asintió sin preguntar de qué se trataba.

Draupner pregunto a Temudyin sobre los sagath y sus costumbres, si había posibilidades de que estuviesen en aquella posada, y de ser así, como podían detectarlo. Temudyin, abotardado, contesto como pudo. No estaba seguro de si estaban allí o no. Si había caballos fuera era probable que estuviesen, también si había pisadas, era difícil de saber sobre todo por que bien podrían pertenecer a otros viajeros, tenían que ser caballos sagath, fácilmente reconocibles por sus adornos y monturas. Si habían sido vistos corrían un grave peligro, pues cualquier vigía habría alertado ya a sus jefes.

Draupner y Freagulf se adelantaron entonces, yendo a más velocidad que sus compañeros, que por otra parte ralentizaron su avance para darles tiempo. No entrarían en la posada hasta que el explorador y el montaraz enano les dijesen que era seguro. Todos esperaban que así fuera, poder dormir en una cama calentita, junto a un fuego…

Con tranquilidad, bajando el ritmo todos a pie, continuaron avanzando. Draupner y Freagulf, a grandes zancadas se dirigieron hacia la posada al abrigo del la oscuridad y de la lluvia. Los relámpagos los acompañaban, delatando su posición cada pocos metros, estaba siendo una dura tormenta.

Avanzaban todo lo rápido que podían sin tener que correr, tampoco querían dejarse los dientes en el barro. A punto estuvieron de resbalar en un par de ocasiones, pero por suerte no llegaron a caer. Siguieron hasta la posada, cuando llegaron miraron atrás, sus compañeros se veían muy lejos, avanzando despacio cada vez que un relámpago iluminaba todo.

Estaban junto a la posada, en su pared norte, al este debía estar la puerta, pues el camino pasaba por esa cara del edificio. Ahora tenían que intentar ver si había alguien dentro, y de haber, determinar si eran o no enemigos sagath.

Turno 708
Percepción

Freagulf, en su avance, trataba de fijarse en posibles huellas en el suelo, era imposible, el agua había borrado cualquier rastro que pudiera haber existido, era casi imposible distinguir nada entre los charcos.

Se fijo entonces en la posada, esperaba ver el brillo de un fuego en su interior, o a alguien asomado en alguna ventana. Lo cierto es que no vio nada, las ventanas estaban cerradas con madera para protegerlas del viento. Unas contraventanas bien adornadas que impedían que el viento azotase los cristales a la vez que cortaban la lluvia. Había tres ventanas en esa cara del edificio, todas cerradas.

Turno 708
Percepción

Draupner avanzaba fijándose en la posada, esperaba ver el brillo de un fuego en su interior, o a alguien asomado en alguna ventana. Lo cierto es que no vio nada, las ventanas estaban cerradas con madera para protegerlas del viento. Unas contraventanas bien adornadas que impedían que el viento azotase los cristales a la vez que cortaban la lluvia. Había tres ventanas en esa cara del edificio, todas cerradas.

Turno 908

Groal miraba como Draupner y Freagulf se alejaban del grupo para explorar. Groal se giró y miró a la compañía, a ver signos de nerviosismo o de enfermedad... cualquier indicio de debilidad. Si se producía una escaramuza en esas circunstancias, él trataría de acompañar y ayudar a aquel que esté más debil. Sólo quedaba esperar y rezar al Gran Oso que nada sucediera esa noche.

Sólo por si acaso, Groal consideró que no estaba demás la mayor preparación posible. Pensaba esto, y decidió concentrarse e invocar al Espíritu del Oso, para poder ayudar en caso de necesidad. Groal no era un gran combatiente, pero si era necesario, en algo podría ayudar.

Turno 908

No comprendía porque Draupner tendría que exponerse aquí, acaso no sabe delegar… me pregunte… Bueno hermano esperemos aquí a que Freagulf y Draupner regresen, esperemos que la posada este libre para poder dormir esta noche a buen recaudo.

Es una noche muy oscura y hace un tiempo de perros…espera un momento Tedmuyin, ahora regreso, he de preguntarle algo a Marga…

Me fui hasta la Enana, y la pregunte, ¿acabo con lo que le antes?, porque por lo que veo será necesario preparar algo mas, pues mi hermano parece haber sucumbido al final al catarro pues creo que al tener aun reciente sus heridas, es posible que le hayan afectado.
También me he fijado en Gelion , que esta realmente agotado y no se si estará enfermo al final de la noche…. Si necesitases algo dímelo bien para dártelo si lo tengo o si es posible con este tiempo intentar buscarlo en los alrededores.

Turno 908

Alternando el peso de un pié a otro, Oin vigila la posada mientras mece el martillo cerca de su pierna. La lluvia cae por su cara y se escurre por la apelmazada barba pero a estas altura ya apenas le importa. Tan sólo observa la posada y los alrededores tratando de descubrir a sus compañeros o a posibles atacantes. Mira hacia atrás y  le hace una seña a Dwalin de que vigile la retaguardia.

- uhmm... - murmura apartándose el agua de la cara.