Partida Rol por web

- Jeje... -ríe por lo bajo- En realidad, me encanta beber alcohol y probar nuevos cócteles y todo eso. Pero no tiene mucho sentido hacerlo solo... En cuanto a lo de los celos de Tequila...

Alex es interrumpido por un casto beso. Muy cercano a sus labios. Fue corto pero solamente bastó el contacto de sus labios sobre su piel para acelerar su pulso de forma incontrolada...

"¿Qué...? ¿A qué ha venido esto? Joder... Mierda, contrólate y respira..."

Las palabras se le traban haciendo imposible disimular su creciente nerviosismo.

- Los celos... Tequila... No... Creo... -desvía su mirada, prendida hasta ahora de sus ojos, hacia el suelo y respira un par de veces- Ella no es celosa -dice recobrando poco a poco la compostura- De hecho, pasa más tiempo del que me gustaría sola en casa y le encantan las visitas... Siempre y cuando vayan conmigo y sean bienvenidas en casa, claro. Si no, se lo puede tomar muy mal -sonríe, aunque cada vez se apresura más al hablar- Recuerdo una vez en que se coló un ladrón en casa, Tequila lo acorraló en un rincón y el pobre individuo acabó rogándome que llamara a la policía para que vinieran a buscarlo, peroqueporfavoraguantaraalperroyenrealidadnoséporquéteestoycontandoestosiloquequierorealmenteesvolverabesarte... -se interrumpe, súbitamente, como si se hubiera dado cuenta tarde de lo que acababa de decir.

Sus ojos se abrieron de par en par, y seguían fijos en el suelo, aunque lanzaban discretas miradas a Ashley...

Nota la reacción de Alex, es demasiado obvio su nerviosismo para no hacerlo y le parece hasta tierna su reacción. El contraste que percibe en él le fascina.

Cuando llegó a su casa y sobre todo en la sesión de fotos él había demostrado un dominio absoluto de la situación, una masculinidad que a Ashley no le fue indiferente en lo absoluto. Luego vino esa foto juntos, el modo en que él la tomó por la cintura y se inclinó sobre ella consiguiendo hacer que el deseo de besarlo fuese acuciante y ahora se mostraba así, casi como un niño, nervioso, atolondrado, que le soltaba una retahíla de palabras a una velocidad vertiginosa y sin detenerse a respirar.

-¡Hasta que al fin respiras! -exclama cuando él calla y da un paso hacia adelante acercándose más si cabe a él-... Lo curioso es que yo me estaba preguntando lo mismo que tú -susurra- y creo que la respuesta es que si lo haces nos comeremos el postre antes de la cena y la pobre de Tequila va a pasar mucho más tiempo del previsto a solas...

- Siempre me ha gustado más el postre que la comida... -susurra volviendo a perder su mirada en la profundidad de sus ojos.

"¿El postre? ¿Ella? ¡Ay, madre! Y yo, ¡qué he dicho! Bueno, lo cierto es que lleva atrayéndome desde hace horas... y... ¡Qué carajo!"

Sin más, Alex posa un suave y corto beso sobre los labios de Ashley. Se dejó llevar durante un instante por la cantidad de emociones que la mujer inspiraba en él. Cuando se separó, lo hizo unos escasos centímetros. Apoyó su frente contra la de ella y susurró:

- Es para ir haciendo boca... Además, así podré intentar poner la calidad de la comida a la altura de la del postre -sonríe...

-¿Postre? Yo creí que éste era el aperitivo nada más -bromea con picardía-... Anda, ya, será mejor que te vayas y finiquites cualquier pendiente que tengas que yo haré lo mismo, porque como sigas aquí me temo que nos quedamos sin cena, sin postre, paseo y...

Se chupa el labio y calla. Le da un beso, bastante menos casto que el anterior y camina hacia la puerta del cuarto, al hacerlo mira el reloj.

-Vaya, ya es hora de comer... ¿Quieres que te prepare algo?

Alex se apoya en la mesa mientras la observa salir de la habitación, volviendo a la realidad cuando le dice algo sobre la hora de comer...

