Partida Rol por web

| Comedor |

-Yo tengo una pregunta, señor.-dije, mientras le miraba con el ceño fruncido, extrañado.-¿Decir que estabais atacando la aldea? ¿No se supone que nosotros estabamos en el internado pero nos raptasteias a nosotros y unos pocos mas el día de la batalla? ¿Qué haciamos en una aldea?.-pregunté con rapidez. Quería que todo saliese a la perfección. No veía el momento de encontrarme con Walgior y acabar con el.

|Comedor|

- Refugiados, obviamente...- expliqué, con una sonrisa en los labios-. Se supone que desaparecistéis... Podéis decir que lográsteis escapar y, a continuación, fuimos a buscaros a la aldea donde os estábais escondiendo... Pero que no conseguimos cogeros, ¿entendido?- les pregunté, esperando que quedara zanjado el tema.

| Comedor |

Asentí con firmeza y miré a Neith. Cuando quieras salimos al jardín, tenemos que...-busqué la forma apropiada de decirlo.-" preparar el vestuario ".-dije son una pequeña risa. No me gustaba pegarle a una chica sin motivo, pero las magulladuras y la ropa deberian de parecer lo más reales posibles.

[ Comedor ]

- Me alegra que pienses eso, cielo. Me alegra muchísimo. - Le digo a Hëndel mientras la abrazo.

Por que no sabemos cuanto podemos durar con vida aquí mismo.

- ¿Qué tenemos que hacer ahora? Hace unas semanas que estamos tranquilos... ¿te apetece hacer algo en especial? -

[Enfermería]

Las palabras de Dana me hicieron reflexionar.

"En realidad me tienes que perdonar tú a mí.  Tener que alejarte de todo el mundo de esa forma sin poder explicar por qué tuvo que ser duro.  Lo que hiciste fue para protegernos y no te tengo que perdonar, más bien te doy las gracias.  Pero prométeme que no volverás a hacerlo.  Cuéntamelo todo ¿de acuerdo?

Ahora tienes que descansar."

|Comedor - Jardines|

Solté una carcajada al ver la cara de Jairon.
- Chicos, creo que será mejor que me encargue yo misma de vuestra apariencia... No podemos cometer errores- dije, con una sonrisa de oreja a oreja, maliciosa. Cogí a los dos muchachos del brazo y les saqué al jardín.
Di unos pasos atrás y con la magia hice que se elevaran en el aire, para después chocar contra los muñecos que usábamos para entrenar.
Aquella maniobra estuvo acertada, porque sufrieron rasguños y sus ropas se mancharon al caer a la tierra.
- ¿Estáis bien? Dentro de lo que cabe, claro...- dije, con una sonrisa maliciosa aún en mi rostro.

|Comedor|

Sonreí, amargamente. Tampoco era bueno pensar que íbamos a morir en cualquier momento, porque eso me hacía estar en tensión continuamente. Tampoco había que obsesionarse.
- A mi me da igual lo que hagamos, elige tú- le dije a Sirius, con una sonrisa, apoyando mi cabeza en su hombro-. Oye, ¿no te parece que a Farilynn le afectó mucho lo sucedido ayer? En los pasillos he escuchado que no ha salido de la sala de profesores, ni siquiera para dormir...-

| Enfermería |

Hice una mueca, pues estaba intentando sonreírle a Fistandantilus, pero me dolía hasta el rostro.
Suspiré, intentando aliviar así mi dolor o al menos intentar olvidarme de él.
- No debes disculparte... Con la última charla que tuvimos sólo pretendía darte una pista, por si lograban asesinarme...- dije, cerrando los ojos fuertemente para aliviar el dolor-. Gracias por estar aquí, Fist... Nunca sabré cómo agradecértelo...- tosí después de decir ésta frase y asentí con la cabeza-. Sí, ya sé... Voy a descansar, pero no te marches, no me dejes sola...- dije, sujetando con fuerza su mano, como si con aquel gesto fuera a impedir que se alejara de mí.
Esperé unos segundos para cerrar los ojos, después de contemplar los suyos... Tenerle a mi lado se estaba convirtiendo en una necesidad, algo sin lo que no lograría sobrevivir, y eso tampoco era bueno para nadie.

| SALA DE PROFESORES |

Llevaba toda la noche allí y tenía pensado pasar el resto del día en aquella sala hasta que no encontrara al culpable de todos los accidentes que se iban sucediendo.
Leí el trozo de pergamino que el día anterior me habían dado Hëndel y Sirius. Lo había leído ya mil veces, pero seguía sin entender nada... Para colmo, me habían informado de que Dana se había despertado pero no logró verle la cara a su agresor, ni en sus visiones ni en el momento del accidente.
Todo se estaba volviendo en mi contra y me estaba desbordando. Dejé escapar unas lágrimas y con mi magia tiré todo lo que había encima de la mesa, furiosa.
Me acerqué a la ventana, apretando tanto los dientes que por un momento pensé que se me iban a incrustar en las encías. Apoyé las manos en el marco de ésta y miré al horizonte, pensativa.
El asesino había actuado desde la ventana y, sin embargo, nadie había visto nada desde los jardines... Aunque podría deberse a que todos estaban disfrutando en ese momento.

