Partida Rol por web

Al final los cazadores que habían madrugado para salir a comprobar las trampas puestas días atrás, volvieron portando dos conejos cada uno.

Parecía que las trampas funcionaban y que los conejos no eran muy inteligentes. La única que no se encontraba cerca de vosotros, que hablabais aún de lo sucedido, era Etna, que seguía comprobando los caballos.

-¡Hunt! ¡Mir!

La llamada de Etna hasta para la gente que aún se hallaba dentro de la cabaña. Acto seguido, se la vio correr desde el poste de los caballos hacia los cazadores que apenas venían llegaban de su caza. No le costó mucho acortar la distancia: de tan grande que era, a pocas zancadas ya los había alcanzado.

-¿Habéis visto a Brenna? -les preguntó, directa. Llevaba la consternación en el semblante, y varios mechones de tono ceniciento le cayeron por el entrecejo.- ¿O a alguien con Lugh? Mi caballo, el marrón. Ese coloso...

Caminando junto a Simon, Ethan volvía a la choza cargando dos conejos colgados al hombro, la mitad de los que habían conseguido. Aún estaban algo lejos cuando se fijó en que había mucha gente junto a la puerta de la choza.

¿Qué pasa?- se preguntó, preocupado por si le había pasado algo a su familia.

Parece que pasa algo- le dijo a Simon -Vamos- añadió acelerando el paso, aunque apenas habían avanzado algo antes de que los alcanzase la llamada de Etna Falknen, que se acercaba rápidamente hacia ellos, llegando hasta ellos en apenas unos momentos -No he visto nada- le dijo en respuesta a sus preguntas -¿Por qué, qué ha pasado? ¿Está bien mi familia?- le preguntó con cierta brusquedad mientras apretaba inconscientemente el arco con su mano.

Antes de la llegada de Etna que preguntó a los cazadores recién llegados, Alastor se había mantenido desolado, nervioso y desconcertado por la desaparición de la pequeño, lo único que se le pudo sonsacar fueron las mismas palabras que había dicho tiempo atrás, "B-Brenna... no está....". El hombre parecía estar en un pequeño estado de shock.

Los días en ese nuevo lugar iban transcurriendo y la familia Stamina se iba adaptando. La primera casa estaba construida y parecía que todo iba hacia su rumbo. Claire iba la mayoría de los días de caza, a veces traía más presas y otras veces menos. Algunas noches tenía pesadillas, despertando alguna vez que otra a su marido, sin querer, el cual la abrazaba y la ayudaba a dormirse de nuevo. Sus hijos se iban acostumbrando a sus nuevos amigos y a sus nuevas tareas. Para los dos niños eso eran una especie de vacaciones y se pasaban la mayoría del tiempo jugando y aprendiendo a recolectar frutos del bosque. De vez en cuando, Claire le enseñaba a su hijo a utilizar el arco y, otras veces, Rob lo instruía en el noble arte de la espada. Petra aún era pequeña para introducirse en esas materias.

Hasta el día de hoy no había surgido ningún problema, pero no todo podía ser un camino de rosas y parecía que los obstáculos estaban empezando a surgir. En el momento en que apareció Alastor y comentó lo sucedido, Claire, que estaba preparando el desayuno con su hija, no pudo evitar abrazarla, Petra era de la misma edad que Brenna y había desaparecido. Los hechos sucedieron tan rápido que no pudo decirle nada a Etna para que se calmara, en parte entendía que quisiera ir cuanto antes en busca de su hija. Cuando Etna salió fuera de la cabaña, Claire se levantó, se dirigió hacia Alastor y le dirigió unas palabras poniéndole la mano izquierda en su hombro derecho No te preocupes, Brenna es una niña fuerte como su madre, seguro que ha salido a aclarar sus ideas, todo esto es nuevo para todos y para unos es más fácil acostumbrarse y para otros menos. Estoy dispuesta a ayudar en todo lo posible con tal de encontrar a tu hija cuanto antes, debo hacerlo, es lo que querría que hicieran si le ocurriera lo mismo a mi hija. Se lo diré a Rob para tener más apoyo. Cuando Claire terminó de hablar, su hija se acercó a ella y le dijo Mami, Brenna es mi amiga y quiero ir con vosotros a buscarla seguido de eso, se acercó al padre de la desaparecida y le dio un abrazo.

