Partida Rol por web

Las dos bolas de fuego de Garroom surcan y atraviesan la distancia que le separan del elfo de sangre, que ve cómo impactan sobre él. El muy bastardo de orejas puntiagudas le lanza dos haces de luces. Gracias a los combates que lleva a sus espaldas, consigue reaccionar lo suficiente como para protegerse con un muro de piedra pero la potencia mágica de los haces destruyen el muro e impactan sobre el chaman que sale despedido unos metros hacia atrás con un duro gruñido de dolor.

Garroom rebota varias veces en el suelo antes de detenerse a unos seis-siete metros más atrás. Un dolor punzante en el pecho le impide perder el conocimiento y con mucho esfuerzo logra incorporarse un poco para ver que el elfo de rodillas derrotado:-Ahora......responderás.....a....las....preguntas.....de....la...señorita....o......volveré....para...terminar....contigo.-dice con mucho esfuerzo Garroom señalando al elfo,  antes de volver a caer al suelo con dificultades para respirar. 

Y bien?- Pregunte al elfo, justo al mismo tiempo que Lyareth y Garrom se lanzaron al ataque. Aunque estaba preparada para luchar si hiciera falta, confiaba en usar mi astucia para engañar al tal Acron, y evitar que nos arrojara el enjambre encima. Por ello, cuando Lyareth y Garroom se lanzan al ataque, me quedo petrificada y me limito a ver como golpean hasta dejar echo polvo al elfo.

Bueno, supongo que era inevitable. Aunque podriais haber tenido un poco de mas paciencia, casi lo tenia.- Protesto mientras veo a mi compañero orco volar por los aires. 

Ya sabes, usa tu alquimia extraña.- Ordeno al goblin señalando con la cabeza a Garroom, para luego acercarme a Acron con una sonrisa confiada, y una bola de fuego en la mano.- Te recomiendo que colabores, si quieres conservar esa bonita cabeza.

Cuando comenzó el combate, clavó su rodilla en el suelo y apuntó al elfo malnacido para dispararle, pero antes de que pudiera accionar el gatillo, ya estaba el enemigo destrozado a manos del orco y la cazadora de demonios. 

Abrió la boca como si hubiera visto un fantasma al ver que el combate había transcurrid en apenas unos segundos, impresionado. Cuando el orco ordenó al otro que respondiera las preguntas con tanto estilo, solo puedo decir. -Si, eso, responde. O te daremos otra tunda. Sonrió al notar que era casi tan amenazador como Garroom.

Volvió en sí cuando Alessia le recordó que él era el curandero de la expedición, guardó el rifle, sacó sus mejunjes, y se acercó al chamán para atender sus heridas, ya que estaba al límite.

Mientras Kwilyx intentaba recomponer a su compañero con sus medios curativos sin éxito (cosa que alteraba más al orco que intentar calmarle), Acron sonrió mientras escupía sangre debido a las heridas que había sufrido ante el fugaz combate.

- Me habéis sorprendido... esto... no debería ser así... Alextrasza ha sabido elegir muy bien a sus peones aunque nunca debió haberse inmiscuido... ella es una traidora y os ha sentenciado a la muerte... - gimoteaba mientras os sorprendía el hecho de que él conociese quién os enviaba. Su casi inexistente armadura mostraba sangre, una sangre que brillaba con un tono extraño

- Este mundo está acabado, y nuestro poder está al servicio del verdadero señor de todo el universo, nada, ni nadie podrá detenernos, ni si quiera la reina de los dragones ni su vano intento por recuperar lo que antes estaba unido. Mi hora no ha llegado todavía -

Fue entonces cuando ante vuestra perpleja mirada, Acron comenzó a sufrir unas convulsiones que duraron alrededor de unos diez segundos, el tiempo suficiente para que su cuerpo de elfo se hinchara por completo mostrando de repente un resplandor dorado, un resplandor que dio a lugar a un gigantesco cuerpo de escamas color bronce y un aliento cálido.

