Partida Rol por web

La mención directa de Duncan a mi persona hace que el holograma se gire hacia él.

- Necesito recursos más que apoyo - le informo contundente - Es difícil encontrar nada en esta zona y probablemente deba regresar para repostar si no hallamos algún planeta con recursos.

Ese era el problema de los sectores poco explorados, vagar por ellos hasta quedarte sin combustible, alimentos o acabar siendo víctima de las averías y accidentes.

Uliq había escuchado atentamente a sus hermanos. No se encontraba físicamente en el lugar pero el ojo biónico que portaba le permitía proyectarse en el emplazamiento.

Sin duda ya estaban hablando de guerras y más guerras. El ojo biónico se encendio tímidamente cada vez que Aegror habló. Había escuchado hablar de él. Uliq se rascó la mancha que le cubría el rostro. Quizá los conocimientos del Primarca de los Portadores de la Agonía le podrían ayudar, por conflictivos que resultaran sus métodos.

Previo al inicio del consejo, uno de sus hermanos abrazó a Leucas; una acción de la que, particularmente, había sido partícipe contadas veces en su existencia. El primarca en cuestión, Duncan, parecía exudar un aire jovial que pocas veces había visto entre soberanos y guerreros. Una cualidad que llamó su atención, pues parecía diferenciarse de la arrogancia (que percibía) de Eon o la afable dialéctica de otros como Aegror o Ark'sul.

Leucas escuchó la opinión de sus hermanos , sopesando sus opiniones contra sus prejuicios para con el Corsario. De los presentes, solo dos habían tomado una postura; y ambas a favor de Eon. No estaba complacido, no había dudas sobre ello. Pero tampoco estaba tan desquiciado como para seguir presionando el tema. 

-Entonces... que así sea.- Desistió. - Que el Pirata... sea quien purifique Jrum-

—Trataré con honor a la población que liberemos de esas bestias —prometió Eon a su hermano, el Gran Tiburón. Eran tan afines... ¿por qué parecían condenados a llevarse mal? Luego sonrió a Ark´sul—. Y a cada orko que mate, hermano, le diré tu nombre.

Estiró los brazos, apoyando unas palmas fantasmales en una mesa que no podía tocar.

—Así pues, Radius y la Araña asegurarán los motores de la guerra. Es el campo de batalla natural de sus legiones ¿El resto nos dispersaremos, entonces? ¿Dónde he de enviar a mi vanguardia? Como ya he dicho, me atrae la idea de explorar Pacificus, pero en deferencia a vuestra buena voluntad me pliego a vuestras indicaciones.

Eon de Sycorax sabía ser encantador cuando se lo proponía o cuando le consentían.

-Debemos expandir las fronteras del Imperio: la Humanidad debe prevalecer.

Honor.

- Eso es...- Pensó con cuidado sus siguientes palabras. Desprecio es todo lo que tenía que ofrecer a los bandoleros y piratas que surcaban por el espacio; y por extensión, aunque fuera solo por nombre (y la actitud de Eon), a la legión de su hermano. Pero era más aún lo que tenía en común con ellos, y con el Corsario, (sangre, objetivos, meta) de lo que podría dignarse a admitir. - Todo lo que podría pedir...- Finiquitó, con una leve inclinación de cabeza a modo de reverencia. Y agregó - Permíteme... asistirte en ésta... conquista.-

Tras la respuesta de Eon, Leucas se giró hacia Aegror, cuyo casco y colores le recordaban a los Tuhinga, unas enormes (e inteligentes) aves que habitan su planeta natal. 

- Y, Aegror...- Pronunció el nombre de su hermano. - Tomaré tu palabra...- dijo, refiriéndose al incentivo que había dado (cierto o no) en forma de un nuevo planeta oceánico. 

Eon asintió.

—Desde luego, será bueno ver a un hermano antes de volver a las profundidades. Liberaremos juntos ese océano y nuestras legiones combatirán hombro con hombro, como hicieran antes de que nuestro padre nos encontrara.

Muchas gracias, Leucas. La voz de Aegror es tranquila mientras se sienta de manera relajada, pero adopta un tono más solemne de lo habitual. Te prometo que buscaré un buen planeta. No una bola de agua, sino algo digno de tus leviatanes.

Su mirada pasa por las caras de todos los primarcas allí reunidos.

No olvidemos una cosa, hermanos. Nuestro padre tiene el sueño de una galaxia unida, y nosotros somos las herramientas que él utilizará para conseguirlo. Es muy estúpido utilizar una herramienta en una tarea para la que no ha sido diseñada. "El peor enemigo de un hombre es él mismo, y el mejor aliado el conocimiento de sus propias debilidades". Dicho de otro modo, no tengáis reparo en reconocer que necesitáis ayuda si se diera el caso. Lo que nos podemos encontrar en esta cruzada puede superarnos uno por uno, pero veo difícil que nos supere a todos.

