Partida Rol por web

Las mejillas de Hana se sonrojaron ante el vocabulario soez del animal y su asombro asustado fue tornándose un mohín enfadado al escuchar la burla hacia su mellizo. Los demonios existían, ¿Qué había de malo en creer en ellos?

Buscó con las yemas de los dedos la mano que su hermano había puesto en su vientre para protegerla y dejó en ella una caricia cargada de ternura con la que pedía permiso para avanzar un poco más.

Se agachó hasta mirar al gato a los lentes y le ofreció una mano en señal de paz.

— Encantada Sunato-kun yo soy Hana y él es mi hermano Kengo. ¿Qué desayunas? —preguntó con una sonrisa amable esperando que no fuera a ellos.

La caricia de Hana sobre la mano de Kengo dejo el rastro de un agradable cosquilleo que se extendió por el resto de él como hondas en el agua, aunque no bastara para sosegar su animo si lo fue para hacerle ver que estaba bien. Claro que acto seguido invitaba a aquel felino a desayunar y la exasperación se apodero de primogénito de los Kinomoto llevándose la mano a la frente.

-Hanaaa...- dijo exhalando con fuerza al decir el nombre de su melliza siguiendo sus pasos – ¿en serio vas a invitar a desayunar a esa cosa peluda?...- se posiciono a un metro de Sunato y su hermana dando un vistazo a la cocina – diría que ya se ha servido él solito – masculló levemente molesto comenzando a recoger el estropicio del desayuno a medio comer, disponiéndose a hacer algo él mismo para ambos

Cuando me puse la máscara... Todo se sintió muy raro, muy increíble... Muy "anime" para entenderlo yo -Mulì!* ¿Pero como...? ¿Que...?- exclamé obviamente sorprendida mientras me miraba... Por todos los kamis, ¡me había convertido en la chica de mis sueños! Uhmmm... Quizás esas palabras no son las mejor escogidas, pero bueno.

No podía parar de mirarme... Pero viendo el aspecto tan estrafalario que llevaba, mejor irme por la puerta de atrás e irme rápidamente con mis cosas, antes de que mis compañeras me pregunten porque voy como una sacerdotisa de templo enmascarada... Por lo menos, no iba con miedo... ¿Me llamaron chica mágica? Pues sorpresa... Parece que lo soy, aunque no una muy colorida y llamativa... Aunque aún tenga que procesarlo en mi casa con más calma.

La mujer la observa mientras habla con una expresión altiva, cuando termina niega y dice:

No… no vas a morir… sin embargo, en 3 años dejaras de ser especial… has despertado muy tarde, pero el tiempo es relativo y todo depende de cómo lo uses…

Se acerca un poco más y extiende su mano justo delante de Natsumi y dice:

Si crees que en ese corto periodo de tiempo podrás conseguir lo que quieres solo tienes que tocar mi mano.

El extraño gato se rasca la cabeza y después se ajusta bien sus gafas mientras dice:

No soy un gato… a ver… los gatos de vuestro mundo se parecen a nosotros, pero no soy un gato, ya lo he dicho chico, soy el guardián de Hana y por lo que se del sexo de los humanos Hana es ella.

Después mira los platos que había comido y dice:

Si… jeje, ya he desayunado, la verdad que estaba todo muy bueno… creo que me va a gustar quedarme con vosotros.

Se queda unos momentos observando a los dos y finalmente añade:

¿Y qué… como lo habéis sentido? ¿Me enseñáis vuestra forma transformados? Creo que así va a ser más fácil de explicarlo todo

Me acerco a la hermosa, a la indescriptible belleza exótica frente a mi.

Por primera vez, me tiembla todo el cuerpo. Siento mi corazón latir acelerado de pura pasión. Cada palabra, cada gesto y cada aliento de esta mujer es un sueño hecho realidad. Es un ideal platónico, traido a este mundo cruel y hecho aun más hermoso.

Pero me atrevo.
Me atrevo a dar el paso final, y deslizo mi tibia mano hacia el rostro de esta mujer.