Ante la respuesta de Hunt, Etna arrugó aún más el ceño y se pasó la mano por el pelo. Varias humaredas de vaho iban apareciendo y desapareciendo por debajo de la ganchuda nariz, a un ritmo sutilmente frenético.

-No. Digo sí, las vuestras sí están bien. Ha sido la mía a la que le ha tocado el gordo: el corcel robado y Brenna desaparecida -dijo la madre, echando la vista atrás hacia la zona de los caballos-. En donde tenía a Lugh acabo de hallar huellas humanas que se pierden en el bosque..., pero, de la zagala, ni rastro.

Leroy sacudió la cabeza decepcionado por no poder sacarle nada mas a Alastor. - No te preocupes, la encontraremos. - Le dió un fuerte apretón en el hombro para hacerle sentir que estaba con él. - Alana, podrias darle unas hierbas o algo para ayudarlo a relajarse un poco. Estas cosas se te dan mejor que a mi... -  Le dijo el soldado algo avergonzado a su esposa. Esta le sonrió con afecto y se puso manos a la obra.

Tras eso, Leroy se volvió hacia Etna que había vuelto de combrobar los establos. Al parecer su caballo tampoco estaba. Se le ocurrió una idea. Tal vez Bravo pudiese ayudar. - Chaol, trae a Bravo. - Le pidió Leroy a su primogenito que trajese a su fiel mastín. Si podía encontrar el rastro de la niña... El niño asintió y salió corriendo a buscar al perro que andaba por ahi fuera. 

- Etna, necesito que me prestes algo de tu hija, una prenda de ropa o un juguete que tuviera mucho... Puede que Bravo pueda seguirle el rastro por el olfato. Y tambien deberiamos seguir el rastro de huellas que has encontrado cerca de los caballos. - Leroy se dirigió a los cazadores. - Ethan, Simon sois los mas indicados para abrir la marcha. Iré con vosotros por si hay problemas. - Dijo el antiguo guardia, ajustándose la espada al cinto. 

-¿Un juguete? -Etna se volvió a la súbita aparición del viejo guardia. Ya parecía ir tomando más la respiración.- Sí, pues dejadme que vaya dentro y os traigo algo. Me parece que tiene un trojuelo de piel redondo.

Diciendo esto, la herrera hizo contacto visual con su marido y señaló a Aldair, que en ningún momento se había movido de su sitio en el desayuno. Luego indicó a la yegua del poste. "Vigiladlos", dijo sin voz, y desapareció dentro de una tienda de campaña plantada junto a la cabaña.

Durante todo el alboroto originado por la perdida de la niña de los Falknen a Frank le entra una pequeña duda y se acerca a su familia para comprobar que sus hijos están sanos y salvos, sobre todo Rick.
Al llegar a ellos y comprobar que están (presupongo que están) y besarlos. Se acerca a su mujer y fuera de las miradas de sus hijos y por supuesto del resto de familias, pregunta a su señora.
Hella, nuestra familia no sabe nada sobre la desaparición de la niña ¿verdad? Dice con rostro totalmente serio pero afable.

Ante tanto nerviosismo, Frank siente cierto temor y se dirige a su familia, llamando a sus hijos para comprobar que están allí también. Una vez los reúne, se siente más tranquilo. Podeis observar como muestra más cariño hacia su hijo Rick.
Aunque a ambos les da dos besos y un fuerte abrazo. Hablando finalmente con su mujer bastante preocupado.
 

Simon llegó con dos conejos colgados de la cintura, cuando salió del bosque vio que todo el mundo del pequeño asentamiento estaba muy nervioso, antes de que le diera tiempo a preguntar ya lo habían explicado todo. Se relajó al saber que su familia estaba bien y se fue con ellos, abrazó a sus hijos y le dio un beso a su mujer.