- ¿¡Qué!? -comprueba el reloj de su teléfono móvil- ¡Vaya! Pues Sí que es cierto eso de que el tiempo vuela cuando uno lo pasa bien... Y sobre todo cuando la compañía es tan agradable... -añade con una sonrisa- No te preocupes, no me estés preparando nada. He de ir a redactar la entrevista para presentársela al jefe, a ser posible, esta tarde.

Alex comienza a centrarse de nuevo. La mención de la hora, le hace recordar el motivo de su visita. Y, aunque no quiere que ésta termine, en parte se alegra de tener algo en lo que pensar para aliviar su pulso y "enfriar" sus pensamientos...

- Creo que será mejor que me marche ya, Ashley. Además, ¡tengo que preparar la cena! -bromea mientras sale de la habitación tras la mujer- Por cierto, que sepas que eres la primera chica que entrevisto, que me tiene medio desnudo y cubierto de aceite durante la mayor parte de la entrevista... -dice mientras comienza a ponerse la camisa- ¿Te recojo a las ocho? -cambia de tema espontáneamente...

-Confío en que omitirás ciertas cosas a tu jefe...

Sonríe, aunque esta vez al hacerlo se sonroja, ergo, cuando le oye decir eso de que es la primera que entrevista y le tiene semidesnudo la mayor parte de la entrevista se pone seria. La sensación que la recorre es algo muy parecido a celos.

-¡Ah ya! ¿Quieres decir que tus otras entrevistadas te han dejado así mucho después?

Se da la vuelta para que él no le vea la cara y cuenta hasta diez entre dientes, diciéndose al mismo tiempo que es una idiota por creer que él era diferente. Se acerca a la mesa del estudio y empieza a recoger las cosas, sin embargo pronto recapacita y respira profundo al tiempo que se dice: "¡Qué diablos, si él fuera un Don Juan no se habría puesto así de nervioso..."

-Sí, sí, a las ocho -le responde como recién cayendo en cuenta de su pregunta-. ¿Estás listo? -se gira a mirarlo y aguarda su respuesta.

A Alex le pilla por sorpresa la reacción de Ashley. Se acerca a ella y pone una mano sobre su brazo.

- Oye, no me entiendas mal... Sólo quería decir que es la primera vez que hago una entrevista tan original. Además, lo he pasado genial. Y estoy deseando que corra el reloj para volver a verte... -le sonríe amablemente.

Toma su barbilla apoyando dos dedos y haciendo que su mirada contacte directamente. De nuevo unos escasos centímetros los separan.

- Sólo me falta una cosa más para poder marcharme -susurra antes de plantar otro beso sobre sus labios.

Mientras, la mano que descansaba sobre el brazo se desplaza hacia la espalda de Ashley, acariciándola despacio. Y la mano de la barbilla desciende suavemente por su cuello y hombro...

Ashley parpadea despacio, tiene las mejillas sonrosadas tanto porque Alex se dio cuenta de su reacción como por la abrumadora cercanía de él. Ahora no es como en el cuarto obscuro, que si se sonrojaba o ponía nerviosa la falta de luz la resguardaba, ahora está frente a sus ojos con total claridad y lo peor es que él ha vuelto a adquirir esa masculinidad que a ella tanto le llamó la atención.

No rehúye del contacto con él, para nada, y le sonríe con los ojos cuando sus miradas se encuentran, a medida que la proximidad del rostro de Alex con el suyo se hace más y más corta, sus ojos se van cerrando. Sus labios vuelven a encontrarse pero esta vez no parece haber nerviosismo ni sorpresa de ninguna de las dos partes. Ashley apoya las manos en la cintura de él y casi sin desplazar las manos le va acariciando los costados, suavemente. con la yema de los dedos. Lo besa despacio, sin prisas, reconociendo y recorriendo esa boca que antes la besó, como si quisiera con ello guardar hasta el más mínimo detalle en su memoria.

De pronto es consciente que si no se detienen se verán envueltos en un espiral del cual será imposible librarse y, apoyando suavemente las manos en el pecho de él, lo aparta.

-Nos vemos a las ocho -susurra.

Alex se separa despacio, mientras respira y vuelve a la realidad...