"Nunca he querido tanto a nadie como a tí. Tu eres lo que yo quiero"

Le tomo la mano, e inequivocamente acerco mi rostro al suyo. La cara de esta mujer me recuerda a todas las cosas preciosas que he visto jamás.

Mientras tocaba el hombre permanecía atento, al principio no mostraba mucho interés, pero según fue tocando parecía mas y mas interesado en como tocaba, incluso se notaba que estaba prestando atención a su técnica y su armonía. Makoto sabía que algunos de los miembros del grupo habían iniciado una nueva carrera musical, por lo que recordaba Maki (la primera vocalista) junto con algunos mas (no recordaba quienes) habían formado un nuevo grupo pero no recordaba el nombre. También había oído rumores de que habían iniciado negocios como aquel.

La música sonaba e incluso algunos de los allí presentes empezaron a prestarle atención, parecía que era del agrado de la mayoría la forma de tocar de Makoto. Cuando la chica termino algunos aplausos se escucharon, e incluso Kazuto aplaudió:

Vaya… parece que me he equivocado totalmente contigo… se te da bastante bien…

De un rápido movimiento a un lado tira al suelo el cigarrillo y baja del escenario, indica a Makoto que se acerque a la barra a donde se dirigía:

Parece que si… que si que vamos a hablar de negocios chica… ven, siéntate y tomate algo, lo que quieras

Hace un gesto a la camarera que estaba preparando las cosas de la barra en ese momento, la chica deja una cerveza frente al hombre y parece esperar a lo que Makoto quiera, por su parte Kazuto dice:

Y supongo que tu grupo y tu queréis tocar un día aquí… veo que calidad parece que tienes… pero me gustaría escucharos en directo antes… y bueno… supongo que será complicado vender entradas de un grupo desconocido…

Aquella chica se quedo mirando a Goro, sin duda, lo que había dicho era algo que sorprendería a la mayoría, sin embargo, la chica no se sorprendió, se acerco un poco más a él y extiende su mano mientras dice:

Eres especial… ese objetivo es algo que debes conseguir por tu mismo… pero no lo lograras como Goro AKi… necesitas ser algo mas… alguien más y yo puedo ayudarte… pero mi pregunta es, ¿quieres que te ayude?

La chica parecía escuchar todo aquello sin inmutarse, fue cuando Miaka se dispuso a tocarla que esta le cogió la mano, tenía un tacto suave pero frio:

Todo eso… es difícil de conseguir… para alguien normal… no importa que te llames Miaka y creas en el equilibrio, Greta y seas una radical del medio ambiente o seas alguien normal… necesitas poder… un poder que te permita alcanzar al mundo… que tu influencia llegue al mundo… que el mundo hago lo que tú quieres… y solo hay unas pocas personas con ese poder.

La chica ahora se acerca más a Miaka y toca a esta en el corazón con dulzura:

Siento que tu corazón llora, pero tienes un gran poder en tu interior… yo puedo darte poder… poder de verdad con el que comenzar… pero hay personas con más poder y si quieres más poder deberás llegar a ellas… ahora dime… ¿quieres que te otorgue autentico poder?

Shimako caminaba por la calle, una de las cosas buenas que tenia Tokyo era que había gentes de todas clases y realmente nadie le prestaba atención, sin embargo, había dos personas que si le prestaron atención, eran aquellos tipos del restaurante:

Vaya… vaya… pero si es la pequeña camarera disfrazada… ¿te crees que no te íbamos a reconocer con ese disfraz?... si te hemos visto salir de ese antro por detrás

La gente que parecía estar cerca simplemente evitaba el contacto con la escena, todos parecían no prestar atención.

Bueno… bueno… ahora que no tenemos a policías cercas… ¿te vas a venir con nosotros verdad?

Mientras acercaba la mano la mujer dice:

Te otorgare poder… el que hacer con él y como mantenerlo es cosa tuya… tendrás que averiguarlo, pero recuerda… siempre eres tu

Justo cuando las dos palmas hacen contacto una intensa luz de color blanco ciega a Natsumi y entonces esta despierta en su cama, es ya de mañana y un nuevo día comienza

ME despierto llena de energía.

