Partida Rol por web

[ Enfermería ]

- Cielo, soy yo, no me recuerdas. - Le digo cogiéndole una mano cuando la enfermera se va. - Soy Sirius ¿no me recuerdas? -

Miro a los ojos a Hëndel, la cual parece no entender nada de lo que digo.

- Cariño... soy yo... ¿te acuerdas de lo bien que lo hemos pasado juntos? -

CASA LUJUBRE.

Al escuchar la propuesta de Neith, le dije cobrando animos. -Gracias, si es una buena idea... Cunado podemos empesar???-. Mi mascota lleno de color amarillo su fuego y se lanzo al aire, debido a la mejoria de anomos de su amo. Me levanto y camino sigilosamente a donde la chica -Si es sierto que me puedes dar este poder, te juro que sere tu esclavo para toda la vida... pero con una condision... No puedes interferir en mi ansia de masacrar a esos insectos.-

[Aula vacía - 2ª planta]

Al llegar a la puerta del aula me quede parado un momento, pensando en las horas pasadas investigando el lugar.  Con aire decidido entro en la sala. No pude reprimir un suspiro de asombro al ver que la puerta con las palabras élficas había cedido.

Sistematicamente mi mirada se volvió hacia la vitrina encadenada.  ¿Habría quedado inconsciente o incluso muerto la persona que mantenía aquel candado cerrado?

Sin pensarlo dos veces, intenté abrir mágicamente el candado.

 [ Terraza ]

Estaba en la terraza tomando grandes bocanadas de aire cuando de repente, un hada, Naida me saludó. Me di la vuelta y le respondí con una sonrisa tímida.
-Ho...Hola- estreché su mano con cuidado ya que  tenia una de las alas vendada- Me llamo Lilith, acabo de llegar y...- Miré a mi alrededor y le pregunté- ¿Que ha pasado aqui? parece que no he llegado en un buen momento..

|JUGADA MASTER|

Sirius intentaba por todos los medios hacerle recordar a Hëndel, pero ésta no conseguía hacerlo... En su mente, los recuerdos vagaban de un lado a otro, provocando una gran confusión en la joven. Sin embargo, su rostro le resultaba bastante familiar, pero no sabía si decir que era algún pariente o algún amigo.
Le dedicó una leve sonrisa.
- Emmm... Me suena tu cara pero no sé ahora mismo quién eres...- le dijo la muchacha, sintiéndose avergonzada por la situación.

Farilynn, que también estaba malherida, abrió sus ojos al notar cómo Walgior le acariciaba la mano... Aquel gesto había despertado todos sus sentimientos más profundos y le había hecho despertar.
- Walgior...- dijo la reina, con un hilo de voz.
Inmediatamente, la enfermera le ordenó que no hablara, pues aún estaba demasiado débil para hacer esfuerzos innecesarios. Entendía que eran pareja y que necesitaban dedicarse algunas palabras, pero lo mejor para ella era no hablar en ese momento.
Las enfermeras también ponían todo su empeño por terminar de curar a Walgior, que no les llevó demasiado tiempo.
- Las heridas tardarán en curarte, pero cicatrizarán, no te preocupes- le dijo la enfermera, antes de marcharse. Seguidamente, el resto de enfermeras también se marcharon, concediéndoles un par de minutos a solas antes de continuar con la curación de Farilynn.

Fistandantilus, que intentaba abrir la vitrina con aquel candado, no consiguió hacerlo... A cambio de eso, desapareció sin más... Se esfumó, dejando en su lugar una gran bola de humo gris, dejando confundido al muchacho. Era extraño que, justo en el momento en que intentaba abrirla, se esfumara de repente...
Sin embargo, la puerta del túnel se encontraba abierta y ya no había nada por investigar, aparentemente.

Naida y Lilith parecía que entablaban conversación y eso les venía bien a las dos.
- No te preocupes, es que hemos tenido una importante batalla... - le dijo Naida, con una sonrisa, intentando que dejara de sentirse mal por llegar en aquel momento-. ¿De qué curso eres tú? -.

En la casa lúgubre, se esforzban al máximo por curar a Victoria, pero no lo conseguían... Jairon, que había percibido aquella visión que el destino le había otorgado, la ignoró y decidió esperar para ver lo que sucedía con Victoria, aunque tampoco se mostraba realmente interesado. Su corazón seguía siendo de hielo, al fin y al cabo.

