Partida Rol por web

Cuando sales al pasillo seguida por tu esclavo puedes ver cómo los criados del príncipe ya han acabado de limpiar los restos de sangre de tu viejo cuerpo. No lo echas en falta. Con tu nuevo aspecto te sientes más ágil y poderosa que antes.

Hasta ahora no ha sido difícil fingir que eras otra: el parecido entre tu hermano mellizo mellizo y tú era evidente, pero ¿será igual de sencillo ocultar tu verdadera identidad ante esta mole peluda? Después de tanto tiempo dominándolo y sometiéndolo a humillaciones diarias te resulta extraño relacionarte con él en un plano de igualdad, y temes por un momento que, olvidándote de tu nueva condición, puedas decir algo que te comprometa.

Después de doblar una esquina del pasillo podéis ver cómo El gato con Botas hace guardia frente una puerta adornada con guirnaldas, probablemente la capilla donde se iba a celebrar a medianoche el enlace. El viejo pirata está hablando ceremoniosamente con él pero lo que tenéis que deciros no deberían escucharlo ningún espadachín pendenciero, así que, aprovechando que a uno de los lados del pasillo veis una pequeña y elegante salita, os metéis dentro de ella y cerráis la puerta para hablar con intimidad.

Mientras salimos del salon por los oidos se me cuelan notas desgarradoras del principe y la princesa deseandonos diabetes, arrugo la cara con horror al tiempo que camino por los pasillos con bestia a mi lado.

Al pasar al lado de una capillita llena de guirnaldas veo a gato y le sonrio,tambien hacia mucho que no le veía. Segun avanzamos un poco mas distingo una salita que parece estar sola, abro y me veo que esta correcta, hago una invitacion a la bestia para que pase y me acomodo en una de las mesitas bonitamente arregladas.

Hecho mi mano hacia la espalda y con un movimiento pesado pero gracil para mi saco mi espada y la dejo un instante encima de la mesa

-Buff..maldita sea, ya me estaba cansando de llevarla todo el rato encima..- sonrio y entorno la mirada- ¿Dime bestia hay algo que quiereas preguntarme?-

Clara alusion a esa mirada tan intensa que me habia echado antes en el salon.

Antes de hablar con Gretel te detienes un instante a contemplar la lujosa salita. 

Realmente el Príncipe Azul tiene buen gusto para la decoración. Quizás debiera mandar construir una igual en mi palacio y jubilar de una vez los viejos muebles de mis tatarabuelos.

Y mientras te detienes a ver los bajos de una cómoda lo vuelves a ver: tu mirada y la del Conejo Blanco se cruzan un instante antes de que las palabras de Gretel te devuelvan a la realidad.

Realmente me apetecía sentarme después de todo lo ocurrido, pero no estaba seguro de que aquellas sillas pudieran soportar mi peso, así que me quedé de pie mirando a aquella mujer con la que había combatido hace poco en presencia de mi difunta ama. La miré a los ojos con un viejo orgullo que creía casi desaparecido.

- Quiero saberlo todo. ¿Quién eres? ¿Por qué me atacaste y qué haces haces aquí? ¿De qué conocías a Bella y qué fue lo que te hizo después de nuestro encuentro? ¡Contesta! -gritó perdiendo la compostura y propinando un violento zarpazo a la mesa que la partió por la mitad.

Rode los ojos con disgusto cuando la bestia en un acto de su fiereza rompió la mesa -Tsk, que impulsivo sois..- Recogi la espada y la coloque en otra mesa mientras me alisaba el vestido y me atusaba el pelo despues del salto gracil que habia teniado que dar -A ver por partes, soy Gretel, hermana de hansel y por lo visto una cazabrujas- Ensanche mi sonrisa y me acerque mas a la bestia- Cuando vine aqui, queria matar a alguien del castillo que me soplaron era una de ellas, apareciste tu y tuve que pelear antes contigo-Termine la frase quitandole importancia -Luego...Siempre has sido muy fuerte, esta claro, y me venciste.Ella me curo y me hechizo- Me pegue un poco mas al ser peludo al tiempo que me mordia el labio insinuante. Finalmente de un ultimo brinco pegue mi nariz al rudo hocico de la bestia y deje que mis manos acariciaran su pelaje -Oh vamos bestia! Mira dentro de mis ojos y dime lo que ves, o mejor dicho...dime a quien ves- Absorbi de una manera lujuriosa su aliento

Cuando doblas la esquina del pasillo ves al gato espadachín vigilando la puerta de la capilla de la ceremonia junto al espadachín que salió en defensa a la Bestia. Al parecer el interrogatorio todavía no ha terminado. Vuestras miradas se cruzan un instante y poco después escuchas la voz de tu hermana procedente de una salita contigua al pasillo. La puerta de la habitación se encuentra cerrada. 

Me quedo en la puerta poniendo atención en lo que decian...si escuchaba algun sonido extraño entraria en la sala

Lo había vuelto a ver; el conejo que llevaba siguiéndome desde nuestro castillo estaba allí, escuchand a hurtadillas. Traté de disimular que lo había visto mientras Gretel contestaba a mis preguntas. No me contó nada que no supiera ya... al menos hasta la última parte.

"Mira dentro de mis ojos y dime lo que ves, o mejor dicho...dime a quien ves"

Mis ojos se abrieron como platos. Aquella situación me ponía nervioso. Traté de decir su nombre, pero no pude. Solamente la contemplé, incrédulo. "¿Es realmente ella?" me preguntaba. Necesitaba algo de tiempo para asimilarlo, y el conejo me dio exactamente eso; tiempo para escabullirme de aquella situación, así mataría dos pájaros de un tiro.

