Partida Rol por web

-No sé si es buena idea. Yo voto por continuar nuestro camino -dije, volviéndome a colocar el arco en la espalda Aunque por supuesto, me someteré a la mayoría. No pienso seguir deambulando en la oscuridad yo solo. 

Y menos con este óxido que parece que tengo...

-Eso es facil saberlo.-Respondo.-Si desollamos a los animales conseguiremos que el olor a sangre atraiga a todos los lobos de la zona. Si hay mas, vendran. Luego, las pieles pueden servirnos como base para una buena armadura de cuero o una manta calentita, solo hay que curtirlas. Por otro lado, la carne de lobo no es muy sabrosa, pero una cena y una cueva para dormir son una delicia a estas alturas.

¿Encendemos un fuego?

Morko parecía un experto en la vida a la intemperie, pero yo, como hombre de ciudad, veía una locura encender un fuego en mitad de la noche y mucho más meternos en una cueva que, según sabíamos, podía estar infestada de lobos, o incluso huargos. Acostumbrado a andar entre los callejones de Minas Tirith, veía posibles emboscadas desde todos los flancos de la posición en la que nos encontrábamos.

-Si estáis seguros, no opondré resistencia, pero no contéis con que de mi aprobación a esta locura. Estamos lejos de cualquier pueblo y si los bandidos nos tienden una emboscada y nos superan en número, no tendremos sitio donde huir. Correr a campo abierto sería un suicidio, y puede que la cueva, suponiendo que esté limpia de criaturas hostiles, no tenga salida y nos hayamos encerrado en nuestra propia tumba.

Me agaché y puse la mano sobre el pecho que subía y bajaba de uno de los lobos dormidos.

-Aunque lo de la cena no suena nada mal, he de reconocer...

Me limpié el barro de las botas con ayuda de una piedra, me volví a incorporar y me crucé de brazos esperando una decisión del grupo. Estaba deseando fumar de mi pipa, pero sólo me atrevía a hacerlo de día, cuando cualquier criatura que pudiese verse atraída por el aroma de mi tabaco estuviese a plena luz. Hacerlo ahora sería como encender la hoguera que no deseaba que mis compañeros encendiesen.

Después de haber rematado a los lobos dormidos...

Compañeros, no vuelvan a realizar acciones tan alocadas, otra persona habría muerto en mi lugar.

Pongo la mano encima de donde el lobo me irió y canalizo las energías curativas.

Bueno, como nuevo. Personalmente, los lobos tienen carne y si la cocinamos un poco es comestible, así que secundo a Morko, por cierto, tienes grandes dotes combativas. Tendríamos que hacer guardías por la noche, para evitar las emboscadas, de momento a la cueva. Antes de que se me olvide, mis..habilidades me requieren un gran esfuerzo y son limitadas, así que no espereís que las utilice para simples rasguños...

-Para bien o para mal es cosa de familia.-Digo mientras me cuelgo el espadón a la espalda.-Yo haré la primera guardia si os parece.

Dicho esto, agarro a uno de los lobos para desollarlo tratando de sacar la piel entera.

-¿Alguien tiene una daga?

-Ten la mía -le ofrecí. Parecía que estaba decidido que no viajaríamos más esa noche. -Espero no tener que usarla para otra cosa que no sea desollar algo que voy a comerme...

Me quedé junto a Morko, en parte por la confianza que me inspiraba tenerle cerca en caso de ataque (y para conservar mi daga cerca, también en caso de ataque), y en parte porque no me apetecía entrar a la cueva. Ya había pasado suficiente tiempo escondiéndome en las cloacas de Minas Tirith como para volver a otro agujero oscuro y húmedo sin necesidad. Intenté retrasar mi entrada a la cueva lo máximo posible, observando cómo el guerrero arrancaba la piel al animal muerto.

-Gracias.-Digo comenzando la chanfaina.-Trataré de no abrirles mucho, pero ya están tan rajados... haré lo que pueda.

Si alguno quiere podéis empezar con el resto.

Los lobos tras examinarlos bien están muy flacuchos, prácticamente raquíticos, solo tienen pellejo y huesos, seguramente por llevar varios dias sin comer os atacaron, de lo contrario no suelen atacar a humanos, y menos a semiorcos. Tambien veis como tienen una espuma pegajosa en la boca, muy probable que tengan la rabia, así que no sería muy saludable comerlos.

La noche cae y el frio y el viento se hacen casi insoportables (no os vendrían mal las pieles de lobo). Cada vez más cerca se oyen truenos, lo que todo indica que se acerca una tormenta.

