Partida Rol por web

[ Enfermería - Junto a la ventana - Jardines ]

- Entonces creo que lo mejor será salir de aquí. No creo que a mi dragón le guste volar dentro de la enfermería... ni tampoco creo que le guste eso a la enfermera. - Le digo a Hëndel con una sonrisa mientras aún con su mano en la mía, comienzo a caminar fuera del castillo para que pueda montar a Rakkir junto conmigo.

Cuando salimos fuera, Rakkir apoya sus morros en mi cabeza y luego en la de ella, reconociéndola desde un principio. Abrazo el cuello de mi dragón para después, mirar a Hëndel con una sonrisa y la invito a subir a lomos de mi dragón.

CON DANA (no se en donde me encuentro si en la habitacion de Victoria o donde).

Estaba claro que tendria que quedarme mas tiempo observando a dana, lo cual me molestaba mucho. -Cuando vamos a empesar el enternamiento... Ya estoy cansado y aburrido de no hacer nada- Mire a Neith con picardia, observando con detenimiento su cuerpo el cual  estaba muy bien proporcionado. - Uf, ya quisiera, pero ya deja de distraerte... no es hora para esto- Mire un poco impaciente a las esquinas, saque un puñal, decorado con escrituras elficas que brillaban al contacto magia.

Sin mas que hacer me siento, con movimientos impacientes y miro a Dana. - Ya has logrado tu cometido aqui, asi que mas te vale que te comportes como una niña buena para que no cumpla con mi palabra, y creeme que si algo que deseo hacer es eso, para ver como una perra como tu siente lo que es la impotencia de no poder hacer nada mientras sufren tus compañeros.

|Zona de entrenamiento|
[CONTINUACIÓN DE LA JUGADA CONJUNTA...]

Cassandra: Nuestras espadas chocaron, y cada uno de nosotros hacía fuerza para desprenderse del oponente. Sin dudarlo dos segundos, desvié mi espada hacia la derecha para intentar conseguir que Jairon perdiera su espada, haciendo toda la fuerza que podía.

Jairon: Hacia toda la fuerza posible por acercar mi espada a su cara... Su desviación hizo que cambiase de tactica, al hacer ella fuerza hacia la derecha yo dejé llevar mi espada con la suya, ya que si hacia fuerzas hacia el lado contrario fuese posible que perdiese mi espada y en este caso con un poco de suerte solo bajaría mi defensa por un momento. Al ver que nuestros cuerpos ya no los cubria ninguna espada, me alcé hacia delante para darle un cabezazo en toda su nariz. Sería una pena si acertaba... Pero ella se lo habia buscado.
[TIRADA DE JAIRON: "Ataque de cabeza"]

MASTER: El intento de Jairon por sorprender a Cassandra utilizando su propia cabeza, resultó ser fallido, puesto que Cassandra supo esquivarle.

Cassandra: Me desplacé unos metros hacia la izquierda, olvidándome del enfrentamiento de nuestras espadas. Jairon había intentado sorprenderme golpeándome en mi cara con su cabeza, pero no lo consiguió. Sonreí, complacida.
- He de decir que tienes recursos y tienes ideas, pero te falta lo más importante... El acierto- dije, riéndome a carcajadas-. Si no tienes acierto, da igual que tu contrincante no sea tan ingenioso, porque sólo le sirve con ser más acertado que tú- le dije, mientras que sin pensarlo dos veces, me lanzaba hacia él de un salto, con la espada preparada.

Jairon: No quise responder a sus comentarios, solo me fijaba en cada detalle de sus movimientos. Al saltarme me dejé caer al suelo de espaldas lo más rápido posible y alcé las dos piernas, para ponerselas en el estómago y tirarla hacia atras, a la misma vez que alzaba como pude mi espada por si la alcanzaba aunque fuese a su brazo.
[TIRADA DE JAIRON: "Defensa y Agilidad"]

MASTER: Jairon consigue golpear en el estómago a Cassandra y consigue hacerle una pequeña herida en el brazo, pero a pesar del golpe, consigue mantener el equilibrio y caer al suelo de pie, notando el escozor de la herida.

Cassandra: Miré la herida que Jairon acababa de hacerme en el brazo. No era grave, pero eso conseguiría que el ego de Jairon creciera y se volviera más fuerte en aquella improvisada pelea. Por lo menos sabía que mis palabras hacían efecto sobre él y así aprendería de eso.
- Vaya vaya, el pequeño Jairon se ha enfadado y me ha hecho un rasguño en el brazo... Esto se pone interesante, ¿verdad querido?- le pregunté, siguiendo con mi táctica de provocarle. Era la única manera de que aprendiera.
Sin más, me tiré al suelo y giré sobre mis manos, golpeando con mis piernas en las suyas, intentando que cayera al suelo.