"Que sueño tan bonito. En ella estaba... ¡Espera, es ella!" digo contemplando el rostro de mi objeto de deseo en una fotografía en mi cuarto.

Tan sólo entonces me doy cuenta de una cosa: Era mi propio rostro. Algo más maquillado, retocado, con un peinado distinto y algunos efectos ¡Pero soy yo misma!
Si es que... No se puede ser más perfecta, más sensacional.

Dicho esto, saco mi cuadernito, mi diario. Y empiezo a escribir las cosas curiosas que me han sucedido.
Luego me ducho, me peino, me maquillo, elijo la ropa que mejor me viene, desayuno unos platos exquisitos y bajos en grasas...

Y voy a mi consulta. Al trabajo. Porque soy una adulta responsable ¡Por supuesto!

Me monto en mi moto, y voy al hospital.

Por el camino, recuerdo las palabras que yo me dije "Te otorgaré el poder..."

"Sigh!"

Desde luego, este país era genial... podías ir vestida como una miko con máscara de zorro y no llamar más la atención que los grupos de gyarus y gals que caminan... ahora mismo me venía genial que nadie se fijara en mí. Quizás hasta podría llegar a mi casa sin encontrarme con ese par de malotes.

Mientras caminaba, notaba que no me cansaba. Me notaba más fuerte, más rápida, incluso me notaba con la capacidad de hacer cosas increíbles... ¡molaba la verdad! Aunque todavía no supiera como afectaría esto a mi vida ni lo entendiera del todo. Pero admito que estoy deseando probarlo algún rato que mis compañeras no estén en casa.

Casi pensaba que podría irme a casa sin problemas... pero por desgracia no. Ese par me encontró... y parece que sospechaban que era yo porque me vieron salir, mierda. Y la gente de mi alrededor no parecía tener intenciones de ayudarme... pero la verdad... es que con esta máscara, no me sentía intimidada ante esos dos. Tampoco me voy a enfrentar a ellos, no quiero hacerles daño... solo irme a casa -A ver si esta sensación de lo que soy capaz es real- pensé antes de actuar, mirando a los dos con los ojos de mi máscara -No- sentencié con seriedad, intentando que mi voz sonara algo más grave con ejercicios de garganta para que no se notara que era yo... cosas de querer ser actriz de voz aparte de lo demás -Ni soy esa chica, ni me iré con ustedes- les dije con tono neutro y firme -Deberíais sentiros avergonzados de haber actuado así en el café de donde salisteis... quizás hacerlo os haga arrepentiros y recapacitar...- terminé diciendo, intentando usar, si podía, el poder que creía que tenía. Quizás hacerlo hagan que se den cuenta de que hicieron mal y no lo vuelvan a hacer.

Miré a la joven con admiración, ya estaba menos dormida, mis sentidos se despertaban poco a poco, sin embargo, los hechos decían que esto era un sueño. ¿Cómo era posible?, era consciente de lo que estaba pasando, y la chica me había tocado. 

Seguro que tiene algo que ver con la chica de la plaza, me pregunto si al resto también les está pasando esto. 

¿Podré usar ese poder para hacer el bien?, para evitar masacres y debilitar a aquellos que dicen estar arriba en la cadena. 

¿Podré superar el miedo a mis hermanos? Y, al menos ¿decirles lo que pienso y lo que consiguieron? 

¿Podré con ese poder hacer del mundo un lugar mejor?. 

Decía entre susurros, aunque audibles, esa mujer daba confianza, hablaba como si supiera cosas que yo no se, al tocarme el corazón sentí un tacto cálido, ¿que clase de mujer era?.

Si digo que si, ¿podré utilizar el poder para ello?, bajé la cabeza, mirando el dedo en mi pecho, al fin y al cabo mis objetivos son egoístas, aunque no quiera el mundo para mí, sino para todos. 

Mi respuesta es sí. Quiero destruir a la gente que destruye, y que la gente que quiere vivir en paz pueda vivir en paz. 