Mi plan de expansión y control seguirá adelante, aunque obviamente lo adaptaré a las necesidades o deseos de este consejo. Con respecto a esos condenados orkos que tenemos en Última estoy de acuerdo en que debemos hacer algo, pero ya lo discutiré en persona con Hantei si no tiene inconveniente, -el tono de voz del primarca vuelve a ser despreocupado-. La verdad es que la hospitalidad y costumbres de tus tierras es algo que supera todas las expectativas, hermano.

El Hijo del Sol mantiene una expresion neutral. En su planeta natal se sigue una politica estricta de no mostrar las emociones y Hantei es muy poco dado a expresarlas. Los que no le conocen le describen como frio y distante.

-Mis Dragones Esmeralda tienen una agenda que cumplir en el Sector Tamatis. Ahora mismo, me resulta imposible apoyar tus expediciones, hermano Aegror.

Raramente dice "No". Su retorcido protocolo es muy dado a poner toda clase de excusas cuando algo no le gusta. Pocas cosas fuera de su legion lo hacen.

La imagen holográfica se giró como consultando algo en un pantalla que no podían ver, tras lo cual hizo unas breve anotaciones en otro lado y volvió a girarse hacia los presentes.

- Bien, entonces nosotros continuaremos explorando el Segmentum Pacíficus - confirmo mis intenciones a los presentes - Pero ni se os ocurra arrasar Necromunda desde el espacio. Sus habitantes no dejan de ser humanos y no os podéis imaginar cómo es vivirlo desde el suelo.

Les advierto haciéndome eco de la voz de la experiencia, puesto que una cosa era exterminar xenos y otra masacrar a gentes cuyo único delito era estar perdidas.

INVASIÓN JRUN

La imagen holográfica del planeta iluminaba el strategium con luz azul. Eon se encontraba en su nave insignia, la Horizonte. Se sentía impaciente, ansioso por contemplar las maravillas de los mares de Jrun. Sus legionarios compartían la excitación. Muchos antiguos terranos estaban deseando volver a luchar junto a los "Acechantes del Vacío". 

—Una cosa que se aprende luchando en guerras comerciales es que las masacres no son buenas para nadie —estaba diciendo con tono ligero y una media sonrisa—. Los pielesverdes son tenaces; la única forma de asegurarte de que dejan de luchar es volándoles la cabeza. Sin embargo, eso puede beneficiarnos: los cabrones ni siquiera se dan cuenta de cuándo están muertos.

Asientió para sí mismo. 

—Mi sugerencia es emplear el ímpetu de los orkos en su detrimento. Atraerlos a batallas inútiles mientras vamos decapitando a sus jefes de guerra. Para ello podemos ocupar islas importantes —señaló unas cuantas en el mapa holográfico— y rechazar los contraataques desde una posición de ventaja, obligándolos a acercarse y distrayendo las fuerzas enemigas al mismo tiempo que lanzamos puntas de lanza sobre sus Kaudillos. Aunque esos monstruos son astutos; debemos darles donde les duele y por ello... quiero explotar sus propias creencias bárbaras. Hay un mensaje que no podrán dejar de atender, un desafío para todo el que lo oiga: Mag Uruk Thraka. Significa "Yo soy masacre", y es una suerte de proclamación entre ellos. Si nuestras fuerzas acantonadas se dedican a transmitirlo, los orkos acudirán en masa al encuentro de nuestras armas y no prestarán atención a nuestras puntas de lanza.

Miró a su hermano, temeroso de haberse propasado en sus propuestas. No sabía qué pensaba el Tiburón de los enfoques tácticos más traicioneros. Por lo que sabía, Leucas era un guerrero directo y honesto.

Eon asintió.

—Prepararé a mi legión de inmediato para atacar Jrun. Nos veremos pronto, hermano —dijo mirando al Tiburón —. Enviaré yo también a mis exploradores hacia Pacificus, no me gustan los vacíos en el mapa. Somos la vergüenza de cualquier imperio galáctico —ironizó para quitarle hierro.

El Señor de los Doblegadores, gigante para los humanos pero ridiculamente pequeño comparado con el resto del consejo de Guerra incluso en su armadura de Exterminador, teclea algo en su terminal y varias flechas recorren la galaxia indicando las trayectorias teoricas de cada legion.

Ark'sul asintió ante las palabras del pirata y no pudo contener una risa ante el nombre de Araña. Al final dejaría de usar su nombre porque todos le llamarían así, la Araña, la Araña de Marte; en parte le daba igual y en parte le hacía gracia.