Aquel elfo desarmado y abatido, se transformó en un dragón impetuoso, sus ojos brillaban con una chispa de furia colosal.

​- Huid ahora y decidle a Alextrasza que Anacronos jamás colaborará con alguien tan débil. Huid o morid -

Aquel giro en los acontecimientos había puesto en duda el efímero éxito del combate anterior. ¿Acron era realmente un Dragón? Parecía que había que tomar una decisión.

Mi sonrisa de confianza desaparece tan pronto Acron se transforma de un elfo malherido en todo un maldito dragon. No puedo evitar toser al atragantarme por la sorpresa, y dar un par de pasos hacia atras, por precaucion.

Luchar contra un tipo engreido era una cosa, pero un dragon... aquello eran palabras mayores, y encima el orco no tenia pinta de estar en condiciones para una pelea asi. Intentado poner una sonrisa cordial en mi rostro, le digo al dragon de piel dorada.- Por supuesto, señor Anacronos, se lo haremos saber con gusto, tan pronto como nos indique como salir de aqui.

Remarco mis palabras mientras miro a mis compañeros, dejando caer que me sigan la corriente.

Los intentos de Kwilyx por intentar curarme fracasan estrepitosamente por lo que de un empujón Garroom le aparta y coloca sus manos en su cuerpo:-Espíritus de la tierra y el fuego, restableced mi espíritu y unid mi carne para poder seguir con mi cometido.- y de sus manos sale una luz amarillenta tenue que restituye su espíritu y mientras se incorpora sus heridas se cierran y se queda de pie, observando la situación. 

En el momento en que se da cuenta de que el elfo de sangre no está y en su lugar hay un dragón de bronce y da al grupo dos opciones huir o luchar. Alessia ya le pedía al dragón que indicase como salir de allí:-Secundo la moción.-digo estúpidamente al ver al dragón y con una mano levantada. Aunque por dentro solo tenía ganas de volver a atacarle pero ya me había derribado una vez y no quería que lo hiciese una segunda.

Miró hacia ambos lados, buscando de nuevo la salida y comenzó a hablar, tratando de buscar le modo de salir de ahí.

-Va...vaya, creo que ha habido un malentendido. Seguro que podemos acabar esto dialogando sin llegar a las manos. Dijo apurado.-Entonces... mensaje de Anacronos para Alexstrasza diciendo que no colaborará con alguien débil. Anotó el comunicado en el cuaderno y lo guardó en el bolsillo. -Anotado. Ahora... solo queda salir de este lugar para informar ¿No? Es de mala educación matar a los mensajeros...

Las piernas le temblaban al ver al dragón ante ellos, imponente y enfadado. Desde cerca parecía que tenía muchos más dientes de lo que imaginaba.

Impresionada ante semejante cambio, la sonrisa de su rostro se borró al instante mientras retrocedía alzando de nuevo las armas, alerta y atenta a los movimientos del dragón. Sin embargo, no había miedo en su mirada ni un solo músculo de su cuerpo tembló al ver a la colosal sierpe que se alzaba ante ellos. Ni siquiera sus pasos habían sido a causa del temor, sino más bien una mezcla de sorpresa y una búsqueda de colocarse en una mejor posición, una desde la que volver a atacar si fuera necesario. Cuando fuera necesario.

La voz de Anacronos retumbó en la estancia en ese momento, reverberando por la caverna, impeliendoles a huir. Gruñó. Ella no huía, jamás, frente a la vileza de la Legión Ardiente. Con aquellas palabras aquella criatura había demostrado de que lado estaba, exactamente de los seres que ella había jurado erradicar, a costa de su vida incluso.

– Lagartija inmunda, no eres más que un peón de demonios que, llegado el momento, te traicionarán como tú lo haces ahora a los tuyos – escupió al suelo, se colocó en posición defensiva, atenta para saltar en cualquier momento –. ¿Qué crees que te ocurrirá cuando los Señores del Terror se cansen de ti? Solo serás una alimaña de la que deshacerse, como ya pasó antes.

