Partida Rol por web

Se queda mirando unos segundos y dice:

Solo tienes que pensar en que quieres volver a ser como eras… o las otras lo hacían asi

Decía tranquilamente, pero entonces parece que se da cuenta de algo:

Ah… pero esos tres ya no están ahí… se fueron siguiendo a las dos Idols… de todas formas no iban a poder ayudarte… y menos esa rubia… uff si no me equivoco ha recibido sus poderes muy tarde… dentro de poco ya no podrá transformarse

El dia fue bastante tranquilo, sin embargo, un par de chicos con aspecto de pandilleros entraron

Hey guapita de cara… ¿Por qué no nos atiende nadie?

Decia uno de ellos con aspecto molesto, la mesa estaba en la zona de Megumi, si embargo, la chica estaba un poco asustada y no parecía querer acercarse, sin embargo, al final fue y empezó a atenderles, los chicos a gritos decían:

Pero si eres muy fea….

Bueno da igual… venga, trátanos como tienes que hacerlo… somos tus clientes y señores jajaja

Miro al resto

"¿Alguien que tenga la capacidad de escuchar bien, puede arrimar la orejita a la puertecita, por favor?"

Me cuesta reconocerlo. Me cuesta MUCHISIMO hacerlo, pero sé de sobras que hasta yo misma tengo (¡gasp!) mis límites. Y prestar atención a los demás es uno de ellos.
Como consecuencia, se que si intentase escuchar, tan sólo oiría el sonido de mi hermoso y bello latido. Y poco más.

Me puse el uniforme de Maid que tanto tiempo me había estado acompañando y me puse a trabajar... uff, pensar que llevaba más de tres años en esta cafetería se decía rápido, pero no podía evitar pensarlo después de enterarme de esa nueva oferta de trabajo... Sería difícil decirle adiós si por algún casual se interesaban en mi. Aquí era Maid Senior (siempre esperaba que no tuviera ese nombre por casi tener veinte sino por mi posición); y aunque no era encargada ni nada, si que era un poquito más que una camarera normal... en fin... mejor no pensar en ello y trabajar.

Todo fue normal hasta que llegaron ese par de clientes... ugh... Eran los típicos problemáticos. Espero que no dieran problemas. Estaban en la sección de Megumi y yo en otra; pero me fijaría por si ocurría algo... si no hacen nada todo bien, sino deberé ir.

Y sinceramente... no tardaron mucho en liarla: llamaron fea a Megumi y se rieron de ella... falta de respeto grave. Teniendo ahora todas mis mesas bien atendidas, decidí ir hacia la mesa conflictiva... aunque siempre como dice el protocolo -Okaerinasaimase, goshujin-samas- les saludé como mis amos haciendo una reverencia -Disculpad goshujin-samas por aparecer, pero debo informarles de que no esta permitido faltar al respeto a ninguna maid del local. Los trataremos como se merecen goshujin-samas, pero a cambio pedimos vuestro buen trato y humor- les dije a los dos pandilleros, sin salirme del papel de sirvienta y siendo educada y amable.

Makoto había esperado convertirse en Kougou, en el momento en el que había pronunciado aquellas palabras, teniendo en cuenta que había sido lo normal durante la noche. Sin embargo, a diferencia de como había sucedido anteriormente, ésta vez, no se convirtió en aquella chica confiada que la guitarrista tanto había disfrutado ser. Por un instante, la joven tan sólo permaneció congelada, mirando incrédula su reflejo frente al espejo, antes de que su expresión cambiara a una de desesperación. ¿Por qué no estaba funcionando? Podía sentir a Kougou en su interior, podía sentir aquella extraña sensación en su ser, si bien aquello no eliminaba el hecho de que no había cambiado en apariencia. - ¿Por qué? ¿Hice algo mal? - Preguntó con cierto nerviosismo, deseando regresar a ser lo que había sido anteriormente. Había sido como disfrutar de un hermoso sueño, y ahora no podía no vivir con esa clase de poder. Tenía que hacer algo para volver a ser lo que era, si bien no tenía idea de lo que debía de hacer para lograrlo. Tuvo que resistir la necesidad de sollozar, producto de la desesperación que sentía en ese momento. - Dije las palabras... Kougou dijo que me transformaría si decía las palabras... - Murmuró aún desesperada. No tenía idea de cuál era el problema.