Jairon: No pude evitar sonreir de oreja a oreja cuando ví la herida en el brazo de Cassandra. Por aquel momento de " relax " no pude esquivar su ataque a mis piernas, así que caí de espaldas al suelo, para luego girar con rapidez hacia la izquierda y levantarme lo antes posible.
-Esto cada vez me gusta más...-dejé escapar casi en un susurro, al mirarla de nuevo sin quitar mi sonrisa de la boca.-Da gusto luchar contra alguien que puede darte un combate digno...

Cassandra: Sonreí, ante las palabras de mi contrincante.
- Debo reconocer que has aprendido mucho... Lo cierto es que, donde más se aprende, es en la verdadera batalla, pero debemos asegurarnos de que realmente váis preparados- le dije, con un guiño de mi ojo derecho-. Me has sorprendido y estoy muy orgullosa de lo que eres capaz de hacer- dije, enfundando mi espada, sin preocuparme por la herida que tenía en el brazo-. Dentro de unos años serás muy famoso por tu manera de luchar y todo el mundo conocerá tus victorias- le dije, acercándome poco a poco hacia él-. El mundo temerá pronunciar tu nombre y morirán con solo mirarte directamente a los ojos... Serás un gran luchador- añadí, cuando ya estaba a tan solo unos centímetros del muchacho-. Enhorabuena, Jairon.

Jairon: Gracias a aquellas palabras mi sonrisa no pudo desaparecer de mi rostro aún.
-No puedo pedir nada más que eso.-dije complacido. Entonces pasé una mano por su cintura y acerqué su cuerpo al mio, casi rozando sus labios con los mios.-Creo que me merezco una buena recompensa por lo aprendido...-susurré y besé con dulzura sus labios.

Cassandra: Sonreí cuando me cogió por la cintura, y accedí a jugar con sus labios... Los mordisqueaba, los besaba, los lamía... Todo lo que podía hacerse con aquellos labios lo estaba haciendo. La temperatura comenzaba a subir y cuando noté a Jairon con ganas de más, me retiré unos centímetros.
- Bueno, querido, tampoco hay que emocionarse... Podrían vernos- le dije, sonriendo picaronamente.

Jairon: Vaya con Cassandra... Sabia que hacer para tenerme loco.
-Tu misma lo has dicho... " podrían " vernos. Pero es una posibilidad, ¿no?. En cualquier caso... Tenemos habitaciones en la casa y si no te apetece subir escaleras... Mira a tu alrededor... Bonito bosque...-reí con picardia y besé su cuello con ansia, casi succionándolo.

Cassandra: Sonreí de placer mientras me besaba el cuello y, con sólo desear estar en otro sitio, Jairon y yo nos aparecimos de repente en el trastero donde se guardaba lo necesario para los entrenamientos. Era pequeño, por lo que resultaba más acogedor.
Le cogí de la cabellera, mientras pegaba mi espalda a una de las paredes y le quitaba la camisa, acariciando su espalda, a la vez que jugaba con sus labios.

Jairon: Un buen sitio en el que aparecimos... Sonreí satisfecho y la ayudé a quitarme la camisa, luego empecé a quitarle el vestido, requeandome en cada caricia por su hermoso cuerpo. Si ella supiera que desde la primera vez que la ví quise hacerla mia por almenos una vez... Besaba su cuello, mientras mis manos bajaban por su cuerpo conforme lo hacia su vestido.

Cassandra: Sonreí y, mediante la magia, desaparecí de donde estaba y volví a aparecer detrás suya, obligándole a darse la vuelta. Cuando lo hizo, le cogí de los brazos y los agarré con fuerza por encima de su cabeza, para impedirle que se moviera. Sonreí con picardía y malicia.
- Querido, ¿no sabes que lo bueno se hace esperar?- le pregunté, sonriendo-. Es hora del entrenamiento, amor mío, así que deberíamos salir... Ya habrá otro momento para acabar lo que hemos empezado- añadí, dándole un largo y apasionado beso a Jairon.
Solté sus manos y me subí el vestido, guiñándole un ojo al muchacho, tendiéndole también la camisa para que se la volviera a poner.

