Partida Rol por web

Horen entra primero, seguido a unos metros por Holguer el viejo. Luego baja Argörath, seguido de Vaerles y cierra la marcha Groth. Thorkegar se queda con Heensen que está atando al prisionero. Tan pronto Groth desaparece por la abertura y desciende unos metros, se le oye gritar "¡Heenshen! ¡Nos atacan! ¡Baja con los refuerzos! ¡Vaerles! ¡Argörath! ¡Holguer! ¡Dejadme paso! ¡Vaerles, cuida de nuestra espalda! ¡El resto, apoyadme con magia!"

Heenshen todavía no ha terminado de atar al prisionero, y además observa como se mueve la cuerda atada a las almenas...

- Alguien intenta subir por la cuerda, señor enano...

La cima de la torre parece muy ténuemente iluminada, tal vez por alguna antorcha o lámpara, y su altura es realmente imponente. No se oye ruido procedente de arriba.

El mostali se encaminaba martillo en mano hacia el prisionero cuando el humano se dirigió a él. Al oirlo cambió de dirección y se fue hacia la cuerda, mientras seguía esa dirección giro el tronco y señalando con el martillo de picar piedra hacia el prisionero le dijo al humano: - Prreguntale la planta, la habitación donde guarrda el hechicerro los objetos rrobados, quierro saber donde guarrda el que rrobó a los mostalis, si no lo hace... abrrirre su crráneo a marrtillazos hasta encontrarr la rrespuesta, dijo mientras agitaba el martillo haciendo el gesto de golpear.

Cuando llegó al borde de la almena, muy cuidadoso y muy temeroso se asomó para ver quien o qué subía por la cuerda.

El capitán mostali cierra la marcha, mira hacia atrás inquieto esperando que aparezca Bosporus de un momento a otro. Cuando llegan a la cuerda se ofrece a proteger el ascenso de los demás.
- Deben de haber perdido al elemental de viento en la lucha. Subid vosotros mientras vigilo por si hay algún ataque durante el ascenso -comprueba que la ballesta esta lista y cargada, se aleja unos pasos, para tener mejor visión de los muros de la torre y la empalizada, aunque se sienta para reunir el aliento necesario con vistas a la escalada.

Thorkegar ve como los que supuestamente atacaban la puerta, se han dirigido hacia la zona por la que los otros asaltantes han subido hasta la azotea. Abajo está Krunk, Arbar, Vorkadung y los humanos Palgrem y Sokendal. No ve a Darnor ni a Bosporus que estaban con ellos... tal vez no hayan sobrevivido.

Arban nota como el frío trata de penetrar su piel infructuosamente, pues el intenso ejercicio se lo impide. Apenas se queda en las puntad del bigote, con unos pequeños carámbanos de la condensación de su respiración.

Se acercó a la cuerda miró arriba y se giró hacia su capitán.
Herr Kapitan Crisol Hirviente, No me siento muy capaz de subir por aquí, pero si considera que lo he de hacer, lo intentaré, señor.

Tres Tubos llega aun jadeante, sin apenas descanso hasta el otro lado, donde al llegar se agacha sobre sus rodillas y mira hacia arriba con la cabeza buscando la cima de esa montaña artificial. Luego se dirige a su Capitán.

- Krunk, arf arf... -jadea-  Necesito recobrar las fuerzas o... ufff -jadea de nuevo- no seré capaz de... subir por ahí. -y se pega a la pared de la torre, tratando de no colocarse debajo de ninguna aspillera, donde se arrodilla para tomar aliento.

Dado que ninguno se decide, es Sokendal el primero en tomar la cuerda anudada y comenzar a escalar. Comienza su ascenso con decisión, pero luego pierde fuelle y se estanca. Le lleva unos momentos recuperarse y volver a emprender la subida, pero parece que de nuevo coge buen ritmo y ya se acerca a las almenas y se encarama a ellas sin más dificultad.

Palgrem coge la cuerda cuando Sokendal ya está prácticamente arriba y colgándose el escudo a la espalda comienza a subir con gran habilidad. Sin detenerse ni un momento, sube de un tirón a buen ritmo.

Heenshen termina de atar al prisionero y le sigue interrogando mientras la cuerda se tensa indicando que alguien sube por ella. Cuando Sokendal asoma el primero por las almenas al cabo de unos minutos, el mercader ya ha obtenido respuesta del soldado.

- Dice que los magos usan el sótano para sus rituales, así que allí deben estar los objetos.

El mostali de hierro observa como trepan los dos hombres, escucha a sus camaradas y los mira detenidamente. En su lengua, pues ya no hay nadie más por allí, cambia la estrategia.

- Los mostali no estamos avezados a la escalada, cierto es que vamos a tardar mucho, si es que lo conseguimos, intentaré llegar arriba, cuando esté allí ataros, uno por vez, a la cuerda y os subiremos entre Rompepiernas y yo. Mientras tanto permaneced alerta. -Entonces grita, también en mostali- ¡Rompepiernas, si me detengo en la subida, pide a los humanos que te ayuden a subirme!

Asegura bien sus armas con las correas e intenta emular a los humanos. Al principio, sus diferencias anatómicas, le impiden avanzar en sentido vertical pero, en cuanto asume el método correcto, realiza la ascensión de manera uniforme como si de una máquina bien diseñada para tal propósito se tratara. Al llegar arriba, observa la situación y se asoma hacia abajo para comprobar si uno de sus camaradas ya se ha atado la cuerda.