Entonces, su mente se centró en la posibilidad de que, tal vez, aquella transformación tenía un tiempo límite o algo parecido. - Sí... puede que sea eso... - Volvió a murmurar, intentando tranquilizarse un poco. Tendría que esperar un poco más antes de hacer uso de su poder. También estaba claro que no podría hacer aquella visita al dueño del lugar que había visitado durante la noche. No sin su poder. No podría convencerle sin su poder, o al menos eso era lo que pensaba. Podría arriesgarse a tocar con su guitarra y esperar que aquello complaciera al sujeto. Sin embargo, no estaba de que bastara con sólo eso. - Tengo que intentarlo, por Aori... - Se dijo a sí misma, intentando convencerse de sus propias palabras. Aún así, decidió que esperaría unas horas más antes de intentar transformarse de nuevo. Si no funcionaba... iría a hablar con el dueño del establecimiento sin la ayuda de Kougou. Tendría que depender de su propia habilidad con la guitarra. De cualquier modo, al recibir el mensaje de Moa, la joven sonrió complacida antes de responderle.

Gracias por llevarme. Intentaré estar allí. Me gustaría hablar contigo.

En el momento en el que había tocado a Moa... se había desmayado. No había duda de que había algo raro en todo aquello, y que Moa era igual que ella, al menos respecto a lo que a Makoto le había sucedido con Kougou. Necesitaba hablar una vez más con la chica y descubrir lo que sabía. Además, era imposible que no hubiera sentido nada cuando la tocó. Estaba segura que tendría que haber sido una sensación parecida para las dos, si bien era extraño que Moa no se hubiera desmayado. - Primero lo primero... - Se expresó con cierta seriedad. Tenía que convencer al dueño del establecimiento. Convencerle de que le permitiera a su banda tocar en su lugar. Por esa razón, se dedicó a esperar un tiempo más, realizando algunas tareas del hogar, para luego volver a concentrarse en el espejo, expresándose ésta vez con mayor determinación, deseosa por recuperar el control que había perdido. - No quiero ser una chica débil e indefensa... ¡Me acepto a mí misma! - Volvió a repetir aquellas palabras. Si no funcionaba, no tendría otra opción más que ir como "Makoto", y convencer al hombre con su propia habilidad.

“No seré yo”, muestra Aki poco entusiasmo por la idea. “Y no creo que la chica nos traiga una respuesta que no sea la réplica exacta de lo dicho por sus superiores. No es su tipo. Desde luego, no veo la necesidad por escuchar detrás de puertas cerradas, al menos en este caso no.”

Añade tras dar una mirada en su derredor: “Por supuesto podríamos aprovecharnos del momento y entrar ahora mismo, pero sólo tendrá como consecuencia que nos echan las guardias de seguridad. No… creo que lo más sensato es esperar.”

Reí ante la impaciencia de Natsumi, no debemos preocuparnos, no creo que tarde, además si nos pillan escuchando seguro que no nos dejan entrar. Yo creo que pensarán que somos unos fans medio locos y nos dejarán verlas un rato. Alomejor lo mejor sería pensar que decimos.

Dejé una pequeña pausa por si alguno daba una idea, yo sigo pensando que lo mejor es ir de frente, no vamos a tener muchas oportunidades de preguntar directamente. 

- Mierda, ¿me puedes ayudar a encontrarlas? ¿Cómo qué ha recibido sus poderes tarde? ¿También pueden hacer esto? ¿Quién más puede? Madre mía, todo esto es una locura...

Me concentro en lo que me ha dicho el perro.

Quiero volver a ser yo.

Quiero volver a ser yo, Sayako Kazumi.

Me miro ¿ha funcionado?