Sí, saldremos a buscarla, no te preocupes Etna, ahora todos somos un grupo. Ethan y yo encabezaremos la búsqueda, si Leroy lleva su perro mi halcón me acompañará para cubrir más terreno.

Se agachó hasta quedar a la altura de sus hijos y miró a Ellie Ve con mamá a desollar estos conejos, tal vez podáis sacar algo para forjar algo cuando lo necesitemos, ya sabes que yo no se de eso. Después miro a su hijo. Y tú supongo que querrás venir con nosotros, está bien, pero debes tener mucho cuidado ¿entendido?

La tienda de los Falknen no era de lo más fuerte y seguro precisamente, pero cuando el clima no mostraba su peor cara cumplía su función como alternativa a cabaña apretada y atestada de gallinas. Sólo era un modesto cono cuadrado entre la cabaña y el poste, cubierto con pieles y telas y sostenido gracias a una estructura de palos a doble agua y piquetas clavadas sobre los bordes. La entrada y las partes altas rebasaban entre los dos metros y el metro y medio, de modo que Etna tenía que bajar la cabeza para poder pasar en condiciones.

El interior consistía en un cuadrado de cuatro metros con una modesta hoguera en el centro, alrededor de la cual yacían un saco de dormir ancho y una capa de viaje tan grande que ocupaba por tres humanos promedio. Al lado derecho se podían encontrar unos equipajes a medio desempacar, donde se encontraban -en puro caos- todas y cada una de las pertenencias de la familia.

No falta nada en la tienda, todo esta en su sitio y permanece en él desde anoche a la hora de acostarse, lo único que ves raro, son unas huellas que salen de la tienda, esta vez son de una persona adulta.

Lo raro es... que lo que se marca en la tierra no son los suaves y carnosos pies de una persona descalza, o la suela de un zapato de una persona calzada, la marca que hay en el suelo... es humana, y de un pie... pero es la huella de un hueso desnudo.

Como una mecha encendida, el pulso de Etna se disparó.

¡Cálmate! No pasa nada. Aún no sabes nada. Sólo tienes especulaciones, conjeturas... No te dejes llevar por la paranoia. Sólo piensa..¡Inténtalo! Así, ¿ves? No grites. No salgas corriendo, no cojas a Edain, no hagas locuras. Deja que el aire entre por la nariz y salga por la boca. Así, así, ¿ves? Así, así. ¡Lo estás haciendo muy bien! Inspirar, expirar. Inspirar, expirar. Aspiras el aire y lo devuelves. Vuelve a recordar las palabras de Conrado ¿sí? Así... Genial.

De pronto, Etna se acordó de que la niña dormía con un caballito de madera. Así, de sopetón. En la cena, aún estaba; y antes de acostarse, también. Le estuvo echando la bronca por haberle hecho no-se-qué a la niña de no-sé-cual, cayó cachetada, se acurrucó en el hueco de Alastor y cogió la única figurita que habían podido salvar de la huida. De ahí, sollozó hasta dormir.

Etna fue a recoger la figurita y examinó el rastro con un poco más de detenimiento. Quería saber si sólo salían o también entraban. Si eran las mismas pisadas que en el poste. Si también se dirigían al bosque o tiraban por otra zona. Si estuvieron deambulando o fueron directas a por la niña. Todo. Todo cuanto pudiera. 

Etthan asintió, agradecido de que Leroy se ofreciese a acompañarlos, su perro les sería de mucha ayuda y si las cosas se complicaban, él podría ayudarles... aunque un gesto de desaprobación apareció en su rostro al escuchar a Simon.

Será mejor que se quede, iremos más rápido si somos pocos- le dijo al ver que tenia intención de que los acompañase su hijo -Además puede ser peligroso- añadió, y sin esperar respuesta se dirigió hacia donde estaba su familia.

Jocelyn, quédate con todos y vigila que tu hermano no se escabulla- le dijo a su hija con rostro serio antes de que esta pudiese decirle nada -No os alejéis de vuestra madre, confió en ti, ¿entendido?- añadió, a lo que su hija asintió con una expresión que parecía decirle que no se preocupase, que ella cuidaría de todos mientras él estaba fuera, tras lo cual se fue corriendo a buscar a su hermano mientras Ethan la observaba alejarse con una leve sonrisa.