— Espera... —Fingí quedarme pensativo durante unos segundos, y entonces aparté a Gretel enérgicamente —pero sin hacerla daño— y me abalancé sobre la cómoda para intentar coger a aquel roedor de las orejas. — ¡Tú! ¡Ya eres mio! —dije mientras pasaba mi garra por debajo del mueble, barriéndolo.

Las palabras de Bestia retumbaron a través de la puerta:

— Espera... — ¡Tú! ¡Ya eres mio!

¿De quién demonios estaría hablando?

Espere pacientemente que bestia conectara las ideas pero cuando estaba segura que lo haría me aparto y se lanzo hacia la comoda a atrapar algo que nos andaba espiando.Maldita sea, cuantos mirones habia en este lugar!

-¿ Quien es bestia?- Trate de recomponerme a la interrupcion- Tal vez deberiamos invitarle a escuchar la verdad, no hay necesidad de que nos espie-

Y no, no la habia , si queria saber quien habia provocado todo esto yo podia decirselo.

Y poco después, la cálida voz de tu hermana le respondió:

-¿Quien es bestia? Tal vez deberíamos invitarle a escuchar la verdad, no hay necesidad de que nos espíe.

¿Otro espía dentro de la habitación? Al parecer el palacio estaba lleno de ojos y oídos indiscretos y por lo que parecía no todo el mundo confiaba en la inocencia del monstruo.

El violento zarpazo destroza las patas del mueble dejando tras de sí un rastro de maderas quebradas, pero un instante antes de que puedas agarrar al conejo blanco, este desaparece ante sus ojos para volver a aparecer como si nada encima de un aparador. 

El violento zarpazo destroza las patas del mueble dejando tras de sí un rastro de maderas quebradas, pero fuera lo que fuera lo que estuviera intentando atrapar Bestia, se le escapó de las manos.

En el interior se escucha el estrépito de un golpe violento, un mueble destrozado y una vajilla haciéndose añicos. Al parecer, alguien está tomándola con el mobiliario del príncipe.

El conejo escapa de mis enormes zarpas como si nada y aparece justo encima del mueble como por arte de magia. Antes de volver a intentar capturarlo me doy cuenta del estropicio que he hecho. Escucho las palabras de... ¿Gretel? y trato de pensar en qué sería lo mejor. — No me fío de este conejo —gruño—, pero si crees que también debería de saberlo...

Ante cualquier decisión yo seguía sin quitarle un ojo de encima al Conejo Blanco. —... antes quiero saber por qué me sigue.

Chaskeo la lengua -Bestia yo no veo nada y nos van a pedir daños y perjuicios si seguimos destrozando las cosas- suspiro- A ver quien seas, sal que te atenderemos lo mejor que podamos- Me acerque a la bestia y acaricie el peluche de su brazo con delicadeza -Tu dejame que le hable yo, seguro que le hago entender lo que aquí ha pasado-

Un nuevo intercambio se vuelve a escuchar en el interior. El vozarrón de Bestia se escucha perfectamente, pero en esta ocasión te pierdes algunas de las palabras de Gretel, que tu hermana pronuncia en voz baja:

BESTIA: No me fío de este conejo, pero si crees que también debería de saberlo... antes quiero saber por qué me sigue.

GRETEL: Bestia yo no veo nada y nos van a pedir [...] si seguimos destrozando [..] A ver quien seas, sal que [..] Tú dejame que le hable yo, seguro que le hago entender [...]

Nada podía competir con la importancia del tiempo, pero si algo le seguía detrás y muy de cerca, era la importancia de la suerte. Pero de la suerte jamás te podías fiar porque mientras te favorecía un instante, planeaba darte la espalda a la mínima ocasión. ¿Pero el tiempo? El tiempo era justo, ahora, mañana y siempre.
El error de muchos era creer que la mala suerte no era más que eso, mala suerte. Sin pararse a pensar que quizás era una cuestión de mal tiempo. Me manifesté ante la Bestia porque me equivoqué de tiempo y eso indujo a mi mala suerte y a su furia.

Intentó cogerme. Pero por suerte escapé. ¿O por tiempo? Sí, sí, por tiempo más bien.

- N-n-no me haga daño señor, que un rasguño incrimina y un crimen suma. O al menos a los ojos de los demás. Sin embargo y-y-yo todo lo sé aunque nada puedo decir. Sólo proteger. ¿Querría una bestia tan grande como usted ser protegido por una bestia tan pequeñita como yo? El único inconveniente es que t-t-tengo que vivir. Aunque a veces desearía que mi reloj se parara que el saber me mata aún estando vivo. - de repente noté un picor y mi pata trasera comenzó a moverse repetidamente. - P-p-pe-pero no hable con un conejo que no todos ven porque no todos corren peligro. Y m-m-más habiendo una bella dama aquí, quien dice dama dice muchacha, pero bella al fin ¿no cree? - di gracias al reloj porque ese picor cesara y es que yo más de sobra sabía que no había nada que el tiempo no curara.

Mientras intentas agudizar el oído a ver si así puedes escuchar al conejo blanco, escuchas cómo al fondo del pasillo la puerta de la capilla se abre y de ella salen grillo y tu querida Alicia. El pirata manco parece ofrecerse a acompañarla de vuelta a la sala de invitados, y Alicia lo sigue unos pasos por detrás. Cuando os cruzáis, ella te regala una mirada de agradecimiento pero no se detiene, sino que continúa su camino y, al final, desaparece tras la puerta de la sala principal, donde sigue sonando la música y las risas de los invitados.