La chica tardo poco en llegar, al verles suspira profundamente y dice:

Lo siento mucho, no me permiten venderles esas entradas… nuestro compromiso con la calidad es importante y nuestros fans tienen que poder disfrutar tanto el sonido como la vista… pero si lo desean mañana actua el Team 8… y pasado mañana de nuevo el Team K si quieren puedo venderles ya las entradas

Decía la chica mientras miraba de reojo detrás de donde estaban ellos y colocaba las manos debajo del mostrador con una sonrisa “de circunstancia”

Casi al instante vuelve a “su forma normal”, con una sonrisa Amai dice:

A ver… he hablado de Magical Girl en plura… asi que si que hay varia… a ver por parte… La extranjera tiene que tene casi 30 año… cuando tiene esa eda… pue se van los podere… no puede ser ma una Magical Girl

El animal da un salto y se sube a unas cajas para colocarse un poco más alto y dice:

Ahora que ya me cree si te puedo contar ma cosa… a ve, a ti te ha despertao los podere Myao… es una de las cosa que puede hace… pero hay ma Magical Girl… alguna buena, otra mala… alguna usan su podere para ayudar a la gente… otra para su beneficio persona… ya e lo que tu quiera hace

Las horas fueron pasando hasta que cuando iba a transformarse frente al espejo la chica aparecía, era extraño, aquello sin duda era como el día anterior, sin embargo, en esta ocasión podía escuchar de nuevo la voz e la chica en su mente pese a que estaba totalmente despierta:

No tienes suficiente poder para transformarte tantas veces ni tanto tiempo… debes lograr poder… piensa, ¿Qué es lo que más ansias? ¿Qué es ese sentimiento que en tu interior te hace sentir placer?

La imagen vuelve a ser la de ella misma y justo detrás el reloj marcaba ya las 14.00

Los dos tipos miran a Shimako, uno de ellos empieza a reírse a carcajadas mientras el otro empieza a hacer gestos obscenos y dice:

Vaya… vaya, si tenemos aquí a la heroína del día… ¿Qué te crees que por tener eso eres algo así como una chica mágica que nos va a reñir?

Si no levantas ni un palmo mocosa… jajaja…

¿Acaso no sabes quienes somos?

El tipo hace un gesto de desafío mientras ambos dicen:

Somos los dragones rojos de Shibuya… y tú tienes que mostrarnos respeto…

Shimako podía ver como otra de las chicas en la trastienda estaba cogiendo el teléfono, seguramente llamando a la policía o algo similar

Hana se sentía fuerte y segura en el sueño.

Sus ojos observaban sin ninguna prisa lo que iba sucediendo y su paso no dudó al acercarse a su mellizo a la vez que recortaba distancia con las hermanas mágicas.

Parecen dos pétalos de flor —Pensó y sus pensamientos se escaparon por el aire.

Buscó la mano de su hermano para enlazar sus meñiques y entonces llegó esa pregunta y el eco de la misma en la voz de Kengo.

Ella lo tenía claro:

— Mi mayor deseo es mi familia —prometió sintiendo como su alma abrazaba la de su hermano desde el más pequeño de sus dedos—.

Mirando la sonrisa de esa estúpida empleada a medio tiempo, tan sólo se me ocurre una idea.

Reventarle esa necia sonrisa "de circunstancia" incrustandole una granada en la boca, hacerle saltar los dientes, y patearle el pecho para ver como cae de boca mientras su cabeza explota.
Estúpida ¡Estúpida! ¡¡¡Estúpida!!!

¿Cómo se atreve a interponerse entre YO y mis objetivos?

Como sea, pongo esa agradable mueca falsa que tanto he entrenado, esa sonrisa. Esta sociedad exige sonrisitas, por falsas que sean.

