Partida Rol por web

Groth se retrasa y sacando su espada se concentra sobre ella para que lo guíe hacia el muerto viviente más cercano. Holguer avanza a la luz del báculo de Argörath, con la intención de examinar la habitación de la pared de la izquierda. Mientras tanto, Vaerles permanece atento al pasillo, que continúa hacia la derecha tras la esquina. Con la luz del báculo del enano, el mercader ve ahora con claridad la puerta que tiene enfrente y ve que, como la que estaba abierta en la pared de la izquierda, está dotada de una cerradura. Si, a diferencia de la anterior, se la encuentran cerrada, probablemente tengan que tirarla abajo o forzarla con unas ganzúas para entrar...

La habitación que Argörath ilumina parece vacía, pero el enano hace un gesto de alto con su mano cuando la examina con su visión mística. Ha visto algo a los pies de la cama y lo examina unos instantes, pero luego hace un gesto negativo a Holguer, indicando que no hay trampa o conjuro mágico alguno. Holguer entra entonces y comprueba que en efecto no hay nadie. No obstante, también parece concentrarse sobre su hacha, sosteniéndola como una vara para que lo guíe hacia posibles enemigos ocultos.

El hacha de Holguer no detecta enemigos en las inmediaciones, y el alcance de la magia es considerable. Sabiendo que la magia que su fiel Sönke ha puesto sobre él no penetra más de un metro de materia sólida, y viendo que el grosor de las paredes es de algo más de un palmo y medio, tendrían que interponerse no menos de cuatro tabiques para bloquear su magia. Otra cosa son los suelos, que probablemente, y por lo que ha visto al bajar de un piso a otro, tengan más de medio metro de grosor, así que probablemente su magia alcance al siguiente piso, pero no a los próximos, si los hay.

El humakti sostiene su espada ante si, pero no le guía hacia ningún sitio. Sabiendo que el don que Humakt le ha otorgado no penetra más de un metro de materia sólida, y viendo que el grosor de las paredes es de algo más de un palmo y medio, tendrían que interponerse no menos de cuatro tabiques para bloquear su poder. Otra cosa son los suelos, que probablemente, y por lo que ha visto al bajar de un piso a otro, tengan más de medio metro de grosor, así que probablemente su magia alcance al siguiente piso, pero no a los próximos, si los hay.

La magia de detección no ha revelado la presencia de enemigos en las proximidades, pero el viejo Holguer es demasiado taimado, tiene demasiados años de experiencia a sus espaldas, como para no considerar que podría estar siendo bloqueada por otra magia más poderosa... y su enemigo es un sucio meldek. Recursos mágicos no le faltan.

Ese maldito Samaliman, o su cobarde lacayo albino que se ha esfumado en el aire para huir del implacable filo de su hacha, podrían estar en cualquier parte, tal vez tras la próxima esquina. Y por eso el berserker se mueve rápido, de una estancia a otra, asegurándose de no dejar ningún área sin cubrir.

Sus pasos ligeros, sus sentidos alerta, su arma dispuesta...

Y por supuesto, una puerta cerrada no va a detenerle. Por algo lleva ese enorme hacha en las manos.

Señala el disco metálico situado a los pies de la cama y susurra:

- Es un círrculo para teletrransporte. Deduzco que el hechicerro del pelo blanco que desaparreció en el piso de arrriba hace apenas un minuto se teleporrtó aquí y salió aprresurradamente, porr eso se dejó la puerrta abierrta.

Viendo que Holguer sale de la habitación y avanza por el pasillo decidido a examinar concienzudamente toda la planta, le sigue de cerca aportando luz y visión mágica.

Vaerles se acerca de puntillas al recodo del pasillo. Quizá haya alguien emboscado justo aquí, esperando a que pasemos -piensa, recordando la súbita muerte del pobre Horen. Así que prepara su escudo y expone la mitad inferior rápidamente a lo que sea que les pueda esperar a la vuelta de la esquina, a modo de cebo, para luego volver a poner el escudo a salvo. Solo después de haber repetido esta treta sin que nadie haya mordido el anzuelo, y contando con la luz del enano, se atreverá a sacar la cabeza para echar un vistazo rápido agachando el cuerpo y protegiéndose con su gran escudo.

Groth intenta susurrar lo bastante fuerte como para que le oigan sus compañeros más cercanos:

- Esta planta está libre de aberraciones no muertas -masculla- Pero podría haber humanos. Tened cuidado y daos prisa, recordad que ahí abajo pueden necesitarnos.