Vorkadung observa el ascenso de los hombres mientras recupera sus fuerzas. En unos minutos se encuentra recuperado y listo para emprender la subida, pero el capitán decide abrir la marcha. Después de que Krunk sube, se acerca a la cuerda cuando Crisol Hirviente voltea su cuerpo sobre las almenas.

Mira a Arbar y asiente, indicándole que él será el siguiente en la subida.- Que me lleve la roca si me gusta trepar, pero no queda más remedio. -se cuelga la ballesta y aloja el asta de su hacha en la cinta de cuero de su cinto. Luego agarra la cuerda con fuerza y da un par de tirones- Allá vamos. -y comienza a impulsarse, pero no consigue enganchar sus pies en los nudos de la cuerda.

Durante casi un minuto realiza patéticos intentos por enganchar bien la cuerda, algo que resulta cómico a ojos externos. Finalmente logra engancharse con sus pies en un nudo de la cuerda y comienza a subir con cierto tino, parece que ha cogido el truco de los nudos. Cerca de las almenas una ráfaga de viento le hace perder la seguridad y aguarda un momento antes de finalizar el ascenso sin mas problemas.

Arbar mira a los ojos a Vorkadung mientras dice "Que me lleve la roca si me gusta trepar, pero no queda más remedio." Qué vergüenza... tiene toda la razón, es mi misión y una pieza debe cumplir su función o ser reemplazada... Azuzado por estos pensamientos, espera a que Vorkadung esté bastante alto y comienza a trepar. Con todo el lio ha podido descansar bastante. Le cuesta Dios y ayuda, pero bien poco a poco al final logra trepar. Se para innumerables veces, se hace algo de lio... prospera... PEro un ráfaga de aire inoportuna hace que pierda la cuerda, se le escurre y comienza a ver cómo la almena se aleja de su vista. La caida es morrocotuda. Pero tiene la inmensa fortuna de que cae sobre una gran acumulación de nieve. Apenas 3 puntos en la pierna

Tras los humanos, es Krunk el que sube, sin apenas dificultades, y luego Vorkadung le sigue con algo más de esfuerzo.

Arbar es el último y cuando ha avanzado ya unos metros, se resbala y tiene una caída, que afortunadamente no le causa más que contusiones, pero le obliga a volver a empezar...

Por las barbas de.... Agitó la cabeza, expulsando la nieve en todas direcciones.
He... fallado...
Se fue a poner de pié de nuevo y notó el dolor en la pierna, pero se dió un par de golpes en la misma, comprobó su integridad y respiró aliviado.

Por Mostal que he de subir... y si no que sea lo último que haga.

Así que asío con fuerza la cuerda y comenzó a trepar con eficiencia, pero en la misma zona en que antes cayó, se quedó algo bloqueado, el recuerdo de la caída le introdujo un pensamiento de miedo repentino... que al final superó, llegando hasta arriba al final con bastantes dificultades.

Cuando van subiendo a la azotea, la escena que encuentran es sangrienta. Johen, el hijo menor de Helerlavi, yace muerto cerca de un esquina con la cabeza aplastada sobre un charco de su propia sangre. Junto a él, el cadáver de uno de los soldados. Y los cuerpos de dos encapuchados también están boca abajo destrozados literalmente a golpes: varios miembros cubiertos de vendajes amarillentos están dispersos por el suelo de la azotea. Thorkegar y Heenshen son los únicos aliados que permanecen arriba. El mercader ha maniatado a uno de los soldados defensores, que herido grave en un brazo, parece haberse rendido.

En la esquina opuesta hay una pequeña estructura que conforma la puerta que lleva hacia los pisos inferiores. Una pequeña lámpara destartalada arroja la única luz que hay en la azotea. La puerta tiene un boquete en la zona del cierre y es evidente que ya nada impide que pueda abrirse y bajar por las escaleras. Desde hace unos minutos no se oye ya ruido de combate procedente del piso inferior.

Cuando ve el espectáculo se lamenta ostensiblemente moviendo la cabeza a ambos lados.

Mierda, llegamos tarde...

¿Descendemos, Señor? dice refiriéndose a Krunk y señalando la puerta. La situación aquí parece controlada...

Mientras suben sus dos camaradas, Crisol hirviente ha podido observar los restos de la feroz batalla que se ha producido en lo alto de la torre, las perdidas son lamentables pero el plan ha surtido efecto y se ha ganado una via de entrada al interior. Algunos de estos humanos demuestran gran eficiencia y determinación en su cometido. Anda directamente hacia la puerta empuñando ya su Gran Hacha.
- En efecto, Martilloalto, debemos de seguir presionando al enemigo. Rompepiernas, infórmanos de lo más necesario y baja tras nosotros. Ahora debemos de comprobar si el ritual se ha interrumpido. ¿Donde se encuentra nuestro camarada Botas ligeras? -pregunta en idioma comercial para que los hombres que les acompañan sean conscientes de la situación.

El pequeño mostali avanza para acercarse a sus hermanos cuando comienzan a aparecer por las almenas tras los humanos.

- Botas Ligeras ha partido para ayudar con su magia a los humanos que han iniciado el asalto desde aquí, una vez que les abrí la puerta con nuestras armas superiores. Han bajado hace ya varios minutos. Al principio se oyó combate durante un buen rato, pero luego cesó y no hemos oído nada más. Heenshen y yo nos hemos quedado custodiando al prisionero y esperando vuestra llegada.

Su mirada se pasea por la azotea y se detiene en el cadáver de Johen del hijo menor de Helerlavi.

- La toma de la azotea le ha costado la vida al granjero y a la mujer pelirroja. Cayó desde las almenas durante el combate y se estrelló contra las rocas del acantilado.