​​​​​​Lo quiero, lo necesito, lo deseo, aunque, ¿eso me hace heroína o villana?. Pregunté con curiosidad. 

Hana recogió su mano ligeramente ofendida al ver como el pseudodemonio pasaba de ella y de inmediato disimuló guardando ambas manos a su espalda. 

- ¿De qué estás hablando? - preguntó la chica ladeando la cabeza para aumentar la condescendencia de su voz - ¿Nuestra forma transformada? ¿Acaso nos vas a convertir en gatos? 

Tras esas preguntas miró a su hermano con un deje de nervio en el brillo de sus ojos; y a pesar de todo el desorden y la conmoción del momento fue entonces cuando se dio cuenta de que él no llevaba el uniforme del colegio. 

Bajó la mirada para analizarse a sí misma y repitió la operación con Kengo para asegurarse. Se llevó una mano a la frente con un suspiro: ¡Ya me he vuelto a confundir! Supongo que no tendremos una buena excusa para salir de esta...

Lo que la chica le decía tenía instintivamente sentido para Aki, porque de sí mismo no veía cómo podría salir del círculo vicioso de pensamientos infructuosos y cuestionamientos vacíos en que se hallaba. Yo no puedo hacer nada más como la persona que soy…

« Sí, quiero que me ayudes », respondió sencillamente, aunque, de una forma muy oscura, temiendo lo que podría suceder a continuación.

La joven guitarrista no había dudado en dar lo mejor de sí misma, dejando todo su ser en aquella composición con su guitarra, sus dedos corriendo por las cuerdas del instrumento, marcando cada una de las notas en los trastes de la misma. Cuando su atención se concentraba en su querida guitarra, la chica, sin duda, se dejaba llevar por la música, por el hecho de poder liberarse de esa forma tan intensa, tan sólo a su musa como única compañía. No había un momento en el cual no disfrutara de tocar su instrumento como si no hubiera un mañana. Por esa razón, había ignorado por completo la mirada del resto, tanto como los presentes en aquel sitio como la mirada de Kazuto. Para ella, nada de eso tenía importancia cuando tocaba. Creaba su propio mundo, un mundo de control que ella dominaba por completo, donde nada podría salir mal, debido a su habilidad con la guitarra. Lo único que necesitaba... era fama, gente que pudiera reconocerla, que adorara su talento. Aquello... era algo que no siempre era fácil de obtener, por más habilidad que una persona gozara en algo. En el mundo de la música... se necesitaban contactos y varios otros factores para realmente ser alguien. No bastaba con sólo talento. De cualquier modo, eso no evitó que la joven disfrutara cada instante mientras creaba aquella intensa melodía, para luego finalizar la misma con un toque abrupto, salvaje. Sus ojos no tardaron en abrirse, concentrando su mirada en las personas que habían comenzado a aplaudirle.

Una sonrisa se dibujó en su rostro en el instante en el que notó que Kazuto parecía haber disfrutado de su pequeña composición. No había duda de que le había complacido lo suficiente, además de eliminar aquel prejuicio con respecto a su apariencia. Aquello ciertamente la enorgulleció en demasía. - Te lo dije. Sólo necesito fans y algo más de fama. - Le aseguró en un tono neutral, irradiando confianza, en especial ahora que sabía lo que se sentía ser una emperatriz como su otra "yo". Además, el hecho de que le había hecho tragar sus palabras a aquel sujeto, aún más cuando se trataba del integrante de una banda que había sido bastante famosa en su momento, decía mucho de ella. No podía negarlo, estaba demasiado contenta, a pesar de que, al principio, hubiera tocado simplemente porque así lo había deseado, más que porque deseara convencer a Kazuto. - Nunca es bueno juzgar las apariencias. Ya sabes... no todo lo que brilla es oro y cosas así. - Dijo divertida, mientras veía cómo el sujeto se deshacía de su cigarrillo para luego bajar del escenario con rapidez. Ahora sólo restaba convencerle para que le diera una oportunidad a su banda. No pensaba dejar a Aori sola de aquella oportunidad, no cuando ella cantaba muy bien, y menos aún cuando deseaba volver a verla, luego de que se hubiera visto obligada a dejar Kagoshima atrás, para escapar de aquellas chicas que la habían molestado en su anterior colegio. La extraña, y quería volver a tocar con ella, a escucharla cantar mientras ella acompañaba su voz con su instrumento. No podía evitar ese deseo.

