Partida Rol por web

Día Divino de la semana del Desorden. Toca a su fin la primera semana de la recién comenzada Estación Oscura y el frío se hace notar con más intensidad cada día que pasa. Un par de días han transcurrido plácidamente mientras se familiarizan con la gran ciudad y sus barriadas. Marost linda al sur con el río Doskior que fluye amplio y tranquilo haciendo fértiles a los campos con un sistema de regadíos mediante canales que parece estar bien mantenido. Un pequeño puerto fluvial extramuros ve llegar y marcharse cerca de una de decena barcazas al día, trayendo mercancías enviadas como tributo de los distintos condados y pasajeros que vienen a la capital y luego parten llevando bienes de comercio manufacturados en los talleres de Marost necesarios en otras regiones menos civilizadas y de nuevo pasajeros que regresan tras resolver sus asuntos en la ciudad.

El palacio ducal es una fortaleza dentro de la ciudad, con sus propias murallas y baluartes defensivos. Las audiencias del duque tienen lugar en su interior y dicen que cuenta con una capilla de la Iglesia Stygiana de Naskorion y un altar de Argan Argar, cultos que el duque promueve y favorece abiertamente.

También hay un barrio en el que se concentran las casas de los más pudientes, pertenecientes a la casta de los caballeros, los magos y los señores. Algún artesano especialmente bien posicionado y adinerado también puede tener una residencia en este privilegiado barrio. La Iglesia Henoteista Estatal de Naskorion está situada en este barrio.

El barrio de los artesanos, con casas encaladas de tejas de madera y con calles amplias aunque irregulares, es un lugar abigarrado y algo sucio, pero agradable. Tiene un templo a San Issaries y se celebra mercado el día de la Arcilla, al que acuden mercaderes de poblaciones cercanas y donde se puede comprar y vender casi cualquier cosa que uno ande buscando, siempre que pague el precio que la oferta y la demanda establece. Por otro lado, todos los días los numerosos tenderetes aquí y allá situados en las placetas o apoyados en las paredes de los edificios situados en calles amplias, surten a la población de lo necesario para el día a día, sobre todo alimentos, menaje, telas y cueros, etc. Los cuarteles de la guardia están en este barrio y junto a ellos hay una capilla de San Humakt y otra de San Orlanth.

Hay un barrio marginal, como en toda ciudad, donde se mezclan honrados pescadores, porqueros y cabreros, o jornaleros que viven al día de alquilar su brazo para trabajos sin cualificación alguna, con otras gentes que han llegado a la ciudad buscando fortuna y han terminado como mendigos, o peor, como ladrones, macarras y cuchillos de alquiler. No es raro que se encuentren aquí algunos prostíbulos y casas de juego donde no siempre se sale por el mismo sitio por el que se entra, ni de la misma forma.

Finalmente, existe un barrio algo más siniestro, no muy grande, habitado por trolls. Sus casas son deprimentes desde el punto de vista humano, poco más que chabolas. Sin embargo los trolls y trollkins parecen vivir aquí en paz y tolerados por la sociedad humana que les acoge. Muchos de los trolls que viven aquí sirven en la guardia de la ciudad y por tanto pertenecen a la casta de los caballeros, por lo que el respeto de la población hacia ellos es obligación y los trolls lo saben.

La guardia de la ciudad parece profesional y bien pertrechada. Por el día los hombres patrullan en trio, armados con lanza y espada de una mano, y equipados con casco y jubón de cuero con refuerzo de anillos o pequeños discos de bronce. Muchos llevan bordados religiosos en la sobrevesta que llevan sobre el torso, consistente casi siempre en el triángulo de la ley de Malkion, aunque algunos llevan rayos o espirales azules en alusión a San Orlanth e incluso alguno han visto luciendo la cruz negra de San Humakt. Las patrullas nocturnas sin embargo están compuestas casi siempre por trolls y trollkins. Los trolls son brutales en el trato con alborotadores y delincuentes, y no es de extrañar que las noches de Marost sean tranquilas y se la considere una ciudad muy segura.

La mañana es fresca y el cielo nublado amenaza lluvia. En la posada, el ambiente de primera hora frente al desayuno es poco halagüeño. Cada uno ya comienza a hacer planes para organizar sus próximos movimientos y en el ambiente flota la sensación de que se avecinan las despedidas. Algunos deciden continuar juntos, pero la mayoría tiene intereses dispares.