Jairon: Cojí mi camisa, ya con mi sonrisa desaparecida de mi rostro y salí de allí con rápidez. Con zancadas enormes me acerqué hacia el lago de al lado de la casa y salté dentro de el, soltando mi camisa en la orilla... " Maldita Cassandra... Aún despues de esto no puedo evitar sentirme atraido por ella... Pero solo físicamente... No puedo ser tan tonto de enamorarme por nadie. " pensaba mientras buceaba irritado bajo el agua.

Cassandra: Salí de aquel trastero, por fin vestida, siguiendo con la mirada a Jairon y sin poder evitar dibujar en mi rostro una sonrisa maliciosa.

|JUGADA MASTER|

Markwolf y Risk entraron de repente en la habitación de Hilary, donde se encontraba Dana, vigilada por Neith y Mefiroth, que estaban transformados debido a la poción que se habían tomado.
- Podéis marcharos, tengo entendido que vuestro entrenamiento está apunto de empezar- ordenó Markwolf, dejando claro que querían quedarse a solas con Dana-. Cassandra os estará esperando en el jardín, en la zona de entrenamiento-.

Markwolf llevaba aún el informe que Mark había hecho tras su estancia en el colegio, cosa que llamó la atención de Neith y Mefiroth, pero no tenían más remedio que marcharse al entrenamiento.
Allí les esperaba una Cassandra herida en el brazo, aunque no de gravedad. La herida sangraba un poco, pero la hechicera se había olvidado completamente de la herida que le había provocado Jairon durante la pequeña lucha.

|Enfermería|

Suspiré. El tema de que Walgior fuera rey, era un tema bastante delicado, porque no estaba realmente segura de que fuera conveniente darle ese título siendo tan joven.
- Mira, Walgior... No digo que no estés capacitado, porque capacidad tienes para hacer lo que te propongas, pero me da miedo que eso entorpezca tu aprendizaje, que te haga madurar demasiado pronto... Tú aún eres muy joven, eres todavía un niño que va madurando poco a poco, pero nombrarte rey sería obligarte a madurar a la velocidad del viento, y eso podría perjudicarte...- le expliqué, con el rostro serio. Se había notado que no le hizo gracia la razón que le di por mi enfado, pero él no lo entendía. Detrás de todo aquello había una razón mucho más importante y que no le diría. Lo único que me importaba en ese momento, era que se concentrara en lo verdaderamente importante-. Debes olvidarte de tus futuras obligaciones y concentrarte únicamente en seguir vivo batalla tras batalla... No soportaría perderte...- le susurré, acariciándole el rostro-. Perdona por mi comportamiento pero... Tenía que hacerlo así...-

| Enfermería - Vestíbulo |

Me levanté de mi silla, apartando de aquella forma su mano de mi cara.
-Esta bien, no te preocupes. Seguiré entrenando y pensando en lo que de verdad importa que es mi entrenamiento. No moriré en ninguna batalla proxima, almenos aún no, puedes estar tranquila. Ahora tu recuperate, dejo en tus manos la decisión de quien me sustituirá en el trono, ya que yo no puedo encargarme por ser tan joven.-me giré y salí de allí con paso firme, si me llamaba no me giraria, queria salir de allí... Una vez en el vestíbuo me apollé en el marco de la enorme puerta principal y pude observar que la mayoría de los cadaveres ya estaban casi retirados. No puede evitar pensar que habria pasado si alguno de aquellos cuerpos inmoviles y sin vida fuese yo... ¿Acaso habria cambiado algo?.

EN EL PASILLO.

No pude evitar sentirme aliviado por salir de alli y excitado por el entrenamiento, queria descargar mi ira. Inmediatamente despues de salir conjure una teletransportacion al lago dibde se supone que nos debiamos encontrar.

Al trasladarme deje una sensacion fria y oscura, viendose un pequetro morado, como una especie de niebla. Por otro lado en  el lago se podia ver como una unbe aparesia con pequenos destellos que salian de ella. Dentro se encontraba un chico, al cual solo queria soltar toda su ira en alguien o algo.