Desde donde está llega a atisbar la forma de un cofre junto a la cama de la habitación abierta y maldice entre dientes otra vez ¿cuántas cosas útiles están dejando atrás por urgencia? Y vuelve a mirar alternativamente escaleras arriba y abajo, preocupado por la falta de ruido ¿cuántas plantas tendrá la torre? Demasiadas preguntas con malas respuestas.

Se deciden por la exploración exhaustiva de la planta en la que se encuentran y varias de las puertas están cerradas. Holguer comienza entonces a desatar su furia y a irrumpir hacha en mano, esperando encontrar un enemigo escondido...

Vaerles recibe entonces otra comunicación mental de Bosporus:

Pues aquí abajo hay dos guardias muertos, dice el enlo que la chica estaba encerrada y él la liberó.  Y estoy esperando que bajéis y vigilando las puertas de abajo. ¿O subo yo?

Mientras Holguer destroza puertas, Vaerles se acerca a Groth y Argörath, y les susurra a toda prisa:

-Bosporus dice que en la planta baja ve dos guardias muertos, creo que habrá sido el trollkin, ¿no? También dice que el trollkin ha salido de la torre con una mujer a la que al parecer ha liberado. Bosporus está esperando abajo y nos pregunta si debe esperar a que bajemos o subir él por las escaleras.

Luego le susurra específicamente al enano:

-Oye, ese círculo de teletransporte que has visto... Si lo rompiéramos, ¿podríamos evitar que el hechicero ese se nos vuelva a escapar con la magia?

Oye los bramidos de Holguer de fondo mientras golpea las puertas e irrumpe en las habitaciones.

- Argorath, deberías seguirle para asegurarnos de que no se mete en una trampa mágica o algo así -susurra con rapidez- ¿Una mujer, dices? Podría ser una prisionera, pero... ¿por qué se han ido? ¿Dónde?

Por un momento el suspicaz humakti teme que el trollkin esté en manos de algún otro enemigo que le ha utilizado para escapar, pero ahora probablemente ya no puede hacer nada.

- Temo por Suk, no es normal que se marche así. Dile a Bosporus que si puede, que los retenga a ambos hasta que bajemos, y que esté vigilante, si nadie la reconoce podría tratarse incluso de otro enemigo que lo hubiera engatusado o embrujado. Si son los suficientes y se sienten fuertes pueden intentar ir registrando planta por planta como estamos haciendo nosotros, pero con mucho cuidado. Todavía quedan enemigos ¡al menos el hechicero que buscamos y tres muertos vivientes! Esto no habrá terminado hasta que hayamos acabado con El Que Llora.

Despejar la planta en la que se hallan resulta llevar más tiempo del que parecía en un principio. La puerta del fondo resulta estar cerrada, y a su derecha el pasillo continúa con otras cuatro puertas con cerradura, de las que de nuevo resultan estar cerradas las tres primeras. Holguer tiene que emplearse con fuerza con su hacha, pero un par de golpes con semejante arma potenciada con magia son suficientes para forzar cada una de las puertas. La habitación más grande es el barracón de la tropa, mientras que las otras habitaciones son aposentos privados, al parecer cada uno con un disco de bronce con el correspondiente circulo base para el teletransporte, que Argörath identifica sin problemas. Pero a pesar del ansia con la que Holguer irrumpe en las estancias esperando dar de beber sangre de meldek a su hacha, nadie se oculta en las sombras y rincones de las estancias.

La tentación abandonarse al saqueo de las pertenencias que los habitantes de la torre tienen en sus habitaciones es grande, pero también lo es la sensación de que aún quedan enemigos por derrotar que podrían aparecer en cualquier momento. Y Holguer ni siquiera se detiene, frustrado por no hallar enemigo alguno avanza a grandes zancadas por el pasillo en dirección a la escalera de nuevo, seguido con dificultad por Argörtah y su báculo luminoso. Así pues todos continúan hacia la siguiente planta...

Y nada más descender de la escalera se dan cuenta de que han llegado a la planta baja. Una puerta abierta de la que sale un resplandor procedente del fuego de una chimenea les permite ver el entorno ya sin necesidad del báculo de Argörath, y de la izquierda procede otro resplandor de antorchas que indica que más adelante en el pasillo hay más iluminación. Un rápido vistazo a la habitación de la chimenea la identifica como la cocina, con una mesa, sillas, cacharros y recipientes y al fondo una cortina que parece conducir a otra estancia, típicamente suele ser una despensa o almacén. Pero antes de entrar en la cocina para examinarla más a fondo, alguien se asoma por el pasillo de la izquierda y llama la atención del grupo: es Bosporus Garan, que con una antorcha cogida con la mano del escudo y la espada desenvainada en la otra, monta guardia frente a la puerta principal. Tiene manchas de sangre seca en su armadura, agujereada en la parte del abdomen, pero parece estar en buena forma.