No habían vuelto a ver Heenshen desde la noche que llegaron, en la que cenaron con él en la posada celebrando la llegada de la caravana sin graves percances. Tras pagar a Groth por sus servicios y desearles suerte a todos, se había despedido de todos algo ebrio y había vuelto a su casa, seguramente para retomar sus negocios durante las próximas semanas.

Pero por la puerta aparece de nuevo el mercader, que con la mirada les busca hasta dar con ellos entre la gente, acercándose con su sonrisa jovial y franca.

- ¡Buenos días, compañeros! Parece que me despedí demasiado prematuramente de vosotros. -dice mientras coge un taburete y se sienta con ellos.

Cruza las piernas y les mira con las manos entrelazadas sobre la rodilla mientras balancea el pie, valorando las palabras antes de pronunciarlas.

- El caso es que ayer me entrevisté con mi patrón, Karrgiraz, un poderoso comerciante que me encargó que adquiriera en Borín las mercaderías que traía en mi carro -aclara a los presentes. Cuando le conté nuestras peripecias se mostró interesado en que contara con vuestra ayuda en el próximo trabajo que me va a encargar. Al parecer se trata de algo distinto a lo que acostumbro a hacer para él...  que es encargarme de transacciones comerciales rutinarias, así que estoy bastante excitado con la perspectiva de esta nueva encomienda.

Hace un gesto al posadero, indicándole que se hace cargo de la cuenta del desayuno de los presentes.

- Si no tenéis ya ningún negocio en perspectiva, podríais acompañarme a escuchar la propuesta de mi patrón. Karrgiraz goza no solo de posición económica acomodada, sino de buenas relaciones con personas de importancia en la ciudad, así que se obtiene doble beneficio de un trato con él. ¿Qué me decís?

Parece que no ha sido una de las mejores noches para la cazadora, que pone cara de pocos amigos cuando Hennshen entra en la posada rompiendo la concentración que tenía en sus asuntos -"Buenos dias", lo serán para ti...- y muestra una de sus peores caras. Ella sigue desayunando sin prestar mucha atención al mercader -Conmigo no hay que andarse con tantos remilgos, con un simple adiós basta. Y en algunos casos, no haría falta ni despedida- piensa mirando al barbudo de Horen. Es entonces cuando ve que el salvaje está demasiado atento al mercader y comienza a prestarle atención. Unas palabras se quedan grabadas a fuego en su mente -"Karrgiraz goza no solo de posición económica acomodada, sino de buenas relaciones con personas de importancia en la ciudad, así que se obtiene doble beneficio de un trato con él". Eso es...¡es una gran oportunidad!- el semblante de Gábriel ha cambiado por completo -Pero...le di mi palabra a Horen y por tanto a la vieja. Y no, jamás se dirá de mi persona que quebranté una promesa. Pero...quizá a la vieja le interese también la oferta. Y si no... pues trataré de convencerla. Sí...la pobre está muy mayor y no sabe diferenciar lo que es un buen negocio...- inmediatamente se queda mirando a la anciana esperando ver cúal es su respuesta.

El trollkin roe un hueso agachado en el suelo junto a Groth. Un fuego arde en una esquina pero Suk evita acercarse a él pese a que sus piernas tiemblan de frío. Cada vez que se oye el chasquido de un tronco bajo la acción del fuego, Suk salta asustado y se repliega cada vez más sobre si mismo mientras murmura algo en su lengua.

Apenas hace caso ante la entrada de Heenshen, aunque ha demostrado en alguna ocasión que es capaz de comprender la lengua comercial, no parece importarle lo que éste tenga que decirles y se encomienda al buen juicio de Groth ante cualquier decisión.

Groth contempla divertido los tejemanejes de Suk mientras escucha la propuesta de Heenshen. Le contesta sin mirarle.

- Soy un soldado de fortuna, amigo, haz tintinear el dinero y allí me verás bailando a su son -su voz suena extrañamente  risueña- Pero me gustaría saber de qué estamos hablando y qué puede suponer ¿tiene algo que ver con trolls?

El mercenario alza levemente el tono en la última palabra sin dejar de mirar a Suk. Quiere ver cómo reacciona.