"No se preocupe. En verdad no se mucho acerca del mundo de las idols, sobre las vidas privadas... que son PRIVADAS. Pero me encantaba una canción que oía por la radio, y hace poco me enteré de quien era la cantante" dejando a entender que, en esta mentira, estoy hablando de una canción de Mayuyu.
Y empiezo a murmurar alguna cancioncilla famosa, con ritmo, que sepa que sea de ella

"Mis amigos podrían aprender alguna cosa, por simple que sea. Me extraña que alguien con talento haya dejado el escenario, pero si es su elección..."
"Lo más raro es que no tengan más contactos"

Hablo de forma amigable, sin hacer aspavientos, sin tratar de sonar amenazante ni nada.
Pero por otro lado estoy atenta. Atenta a las reacciones de esta mujer. Atenta a como reacciona a lo que digo. Y sigo pensando en lo que me estoy conteniendo para no meterle una granada en la boca.

Tanto las risas como los gestos de ese par me resultaban increíblemente desagradables, sin duda me quitó la amabilidad de la cara quedando muy seria... pero mejor mostrarme seria que asustada -Es mi trabajo preocuparme de mis compañeras- dije, intentando escudarme en mi trabajo para esconder el miedo.

Los hombres se metieron con mi estatura que era lo fácil mientras decían que me hacía la heroína -No- tuve que responderle a ambos cuando me dijeron si sabía quienes eran... retrocediendo un paso para atrás al ver que se ponían un poco desafiantes... y no me quiero que me vean como un desafío o algo que deban "solucionar".

De reojo vi que en la trastienda parecía que iban a llamar a la policía... menos mal. Pero a ver si se puede evitar montar una escena en la que los agentes se llevan a este par. Sinceramente los dragones rojos de Shibuya no me sonaban para nada en absoluto, pero mejor que no lo supieran -Bien... pero ahora estáis en nuestra cafetería. No tenemos problemas en respetaros, pero también deberíais respetarnos a nosotras... eso es todo lo que pedimos- le terminé diciendo intentando que mi tono profesional ocultara mi preocupación por como reaccionarían ese par... Yo solo digo que si veo una navaja le arreo con la bandeja.

Aki ya estaba por abrir la boca para decir que no les importaba, de verdad, y que no querían molestar más, y que volverían mañana, y que comprarían las entradas ya, cuando Natsumí pareció tener otra ocurrencia, así que se calló, y, quedándose quieto, esperó el desenlace.

Pero hay una cosa más, pensó. Nos ha dicho que sus superiores no quieren que venda las entradas detrás de los pilares. No nos ha dicho si la manager permite que accedamos a ella o no.

Oh, entiendo. Murmullé ante las palabras de la mujer. Tras una sonrisa, comenté algo al aire mientras me juntaba con mis compañeros para ver el siguiente paso. Supongo que de una manera u otra al final he conseguido algo que escribir en el blog ¿verdad?. Acabé mirando de reojo a la chica de administración para ver si reacción. 

Bien, tenemos un problema, ¿alguna idea? Dije mirando a ambos, aunque había alguna cosa más que no me cuadraba, por un lado la negativa tan rotunda a que entraramos, aunque podría ser que la hubiéramos aturullado tanto que al final, sólo parecieramos unos fans locos. Por otro lado la extraña mirada de la mujer, observe al lugar detrás de nosotros donde se enfocaba su vista con curiosidad mientras hablaba con mis compañeros. 

Al ver que vuelvo a ser la misma de siempre me siento más tranquila, al menos podía controlarlo.

- Ah, quieres decir... ¿qué cuando yo tenga 30 años ya no podré hacer eso? - que curioso, bueno, si todo aquello finalmente era verdad, tenía que saber cual era mi potencial y aprovecharlo.

- Entiendo, bueno, eso creo. A ver, entonces hay distintas Magical Girl como tú dices por el mundo ¿no? y cada una hace con sus poderes lo que le da la gana, vale, hasta ahí todo claro, lo que no acabo de comprender es por qué esa tal Myao los despertó en mí, ¿puedes ayudarme con eso? Y bueno, ¿alguna idea de dónde debería ir a continuación?