Avanzan entonces hacia él y ven que una de las dos grandes hojas de la puerta principal está entreabierta, dejando pasar el ulular del viento y un frío intenso y cruel. A ambos lados de la puerta hay soportes para colocar una antorcha, de las que Bosporus parece haber cogido una. También a ambos lados hay unas plataformas de madera que permiten a los defensores situarse frente a unas aspilleras elevadas desde las que disparar al exterior. Los cadáveres de dos soldados yacen junto a la plataforma del fondo con graves heridas de saetas y un par de ballestas tiradas junto a ellos. Bosporus está al lado de otra puerta que está abierta de par en par, y medio vuelto hacia el pasillo del fondo que gira hacia el norte, como vigilando que nada salga de la puerta que tiene junto a él o aparezca por el pasillo del fondo.

Rezongando porque no ha podido realizar un saqueo en condiciones para conseguir mejorar su protección (algo que se está convirtiendo en una pequeña obsesión), Groth da un respingo al ver a Bosporus.

- ¡Bosporus! -dice en voz baja- ¿Hemos llegado ya a la planta baja? ¿Dónde está el resto? ¿Y Suk?

Aguarda la contestación mientras observa a su alrededor, calibrando casi sin querer el tamaño de los soldados caídos.

Cuando se produce el esperado reencuentro con el primero de sus compañeros que asaltaban la planta baja, la reacción del viejo uroxi es un tanto extraña… menea la cabeza unas cuantas veces, como si estuviera luchando con una idea obsesiva que taladrase su cerebro, debatiéndose en un dilema que parece incapaz de resolver por sí mismo.

Y menos aun cuando su capacidad de raciocinio está embargada por las pasiones desatadas de la furia berserker.

Entonces, en lugar de saludar al corpulento mercader, gruñe mientras pasa apresuradamente por su lado, enseñando los dientes en un rictus casi lupino… e inmediatamente se abalanza por la puerta que el hombre custodiaba.

Su objetivo es Samaliman el Compasivo.

Ese nombre martillea incesantemente en su cabeza.

No hay nada más importante que eso.

Vaerles siente alivio al ver que por fin han llegado a la planta baja y, al ver a Bosporus, le lanza una mirada significativa y una media sonrisa.

-Holguer está bajo los efectos de la magia berserk y tenemos que aprovechar -le susurra a toda prisa-. ¿Qué hay en esa sala? -le pregunta señalando la puerta abierta junto a la que monta guardia el mercader. Luego se fija en la antorcha encendida que queda en la pared. Sería buena idea cogerla con la mano del escudo como hace Bosporus -piensa Vaerles.

Suk se emociona al oír la voz de Groth y ver que se halla a salvo, pero reprime su deseo de dejarse ver al contemplar la figura de Holguer fuera de sí. Si el viejo descubriera que ha ayudado a la mujer que le había ordenado matar, tendría problemas serios. Lo mejor sería huír del lugar cuanto antes.
Espera en la entrada hasta que Holguer pasa y aprovecha que el hombre de pelo amarillo se hace con la otra antorcha para moverse entre las sombras y correr hacia la cocina, más concretamente a la despensa.

Un mensaje telepático llega a la mente de Bosporus:

"Ya ves que soy un hombre de palabra. Si nos encontramos con esas momias terribles, recuerda usar mi magia de fuego o tu relámpago para prender sus vendajes."

Aprovechando que Groth y Vaerles están en la retaguardia, cuando Vaerles está seguro de que Bosporus no le ve ni le oye mientras presta atención al berserker, se acerca a Groth y le susurra rápidamente:

"Oye, no me fío ni un pelo de Bosporus. No le des la espalda y vigila que no se quede solo con ninguno de nosotros, ¿de acuerdo?"

Asiente, recordando la conversación con Holguer, aunque después de lo ocurrido en lo alto de la torre... Pero ahora no es momento de dudar.

- Descuida -susurra con hosquedad- creo que no debemos separarnos el uno del otro. Y ten cuidado también con el berserker, es un hijo de perra descontrolado. Y no solo cuando usa su magia.

Suk pasa junto a Groth y Vaerles, que están cuchicheando junto a la puerta de la cocina, sin que estos reparen en la pequeña criatura que se mueve en las sombras. Fugázmente, el enlo consigue escuchar un fragmento de conversación entre ambos hombres, y luego se mete en la cocina y va directo a la despensa. Allí vacía un saco de patatas y comienza a llenarlo con frutas, verduras y carne en salazón que encuentra en uno de los barriles. No se olvida de coger algunos huevos con mucho cuidado y ponerlos bien protegidos de golpes fortuitos.