Iré con Simon y Leroy a buscar a la niña- le dijo mientras le daba los conejos -Tranquila, estaré bien, volveremos tan pronto la encontremos- añadió al ver el gesto de preocupación de su mujer, la cual suspiró resignada, pues aunque no le gustase sabía que no había más remedio. Su marido era el mejor en cuestión de seguir rastros y si querían encontrar a la pobre Brenna lo iban a necesitar.

Toma, llévatelas- le dijo Elia a su marido, sacando un paquete con varias flechas de punta de metal envueltas en él -Por si acaso- añadió.

Claire, al ver que sus compañeros se iban en busca de la niña dijo Tenéis razón, cuantos menos seáis, más rápido iréis y antes la encontraréis. Hizo una breve pausa y continuó Si mi perro supiera rastrear os acompañaría, pero sólo sabe jugar y cazar pequeños animales e hizo una pequeña mueca. Terminó diciendo Tened mucho cuidado y suerte y les sonrió con los ojos llenos de esperanza.

Crispada como estaba, Etna no clareaba. Le pareció que las nieblas de Furak -que así llamaba a los humos de la forja- se habían apoderado de la pequeña cabaña. El pulso ya crecía hasta al punto de lastimarle el pecho. Aturdida, se llevó la mano al pómulo; atrapó una gota de agua.

"Haz caso a Conrado." dijo, viéndola en el dedo.

Cerró el puño y aferró el caballito. Luego, cruzó el umbral.

Etna salió de la tienda de pieles y fue a zancada larga hacia Leroy y los cazadores. Llevaba un pequeño caballo de madera en la mano derecha, pero el rubor y sudor en su rostro destacaban aún más. Los párpados mostraban restos de empañado.

-¡Westfall, Hunt, Mir! Aquí también hay -informó, escueta. Les hizo un gesto con la mano- . Vengan.

El pequeño Aldair asomó la cabecilla negra desde dentro de la cabaña. Alastor vino detrás y apoyí la mano en el hombro del menor.

Si uno iba cerca de la tienda de los Falknen, podía darse cuenta de unas pequeñas marcas que salían fuera de ésta. Pisadas humanoides parecía ser, lo más probable es que de persona adulta. Una pisada monstruosamente escuálida y desprovisto de todo signo de metal, cuero o carne.*

-No lo entiendo -murmuró Etna-. Dentro todo está exactamente igual que anoche...

De golpe, una gran explosión se oyó, venía de la espesura del bosque, y el relinchar de un caballo acompañó a este sonido.

Os pilló a todos pensando en como abordar la situación de la desaparición y ahora se juntaba este extraño acontecimiento..

Por un momento el cielo pareció oscurecerse, debía ser de la gran cantidad de luz liberada con la explosión, que por el sonido escuchado, debía ser de grandes dimensiones pero algo no iba bien... Todos visteis como Fran, el cabeza de familia de los Veneris, rápidamente cayó al suelo de rodillas y de sus dedos pareció emanar una energía azul con la que comenzó a garabatear unos trazos y símbolos en el suelo.

Ahora el día se oscurecía más, era normal cambios de clima cuando el verano estaba llegando a su fin, pero... ¿Tan bruscos?

- Nasked seri eirom Furak. Nasked seri eirom Lairz repetía el sacerdote. Sus manos se movían ágiles y velozmente trazando un "dibujo" en el suelo, que se mantenía grabado en el suelo en un color azul intenso.

La esposa de Fran cogió a sus hijos y los llevo cerca de su esposo, y allí permanecieron.

Con una mirada llena de miedo, ¿o quizá llegaba a ser de terror? Señaló al cielo, donde la Luna de Ahring se mostraba , aún estando vacía y sin verse, se mostraba, era la etapa de luna nueva del astro, y hasta ahora no se había mostrado en el cielo.

- Ahring dijo Imyr, la mujer de Fran, con voz temblorosa Se ha mostrado en la tierra y con eso, un sentimiento de miedo, se expandió entre la pequeña población.