- ¡Pero alguien tendría que haber visto algo!- me chillé a mi misma, empeñada en que algo misterioso había en todo aquello.

| Jardín |

Me levanté, dolorido de aquel golpe, pero aún no lo ví suficiente, no era creible del todo.
-¿Eso es todo lo que sabes hacer?.-la provoqué, mientras que me levantaba y me rería.-Vamos, Cassandra... Me estas defraudando, ya lo hiciste la otra noche, no lo hagas tambien hoy.-apreté con fuerza los dientes, por lo que pudiera venir.

| Jardines |

Me levanté del suelo, frotándome el brazo derecho. Al caer, todo el peso de mi cuerpo se posó sobre dicho brazo y me dolía bastante.
Miré con el ceño fruncido a Cassandra. No entendía a qué venía ese comportamiento después de la noche anterior, en la que me había ayudado a que Mefiroth admitiera que era adicto a mi cuerpo.
Me entraron ganas de lanzarle algún hechizo, de ver su cara estampada en el suelo, pero no lo hice. Sabía que, por alguna extraña razón, Jairon y ella ya no se llevaban tan bien... Pero aún así, me fastidiaba tener que pagarlo yo también.

| Jardines |

Solté una carcajada, echando la cabeza hacia atrás.
- Jairon, Jairon, Jairon... -dije, mirando de reojo a Neith que parecía algo furiosa, acercándome a mi objetivo que era el muchacho-. No voy a caer en tu juego, al igual que tampoco lo hice aquella noche... Sí, así es querida Neith... Deberías darle un poco de fiesta porque el otro día vino un poco bebido a mis aposentos y quiso algo de mí que yo no le pude dar, pero quizá tú sí- dije, con una sonrisa maliciosa dibujada en mi rostro-. Ten cuidado con las chicas allí... Sé que estás un poco desesperado pero tampoco hay que estropear la misión, ¿no? Markwolf podría enfadarse mucho contigo...- dije, guiñándole un ojo, sin borrar aquella sonrisa maliciosa-.

| Jardín |

Nisiquiera sonreí, me quedé mirandola con el rostro serio.
-Decir mentiras no es digno de una dama aunque lo entiendo, tu nunca fuiste una...-entonces no pude evitar sonreir y desenvainar mi espada con rápidez.-Vamos, Cassandra, ¿acaso tienes miedo de hacerme algun que otro rasguño? Es por el bien de la batalla.-entonces corrí hacia ella, saltando por mitad del camino y alzando la espada por encima de mi cabeza. No quería hacerle daño pero tampoco era que lo fuese a impedir... Fuí directo a su brazo, un pequeño corte no le haría mal. Si esque conseguí darle antes de que me lanzase algun hechizo, claro.

| Jardines |

Reí de nuevo.
- Tampoco es de caballeros ir alardeando de lo que dejas o no dejas de hacer...- dije, al mismo tiempo que veía su furia reflejada en sus ojos.
Por fin había conseguido lo que quería, que me atacase. Ni siquiera intenté defenderme y dejé que se acercara a mí con rapidez.
Su espada me produjo una herida profunda en el brazo, pero yo me limité a soltar un pequeño gemido al notar la hoja afilada de ésta.
Me puse la mano sobre la herida para que no me sangrara demasiado y miré al joven, con una sonrisa maliciosa.
- Pues sí que pierdes el control pronto, Jairon... ¿Duele escuchar la verdad? Esos arrebatos guárdatelos para la batalla y no estropees el plan... Allí en el internado tendrás que escuchar muchas barbaridades y a gente sospechando de tí, así que no seas estúpido y no fastidies el plan o yo misma me encargaré de matarte- le dije, sentenciando mi extrema vigilancia sobre él. No iba a dejarle a su aire y le tendría siempre vigilado, auqnue fuera lo último que hiciera.

[Enfermería]

Parecía que la profesora volvía a ser la de siempre, la que me cautivó desde un primer momento.

"No me iré, me quedaré aquí contigo.  No permitiré que nadie vuelva a hacerte algo parecido.  Ya has sufrido demasiado - le dije mientras le acariciaba el pelo -.  Ahora procura descansar, puedes estar tranquila, porque yo estaré a tu lado.  Llegarán tiempos mejores, te lo prometo."