Llevais todo el dia caminando, por lo que estais bastante cansados. Tendreis que decidir donde dormir y por las inclemencias del tiempo no es posible a la intemperie, además de poder ser atacados por cualquier animal o criatura.

Recuperé la daga que le había dejado a Morko cuando terminó de despellejar a los lobos y volví a ponerla en mi cinturón. La tormenta que se acercaba parecía bastante fuerte, así que, por mucho que no me gustase, tendríamos que refugiarnos en la cueva. 

-Parece que finalmente sí que tendremos que entrar... Será mejor que tengamos cuidado ahí dentro.

Me acerqué a la entrada de la cueva y husmeé a ver si había algún peligro a simple vista, aprovechando los últimos rayos del sol poniente, pero no conseguí ver nada ni escuchar ningún ruido. Aun así, no estaba muy tranquilo.

-¿Decidimos pasar aquí la noche, entonces? No veo otro remedio, así que yo digo que sí, a mi pesar.

Saldur tiene razon, nos hemos organizado muy mal - respondo al clerigo - El problema que veo es que solo el bravo Morko es un luchador cuerpo a cuerpo. Yo tengo que mantenerme un poco alejado de mis enemigos para poder utilizar mis poderes. Observo que Thorondir prefiere el arco con lo que tambien se convierte en luchador a distancia, y Aramil tiene que interpretar para enaltecernos. Lamentablemente eso os deja a vosotros dos como guerreros de primera linea.

Yo haré la última si os parece bien.

Ayudo a recoger la leña para encender el fuego y me pongo pegado al fondo de la cueva a la sombra y me dispongo a dormir.

-Bueno-Respondo.-Habra que fortalecerse entonces, ¿no? Digo riendome a carcajadas. En fin, acostaos ya, que es hora de la primera guardia. Mantendré unas ligeras brasas para que nos den calor esta noche.

Conjuros del dia:

Nivel 0:

Curar heridas menores, 2xLuz.

Nivel 1:

Arma mágica, Convocar monstruo I (escarabajo de fuego), Fervor divino.

Dominio:

Curar heridas leves

Pasais la noche en la cueva descansando y durmiendo lo que los truenos os dejan. A la mañana siguiente el frio, viento y nieve que cae os hace imposible emprender el camino.

Pasa el dia y la noche y la tormenta, lejos de amainar, se arrecia aún más, con lo que os quedais dentro de la cueva esperando que el tiempo mejore.

Pasais en la cueva tres noches y dos dias. Al alba del tercer dia amanece con mucho frio pero hace sol y podeis reemprender el camino. Bajais hasta el valle donde la temperatura es más agradable y caminais todo el dia. Pasais la noche a la intemperie sin problemas. Con el nuevo dia seguis adelante.

¡Maldito temporal! - mi mal humor se acercenta un poco por estos dos dias que hemos pasado encerrados.

Al menos hemos tenido en la cueva un lugar resguardado y tal vez ahi fuera no habriamos sobrevivido siquiera.

No se vosotros, pero a mi apenas me quedan víveres para un par de jornadas. Ojala tuvieramos algunas lembas tan valiosas de las que he oido hablar. Lástima que los elfos no las compartan con nadie.

Deberiamos avanzar un poco mas y buscar algo de alimento porque es imposible llegar a nuestro destino sin comer nada...

Apenas llevamos un poco más de la mitad del viaje y no tenemos casi alimento...

-Debe ser que el temporal ha hecho esconderse en sus madrigueras a la fauna, pero a lo largo del día de hoy o de mañana deberíamos encontrarnos algo que poder comer... algún ave o un conejo. Puede que incluso un buen jabalí. 

Sigo caminando, contento por haber salido al fin de aquella cueva y respirar aire puro, pero a la vez preocupado por las provisiones. Realmente no sabía si encontraríamos algo. 

Tampoco estaria de más vigilar el temporal e ir pendientes de sitios donde pudieramos resguardarnos en caso de que vuelva a pasar.

No se vosotros pero la verdad es que cazar no es lo mio, aunque si encontramos alguna presa intentaré ser útil.

-Yo puedo intentar rastrear algo.-Digo adelantándome.-Si podéis abatirlo. Puede que las huellas de la nieve nos muestren el camino hacia alguna madriguera.

Mientras paseamos me dedico a observar los arboles y los arbustos, puede que haya quedado algún fruto comestible, o que pueda preparar algunas hierbas o setas.

-Señor Morko, le recuerdo que aquellos lobos nos atacaron acusados por el hambre, así que no cuente con cazar algo, mejor centre sus esfuerzos en encontrar algo en la flora, más que en la fauna.