-Yo me aseguraré de tomar Armageddon -inclinó ligeramente la cabeza ante la mención de evitar los bombardeos de su hermano Nicola- Hermano, no recibirían bombardeos si no fueran hostiles. No pienso arriesgar a mis hombres a una batalla encarnizada si puedo ablandarlos desde la órbita, es básico en cualquier táctica. Aseguraré el acatamiento y ese planeta como prioridad, y después exploraré el Segmentum Obscurus -señaló a Nimrod al mencionar esto, pues sus palabras eran ciertas. Tenían que expandir las fronteras del Imperio de su padre.

En parte estaba contento por el hecho de que Eon y Manoa decidieran ayudarse en la toma de ese mundo, era un buen paso a delante para evitar que surgieran problemas a la larga.

-Tienes toda la razón, Hermano Aegror, debemos ayudarnos en todo lo posible -sonrió antes de mirar al Duque Supremo, cabecilla de esa legión que no tenía a uno de sus hermanos primarcas; pero que tenía mucho en común con sus propios astartes- Duque Supremo, si quiere ayudarnos en la exploración del Segmentum Obscurus o necesita ayuda en alguna campaña no dude en avisarme.

Radius observa a Nicola, de alguna manera confundido por sus palabras antes de aclarar - Son humanos, pero también son hostiles. Ya todos hemos explorado el lugar y no parecen querer aceptar al Emperador como su señor -

El primarca luminoso se encoge de hombros antes de continuar - Yo soy un firme partidario de la diplomacia, prefiero mostrarles con que poder se enfrentan y esperar que acepten la paz del imperio. Pero cuando no quieren hacerlo... bueno, hay tiempo para todo, tanto para la diplomacia como para el combate. Y mis legiones son capaces de hacer tanto una como otra cosa -

- De hecho coincido en que debemos encontrar más planetas para someterlos a la gloria del emperador, así que es razonable que todos exploremos los distintos segmentos -

La imagen vuelve a girarse a comprobar datos en la pantalla, solo que esta vez no tarda tanto.

- Según los informes... tienen algunas defensas - omito el número de posibles a al considerarlo irrelevante - Si las inutilizáis pueden ser doblegados con facilidad.

O lo que yo consideraba fácil, que no era lo mismo.

Allí, surgió de pronto otro punto de fricción entre hermanos, en este caso relativo al bombardeo desde la órbita de un planeta habitado por humanos. La sola mención hizo torcer levemente el gesto a Duncan, y el hecho de que lo asumieran con tanta facilidad no pareció agradarle tampoco. Aunque eran hermanos, desde luego tenían conceptos totalmente distintos de como hacer las cosas.

-Hermanos, ¿es realmente necesario bombardear un planeta con otras personas?-preguntó, con una leve nota de aprensión-siempre es mejor intentar que se unan a nosotros por las buenas. Evitar bajas innecesarias en este gran esfuerzo. Nuestra causa es justa y debe prevalecer no importa el coste, ¡pero más justa será aún si logramos desempeñarla por los cauces más humanos!-dijo el primarca, haciendo uso de manera totalmente consciente de ese último término. 

-¿Estáis seguros de que no están dispuestos a unirse de ningún modo a nosotros? Yo podría intentarlo, si lo consideráis adecuado. Ahorraría costes en vidas, humanas y astartes, y también lo costoso de una intervención planetaria a gran escala. 

Apenas pierdo tiempo en responder a Duncan, el cual parecía más afín a mi solicitud.

- Necesitan ser pacíficados, pero un bombardeo orbital no es la respuesta.

Explico paciente, dado que entendía que a estas alturas sería imposible hacerles entender su lugar en el universo salvo mediante el uso de las armas.

- Y quien habló de bombardeo? - pregunta curioso Radius al escuchar las palabras de algunos de los primarcas - Teniendo a nuestras legiones listas para el combate? -

- O acaso pensáis que sólo por ser humanos se postrarán a los pies del emperador. La opción diplomática siempre existe, pero si no entran en razones... en fin, nuestra responsabilidad es que sus planetas se incorporen a la égida del emperador. O es que alguno piensa de otra manera? -

Radius es un soldado. Duro pero justo, y no es capaz de entender como cualquiera de sus hermanos se plantea, siquiera, la posibilidad de que un planeta conocido no sea parte del imperio

-Esas personas se rebelaron contra nuestro padre, no quisieron ninguna vía diplomática y son abiertamente hostiles contra el Imperio, por lo que deben ser pacificados a la fuerza o eliminados por completo -expuso Ark'sul a sus hermanos Duncan y Nicola, apoyando a Radius.

-No veo mal un bombardeo, ¿por qué poner en riesgo a nuestros soldados lanzandolos sin ninguna ventaja por tener en consideración a unos humanos que no dudarán en matar a nuestros hijos? Entiendo vuestra preocupación, pero agotada la vía diplomática, tener piedad de ellos es luchar con las manos en la espalda. Tenéis una consideración hacia ellos que ellos no tendrán con vosotros, hermanos.