Partida Rol por web

Pasan unos segundos antes de que os percatéis de que está ocurriendo algo. 

Lugh se mantiene concentrado y con las manos sobre la herida vendada, pero aun así, observáis perfectamente como la pierna recupera su forma (deja de estar hinchada) y Howard nota una energía que le recorre la herída, una energía reconfortante.

Apenas son unos segundos, pero en ese instante se os olvida lo negativo y os ves inmersos en una sensación de paz y tranquilidad.

Lugh se apartó de Howard y contempló el resultado, satisfecho

Es todo lo que puedo hacer. Espero que el dolor se haya aliviado

Se giró y miró a Nyphel

¿No vais a llamarme brujo ni nada así, verdad?

Suspiro un momento, antes perderme de nuevo en oscuros pensamientos.

-Si así lo prefieres...

¡No! Es decir... No quiero que penséis mal. La gente se vuelve arisca cuando ve lo que puedo hacer...

Decidió dejarlo estar, y confiar en que no dijeran nada a nadie. No sería la primera vez que tenía que salir de algún pueblo en desbandada, con los aldeanos corriendo detrás azadas en mano

Yo... Os dejaré solos. Si necesitáis cualquier cosa, estoy en la habitación anexa a la de Luz

Howard no entendía lo que acababa de ocurrir. ¿Era otra habilidad del ki? No se parecía en nada a la habilidad de Ethan.

¿Sería magia de verdad? 

Sin embargo no parecía ser algo maligno, se asemejaba más a un don divino, un poder que solo sirve para sanar no podía ser malo bajo ninguna de sus formas.

Aún así no le dio tiempo a agradecérselo a Lugh antes de que este saliese de la habitación.

Ahora que el dolor había menguado bastante sentía que necesitaba respuestas con más prontitud que antes.

-Oye, Nyphel. ¿Que ha ocurrido? ¿Por que Gerard...? No entiendo nada.

Lugh cruzó el umbral, pero antes de cerrar la puerta no pudo evitar echar una última mirada a Ethan. Suspiró, y luego empujó el picaporte, dejando a los otros dos allí solos

Lugh volvió a su habitación, y se dejó caer entre las sábanas. Había sido un día interesante, y aunque aún le quedaban energías de sobra para seguir molestando a los demás, decidió que lo más sensato sería ir a dormir cuanto antes. La muerte de Ethan, aunque era solo un extraño, le había resultado un poco difícil de aceptar. Era cierto que nada le unía a ese hombre, pero se sentía raro al pensar en que ya no le oiría más. Sin embargo, Lugh era como era, y pronto su mente comenzó a pensar en otras cosas, entrelazándose en un caótico y desordenado hilo de pensamiento que pronto condujo al sueño más profundo. Mientras observaba la luna, que lanzaba guiños blancos desde la ventana, susurró unas últimas palabras antes de que sus ojos se cerraran del todo

Buenas noches, abuelo

Donde quiera que estés

-No... No se nada. Yo... cuando entre. El estaba peleando por ella. Creo... creo que Gerald... quería...hacerle daño. Yo... yo la saque de aquí. No esperaba... ¿que fue lo que pasó?.

-Era... demasiado hábil. Cuando llegué estaban peleando.

-No creía que Ethan fuera a pelear en una taberna sin motivo. Intente meterme en medio, desarmar a Gerard, pero me cogió del cuello con la espada.

-Ethan se lanzó a por él con todo lo que tenía, yo intente huir y me hirió en la pierna. Luego solo pude mirar el final... No es que Ethan no le hiriese, pero ese desgraciado parecía tallado en piedra.

Con la mirada perdida, aún en el cuerpo. Murmuro suavemente algunas palabras.

-Es... es mi culpa. Debí haberle hecho caso. Y no...

El capitán de la guardia parece haber escuchado vuestras últimas palabras desde el umbral de la puerta.

-Lamento vuestra perdida ¿os conocíais desde hace tiempo?- pregunta con serenidad mientras se acerca a vuestro lado.

-En verdad es algo que da igual. Se pueden forjar grandes amistades en apenas unos instantes y otras que llevan años, no tienen ni la consistencia del aire- hace un gesto de lástima al observar a Ethan.-un chico demasiago joven para morir, pero la lucha es lo que tiene. Pensamos que las guerras son lo único que se lleva a los guerreros, pero me temo que en época de paz, todo luchador no deja de buscar sus propios combates...y todos acabamos muriendo.

No parece tener muy claro donde quiere llegar. Tampoco parece saber muy bien lo que necesitáis escuchar, así que solo habla bajo su experiencia.

-Pero... pero no debió de haber terminado así... no debió. El... el tenía el poder de su dragón. Y... y quería proteger a alguien. Lo hacía por una buena causa. Era un buen sujeto.

Howard ocultó con disimulo la pierna bajo las sabanas mientras Nyphel hablaba con el guardia, no le apetecían preguntas incomodas.

-Perdone capitán. ¿Ese Gerard, quién era realmente?

-Temo que las buenas intenciones nunca han salvado a nadie chico- dice ante las palabras de Niphel-y Gerard, bueno, no es de esta ciudad, sin duda alguna es un soldado de fortuna que por casualidades del destino se cruzó en vuestro camino. Parece un hombre bien entrenado.

Se queda pensativo unos instantes y se gira para salir del cuarto.

-Lo mejor será que descanséis. Mañana se dará sepultura a vuestro amigo...

-No, las buenas intenciones si pueden salvar a la gente, eso lo comprobamos en el camino. Pero... porque... el parecía buena persona, un hombre bueno.

Mis ojos vacíos observan al capitán.

-Puedo... podemos hablar con él. Con Gerald quiero decir.

-Claro que sí, cuando queráis podéis ir a verle, la mayoría de mis guardias os conocen y bueno, si quisierais ir, ahora mismo a quedado al mando el hombre que os detuvo esta mañana en la plaza.

Al decir esto se da cuenta de que está siendo un día muy largo.

-Si vais a salir, por favor, avisadme para dejar guardias también en esta habitación.

Con la mirada aún vidriosa volteo a ver al jefe de la guardia.

-Gracias. Se lo agradezco mucho señor.... señor... Disculpe, ¿como se llama?.

El capitán sonríe con una sonrisa cansada.

-Udrem ¿recuerdan?-os ofrece la mano para un nuevo saludo-aunque bueno, la otra vez que nos presentamos, la situación era algo distinta la verdad.

¿Irán hacia el cuarte ahora?