Partida Rol por web

-Y a mí los pastor alemán -responde frente al comentario de la elegancia de las razas-... en realidad no es por elegancia ni nada. Bien puede ser un mestizo, lo que me importa es que exista esa conexión, ese cariño entre amo y mascota.

Sonríe al ver lo traviesa y sobre todo dócil que es Tequila.

-Yo tuve una perra a la que quise mucho, era una Pastor Alemán, se llamana Sussy, no me preguntes por qué le puse ese nombre, simplemente me gustaba -le comenta mientras caminan al interior de la casa-. Murió hace algunos años, pero la recuerdo con mucho cariño -su expresión se vuelve tierna, no sólo está recordando, sino también añorando-...Desde entonces no he vuelto a tener una mascota.

Ya entran a la casa y Ashley presta atención a lo que Alex le va mostrando, asintiendo ante lo que él le va explicando y sonriéndose porque si antes consideraba que él transmitía seguridad ahora que lo ve en su terreno parece transmitirla todavía más.

"Pero lo mejor, está en el ático. Aunque no subiremos hasta que sea totalmente de noche..." le oye decir y sus ojos brillan como hace mucho no lo hacían. Del mismo modo que brillan los ojos de los niños cuando están ansiosos y espectantes abriendo algún regalo.

-¿El ático? -mira en dirección a éste-... ¿No subiremos hasta que sea totalmente de noche?

Pareciera que le está preguntando a él, pero en realidad piensa en voz alta. De pronto se gira y lo mira con expresión casi de júbilo, está segura de haber encontrado la respuesta.

-¿¡Tienes un telescopio!?

Alex se queda de piedra al escuchar a Ashley.

- ¿Me has estado espiando? -bromea- Jajaja... Sí, tengo un telescopio. Aunque reconozco que no tengo mucha idea de cómo utilizarlo -dice algo avergonzado y rascándose la cabeza- Suelo subir casi todas las noches, tiro una manta en el suelo de la terraza y me limito a contemplar las estrellas... -ahora son los ojos de Alex los que brillan con entusiasmo- Parezco un crío -sacude la cabeza- Será mejor que vayamos a cenar. ¿Tienes hambre? -le ofrece su mano para guiarla hasta el comedor...

-Bueno, eso no es problema, ya aprenderemos a usar ese telescopio -le responde risueña- Y sí, pareces un crío... un crío adorable -termina susurrando.

Alex le ofrece la mano y ella se la mira. Extiende la suya, tímida y se la coge.

-¿Hambre?... La verdad es que sí, un poco, pero más que hambre lo que tengo es una infinita curiosidad por saber qué es lo que preparaste -sonríe- ¿Sabías que me encantan las sorpresas?

Ashley, aún con la cartera colgándole del hombro, sigue a Alex hasta el comedor a la vez que mira con más detenimiento la decoración.

-Tu casa es muy acogedora... son pocas las personas que consiguen entender que para que un lugar se vea bonito y acogedor no requiere de todo un despliegue, sino simplemente de saber poner lo justo y necesario.

- Bueno, sólo tengo lo que necesito. No me gustan los excesos -responde Alex, que se da cuenta de la cartera de Ashley- Disculpa, no me había dado cuenta -dice mientras descarga a la mujer del objeto en cuestión y lo deja sobre un mueble del salón.

Una vez en el comedor, Alex procede a colocar la silla donde ha de sentarse Ashley. Espera a que lo haga y la acomoda.

- En cuanto a la cena... ¿Te gusta la pasta? -sin esperar respuesta, Alex pasa a la cocina y comienza a pasar la comida de los envases del restaurante a los platos- En realidad, me he pasado casi toda la tarde redactando la entrevista, así que no he podido cocinar nada -dice desde el otro lado de la barra americana.

Se encuentra de espaldas a Ashley, mientras continua preparando las cosas. El pan lo coloca en una cesta de mimbre y, una vez cerciorado de que aún están calientes, vuelve al salón.

- He pedido comida a un restaurante italiano... -dice mientras sirve los platos y pone el cesto de pan en el centro, al tiempo que la vergüenza asoma a su rostro.

Vuelve a la cocina, esta vez a la nevera, y regresa con una botella de Lambrusco Rosado.

- ¿Vino? -pregunta mostrándole la botella y deseando que el rubor desaparezca de su rostro.

"Bueno, Alex. Aquí estás. La has traido a casa y las estás invitando a cenar... Una cena inocente de amigos..."

Pese a los intentos de Alex para serenarse, cada vez que se acercaba a Ashley los nervios le jugaban malas pasadas...

-Gracias... que caballero -le dice ocupando la silla que él tan gentilmente le aparta-. Recuérdame mandarle algún detallito a tus padres por haberte educado tan bien... y por haberte hecho tan bueno -piensa, pero obviamente la última frase no la dice ni a palos.