- Sí... A las ocho...

Con tranquilidad aparente, el fotógrafo recoge su bolsa y su equipo. Vuelve a mirarla con una sonrisa, aunque este vez mantiene las distancias.

"¡Qué ganas tengo de que sean las ocho! No sé qué es lo que tiene, pero me gusta pasar el tiempo junto a ella... He fotografíado a numerosas chicas, muchas de ellas modelos realmente hermosas. Pero Ashley es... diferente..."

Tras percatarse de que lleva demasiado tiempo contemplándola como un idiota, parece reaccionar y da un paso hacia ella. Posa un suave beso en la mejilla izquierda de Ashley y se despide.

- Ha sido un placer conocerla y compartir la mañana con usted, señorita Hathaway. No hace falta que me acompañe, podré encontrar la salida -dice aún sonriendo.

Se cuelga la bolsa del hombro y se dirige hacia la puerta...

Sonríe, mucho, por el modo formal en que él se despide. Se queda viéndolo, medio embobada y cuando oye la puerta cerrarse se acerca a la ventana y desde allí lo observa marcharse.

-Pareces una quinceañera, Ashley Hathaway -se dice- ¡Pero por Dios que se siente bien!

Cuando ya lo ve marchar en su camioneta literalmente vuelve a la realidad. Comienza a ordenar el pequeño desastre en el que se convirtió su estudio, limpia el piso, etc., mas no puede evitar chuparse el labio y sonreírse cuando se acuerda, sobre todo, del último beso que se dieron.

Su radio vuelve a sonar fuerte y ella que recorre la casa alegre, tarareando todas las canciones. Ya, cuando todo está otra vez limpio y ordenado, se prepara algo de comer, un tentempié y selecciona lo que se pondrá para ir a la casa de Alex. El le ha dicho ropa cómoda y se pregunta si acaso puede ser más cómoda que la ropa que traía puesta esa mañana y la verdad es que sí, es posible. Busca en el armario y selecciona lo que se pondrá, juega con su cabello frente al espejo viendo cómo es que lo llevará, al final opta por dejarlo suelto.

Entre idas y venidas ya tiene decidido cuál será el atuendo y entonces, sólo entonces, se va al baño para ducharse y comenzar a arreglarse. Todavía faltan cerca de dos horas, tiene tiempo más que suficiente.

Alex sube a su Silverado, deja las cosas en el asiento trasero y, antes de arrancar, observa unos instantes las puerta. Suspira, enciende el equipo de música de la camioneta, baja un poco las ventanillas para que le llegue el aire y conduce tranquilo hasta su casa.

Se sirve algo de comer y pone también para Tequila. Conecta su portátil y comienza a redactar la entrevista. Tras unas horas, repasa su trabajo y lo envía por correo electrónico a la revista.

Satisfecho con su labor, consulta la hora: 06:30pm. Es entonces cuando salta la alarma.

- ¡Mierda! ¡Es tardísimo!

Cierra su ordenador con premura y busca entre los papeles de un cajón de la cocina, un folleto de algún restaurante que sirva comidas para llevar y no esté muy lejos.

"Restaurantes chinos... Taquerías mexicanas... ¡Éste! Un italiano... Espero que le guste la pasta..."

Acto seguido toma el teléfono y llama.

- ¿Hola? Sí, un pedido para llevar, por favor... Dos mixtos de pasta, una ración de pan de ajo y... ¿Servís también los postres para llevar? Mmm... Está bien, no se preocupe. No, eso es todo. Avenida Las Palmeras, número sesenta y nueve. Una cosa más, por favor. ¿Podría tener la comida aquí a eso de las siete y media? Okey, muchas gracias. ¡Ah! En efectivo, pagaré en efectivo. Gracias, buenas noches...

Alex cuelga el teléfono justo en el momento en que Tequila asoma la cabeza por la puerta.

- Tranquila, no me he olvidado de tí. En la nevera han sobrado un par de filetes del mediodía, te calentaré alguno antes de irme. Ahora voy a la ducha... -le dice al animal mientras le rasca tras las orejas, a lo que el perro contesta con un par de lametones.