Horen mira atentamente a Hensheen sin prestarle mucha atención. Sus pensamientos están ahora mismo en otro sitio, no muy lejano. Escucha su propuesta, pero sus palabras suenan lejanas y sin interés para él. Mira a la anciana a la espera de ver su reacción, y luego a la pelirroja, mientras juega con su puñal clavado ligeramente en la mesa, que se mantiene vertical únicamente por su dedo índice, haciéndolo girar con leves golpecitos en la empuñadura con su dedo meñique.

No me gusta este sitio. Orlanthis por todos lados, trolls montando guardia, pocas mujeres... Demasiada gente. Cuando Hansheen termina de hablar, mira a la anciana. Ya veremos, tenemos cosas pendientes que hacer que requieren nuestra atención ¿Verdad, Onaeko?

Horen no pierde de vista su mochila ni un instante, la cual tiene agarrada constantemente. Parece que está ansioso por salir.

Pese a los años que Vaerles lleva viajando, nunca he llegado a acostumbrarse al frío de estas tierras y todas las estaciones oscuras siente añoranza por su lejana patria, donde los inviernos siempre son suaves. Envuelto en su fiel manta, termina las gachas y se seca los morros, momento en el que ve entrar a Heenshen por la puerta. Después de escucharlo, se pone en pie con una amplia sonrisa que le ilumina la cara y, antes de que Groth obtenga respuesta a su pregunta, se dirige a Heenshen:

-Camarada Heenshen, cómo me alegro de volveros a ver, ¿he oído "doble beneficio"? -pregunta en tono guasón-. ¡Contad conmigo! -exclama sonriente al tiempo que golpea la mesa con la cuchara de madera. Solo entonces repara en la pregunta de Groth y, mientras mira al guerrero extrañado, se pregunta por qué habrá imaginado este que la propuesta puede estar relacionada con los seres oscuros. ¿Será que el nombre del patrón suena a troll? Al momento, recuerda la conversación de Groth en torno al fuego sobre el inicio de la amistad con su esclavo trollkin y vuelve a mirar a Heenshen esperando su respuesta.

La anciana Aleü Gaal no ha estado precisamente ociosa desde su llegada a la ciudad ducal de Marost. De hecho ha estado desarrollando una actividad incesante que resulta inusual para su avanzada edad, desplegando las redes de su negocio de venta de filtros de amor, conjuros menores útiles en cualquier circunstancia y por encima de todo ofreciendo la asombrosa y exótica posibilidad de echar un fugaz vistazo a lo que nos depara el futuro más o menos próximo.

El reclamo de leer la buenaventura es siempre tentador y aunque siempre habrá escépticos que cuestionan su fiabilidad real… también hay gentes que tras mucho dudar se aventuran a descubrir lo que la extraña feriante puede decirles. Por lo que han podido intuir, la vieja utiliza múltiples técnicas que parecen adaptarse a cada tipo de cliente, desde leer la palma de la mano hasta echar las cartas, interpretar el poso de las infusiones que les sirve en su carromato o atisbar imágenes vaporosas en una turbia esfera de vidrio supuestamente mágica. Pero de un modo u otro, cobra su buen dinero y hace sus vaticinios… y se diría que los clientes dan algo de crédito a lo que oyen.

Comoquiera que el negocio no parece irle mal, la extraña anciana está bastante satisfecha y disfrutaba su desayuno de gachas con leche, lo bastante blandas para que su maltrecha dentadura no tenga que trabajar en exceso, cuando hace su irrupción el joven Heenshen con sus nuevas y tentadoras ofertas.

Parece mentira lo elegante que se nos ha puesto el jovencito, míralo con ese sombrero tan a la moda y esa capa tan distinguida… Ayyyy… Si cualquiera lo tomaría por un burgomaestre, de no ser por su tierna edad… y mira qué arreglada que me trae la media barba, habrá ido al barbero… y se nota que se ha cuidado bien, ya no queda ni rastro de las grandes ojeras que tenía después de aquella fea lanzada de los bárbaros incursores… Uyyyyy… pero si está más bonito que un San Heler…

La vieja se le ha quedado mirando con expresión ausente, sonriendo con su boca medio desdentada y al parecer sin prestar demasiada atención a todo lo que proponía… pero finalmente, cuando varios de sus recientes compañeros de viaje, aquellos con los que logro llegar a un acuerdo para que la acompañasen y protegiesen, concentran sus miradas en su persona, como esperando una respuesta… carraspea y se ve obligada a comentar algo:

