Partida Rol por web

Asiento a la respuesta de Nara, y miro a mi recién preparado arpón. Me apetece probarlo, así que me dirijo a la piscina de peces antes de que la luz se vaya, e intento pescar uno de ellos. Luego, podríamos llevarlo al refugio, e intentaría ayudarla a hacer la cena. Se lo dije: 

¿Te parece que cojamos un poco de pescado y así cenemos algo diferente? Puedo preparlo yo, si quieres. - La miro con alegría- Me parece genial que vuelvan ya. Luego vengo yo Asunta. 

Cenáis pescado, cocinado por Xose, y os sienta de maravilla. Afuera empieza a levantarse algo de viento y a nevar. Ya es noche cerrada, las niñas, Elica, Antón y Senés ya se han ido a la cama, y Asunta se acaba de despedir para ir a dormir también, todos en el barracón de Traba. Anuncia sigue en la atalaya vigilando, aunque lo hace más por tozudez que porque realmente pueda vigilar nada, entre la nieve, la niebla y el viento es imposible.

Estáis los dos solos en el refugio principal de Hoke, sentados en los sofás, uno enfrente del otro, mirándoos. El fuego de la chimenea caldea el ambiente, aquí dentro se está muy agusto. Nara tiene el walkie en la mano.

Muchas gracias por la cena, Xose, estaba riquísimo. ¡Lo necesitaba! - le digo sonriendo - Anuncia sigue en la atalaya y es muy mayor, voy a decirle que baje aunque haya que obligarla. - mientras me dirijo a la puerta abrigándome y cogiendo una manta.

Salgo y subo a la atalaya, poniéndole la manta por encima a Anuncia  - Anuncia, es muy tarde, baja ya por favor. No se ve nada de todas maneras.

Agradezco a todos el comentario sobre la cena. - El pescado, bien hecho, una delicia, decía mi madre. - Había sido sencillo, a la lumbre, bien sazonado con algunas hierbas. Sencillo, pero efectivo. 

Esta noche no me siento tranquilo. No veo que Nara esté con calma para hacer ella toda la guardia, y además, una conversación pendiente me tenía inquieto. Y mis propios miedos. Cojo mi lámpara solar, y la llevo conmigo. No me apetece separarme de ella en esa noche con poca luz. Acompaño a Nara silenciosamente, callado. Cuando pone a Anuncia la manta, le digo: 

- Yo te acompaño al refugio. Te he guardado algo de pescado, está en la lumbre. Descansa. Yo volveré aquí con Nara. 

En mitad de la noche Elica te despierta metiéndose en tu cama. No parece buscar nada sexual:

- No puedo dormir.

Te susurra, y se hace un ovillo entre tus brazos. Al rato se queda dormida. En cambio tú no duermes. Te cuesta pegar ojo, y no sólo por la insólita visita, sino también porque estás preocupado. Algo no encaja en tu mente. Y cuando cierras los ojos por unos pocos segundos ves ese rostro de la zombi quemada que, completamente serena, te observa desde la lejanía:

La noche pasa, y cada uno duerme (o no duerme) como puede. La nevada que ha caído es impresionante, todo está blanco, pero el sol brilla alto. Ya no hay nubes, ni niebla, ni viento. El clima parece darnos una tregua, aunque no parece que vaya a durar mucho; en el horizonte ya pueden verse las nubes que se acercan.

- ¡Son ellos!

Grita Antón con alegría desde lo alto de la atalaya. Declan y Sunhee se acercan a la verja desde el bosque. Parecen tremendamente cansados.

Noto como Elica se mete en la cama. Si otros nos observasen, podría parecer algo que no era. Pero ella, tiembla de pánico. Tiembla. Apenas puedo susurrarle: - Mañana hablamos... - Ella se queda dormida. De vez en cuando, ella se inquieta. Pero no es eso lo que me preocupa. 

Ahí está. 

De pronto, la veo. 

Cada vez que cierro los ojos. 

A Santa Compaña. 

Esta noche no sueño con Xena, o Xervasio. Por primera vez. No los vuelvo a matar en sueños. No los vuelvo a perder. Veo a esa... esa... ¿qué sería?... Estoy seguro, ya si, no se porqué, que es lo que ve Elica. 

Me levanto cansado. No he dormido nada. 

Después de desayunar, digo a Elica: 

- Hablemos, vamos a hablar de esto ya.

Pero no puede ser, ya que Antón grita que Sunhee y Declan han vuelto. Una alegría inesperada

Durante la noche has visto algo raro: a Elica metiéndose en la cama de Xose, con Xose.

Por la mañana Xose parece cansado, y durante el desayuno le dice algo a Elica en voz baja:

- ########, vamos # hablar de #### ##.

Justo en ese momento Antón anuncia la llegada de Declan y Sunhee.

Me levanto cansado. Se nota que no he pegado ojo. Desayuno temprano, tras mirar a los peces de la piscina, como es mi costumbre. Estoy más callado que de costumbre. Tras terminar el desayuno, me acerco a Elica y le digo: 

- Hablemos, vamos a hablar de esto ya.
Pero no puede ser, ya que Antón grita que Sunhee y Declan han vuelto. Una alegría inesperada

Salgo con todo el mundo. Saludo con la mano a Declan y Sunhee. Han vuelto. Sólo espero que todo haya ido bien, y hablar con ellos, y ver qué hacemos. 