Al apareser por encima del agua pudo apresiar las undas que formaba su conjuro para poder flotar, avanso a la orilla y empeso a calmar su habre. Miro a Casandra y dijo -Estoy impasiente, cuando empesamos???

|Zona de entrenamiento|

- Empezaremos ahora mismo - dije, terminando de acoplarme el corpiño con la capa de mi traje, guiñándole un ojo a Mefiroth-. Llamaré mentalmente a todos para que vengan- dije, mientras que con la mente llamaba a todos los siervos aprendices para que acudieran a la zona de entrenamiento-. ¿Te has preparado, querido? El entrenamiento de hoy va a ser muy duro, advierto... Os voy a meter mucha presión, mucha, mucha...- dije, con una sonrisa picarona.
Seguía teniendo ganas de intimar con alguien, ya que con Jairon había tenido que privarme... Me gustaba el jueguecito que me traía entre manos con él, pero tenía que retrasar el momentazo que ambos pedíamos a gritos. Hasta entonces, ¿por qué no entretenerme con otros?
Miré picaronamente a Mefiroth y se me ocurrió una idea para provocarle.
- Querido, ¿podrías hacerme un favor? Es que creo que los cordones del corpiño los tengo un poco flojos, ¿podrías apretármelos?- le dije al joven, mientras me ponía de espaldas y me arrimaba a él, mostrándole los cordones que ajustaban el corpiño a mi silueta. Sólo unos centímetros separaban nuestros cuerpos, pero estaba completamente segura de que Mefiroth era totalmente capaz de notar el calor que desprendía mi cuerpo, el calor que había provocado el encuentro con Jairon, el mismo calor que necesitaba sofocar.

|En el interior de la casa - En la zona de entrenamiento|

Salí de la casa al notar en mi mente la llamada de Cassandra para empezar el entrenamiento, pero cuando llegué a aquella zona, vi a Mefiroth y a Cassandra en una situación bastante íntima, así que decidí ocultarme detrás de un arbusto para ver con atención la escena.
Parecía que ella era la que le estaba buscando, cosa que no me hizo demasiada gracia... Iba a quitarme la diversión. ¿Acaso ella no podía jugar con Markwolf o con alguno de su edad y dejarme a mi a los jovencitos?

|En la zona de entrenamiento|

Sonreí, picaronamente. Cualquier chico que estuviera cuerdo, intentaría un acercamiento a una mujer con un cuerpo con el mío, pero él no parecía estar dispuesto a ceder tan rápido. ¿Me estaba evitando?
- Muchas gracias, querido- le dije, con una gran sonrisa en mi rostro-. He debido rozarme con algo mientras sacaba todo el material y se ha debido de ceder el corpiño... Bueno, pues como iba diciendo, debes prepararte mentalmente para el entrenamiento que vamos a tener hoy, porque te puedo asegurar que físicamente no estás preparado... Pero si no os forzamos a hacer cosas que no podéis hacer, jamás llegaréis a superaros a vosotros mismos, ¿no te parece?- le pregunté, mirando hacia la casa, esperando que nadie viniera aún. Tenía que conseguir cautivar a Mefiroth, fuera como fuere,pero me lo estaba poniendo difícil y no sabía si me daría tiempo.

|JUGADA MASTER|

Unas nubes negras comenzaron a cubrir el cielo del internado y parecían ir cargadas. Pronto comenzaría a llover. Ya se veían a lo lejos, algunos rayos cayendo contra la Tierra.
Al mismo tiempo que uno de esos rayos caían, la puerta del colegio se abría de golpe, dejando ver la silueta de cinco personas: Jack, Frank, Annette, un hechicero que nadie parecía conocer, y Dana, la profesora que estaba desaparecida.
Todos parecían estar heridos, pero Dana y Annette eran las que más débiles estaban, ya que iban ayudadas por Jack y Frank para que pudieran caminar.
- ¡Enfemeras, que alguien llame a las enfermeras!- chilló Jack, intentando evitar que Dana no cayera al suelo y se golpeara.
De inmediato, los alumnos que habían por allí acudieron para llamar a las enfermeras, y a los pocos minutos se encontraban en el vestíbulo atendiendo a los heridos.
- ¡Hay que llevarlos a la enfermería, allí estarán mejor!- dijo una de las enfermeras, mientras los trasladaban.
Jack, que no se había olvidado de Fistandantilus, le avisó mentalmente de que habían regresado y de que Dana estaba a salvo, que estarían en la enfermería por si quería pasarse por allí.