Tras salir de la ducha, se pasa la cuchilla de afeitar y se viste con unos vaqueros azules, unas botas color ocre y una camiseta blanca de manga corta y ceñida al torso... Mira de nuevo el reloj.

"Aún queda algo de tiempo para que llegue la comida. Será mejor que prepare la mesa..."

Una vez puesta la mesa, Alex decide arriesgarse colocando un par de velas rojas, finas y alargadas. Satisfecho de la decoración, se dispone a entrar en la cocina cuando suena el timbre. Consulta la hora, son las siete y veinte.

"Se han adelantado..."

Efectivamente, tras la puerta esperaba el repartidor del restaurante. Se realiza el intercambio y se despiden el uno del otro. Alex regresa a la cocina y pone las bandejas con la comida, aún caliente, dentro del horno.

- Espero que se mantengan calientes hasta que vuelva... -se deshace de la bolsa y abre la nevera, sacando de ella un plato cubierto. Lo desenvuelve y lo mete en el microondas.

Mientras, recoge el comedero de Tequila, le da un fregado rápido, lo seca y le pone unos trozos de pan y una manzana picada. Suena el micro... Saca el plato y pone el filete caliente en el comedero, cuidando de ponerlo bajo la manzana y el pan. Luego lo riega todo con el jugo de la carne que ha quedado en el plato. A su lado, un suave gañido le indica que Tequila ya ha olido y reconocido su cena.

- ¿Tienes hambre? -le acaricia la cabeza mientras pone el comedero en su lugar- Hoy va a venir alguien especial a cenar, así que quiero que te portes bien, ¿vale? -por respuesta obtuvo un corto ladrido.

Alex sonríe y deja que el animal alcance la comida. Pasa por un espejo, contempla su reflejo, coloca un mechón de pelo que estaba fuera de su sitio. Toma una cazadora del armario, las llaves del coche y las de casa.

- Vamos allá... -susurra para sí.

Cruza el umbral, se sube a la Silverado y conduce tranquilo hasta la casa de Ashley...

El coche se detuvo cerca de la entrada. Aún era temprano, faltaban siete minutos para las ocho. Alex paró el motor, apoyó la cabeza en el respaldo, cerró los ojos y respiró hondo unas cuantas veces. A medida que iba acercándose a la casa, su nerviosismo iba en aumento.

Consiguió relajarse un poco y aprovechó para bajarse del coche y andar hasta la puerta. Metió las llaves del coche en el bolsillo de su chaqueta. Respiró hondo una última vez y tocó el timbre...

La puerta se abrió y el tiempo se detuvo... Ante él estaba el ángel más bello que pudiera pisar la tierra. Tragó saliva e intentó articular un saludo.

- ¡Guau...! -fue lo único que salió de sus labios.

La boca de Alex se movía, pero no salía palabra alguna...

"Joder, Alex, ¡cuánta elocuencia!"

Sacudió la cabeza para volver a la realidad y comprobar que el ángel seguía allí, frente a él. Pero esta vez estaba un poco más centrado para poder hablar.

- Estás... preciosa... -dos palabras...

-¡Jajajajaja! -ríe ella de buena gana, aunque en realidad más que a gracia su risa responde a una alta cuota de nerviosismo- ¡Exagerado! -le da un beso en la mejilla a modo de saludo-. Voy por mi cartera y a apagar el radio -deja la puerta abierta y corre al interior-... ¡¡Pasa si quieres!! -le grita desde el estudio-.

Ashley apaga el radio y se cerciora por última vez de que puertas y ventanas estén bien cerradas. Es bastante precavida con eso, porque incluso deja cortado el gas de la cocina.

Sobre el sofá de la sala está la cartera y un suéter delgado, del mismo color del pantalón que trae puesto. El suéter es más que nada por si llegara a hacer frío por la noche.

-Estoy lista -le dice tras tomar la cartera y el suéter- ¿Nos vamos?

Coge las llaves y apaga la luz. Está ya junto a él.

La observa como corre al interior y aprovecha para frotarse los ojos.

"¡Dios santo! ¿Por qué nunca tendré una cámara a mano cuando la necesito?"

Regresa con un suéter y su cartera.