En la habitación de Mefiroth, donde estaban Neith y Mefiroth hablando de sus planes por conseguir más poderes, entró Cassandra de repente, pisando fuerte.
- ¿Qué tal estáis? ¿Estáis bien? Por cierto, Mefiroth... Quiero agradecerte que entretuvieras a Meirith... Si ella hubiera actuado también en el combate, ahora mismo estaríamos mucho peor de lo que ya estamos- dijo Cassandra, con una leve sonrisa-. Quiero que me ayudéis con un asunto... Tenemos cautiva a la profesora de adivinación y quiero que la vigiléis... La he dejado en la habitación de Hilary, para que acompañe su cadáver y se de cuenta de lo que ha provocado por no colaborar... Puede que le guste ver a esa pobre chica muerta, pero no creo que le guste estar continuamente acompañada por un cadáver- dijo Cassandra, con una sonrisa maliciosa. Estaba claro que algo le tenía preparado a la profesora de adivinación.

| Enfermería |

No pude evitar sonreir aliviado al escuchar a Farilynn pronunciar mi nombre. Me quedé mirandola, sonriendo y sin soltar su mano. Apenas escuché a una de las enfermeras decirme algo sobre mis heridas.
-¿Cómo estás?.-le pregunté, casi en un susurro, deseando que se levantase de repente, comenzase a reir y a decirme que estaba perfectamente... Aún se la veía debil y eso me entristecia.-Te quiero.-tuve la gran necesidad de decirselo, de recordarselo para que nunca, pasase lo que pasase, lo olvidara.

| Casa Lúgubre |

Caminé por los pasillos de la casa, olvidando ya por completo aquella visión tan extraña. Escuché unas voces y me acerqué de donde provenían. Era la atractiva Cassandra dandoles trabajo a aquellos dos... Me asomé a la puerta por completo, con una sonrisa en los labios y me apoyé en el marco de esta, cruzando los brazos.
-¿Para mi no hay ningun trabajo?.-pregunté, mientras con mi mirada surcaba cada milimetro del cuerpo de Cassandra de espaldas, parandome algo más en su estupendo trasero.-Increible...-susurré, sin poder evitar morderme un breve momento el labio inferior.

[Lugar desconocido]

Me sentía un poco mareado.  No sabía dónde me encontraba, asi´que abrí los ojos aún a pesar de que creía que las nauseas me harían vomitarlo todo, y eché un vistazo a mi nueva localización.

CASA LIJUBRE.

Con una sonrisa, digo - Mi señora disculpeme... pero creo que seria bueno que me introduzcan a ella como un capturado, asi me hago pasar por uno de ellos y la tenemos bien observada-. Despues dije, con vista perdida en el espacio  y contradiciendome- Pero le prometo, que si se presenta otra situacion como la anterior juro que no estare como observador-, dicho esto, hice ver mi reencor por lo sucedido y lo poco que me importaba haber distraido a una maga mas poderosa que nuestro señor.

-En realidad, pienos que cualquiera de nosotros es apto para esto asi que Jairon por que no haces de espia a ver como te queda???- Dije de forma fria.

 [ Terraza]

  Ya ni me acordaba del mareo, Naida me parecia muy simpática y se notaba que intentaba sacar conversación.

- Soy del segundo...creo. Todabvía no se nada de mis clases, claro que tampoco hay mucho tiempo para que alguien me lo explique... - Miré su ala y le pregunté - ¿ y tu? ¿Te encuentras bien? ¿Que ha pasado con tu ala?

| JUGADA MASTER |

Fistindantilus apareció en lo que parecía un tunel, un tunel tan largo en el cual no se veía su fin. Esto hizo confundir mucho al muchacho. ¿Qué pensaba hacer? ¿Andar o quedarse en el sitio esperando ayuda? Un gruñido se escuchó a lo lejos, en la profundidad del tunel. Posiblemente aquello haría que tomase una decisión antes de lo previsto.

Mientras tanto, en la enfermeria Farilynn seguía sujetando la mano de Walgior. Se quedó un momento callada despues de las palabras de su amado.
-Estoy bien, no te preocupes...-dijo por fin, aunque posiblemente Walgior no esperaba aquella respuesta.-No te preocupes, cariño. Descansa, cuando esté mejor hablaremos...-entonces soltó su mano, dejandola colgada en el aire entre las dos camas y giró su rostro, mirando hacia otro lado. Antes de que Walgior pudiese decir nada, las enfermeras rodearon la cama de Farilynn y siguieron con su trabajo.