Cuando por fin vemos a lo lejos Hoke me sale un -¡Ay! ¡Por fin hemos llegado!- y traté de sonreir a Sunhee, pero no tenía ni fuerzas para eso.

Me encontraba muy mareado y agotadísimo, y al ver a todos recibiéndonos me quedé más tranquilo - ¿Estáis todos bien? no puedo más, ni siquiera sé cómo hemos podido llegar tan pronto- quería saber qué había pasado pero dudo que ahora mismo fuese de ayuda, necesitaba descansar.

¡Sunhee! - la veo de lejos y corro hacia ella a abrazarla. Le cojo la mochila y le pregunto - Pareces cansada, ¿Te hace un buen desayuno? ¡Contadnos todo!

Estoy tan contenta de que vuelva, ¡No puedo esconderlo! No sabía lo preocupada que estaba hasta ahora.

¡¿Pero qué cojones?!  ¡¿Elica y Xose?! No pierden el tiempo... 

Cuando escuché la voz de mis compañeros, una renovada energía invadió mi cuerpo. Aun así, estaba destrozada... había sido un viaje de vuelta horrible por la nieve, el frío y la noche. Declan parecía estar iugal. Pero... había merecido la pena. Por fin estábamos en casa.

—¡Chicos! ¡Sí, por favor! ¡Me muero de hambre!—exclamé, emocionada... aunque luego se me oscureció el rostro cuando recordé lo que me había dicho Nara de que Tulio había muerto—. Hemos venido lo más rápido que hemos podido, pero... no nos ha dado tiempo a llegar a Páramos cuando recibí tu mensaje, Nara. ¿Qué ha pasado? ¿Han sido los fráteres?

Con la mirada, busqué a Made y a Draina. Además de a Senés y al resto de integrantes del refugio. Quería garantizarme de que no faltaba... nadie más...

Ayudo a Sunhee a sentarse en el refugio para que descansen, y me siento a su lado, seria.

Rut volvió ensangrentada corriendo, decía que les habían atacado zombies y mordieron a Tulio. Consiguió deshacerse de los zombies y tuvo que matar a Tulio. Luego volvió, pero a las pocas horas insistió en volver a intentar llegar a Moraime para avisar a Clemente, y Gaspar se fue con ella. - miré a Sunhee a los ojos, sabía que ella ahora estaba igual de preocupada que yo. - Fue ahí cuando os mandé ese mensaje desesperado. Siento haberos asustado, pero tener a Gaspar por un lado y a ti por otro me parecía una locura.

Hice una pausa y les traje a los dos un poco de pan, frutos secos y bayas, además de agua.

¿Qué habéis averiguado vosotros? - dije mirando a Declan. Afortunadamente parece que me equivoqué en desconfiar de él.

Agradecí la bienvenida de Nara al acercarnos algo para comer - Gracias Nara- 

Cuando preguntó qué habíamos averiguado mirándome a mí, me encontraba con la boca llena y tuve que hacer un esfuerzo por tragar - Mmmm...pues no mucho, más bien conjeturas que hechos- tuve que beber un poco de agua porque me estaba engollipando - Lo extraño que fue encontrar ese carro, el que os dijo Sunhee, que tenía muchas cosas valiosas con ese cadáver con la cabeza aplastada, ahí en medio de la nada...no sé...ni asaltantes ni podridos. Pienso que Hoke es una trampa, y vienen a por nosotros. Sinceramente sospecho que los fráteres saben los planes de Clemente y están buscándonos. Y eso es mucho peor que una visita de zombis- y al momento de decirlo y con toda la sangre en mi estómago, el cuerpo se me cortó quizás cansancio quizás miedo.

Asentí a lo que contaba Nara, pero apostillé: -Creo que fue un error que Rut se fuera tan pronto con un  trauma tan cercano. Fue muy tenso y se lo que es. Volverán pronto. -Nara se había puesto nerviosa sin sus amigos, su familia. Pero no la podía culpar. 

Luego Declan habló de sus impresiones. Me quedé callado, y pensando. Un carro, un cadáver, asesinado. Cosas valiosas. ¿Que misterio había en todo eso? No sabía cómo solucionarlo, pero... -Declan, puedo... ¿Como dices? ¿Te da la impresión de que esto es una trampa y lo del carro tiene que ver? ¿Porque?

- ¿Entonces no habéis visto Páramos?

Senés entra con las niñas y sonríe al veros:

- ¡Sunji! ¡Declan! ¡Estáis bien!

Antón vuelve a anunciar algo desde la atalaya:

- ¡Veo algo! ¡Zombis!

Antón señala hacia el oeste, hacia los árboles en la ladera de los Montes do Pedregal que separan Hoke de Moraime. Por allí se fueron Tulio y Rut, y luego Gaspar y Rut. Desde aquí abajo no podéis ver nada.