Lo mira sonriente, encantada por su galantería y caballerosidad, aunque no puede evitar sentirse un tanto descolocada, sobre todo por esa caballerosidad, probablemente sea Alex el único hombre que ha tenido semejantes gestos con ella y eso es, ciertamente, junto con todo lo demás, un puntazo a su favor.

-¿Comida italiana? -el rostro de Ashley se ilumina- ¿Ahora quién ha estado espiando a quién? -bromea del mismo modo que él lo hiciera con lo del telescopio- Es eso o es que eres adivino... ¡Me encanta la pasta! Y no te preocupes por no haber cocinado yo tampoco preparé el pos...

Ashley abre los ojos y se pone roja como un tomate, acto seguido se lleva la mano a la cabeza y su expresión cambia del relajo absoluto a la máxima aflicción. Preocupada como está de su propia vergüenza, ni cuenta se da del sonrojo de él, ni tampoco responde al ofrecimiento del Lambrusco, aunque de haberlo hecho también le dijese que le gustaba y habría bromeado un poco con eso de que las malas lenguas dicen que es afrodisíaco y que las burbujas se le podían ir a la cabeza y tal.

-¡Ayy, me matas! -lo mira con cara de "trágame tierra"-... se me ha quedado el postre en la nevera.

A Alex le asaltan unas ligeras convulsiones que acaban estallando en carcajadas.

- ¡¡¡JAJAJAJA!!! ¡Vaya dos que nos hemos ido a juntar! ¡Jajaja! -ríe de buena gana, aunque intenta reprimirse al ver la vergüenza de Ashley- Lo siento... Oye... No te preocupes. Ya improvisaremos algo... De momento, aprovechemos esto antes de que se enfríe, ¿vale?

El fotógrafo sirve el vino en ambas copas, alza la suya mientras toma asiento y propone un brindis.

- Por los restaurantes de comida para llevar y por los postres de última hora... -sonríe, esperando que el rubor de las mejillas de Ashley sea sustituido por aquella sonrisa que le arrebataba el alma...

Alex contagia su sonrisa a Ashley y pronto ambos están riendo con ganas. Aún riendo lo observa llenar las copas para luego recibir la que le corresponde y brindar con él.

-¡Salud! -responde chocando su copa con la de él, instante en el que sus miradas se cruzan.

Se ha quedado sin saber qué decirle o quizás sea que no necesita decir nada. Su rostro ha vuelto a adquirir una expresión relajada; se siente a gusto, extremadamente a gusto. Los platos ya están servidos y ella prueba la comida.

-Mmmmm ésto está buenísimo -le dice-, vas a tener que darme ahoara el nombre del restaurante porque creo que me convertiré en cliente frecuente.

Se lleva otro poco más de comida a la boca y conversa animadamente con él. Lo observa, le cuesta dejar de hacerlo, aunque trata de distraerse doblando una y otra vez la servilleta, nerviosa.

-¿Cuánto tiempo llevas viviendo en Isla Tajada? -le pregunta y se sorprende haberlo preguntado. Normalmente no suele interesarse en la vida de las personas a las que conoce a menos que éstos sean muy cercanos.

Alex da cuenta también de su comida mientras sigue el hilo de su conversación.

- Pues llevaré un par de años -cuida de no hablar con la boca llena- Mi madre es estadounidense y me consiguió una plaza en la universidad para terminar aquí mi carrera. Después hice prácticas en periódicos locales, hasta que conseguí un contrato con la revista House. Y aquí estoy... -sonríe- ¿Y a ti? ¿Qué te ha traído a la isla?

Alex nunca se había encontrado tan cómodo en presencia de una chica. Por su mente pasaban numerosas situaciones de sesiones y encuentros. En todas ellas temblaba como un flan y sus nervios le jugaban malas pasadas. Sin embargo, con Ashley era distinto. La observaba como si fuera la criatura más hermosa del mundo. Sus ojos se perdían en la profundidad de los de ella. Su pulso se aceleraba cada vez que la veía humedecerse los labios con el vino...

-¿A mí? -traga saliva y medita un instante la respuesta- Independizarme... -responde mirando su vaso y apurando el contenido de éste-. Siempre me gustó la fotografía, fui bastante autodidacta al respecto, cuando llegó la hora de decidir a qué deseaba dedicarme la elección ya estaba hecha, así que fue cosa de pulir lo aprendido. Ya llevaba un tiempo realizando trabajitos como fotógrafa, en matrimonios y eventos. Ya sabes, la gente va corriendo la voz y así podía darme mis gustos, pero aún dependía de mis tíos.

Juega con la comida del plato, distraída. Su rostro se ensombrece por unos instantes y su gesto se torna taciturno. Hay cosas que prefiere no recordar.