En una terraza, no muy lejos, Lilith y Naida seguian conociendose.
-No te preocupes, cuando las clases empiecen de nuevo sabras como va todo, me puedes pedir ayuda siempre que quieras.-le dijo Naida, con una dulce sonrisa. Luego miró su ala, como si se interase ahora que la tenia vendada.-Nada, nada, estoy bien. Solo fué un rasguño por culpa de la batalla...-dijo mientras se encojía de hombros.-¿Qué te parece si vamos al vestíbulo en busca de un horario? Allí solía aver alguno colgado en las paredes. Espero que quede almenos uno en pie...

En otra parte, exactamente en la casa lúgubre, Markwolf ya se encontraba totalmente curado y maquinando algun plan en su despacho, furioso por el deselace de aquella batalla... De vez en cuando se podía escuchar algun estruendo en su despacho e incluso algun grito de rabia. Por otra parte, Victoria no estaba teniendo tanta suerte, seguía muy grave y los encapuchados hacian lo que podian por salvarle la vida...
Cassandra se giró al escuchar a Jairon, aunque ya sabía que se encontraba detras de el desde mucho antes que abriese su boca...
-Jairon, Jairon, Jairon...-dijo Cassandra, acercandose a el lentamente, con una sonrisa.-Claro que hay trabajo para ti, cariño. Uno muy importante ademas.-hizo una pequeña pausa, quedandose frente a el un momento y luego continuó.-Me ayudaras a preparar el equipo para el entrenamiento que habrá dentro de unas horas. ¿Qué te parece?.-sin esperar respuesta y sobretodo, sin quitar aquella sonrisa, pasó por su lado saliendo al pasillo, no antes sin girarse hacia Mefiroth y Neith.-Vuestro trabajo sigue en pie, ir a vigilar.-y se esfumó de allí junto con Jairon, saliendo al jardín y empezando a colocar algunos muñecos de madera. Jairon no apartaba la mirada de aquella sensual hechicera y eso ella lo sabía...

[ Enfermería ]

- Hëndel. Le digo mientras le cojo la mano con fuerza. - No te esfuerces, cielo. Ya podrás recordar. ¿Recuerdas donde estás? ¿Recuerdas quién eres?

Mis palabras salen suaves y lentamente de mi boca, para que ella pueda entenderlas a la perfección. Me siento un tonto... un tonto lleno de ira...

He matado a muchos... a muchos y alguno tan poderoso como yo... pero sé que todo esto no ha acabado todavía.

[Pasillo oscuro]

Estaba desorientado.  Solamente escuché un gruñido gutural.  Inmediatamente intenté identificar a la criatura por el ruido que emitió para saber a qué atenerme.  Probablemente me haría falta hacer uso de todas mis habilidades.

| Enfermería - Puerta Principal - Terrenos |

No podía creerlo... Su reacción no era la que esperaba pero en absoluto. No pude evitar levantarme de la cama, quitar de mi camino a una enfermera que venia a pedirme que descansara, ofreciendole una dura mirada y salir de allí casi tirando la puerta (ya que esta se encontraba medio descolgada). Me quedé en la puerta principal, viendo como recojian cadaveres del campo de batalla y como intentaban curar a los heridos que no podian ser trasladados a ninguna otra parte.
Pude ver una pila de cadaveres enemigos amontonados unos encimas de otros y quise ayudar, cojiendo mas cadaveres y apilandolos allí, tirandolos con desprecio y furia.

| Pasillos 1ª Planta |

Naida se ofreció para acompañarme al vestibulo en busca de algún horario que pudiera orientarme un poco. Salimos de la terreza y atravesamos un pasillo, el paisaje ya no era tan devastador, habian recogido a los heridos mas graves, y otros estaban ya vendados y en mejor estado. Al fin llegamos al vestibulo y vi un tablon que apenas seguía colgado. Como era de esperar no quedaba ningun horario ni anuncio vivo. En el suelo vi un papelito, mejor dicho la mitad de lo que antes seria un horario, pero como era de primer curso no me servía de nada.

 Me despedí de Naida dándole las gracias por haberme ayudado, aunque sin mucho éxito y fui a investigar un poco el interior del castillo. Me encaminé hacia las escaleras y subí a lo que parecía ser la primera planta...

-CASA LUJUBRE-

Esperando a que Jairon y Casandra se fueran, mire a Neith y dije -Que piensas de esto... ella quiere que vigilemos a la señora...- pense impotente ya que no era la idea que mas me gustaba. - Creo que lo mejor seria ir a buscar las posiones que hemos utilizado para que no sepan nuestros verdaderos rostros, o almenos usar una mascara...- Dije, mientras me empese a quitar la ropa para ponerme otra cosa un poco mas para la tarea.