Había esperado un par de horas antes de volver a intentarlo, antes de desear convertirse nuevamente en Kougou. La espera dio frutos en el momento en el que pronunció aquellas palabras, aunque no de la manera que habría deseado. Había algo raro en todo aquello, no se había transformado como habría querido. Lo que había cambiado, había sido el reflejo del espejo, mostrando a Kougou en el mismo. Pudo escuchar la voz de su otra "yo", algo que ciertamente la sorprendió, ya que anteriormente no había sido ese el caso, no cuando estaba despierta. ¿Qué estaba sucediendo? Aún así, no pudo evitar mostrarse decepcionada al notar que no se había convertido. Aquello era algo que ciertamente la frustraba, teniendo en cuenta que había llegado a apreciar en demasía la capacidad de controlar su vida, de poder controlarlo todo como ella más anhelaba. No pudo evitar suspirar frustrada por su fracaso. La forma de Kougou era lo que más quería, ya que le permitía sentirse confiada de sí misma, como si nadie pudiera salirle mal. Cuando era Makoto... era débil. - Me dijiste que sería poderosa como tú... - Murmuró de mal humor, no deseando otra cosa más que volver a aquella forma magnífica que la hacía sentir diferente a la "vieja" Makoto. Tuvo que contener la ira que sentía en ese momento, deseosa por patear algo ante el hecho de no poder convertirse en Kougou. Reprimió las lágrimas. Se sentía indefensa. Algo normal, luego de haber probado aquella "máscara" que tanto había llegado a apreciar en una noche.

Aún así, prestó atención a las palabras de su otra "yo", la cual le explicó que no poseía el poder suficiente para convertirse tantas veces, ni tampoco por tanto tiempo. ¿No le había dicho que sería poderosa? Habría sido bueno que le contara todos los detalles sobre aquello. Le habría gustado saber que no podría mantener esa forma por siempre. Lo peor de todo, era que Kougou le había dicho que debía de obtener más poder. La guitarrista no habría dudado en hacerlo, si bien aquello era un poco difícil, ya que para lograrlo... debía de sentirse como lo había hecho la noche anterior. Sentirse en control, poderosa, algo ciertamente difícil en esa forma, cuando la "vieja" Makoto era una chica insegura. - ¡¿Y cómo se supone que haré eso en ésta forma?! - Exclamó de mal humor, antes de llevarse las manos al rostro para luego deslizar sus dedos por su cabello, intentando calmarse. Quería el poder de nuevo en ella. - No puedo controlar a nadie en ésta forma, Kougou, ni tampoco sentirme en control... Necesito tu poder para eso. - Se explicó, gobernada por la frustración en su mente. Quería gritar, incluso si sabía que aquello no serviría de nada. Al final, tan sólo volvió a suspirar, antes de buscar su guitarra. Si no podía contar con su otra "yo", tendría que recurrir a su propia habilidad. No tenía otra opción. Debía sentirse en control. Por lo que convencer al dueño de aquel local sería un buen comienzo. Tenía que convencerle de que contratara a la banda de Aori para que tocara en ese sitio. - Espero que esto sirva de algo... - Murmuró aún de mal humor, sabiendo que no tendría otra opción. Necesitaba más poder. Necesitaba sentirse en control. Aquello habría sido sencillo con el poder de Kougou pero... estaba claro que sería imposible en ese momento. Tras pensarlo lo suficiente, decidió abandonar la residencia, con la intención de dirigirse al sitio donde tocaban aquellas bandas.

Quizás fue la respuesta de ambos lo que desencadeno aquello, pero una fuerte sensación de seguridad invadió a los dos hermanos, las dos chicas se acercaron a ellos a unos pocos centímetros mientras ambas decían a la vez:

Si queréis… podréis conseguirlo… es algo que os vamos a poner al alcance… sin embargo, todo lo demás… dependerá de vosotros

Ambas extienden la mano frente a ellos y dicen:

Si queréis nuestra ayudar para conseguir vuestros deseos solo tenéis que juntar vuestras palmas con las nuestras… y una vez despertéis pensad con fuerza en aquello que queréis