Negó. Sus compañeros parecían deseosos de escapar, de huir de allí con el rabo entre las piernas. No se daban cuenta de que aquello, en verdad, no era una posibilidad. Al ir hasta allí habían agotado sus provisiones, sin contar con que nada les aseguraba que los silítidos no se les echaran encima en cuanto su amo estuviera a salvo. Eso, sin contar con que si se iban, posiblemente, no tendrían una nueva oportunidad de acercarse tanto ni en tan 'buenas' condiciones.

La decisión era demasiado clara frente a sus ciegos ojos que veían la verdad.

– Lo siento compañeros – dijo sin mirarles –, pero yo me quedo aquí. Vendrá por las buenas o devolveré a este lagarto a Alextrasza a rastras si es necesario, tal es nuestra misión – entornó los ojos, que se convirtieron en dos rendijas de las que se escapaba un humo verdoso prueba de la magia vil que corría por sus venas –. Illidan me entrenó para esto. Marcháos.

El elfo observó como la mayoría del grupo daba la vuelta para retroceder. Éste, satisfecho por saber que aquellos que algunos habían sido capaces de no guiarse por sus impulsos, les dedicó una última frase.

- Dadle recuerdos de mi parte a Alextrasza, comentadle que deje de arriesgar de tal manera a peones por sus propios intereses - alzó las alas en un movimiento brusco.

Cuando comenzasteis a salir de los túneles para encaminar vuestros pies hasta la salida, un extraño sonido os alertó de que las cosas no iban a ir tan bien como cabía esperar.

Apenas habían pasado unos 5 minutos desde que os alejasteis de manera "segura" del dragón hasta que comprobasteis de primera mano que vuestra huida no iba a ser tan sencilla como cabía esperar ¿el motivo? un cuantioso enjambre compuesto por más de una veintena de Silithidos coléricos (probablemente a raíz del uso de los cristales que os comentó Acron) os seguía el rastro.

Teníais que daros prisa, si realmente aquellas criaturas eran capaces de alcanzaros os devorarían como una marabunta de hormigas que arrasan con la carroña dejando tan solo los huesos. Teníais la forma física adecuada para hacerlo, pero había un inconveniente: el terreno, al ser irregular, podría traer como consecuencia algún traspiés... 

Vuestras vidas dependían de demasiados factores...

Tras tomar la decisión más difícil tan solo quedaba una opción: luchar.

No sabías el porqué realmente tus compañeros eligieron huir, pero ya no había vuelta atrás.

- Vaya, así que tengo en frente mía a un rival digno de un combate del cual haré eco en la historia... porque la historia solo la cuentan los supervivientes - rió mientras adoptaba una posición más agresiva.

Maldita loca!- Mascullo mientras nos alejamos del dragon y la insensata de Lyareth a paso ligero, cuando ya no nos oigan los dos.- Desde el primer momento sabia que esa chica iba a ser un problema. Si quiere morir, que no intente arrastrarme con ella.

Aunque estaba aliviada por Anacronos nos hubiera dejado marchar, no pude evitar notar una punzada de culpabilidad al dejar a mi compatriota alli tirada. Si, era una mujer arrogante, maleducada y estupida, y llevaba mucho tiempo queriendo mandarla a paseo. Pero no le deseaba la muerte, y no tenia ninguna duda de que al abandonarla la estabamos condenando a una muerte segura. Quizas si la hubiesemos ayudado...

El ruido de las patas correteando freneticas por los tuneles me saca rapidamente de mis pensamientos. Agarrando mi falda para poder correr mejor, empiezo a correr tan rapido como puedo, impulsada tanto por el miedo a morir descuartizada, como por la repugnancia que me provocaban aquellos insectos enormes.- Por todo los dioses, por que no nos lo podian poner facil!? No me gusta correr!!!