NOTA MASTER

Hola a todos. Soy Medea.

Siento mucho haberme ausentado durante tanto tiempo y no haber posteado... Anono intentó mantener esta partida viva, pero al igual que yo, tenía muchas cosas que hacer.
Por fin, estoy un poco más libre (teniendo en cuenta que ahora estamos en fallas, aquí en Valencia), y podré dedicarme a la partida.
Os pido un poco de paciencia para que me pueda poner al día. Os obsequiaré también con puntos de habilidad, para que subáis vuestro poder, defensa, etc.
Os pido, también, un poco de colaboración para que la partida vuelva a retomar el ritmo que tenía.

Un saludo a todos.

|The return of the master murders...|

Fistandantilus, a pesar de que intentó percibir qué criatura era la que había emitido aquel gruñido, no consiguió identificarla. Un susto casi le llevó a la tumba cuando, de repente, un dragón se encontró con el muchacho. Iba custodiado por un hombre de pelo largo, plateado, y con rostro severo. Llevaba fuertemente agarradas las riendas del dragón, que en su lomo portaba los cuerpos de unos encapuchados sin vida.
- Si no te importa, tengo que sacar estos cuerpos de aquí...- le dijo aquel hombre, que presentaba quemaduras en sus manos-. No deberías estar aquí, no es un lugar agradable, precisamente-.

Shen, la profesora de Manejo de Espada, estaba apilando los cadáveres de los enemigos, cuando Walgior acudió para hacer lo mismo, pero con una furia y un desprecio especial. Algo pasaba.
- Walgior, ¿qué te sucede? Sé que son enemigos y que les tenemos mucho odio, pero jamás había visto tal furia...- le dijo la profesora, sin dejar de apilar los cadáveres.
Algunos soldados del reino del mar también colaboraban para recoger los cadáveres y poder limpiar los rastros de sangre que quedaban. No era demasiado agradable tener un colegio lleno de signos de una batalla que no se olvidaría jamás.

Naida quiso ayudar más a Lilith, pero ésta decidió marcharse a emprender nuevas aventuras... Sin embargo, se encontró con Frank (el jefe del consejo élfico), que mantenía una conversación bastante acalorada con Hanless, la madre de Farilynn y antigua reina de los elfos.
- Tú eres el responsable de que el enemigo se filtrara por el castillo- decía Hanless, apuntando con el dedo índice en el pecho del joven-. Tu lío de faldas casi nos trae la ruina, ¡por todos los dioses!-.
- Alteza, no debería alterarse tanto... Las arrugas se le marcarán demasiado- decía Frank, también enfurecido por ser el objetivo de los altos cargos-. Además, no es usted la más indicada para hablar de líos de faldas, señora Hanless... ¿O tengo que recordarle que...?- empezó a decir el joven, pero su conversación se vio interrumpida por la presencia de Lilith, que parecía escuchar con atención lo que ambos hablaban.
Hanless carraspeó la garganta y miró con furia a Frank, antes de marcharse a toda velocidad hacia la enfermería, pues su hija seguía siendo atendida.
Frank, miró durante unos segundos a la recién llegada y le dedicó una leve sonrisa.
- Siento que hayas tenido que presenciar ésto... ¿Qué tal? ¿Cómo te va en el traslado? ¿Te vas adaptando?- le preguntó, con una voz dulce y tranquila, la misma que se utiliza cuando se está hablando con un bebé o con alguien que tiene deficiencias mentales.

En la enfermería, Hanless observaba de lejos como seguían atendiendo a su hija, mientras que al otro lado de la estancia, Sirius intentaba hacerle recordar a Hëndel, poco a poco...
- Pues... Esto parece un hospital, ¿no? Quiero decir que... si estoy aquí y no recuerdo nada es porque algo ha pasado... Y ha debido de ser algo importante, porque hay más gente aquí- dijo, intentando esforzarse por recordar algo-. Creo... creo que recuerdo aire, aire fresco antes de llegar aquí...- dijo la joven, frotándose la cabeza, como si aquel gesto fuera a ayudarle a recordar.
Sabía perfectamente que el joven que se encontraba a su lado, debía quererla y ella a él, o al menos se tenían cariño, porque sino no estaría acompañándola e intentando ayudarla. Eso le hizo sonreir y regalarle un beso en la mejilla a Sirius, para que no se preocupara tanto por ella.