-Un día, buscando, di con un anuncio en el periódico para trabajar aquí. Ya había venido antes como turista y me había enamorado del lugar, así que postulé. De eso ya un par de meses -se encoge de hombros-, pero siempre han dicho que soy un culo inquieto así que, aunque el trabajo que tengo no está mal, cuando me enteré de la vacante que se abría en tu revista -se refería a House- me decidí a postular y aquí me tienes.

Presta atención a las palabras de Ashley mientras llena de nuevo las copas...

- Seguro que tienes suerte. Eres una luchadora. Tienes talento, belleza, simpatía y, además, me gustas... -se interrumpe.

"¡Mierda! ¿Qué he dicho?"

Sus ojos buscan algo en que centrarse, lejos de la mirada de Ashley, al tiempo que los colores suben de nuevo a su rostro.

"Joder, Alex. Pareces un crío. Hazlo de una vez..."

Deja los cubiertos sobre el plato vacío, tiene la costumbre de comer demasiado rápido, respira hondo una, dos veces. Mira a Ashley directamente a los ojos y, con cierto rubor aún instalados en sus mejillas, le dice:

- Mira, Ashley, el caso es que... Mmm... Verás... ¡Dios, no sé ni cómo decirlo! -susurra- A ver, en mi puesto, hago muchas sesiones con chicas semidesnudas y de una belleza despampanante, según los cánones marcados. Pero tú... Tú has... Me haces sentir a gusto. Todo el tiempo que paso contigo, lo disfruto y lo memorizo para no olvidarlo nunca. Y esta tarde, mientras redactaba la entrevista... Yo... -respira de nuevo y pronuncia la última frase de forma precipitada- Empiezo a sentir algo por ti que va más allá de la profesión... -una vez dicha la frase, toma su copa y la bebe entera...

"Tierra, trágame..."

No puede evitar atragantarse al oír las palabras de Alex. El rostro de Ashley parece un arcoiris porque se pone de múltiples colores, todos ellos causados por el arrobo que le producen sus palabras.

Lo mira, creyendo que ya nada más puede decirle que empeore su arrobamiento, pero se equivoca. Ashley está totalmente descolocada, no porque no le agrade lo que oye ni mucho menos porque no lo corresponda, sino porque es la primera vez que le sucede, al menos que recuerde, ni siquiera el alocado de su ex se le había declarado y eso que habían durado casi año y medio juntos.

Ashley empieza a mirar para todos lados, en su mente ruega, suplica que aparezca Tequila y la ayude a disimular que en ese momento se está derritiendo como la mantequilla.

-A-Alex... y-yo... -respira profundo, intenta no tartamudear- Me tomas por sorpresa -acaba diciendo mientras suelta aire y procura relajarse-... Tú también me gustas.

Alex observa a la mujer, esperando una respuesta. Cuando la obtiene, por fin, no puede reprimir una gran sonrisa y un suspiro de alivio.

- Entonces, sólo tengo una pregunta más... -se levanta, sólo para clavar una rodilla en el suelo a un metro escaso de ella, toma su mano y, tras aclararse la garganta, prosigue- Ashley Hathaway, ¿quieres salir conmigo? -pregunta con voz clara y su acento europeo.

El rubor, desaparecido momentáneamente, volvía a hacer acto de presencia aumentando su tonalidad a cada segundo de espera. Sus ojos estaban fijos en los suyos. Su corazón parecía una batukada de tambores resonando en su pecho...

"Ay, Dios... ¡Me estoy declarando! Antes ha dicho que le gustaban las sorpresas... Joder... Sólo espero que no salga corriendo..."

"¡¡Ayyy Dios y encima se arrodilla!! ¿Y ahora yo qué hago" De verdad que lo miraba sin saber qué hacer. Su reacción le había sorprendido, incluso la avergonzaba y ya estaba que le gritaba que se pusiera de pie, pero esa no sería una buena reacción, así que le sonrió, con esa risa nerviosa que coge a algunas personas y la suya era a todas luces de nervios e incomodidad.

-¿Salir contigo? Pero si ya estamos saliendo -le responde- Anda, ya, párate que me pones nerviosa, ni que me estuvieras pidiendo matrimonio -inconscientemente tira de él para que se ponga de pie y vuelva a sentarse en la silla-... Y sí, quiero salir contigo... ¡¡Dios!! Menos mal que no fuimos a ningún restaurante, porque como te hubieses arrodillado frente a todo el mundo me muero de la vergüenza.

"¡Ha dicho que sí! ¡HA DICHO QUE SÍ!"

A Alex, poco le faltaba para levantarse y ponerse a dar botes por toda la casa. Sin embargo, se levantó y volvió a tomar asiento. En su rostro se dibujó una estúpida sonrisa de bobalicón mientras escuchaba las palabras de Ashley...