- Muy bien, nos vamos, entonces...

Alex le ofrece su brazo y una enorme sonrisa. La guía hasta la Silverado, le abre la puerta y espera a que tome asiento. Cierra la puerta y rodea, casi a la carrera, el vehículo para llegar hasta su puesto como conductor...

- Vamos allá, espero que tengas hambre -vuelve a sonreír mientras arranca el motor.

El viaje hasta la casa es tranquilo y no muy largo. La zona es tranquila y plagada de casas lujosas de excelentes vistas, grandes jardines y coches caros.

Por fin, Alex detiene la camioneta frente a una casa.

- Hemos llegado -dice antes de bajarse y prosigue una vez le abre la puerta a Ashley- Ésta es mi casa...

De la parte trasera llega un fuerte ladrido, seguido del sonido de un trote...

- Y ella es Tequila... -espera a que se acerque y continúa- Tequila, ella es Ashley y es una amiga, así que pórtate bien con ella, ¿vale? -por respuesta obtuvo un par de ladridos cortos y alegres.

Alex le acarició la cabeza y volvió la mirada a Ashley.

- ¿Y bien, qué te parece?

-¿Que qué me parece? -dice y sus ojos brillan, está sonriendo- ¡Genial me parece!

Se acerca a Tequila, cautelosa e intenta acariciarle la cabeza.

-Tienes una linda casa y esta perrita es preciosa -le rasca la cabeza algo tímida- ¿Es una doberman, verdad? -al ver que ella no parece rechazarla se pone en cuclillas y ya la acaricia con más confianza, jugando- No se por qué tenía la impresión de que tenías una Pastor Alemán o Labrador, no se -sonríe-. Ya veo por qué el tipo ese que me contaste estaba tan intimidado con ella, no es para menos... aunque, lo admito, menos mal que no tienes un rottweiler o un pitbull, porque ahí si que me daría miedo -suspira y hace un gesto como si estuviera reconociendo un error o algo-... les tengo bastante respeto a esos perros.

Alex sonríe ante las palabras de Ashley.

- Los dobermann siempre me han parecido más elegantes...

El fotógrafo guiña el ojo al animal, éste responde con un corto ladrido y tras olisquear un poco a Ashley, comienza a lamerle las manos y a empujarla suavemente para demostrarle afecto. A punto estuvo de alzarse sobre sus patas traseras para alcanzar la cara de la mujer, pero Alex estaba atento y la detuvo antes de conseguirlo...

- ¡Tequila! Quieta... Ya está... Venga... -dice interponiéndose mientras acaricia al animal- Bueno, no vamos a cenar aquí -se vuelve a Ashley- Vamos dentro.

Tequila, satisfecha con las caricias y saludos, se aleja al trote hacia la parte trasera, desapareciendo tras una esquina. Mientras, Alex guía a Ashley hasta la puerta principal.

El interior de la casa es tan acogedor como promete el exterior. Las paredes interiores también son de madera. La decoración es sencilla, aunque en algunas de las paredes lucen cuadros de fotografías, algunas de paisajes, otras de modelos, aunque muy pocas firmadas por Alex. El comedor se encuentra separado de la cocina por una barra americana, por detrás de la cual aparece Tequila relamiéndose. En el suelo del salón hay una enorme alfombra con motivos geométricos, un sofá de tres plazas, la televisión, un equipo de música, cuyos altavoces se hallan distribuidos por las cuatro esquinas, y una pequeña puerta que da a un aseo. Un poco más allá, en el pasillo, una puerta conduce a la habitación de invitados, dispuesta de una cama de matrimonio, armario, tocador, baño propio, con bañera incluida, y una excelente vista de la playa y la parte trasera del jardín.

Tras el recorrido por el piso inferior, Alex observa a la mujer, que parece realmente contenta. Diría incluso que le brillaban los ojos...

- Y en el piso de arriba tengo la habitación de trabajo, el cuarto oscuro, mi habitación, otro baño y una sala de relax. Pero lo mejor, está en el ático. Aunque no subiremos hasta que sea totalmente de noche... -sonríe y espera para ver la reacción de Ashley.