Una vez que llegaron a la enfermería, Farilynn se levantó de inmediato de su cama, asegurándose de que todos estaban bien.
Sonrió, y se dio cuenta de que uno de los recién llegados se negaba a recibir atención médica.
- No, no, no, atiendan al resto por favor- decía el hechicero, apartándose con educación de las enfermeras-. Yo puedo curarme a mí mismo con la magia... Ellos sí necesitan su ayuda, por favor-.
- Perdón, ¿usted es el famoso hechicero Risk?- preguntó Farilynn, tendiéndole la mano para estrecharla.
- Sí, por supuesto... Usted debe ser la Reina Elfa Farilynn, sin duda- dijo Risk, cogiéndole la mano para besársela-. Es un placer conocerla, Mi Lady... Me habían dicho que era muy hermosa, pero jamás imaginé que lo fuera tanto...-.
Farilynn no pudo evitar reir ante los alagos del recién llegado.
- Muchas gracias, Risk... Hace ya días que le estaba esperando... Le necesitamos para contrarrestar la magia de Cassandra- explicó Farilynn, sin borrar su sonrisa del rostro.
- Sí, eso ya me lo habían comentado, pero dejemos ese tema para después...- dijo Risk, sorprendido por la belleza de la joven-. He de explicarle que, antes de venir aquí, rescaté a Annette y Dana del refugio porque quería asegurarme de que la impresionaría...-
- Pues lo ha conseguido- dijo Farilynn, sin borrar la sonrisa-. Deberíamos ir a mi despacho para que me cuente más detalladamente todo lo que ha sucedido... Me alegra mucho tenerle aquí, pero más aún que haya traído de vuelta a las personas que estaban cautivas-.
A pesar de las advertencias de las enfermeras, Farilynn decidió abandonar el lugar y acudir a su despacho con Risk, que ya había curado sus pequeñas heridas con su magia.

Cuando llegaron al despacho, Risk se aseguró de retirar la silla para que fuera Farilynn la primera en sentarse, a lo que la elfa respondió con una pequeña reverencia.
- Cuénteme, ¿cómo logró encontrar el refugio? Tenía entendido que estaba demasiado oculto...- comenzó a decir la reina, mientras que cogía la taza de té que le estaba sirviendo uno de los enanos del castillo.
- Fue sencillo... Cassandra tiene un punto débil, que son los hombres poderosos, y la cautivé para sacarle la información necesaria... Justo antes del ataque, encontré a Jack y Frank, que intentaban encontrar a las prisioneras- explicó Risk, juntando sus manos, dándole un aspecto sereno-. Y puse a su disposición un ejército de hechiceros y criaturas mágicas... Nuestro único objetivo era sacar de allí a las prisioneras porque, a pesar de que éramos numerosos, ellos eran demasiados...- terminó de decir, mientras cogía también la taza de té.
- Impresionante... Por desgracia, uno de sus compañeros murió en la última batalla, Peter- le comunicó Farilynn, dejando la taza en el escritorio.
Risk cambió su rostro sereno por el de tristeza.
- Vaya, menuda tragedia...- susurró, agachando la cabeza-. Pero le puedo asegurar, Mi Lady, que Peter no habrá muerto en vano... Yo mismo me encargaré de vengar su muerte-.

Mientras tanto, Hëndel y Sirius volaban a lomos de Rakkir, intentando hacerle recordar a la joven lo mucho que le gustaba hacerlo antes de sufrir el pequeño accidente durante la batalla.
- Ya recuerdo algo... Ahora ya no me da miedo volar...- susurró Hëndel, abrazándose fuertemente a la cintura de Sirius, pero no por miedo, sino por gratitud.
Sin embargo, las nubes que estaban haciendo acto de presencia, asustaron un poco a los jóvenes.

En la casa lúgubre, Cassandra esperaba a sus alumnos para el entrenamiento, y Neith no tardó en salir de detrás del arbusto.
- Perdón por la tardanza, pero he ido a ver a Victoria... Sigue igual- dijo Neith, mirando de reojo a Mefiroth y dedicándole a Cassandra miradas de odio.
- No importa... El ejercicio de hoy es bastante complicado. ¿Véis esos árboles? Tenéis que colgaros de los pies, cada uno en un árbol y en una rama - empezó a explicar Cassandra-. Vuestra misión es manejar la espada y controlar la lucha sin caeros de la rama, sin necesidad de desplazaros de lugar... Si conseguís hacerlo colgados de los pies, la controlaréis en cualquier situación- dijo Cassandra-. Venga, colgaros de los pies... Cada uno en un árbol. Yo seré la que luche contra vosotros, así que prepararos-.