- Pues ten por seguro que lo hubiera hecho. Además, sería capaz de morirme yo también de vergüenza, sólo por estar contigo...

"Eso ha sonado demasiado cursi... Dios, ¡qué me pasa!"

Alex no puede apartar la mirada de los ojos de ella, hasta que, por fin, observa los platos vacíos y decide hacer algo para no acabar como una de esas estatuas mirando fijamente a un punto...

- Recojo esto y voy a ver qué encuentro por la cocina para el postre, ¿vale? -dice mientras lo hace.

Está claro que necesitaba unos instantes para asimilar la respuesta...

Ashley respiró aliviada cuando él volvió a su silla y a punto estuvo de responderle con una frase tan cursi como la que él le acababa de decir, pero en lugar de eso bromeó.

-Pues menudo papelón el que haríamos muriéndonos los dos de la vergüenza... Noo si eso es para salir corriendo y no aparecerse más por ese lugar.

Alex se va luego a la cocina y ella, aunque lo piensa, al final no lo ayuda a recoger los platos. En lugar de eso se pone de pie y sale a la terraza. Tequila no tarda en aparecer junto a ella.

-Con que aquí estabas, bribona -le dice acariciándole la cabeza.

No pasan dos minutos y las dos están jugando. Ashley le tira una pelota y Tequila va por ella para traérsela de vuelta y que Ashley se la vuelva a lanzar.

-Oye -le habla a Alex alzando la voz para que él la escuche desde la cocina-, estaba pensando que si no encuentras nada en la cocina podríamos ir a comprar algo... podemos ir caminando, así nos llevamos a Tequila.

Alex alcanza la cocina, suelta los paltos en el fregadero y apoya la espalda contra la pared. Cierra los ojos y respira profundamente...

"Joder... Joder, joder, joder... ¡¡¡Me ha dicho que sí!!! ¡¡Jajajaja!!"

Dejándose llevar por un momento de euforia, Alex da un salto de alegría procurando, eso sí, hacerlo sin ruido. Justo en el momento que toca de nuevo el suelo, llega la voz de Ashley, acompañada por unos cortos ladridos de Tequila. Es entonces cuando recuerda a qué había venido. No se molesta en echar un vistazo, pues sabe que no hay nada salvo unos yogures y alguna que otra fruta. Así que, regresa de nuevo al comedor para verla jugar con la perra. Sonríe y a su mente acuden imágenes de un posible futuro cercano...

"Es perfecta..."

Se acerca por detrás y la rodea con sus brazos a la altura de la cadera, apoyando su pecho contra su espalda.

- Me gusta la idea de ir a comprar -posa un suave beso en la curvatura de su cuello- Además, hace una noche estupenda. ¿Qué te apetece? Conozco un par de sitios por la zona...

El beso que él le diera le produjo cosquilleo y sonrió, pero no lo hizo sólo por el cosquilleo sino porque fue consciente de la familiaridad del trato que ahora Alex le daba. La sensación le fue del todo agradable y la verdad es que ahora que ya ambos parecían haber dejado las vergüenzas iniciales de lado, se sentía de lo más feliz.

-¡Helado! -le respondió- ¡Me encanta el helado! De hecho eso es lo iba a traer, un helado de selva negra... ¿Te gusta?

- Mmm... Me encanta... Déjame pensar... -despacio, deshace el abrazo y se acerca a la barandilla.

Apoyándose en ella, se inclina un poco hacia delante, mirando en una dirección en concreto, como si intentara ver al otro lado del lindero del bosque de palmeras. Regresa a la verticalidad con una sonrisa de satisfacción.

- El Chiringuito del Tío Tolman aún está abierto y hacen unos pasteles y helados buenísimos. Además, no está lejos, tiene mesas al aire libre y el viejo Tolman ya conoce a Tequila -un ladrido confirma la inteligencia del animal, que sabe a quién se refiere- Espera -le dice a Ashley mientras busca su teléfono móvil, marca y espera los tonos...

Tras unos segundos, Alex da un respingo al escuchar el ajetreo al otro lado del teléfono, acompañado de una voz masculina.

- ¡Hola, Tolman! Soy Alex... -escucha la respuesta- Sí... ¡Jaja! Ya veo. Oye, tengo aquí a una recién llegada -le pica el ojo a Ashley- que aún no ha probado tus postres... -sonríe, al parecer Tolman es un hombre bastante simpático- Se pierde por la Selva Negra... -vuelve a sonreír- Eso está hecho. Nos vemos ahora... -cuelga y se vuelve hacia Ashley- Listo. Tenemos mesa para dos y un enorme trozo de Selva Negra reservados... -guarda su teléfono en uno de los bolsillos del pantalón y le dedica una sonrisa a la mujer- Señorita Hathaway, ¿está usted lista para probar la que posiblemente sea la mejor tarta del mundo? -bromea, mientras le ofrece su brazo...