- ¿Podéis decirnos algo más de vuestro distinguido patrón, maese Heenshen? – comenta la vieja como quién no quiere la cosa – Karrgiraz es un nombre bastante infrecuente, no parece segureño ni theyalano…
 

Aunque ausente de las conversaciones, Suk levanta la cabeza cada vez que se pronuncia el nombre de ese tal Karrgiraz, para volver a sus cosas después. Cuando oye a Groth nombrar a los trolls le mira fijamente y sus miradas se cruzan unos segundos. El trollkin parece intranquilo, aunque en ningún momento se muestra acobardado. A excepción de cuando el fuego estalla en pequeñas nubes de chispas.

-El sitio de Onaekko está al lado de la mujer de cabello rojo. Si ella escucha, uno escucha; si ella se marcha, uno se marcha.

Onaekko mira fijamente a Horen a los ojos mientras contesta a su pregunta; después, sin mostrar mucho interés, el agimori se levanta de la mesa y se asoma por la ventana observando el cielo.

Bosporus toma su desayuno con unos modales que otros sentados a la misma mesa no estan acostumbrados y mientras escucha a los demas se termina el cuenco que tiene delante. Cuando Heenshen les propone una empresa nueva sin haberle dado mucho tiempo para zanjar sus asuntos aqui su cara se torna por unos instantes seria y contrariada. -Maldita sea... aun no he acabado aqui, tengo intereses aqui y me gustaria llevarlos a cabo, pero por otro lado, quiza esto me brinde una oportunidad mejor. Despues de unos segundos mirando fijamente a Heenshen con esa cara seria le dedica una amplia sonrrisa y le dice - Amigo Heenshen, supongo que esta nueva empresa que nos ofreces sera MUY interesante para mi bolsillo y eso me complace, asi que si el beneficio es doble, un mercader como yo podria hacerlo cuadruple jajajajajaja.... veamos que ofrece tu patrón pues.

El joven mercader mira a unos y a otros sonriente y satisfecho de que cuaje en varios de ellos la idea de contemplar la posibilidad de trabajar para su patrón. Luego se vuelve a Groth y a la anciana Aleü, que se han interesado por su patrón y por los uz.

- En efecto, en efecto, mi perspicaz guardaespaldas y mi querida señora -dice refiriéndose a Groth y a Aleü-. Veo que ambos habéis tenido trato con los uz con anterioridad, o al menos conocéis algo su lengua, pues Karrgiraz es nombre uz. Por cierto, prefieren el término uz, que es como se definen a sí mismos. Karrgiraz es un mercader muy acomodado, de los primeros en hacer tratos con el duque, y por tanto de los primeros en establecerse en Marost. Goza de buena posición también entre los de su raza, pues como pionero, muchos de los que vinieron después se beneficiaron de sus contactos y conocimientos, y ha cosechado mucha influencia entre sus congéneres ademas de entre nosotros, los humanos locales.

Se echa un poco hacia atrás en el taburete para mirarles bien a todos.

- No obstante, desconozco qué misión será esta y si involucrará a otros uz... los que estén interesados se enterarán esta noche cuando nos entrevistemos con él.

La vieja le dedica una larga mirada y finalmente comenta:

- No creo que tu poderoso patrón Uzko esté muy interesado en contratar a una anciana feriante, pero si no os importa me gustaría acompañaros a esa entrevista, siento bastante curiosidad... y siempre va bien conocer a gente con influencia...

Las palabras de la anciana Aleü suenan de maravilla a oídos de la cazadora, que se levanta enérgicamente de la silla cuando ésta habla -¿Quién sabe? A lo mejor sufre mal de amores ese tal Karrgiraz-bromea. Sin duda, el semblante de Gábriel ha cambiado por completo. Ahora se muestra activa, con ganas de aventurarse en esta nueva misión. Hasta ahora, la idea de quebrantar su palabra, frente al ofrecimiento de la anciana de custodiarla durante dos semanas, la habian perturbado un tanto. Pero ahora que Heenshen había dicho la palabra mágica, uz, ya no tenía mucho que pensar -Si consigo que la anciana venga con nosotros, no habré faltado a mi palabra - entonces se dirige, por primera vez esa mañana, al mercader - Heenshen, estoy deseando que llegue esta noche para poder hablar con tu patrón -dice sonriente -No sabes cuánto.