No me gustaba verla en aquel estado, pero era consciente de que había tenido mucha suerte y parecía que se recuperaba bastante rápido gracias a los cuidados de la enfermera.

Acerqué mi rostro al suyo y la besé, tierna y profundamente.  Puede que no fuera el mejor momento, o quizás sí.  Era lo que entonces sentía, y tenía que hacerlo.

"Duerme un poco, estaré a tu lado".

| Enfermería |

Su beso... Sus labios haciendo contacto con los míos me produjo un escalofrío por todo mi cuerpo e instintivamente cerré los ojos para disfrutarlo mejor. Sabía que no estaba bien lo que Fistandantilus acababa de hacer, y tampoco estaba bien que yo no le hubiera parado los pies siendo una profesora y un alumno... Pero él había acertado con lo que yo necesitaba en ese momento.
Sonreí, complacida y a la vez sorprendida de que él sintiera también un cariño tan grande como el que yo sentía por él.
Después de quedarme con la imagen de su rostro, cerré los ojos de nuevo para dormirme, pero no podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder.
- Gracias, Fist...- fue lo único que se me ocurrió decir en ese instante y, para conseguir quedarme dormida lo antes posible, conseguí que entrelazáramos nuestras manos. Al notar el contacto de su piel con la mía, sonreí de nuevo y disfruté de aquel instante, como si en algún momento aquello fuese a terminar...

| Comedor - Habitación |

Le sonreí a mi amiga Marian, pero me di cuenta de que se me había olvidado ponerme mi collar preferido y sin él no podía ir a ningún sitio.
- Espera aquí, voy a la habitación, que me he dejado el collar encima de mi cama- dije, mientras subía a la habitación. Desgraciadamente, sobre la cama no se encontraba, así que comencé a buscarlo por toda la habitación.

| MINI JUGADA MASTER |

Lilith, que todavía no se había levantado de su cama, estaba teniendo un sueño demasiado extraño...

Volvían a matar en el internado, pero no se le veía la cara al asesino... Lo único que se podía ver de aquella persona era su negra silueta, pero se distinguía que era una persona con gran estatura.
Se encontraba en una habitación, adornada con flores en varios jarrones. En ella, había una chica revolviendo en los cajones de su cómoda, como si estuviera buscando algo.
La muchacha se dio la vuelta para ver quién había entrado en su habitación sin permiso, pensando que se trataba de alguno de los chicos atractivos de los que habían estado comentando ella y su amiga Marian, pero su rostro se volvió terrorífico. Su expresión era de intenso miedo, un miedo que le impidió chillar.
El agresor golpeó a la muchacha y le lanzó un hechizo. De repente, la joven cerró los ojos pero Lilith no podía distinguir si estaba muerta o si sólo estaba inconsciente.
El misterioso asesino cogió una daga y la clavó en el pecho de la joven, grabándole en la piel una "X", el mismo símbolo que le habían grabado a Bella.

Lilith despertó y se dio cuenta de que aquello no era un sueño, sino una de esas visiones que tenía de vez en cuando.
Para cuando alguien llegara a la habitación de aquella muchacha rubia, se encontrarían a Risk arrodillado al lado del cadáver de la joven, con las manos llenas de sangre.
- Lo siento, Eirin... Lo siento mucho de verdad- decía Risk, cogiendo el cuerpo sin vida de la joven para colocárselo sobre su regazo.

[ Comedor ]

- Sí. Lo he escuchado también. Pero es que... - Le dije mientras me acomodaba el pelo hacia atrás, así no me molestaba en los ojos.

Bueno, que más dá.

- Hëndel... ¿por qué no vamos a ver si le ha sucedido algo? Tal vez necesite hablar con alguien... ¿no te parece? -

Todos con sus problemas, pero ninguna solución. ¿Que significarán esos pergaminos?

| Comedor - Jardines |

Me encogí de hombros y observé a Walgior.
- Quizá lo adecuado sería que fuera su amado el que acudiera a verla... Al fin y al cabo, con nosotros no va a sincerarse tanto como con él... Mejor hacemos algo juntos, ¿qué te parece? Podríamos, no sé... -le dije a Sirius, pensativa. No tenía ningún plan especial-. ¡Espera! ¿Y si vamos de nuevo a los jardines? Por muy extraño que nos parezca este tiempo, deberíamos aprovecharlo...- le susurré al oído, al mismo tiempo que le cogía de la mano y le arrastraba hasta los jardines.
Divertida, me subí a su espalda para que me llevara durante un instante a caballo, riéndome a carcajadas.