Alguien llamaba a la puerta del despacho de Markwolf, y éste le dio permiso para pasar.
- Mi señor, todo está listo- informó el encapuchado, haciendo una pequeña reverencia-. El plan está saliendo bien, y los aprendices están en el nuevo entrenamiento con Cassandra-.
- Perfecto... Ahora quiero que vigiléis de cerca a Victoria, por si despertara... Dentro de unas horas tendremos que hacer el funeral de Hilary- dijo Markwolf, pero ya no estaba tan triste como antes. Sólo con nombrar a su hermana, sus ojos se llenaban de lágrimas, pero en aquel momento sus ojos estaban tan secos como el desierto.
Al encapuchado que estaba delante de él, tampoco le había sorprendido que Markwolf no se emocionara, así que algo había pasado que todo el mundo ya lo sabía...

Jairon, que se había alejado de la zona de entrenamiento, tuvo una de esas visiones que le llegaban a la mente de vez en cuando.
Se veía a un hechicero, cubierto con una capa marrón y una larga barba del mismo color... Estaba besándose con la reina Farilynn... Se desprendían de la ropa y terminaban acostados en la cama... Era justo en ese momento cuando el hechicero sacaba un puñal y lo clavaba en el pecho de la reina... Y al mismo tiempo, una joven morena se incorporaba en su cama y abría los ojos, después de mucho tiempo... Se trataba de Victoria.
Aquella visión cogió desprevenido al muchacho, que aún estaba dándole vueltas a lo sucedido con Cassandra en el trastero.

EL LAGO.

Estaba muy concentrado y atento, pero aun así pude notar las miradas de Neith, lo cual me hizo sonreír un poco, y sentirme algo más tranquilo.

Al escuchar las ordenes de Casandra, me sentí un poco molesto ya que sentía que esto no era lo que quería, aun así avance rápidamente para realizar lo que esta había dicho. -Espero que esto valga la pena- pensé.

[Túnel - Enfermería]

Salí del tunel al tiempo que escuchaba una voz, la de Jack, informándome de que habían regresado, con Dana sana y salva, nada menos.

Era la profesora que mejor me caía, con diferencia, puede que por el hecho de estar intimamente ligada con las artes arcanas.  Encaminé mis pasos hacia la enfermería, donde estaban los recién llegados.

Justo antes de llamar a la puerta de la enfermería repare en mis vestimentas.  Sacudí un poco el polvo que podía haber cogido en el túnel y eché la capucha hacia atras.  Normalmente prefería ocultarme en ella, pero decidí retirarla para no causar ningún sobresalto en la enfermería.  Despues de todo la gente está delicada.  Llamé a la puerta, pero no esperé a que nadie contestara, la abrí directamente y busqué a la hechicera con la mirada.

Allí estaba Dana, tumbada, que aunque naturalmente no estaba en su mejor momento, a mi se me antojó un regalo para la vista.

Me acerqué a donde estaba y encontré también a Annette, en otra cama.  Le dediqué un saludo, muestra de que finalmente confiaría en ella.

"Dana... -me dirigía a la profesora- lo siento, de veras.  Estuve buscándote desde el primer momento, pero no obtuve demasiados indicios de tu paradero. ¿Cómo te encuentras?"  Observé algunas magulladuras por su cuerpo, fruto sin duda de una precipitada huída.

| Terrenos - Frente al despacho de Markwolf |

Aquellas visiones volvieron ami, pero como siempre visiones distintas. Estas tenian algo que me llamaron más la atención... Me puse la camisa y crucé todo el campo de entrenamiento sin mirar a Cassandra ya que el entrenamiento habia dado comienzo, pero esto era más importante. Subí las escaleras de la casa de dos en dos y en menos de lo esperado me presenté delante de la puerta del despacho de Markwolf y pegué dos veces con los nudillos firmemente. Aquella visión tenia que tener algun significado al igual que las otras y ya era hora que mi señor lo supiera.

|Enfermería|

Sonreí al ver a Fistandantilus. Volver al internado me había alegrado mucho, después de pasar lo que tuve que pasar en aquella casa infernal.
- No te preocupes, Fist- le dije, con una sonrisa-. Ya me contó Jack que estabas preocupado por mi paradero, pero ahora estoy bien... Te agradezco que pusieras en alerta a Jack, es un gran amigo mío y estaba segura de que él movería cielo y tierra para encontrarme... Gracias- le dije, asintiendo levemente con la cabeza, debido a que las heridas aún no me permitían moverme con toda soltura.

|Zona de entrenamiento|

Mefiroth ya estaba colgado de una de las ramas del árbol que había escogido, y no dudé en atacarle sin piedad.
Mi espada rasgaba el aire cuando se acercaba hacia la cara de Mefiroth y esperaba que éste pudiera defenderse como era debido.