De cualquier modo, en el momento en el que Kazuto le indicó que la siguiera a la barra, no dudó en acompañarle, esbozando una sonrisa complacida al escuchar aquellas palabras que parecían asegurarle que tendría una oportunidad. - Claro. Me gustaría hablar de negocios. Gracias. - Le agradeció en un tono más amable, ahora que el hombre había reconocido su talento, a pesar de la primera impresión. No se demoró mucho en sentarse frente a la barra, para luego considerar lo que le pediría a la camarera. No sería buena idea que pidiera alcohol, no sólo porque era muy temprano para ella, sino también porque era una menor, y no sería apropiado meter en problemas a quien se suponía que la contrataría a ella y a su banda. - Yo sólo agua. Gracias. - Le dijo a la chica, esperando que le sirviera lo que le había pedido. Tenía sed, y sabía que el alcohol no servía en lo más mínimo para hidratar, sino todo lo contrario. Tras hacer su pedido, devolvió su atención a Kazuto, escuchando lo que este tenía para decir, para luego asentir en silencio, pensando una solución a aquel dilema. - ¿Y si introducimos a una banda más importante? Los clientes pagarían por escuchar a esa banda, sólo que nosotras tocaríamos ante que esa. Ya sabes... ¿como una banda de apertura? No es una mala idea, y es algo que se suele hacer en algunos conciertos. - Le explicó en detalle al hombre, esperando que se mostrara de acuerdo con la idea. - Ah y... - Reveló su móvil, para luego buscar el canal de Youtube donde su banda solía subir algunos de los videos cuando tocaban en los bares de Kagoshima. - ¿Qué piensas? Si me dices que sí... sólo tendría que avisarle a mi amiga para que venga a tocar aquí con el resto de la banda. - Dijo con cierto entusiasmo en su voz ante la idea de tocar en un sitio de cierta importancia como aquel.

La paciencia de Kengo tenía un limite y aquel bicho la estaba sobrepasando con tonterías, para empezar que por más que daba vueltas no encontraba sentido a lo que estaba pasando. ¿Un gato parlante? No, sin duda no había explicación. Dejo a su hermana con los desvaríos de la bola de pelo parlante y se dedico a poner la arrocera a funcionar, limpiando el estropicio mientras decidía que quería desayunar.

Entonces torció el gesto cuando pregunto por sus transformaciones y exasperado se dirigió a su hermana.

-Hana deshazte de él, mama y papa no nos permiten tener mascotas y menos mascotas endemoniadas o lo que sea...- se giró y continuo con lo suyo mascullando para él – transformaciones...gatos parlantes...debería haberme quedado en la cama, esto no es normal...seguro que la gaijin de anoche nos drogo o algo cuando no prestábamos atención...

El día fue pasando de forma habitual, sin embargo, Natsumi sentía que algo era diferente, o al menos en cierta forma diferente, como si se sintiese con más energía, como si realmente durante la noche hubiera dormido como hacía tiempo que no lo hacía. Ya era la hora de volver a casa cuando se disponía a cambiarse de ropa y ponerse la ropa de calle cuando en donde guarda la ropa encuentra algo.

Se trataba de una especie de guantelete de color dorado, bastante llamativo y al mismo tiempo atrayente, no sabía quién lo había puesto allí, a fin de cuentas solo ella tenía acceso a ese espacio.

Los dos tipos se miran el uno al otro, realmente parecían en un primer momento extrañados, después la vuelven a mirar y finalmente uno de ellos dice:

Si… no sé porque nos comportamos de esa forma… es verdad nos sentimos realmente apenados por lo que hemos hecho

Las palabras de ambos parecían sinceras, aquello era extraño ya que habían cambiado totalmente incluso su forma de hablar que ahora no era chulesca, sino todo lo contrario, bastante amable