Neith, que había escuchado la propuesta de Mefiroth, asintió.
- Sí, tienes toda la razón... Igual lo que quería era que la vigiláramos desde fuera, en la puerta, pero dadas las circunstancias... Creo que es mejor tomar una poción y estar dentro de la habitación, porque de una bruja adivina no podemos fiarnos...- sentenció, mientras agarraba de la mano al joven y se marchaban al armario que había en la cocina.
Se aseguraron de que las cocineras viejas y roñosas estaban distraídas, y entraron a toda prisa para coger unas cuantas pociones. Para asegurarse, cogieron dos de cada botella diferente que había, así podrían observarlas tranquilamente en la habitación.
Una vez que llegaron a los aposentos de Neith, se pusieron a buscar la poción que les ayudaría a ocultar su rostro frente a Dana, pero Neith encontró algo que la hizo distraerse.
- Vaya, vaya... ¡Qué interesante! Podríamos utilizar también esta poción- dijo la muchacha, mirando la etiqueta de una de las botellas-. Aquí dice que sirve para nublar la vista de la persona que se la beba... Y en esta otra dice que sirve para volverse más fuerte físicamente... Y en ésta... ¡Vaya! Para volverse más sexy- dijo Neith, con una risotada-. Ésta a algunas no les hace falta...- dijo, guiñándole un ojo sensualmente a Mefiroth.
Por fin, encontraron la que querían y se tomaron un bote cada uno, para asegurarse de que hacía efecto. Cuando pasaron unos minutos y se miraron al espejo, pudieron comprobar que ya no eran los mismos. Él se había convertido en un moreno de estatura baja pero con un cuerpo atlético. Ella, sin embargo, se había convertido en una mujer rubia, muy alta y con una figura totalmente perfecta. Sólo tenía un defecto: le faltaba un brazo.
Neith, aterrada por aquel efecto, chilló y se puso por encima una capa negra, para no ver aquel brazo amputado.
Cuando por fin terminaron, guardaron las demás pociones debajo de la cama y acudieron a la habitación de Hilary, entraron y miraron con odio a Dana.
- ¿Te pensabas que ibas a estar sola para realizar tus asquerosos trucos?- preguntó Neith, con una voz muy diferente a la suya.

Cassandra colocaba junto con Jairon, los objetos necesarios para el entrenamiento. Algunos de ellos estaban cansados debido a la batalla, pero no podían esperar ni un minuto más.
La hechicera notaba los ojos de Jairon clavados en su nuca, y lo que no era su nuca... Pero eso a ella le gustaba, y mucho. Siempre le había gustado ser el centro de atención y estaba muy orgullosa de sus armas de mujer. Con ellas, conseguía todo lo que quería, todo...
- Bien, creo que ya está todo, será mejor que descanses antes del entrenamiento porque, te voy a meter bastante presión, querido- dijo la hechicera, acercándose a él y acariciando su pecho con el dedo índice. Le dio un beso sensual en el cuello, cerca de la oreja, y se apartó sonriendo, dándole la espalda para terminar de colocar bien uno de los muñecos de madera, aunque eso era lo que intentaba aparentar... En su mente y en su corazón, un deseo la estaba obligando a que hiciera ciertas cosas... Estaba deseando que Jairon pasara a la acción...

Los encapuchados ya no podían hacer nada más por Victoria, lo único que quedaba ya era esperar a que la medicina le surtiera efecto...
Markwolf, que ya se había recuperado totalmente, decidió que era buena idea visitarla a pesar de los últimos acontecimientos. Ordenó que todo el mundo saliera, incluído su guardaespaldas.
Se arrodilló a un lado de la cama y juntó sus manos, rezando a los dioses por la vida de Victoria.
- Victoria... Debes volver, no puedes marcharte... No ahora...- susurró Markwolf, para que ninguno de los que estaban fuera le escuchara-. Si te vas... Si vuelves te prometo que te trataré mejor, que... no volveré a hacer lo que hice... que contaré más contigo para todo- dijo, recordando la promesa que le hizo cuando eran tan sólo unos adolescentes que querían dominar el mundo.
Se ganó su confianza enamorándola y le traicionó, haciéndole mucho daño y marcándola para siempre... Ella había abandonado todo su pasado por él, y él se lo había pagado abusando de ella.
Increíblemente, una lágrima recorrió el rostro del malvado Markwolf...