-Onaekko sabe que los trols pueden ser peligrosos. -El agimori hace un gesto a la mujer pelirroja llevándose una mano al gaznate. Parece como si el gigante de ébano no estuviera interesado en nadie más pues sólo se dirige a la vingana-. Debes tener cuidado si no quieres que Onaekko salde su compromiso esta misma noche. 

Groth aparta la mirada del trollkin para volver a centrarse en el mercader. Al ver el asombro reflejado en su cara, se encoge de hombros.

- No hay que ser muy listo para adivinar que hay trolls mezclados en todo esto. No he podido ni ir al retrete en esta ciudad sin asegurarme primero de no sentarme encima de uno. Nunca había visto tantos juntos fuera de sus tierras de caza ¡Y además está el nombre!

Se calla un momento, escuchando a los que le rodean. Contempla la hoguera y poco a poco se le demuda el rostro. Su expresión ahora es seria, concentrada.

- Supongo que no perdemos nada por ir, pero no quiero tener problemas con Suk. Dime, amigo ¿cuál es la actitud de ese troll respecto a los enlos? ¿recomiendas que se quede a salvo en la posada? No quiero empezar el negocio con mal pie -vuelve a mirar al trollkin, sonriendo al ver como salta al chisporrotear el fuego frente a su cara- Y tratándose de esas criaturas, necesitaré tu apoyo respecto al pequeñajo. Supongo que intentarán comérselo para no pagarle la soldada o algo así. Esas criaturas son mucho más astutas de lo que parece, como dice el... Hombre y Medio.

La cazadora sonríe al ver el gesto del hombre oscuro-Tranquilo, Onaekko. Se de sobra que los trolls son peligrosos, pero no mucho más que otras criaturas a las que me he enfrentado. Además, si permanecemos juntos podremos hacer frente a quién se nos ponga por delante- rápidamente, añade algo a lo que ha dicho, como si estuviera justificando sus palabras -Pero, nosotros estaremos del lado de Karrgiraz, o sea de los trolls. No tienen porqué hacernos daño si les interesa hacer negocios con nosotros- la cazadora mira a la criatura impertinente que viaja con Groth - No se si otros tendrán la misma suerte...

El mercader responde a las últimas preguntas de Groth.

- No veo por qué habría de preocuparse el pequeño Suk más que cualquier otro criado o esclavo que cualquiera pudiera tener. Tenéis un mal concepto de los uz si pensáis que van por ahí arrebatando a cualquiera sus posesiones, avasallando sin provocación o maltratando la propiedad ajena. Bueno -dice reflexionando un poco con sonrisa inocente- son una cultura algo brutal, hay que admitirlo, y en sus dominios no se andan con remilgos con los invasores, pero un uz distinguido y culto como Karrgiraz no faltará al respeto a ningún invitado que se comporte como es debido en su casa, os lo aseguro.

Y luego se levanta dando por concluida la propuesta y satisfecho de que al menos estén interesados en escuchar lo que su patrón les vaya a proponer.

- Bien, amigos. Pasaré al anochecer para guiaros a la casa de Karrgiraz... estad listos.

Vaerles enarca las cejas con expresión de sorpresa.

-Bueno, la reunión de esta noche promete ser interesante -comenta. Luego se aleja de la mesa y, antes de salir de la posada enfundado aún en la manta de lana, se vuelve un momento hacia el grupo-: Si queréis ver algunas de las mejores telas y cerámicas de toda Maniria, voy a poner la parada en la calle principal. Material de calidad, y a vosotros os hago un precio especial -añade con una leve sonrisa-. Nos vemos luego.

Dicho esto, sale por la puerta escrutando el cielo y después se dirige a buscar su carreta, la coloca en la calle principal cargada con sus mercancías y empieza a hacer lo que se le da mejor hasta bien entrada la tarde.

Groth se levanta al escuchar a Vaerles. Se despereza y bosteza ruidosamente.

- Creo que te acompañaré a dar una vuelta por el mercado. Tengo que comprar algunas cosas -se gira hacia el trollkin- ¿Me acompañas, Suk? 

Sin esperar respuesta, sale tras el mercader con la precaución de coger su jabalina. Tal vez pueda sacar algo por ella.