Partida Rol por web

El enano corre y corre pero solo ve rocas cayendo a su alrededor, una detrás de otra, siente el peso de las mismas sobre su pequeño cuerpo, primero una que le hace tambalearse y cuando se está recuperando y sigue corriendo una segunda, mucho mas pesada que la anterior, al menos eso es lo que parece.

Voiran siente como si el peso del mundo estuviera a sus espaldas, sus piernas no le responden, su cabeza no puede pensar con claridad. Sus ojos ven como las rocas siguen cayendo, poco a poco, mientras su cuerpo no responde a sus órdenes, sus ojos de pronto se cierran.........

Ireth se une al coro de quejidos, maldiciones y gritos de dolor del resto, pero sencillamente no puede hacer nada más, todos habían olvidado por completo la trampa pero aunque la hubieran recordado de poco hubiera servido ya que de todos modos tendrían que haber subido a toda prisa...

Así pues, una vez las lanzas quedan activadas intenta esquivarlas lo mejor que puede, aunque múltiples cortes y golpes cada vez de peor aspecto surcan el cuerpo de la elfa, que cada vez se ve obligada a respirar de forma más agitada y dificultosa.
-Ya falta poco...- musita más para sí misma que otra cosa, aunque en realidad todavía queda mucho trayecto pero si  pierde la esperanza y se rinde es seguro que no llegará al final.

Las lanzas que aparecen por sorpresa por entre las paredes, esta vez no vuelven a instroducirse entre ellas ya que las mismas paredes comienzan a derrumbarse. Aún sentís los movimientos de ierra y las rocas que caen del techo soncada vez más enormes y peligrosas. Por suerte alcanzáis la anterior sala de los esqueletos y vislumbráis un pequeño haz de luz que proviene del pozo en el que se encuentra una asustada Llamaradas.

Conseguís subir aparatosamente y proseguís la carrera a través del oscuro pasillo adornado con estatuas a ambos lados. Todas tiemblan y algunas se tambalean dando la impresión de que pueden caer en cualquier momento sobre vuestras cabezas. El elfo Mushu porta consigo colgado al enano Voiran, aunque pronto recibe la ayuda del gigante dracónido que sonríe a un desmoralizado y casi moribundo Voiran.

Y ahí la véis, al fondo de las escaleras, una brillante luz solar que no es si no vuestro único salvoconducto con el exterior, sin embargo, los temblores no cesan y queda poco para que la cueva termine por derrumbarse y se convierta en vuestro cementerio...

-Uf.- Veo silbar las rocas a mi paso, cargando con Voiran y ayudado por Nekrach, consigo cargar con el enano hacia la salida, esquivando con la gracia felina de mi raza que "me caracteriza".

A pesar de todo la elfa sigue corriendo, cada vez con mayor dificultad, esperanzada por la luz del final del camino mientras contempla compungida el estado de su compañero enano.
Corre todo lo que puede, pero sus músculos apenas le responden ya y poco a poco se va quedando rezagada y en última posición, varios metros por detrás de Dardh.

Es entonces cuando una roca cae sobre su cabeza dolorosamente, consiguiendo que se tambalee hasta quedar apoyada en una de las paredes de la caverna, aturdida.
Contempla las formas borrosas de sus compañeros entre lágrimas amargas, pues sabe que esa será la última vez que los vea.

No les llama, no pide ayuda, no puede permitirse el lujo de condenarles con ella.
La sangre empieza a recorrer su rostro pálido, deslizándose a la vez que lo hace su cuerpo cansado hasta encontrarse con el frío suelo, momento en el que el propio techo se viene encima de la elfa para brindarle eterna y fría oscuridad.

Así no es como lo hubiera deseado.

¡Ánimo, maese Voiran ya casi estamos! - dice Nekrach intentando animar a su desfallecido compañero.

Una pesada roca impacta en la espalda del dracónido, causándole gran dolor, pero sin llegar a tumbarle. Con un rugido de rabia, el Señor de la Guerra salva los últimos metros que le faltan para salir de la maldita cueva, arrastrando consigo al herido enano y al elfo Mushu.

El dolor de esta última herida le provoca un estado de furia que sus compañeros no habían visto en él hasta el momento. Sus ojos fulguran como brasas ardientes y de su hocico surgen volutas de humo. De un rápido vistazo hace recuento de sus compañeros que retoman aliento en el exterior...

¿Lady Ireth? ¿Dónde está lady Ireth? - pregunta conmocionado - ¡Por Bahamut! ¡No! - ruge al darse cuenta de la situación y sin pensárselo dos veces se dkispone a entrar de nuevo en la caverna para rescatar a su compañera...

Dardh corre como alma que lleva el diablo y no puede evitar mirar con extrañeza como la elfa se va quedando rezagada si era la gacela particular del grupo. Gira la cabeza unos segundos para observar como un peñasco cae sobre ella aturdiendola y otro peligrosamente amenaza con sepultarla. Chasquea la lengua maldiciendo y se gira con intencion de sacarla de allí cueste lo que cueste, y aunque asi fuera , su cadaver.

COMEFLORES, ¡¡ NO!! AYUDADME!

Pronto Nekrach acude a su llamada, quizas pudieran hacer algo o quizas acabaran igual que ella...

Con una agilidad surgida de desesperación, el enorme dracónido consigue esquivar todas las rocas del derrumbe has llegar donde yace inerte lady Ireth. Con ella se encuentra el cínico pero valiente Dardh que se esfuerza por retirar las rocas que la sepultan.

Nekrach se une al mago y rápidamente se dedica a retirar las rocas más grandes y pesadas. Al ver el lívido rostro de la hermosa elfa, Nekrach se teme lo peor, pero sea eso cierto sea que todavía queda un rastro de aliento en ella, jura por Bahamut que sacará a lady Ireth de esa maldita caverna o será la tumba de ambos...

Una vez que llego y veo a Ireth que le cae la primera roca, cojo mi cuerda y se la lanzo, dejando al enano inconsciente primero en el suelo(en un sitio seguro) para luego tirar de ella haciendo que no quede sepultada.

Con Dardh y Nekrach ahí, la tenemos que sacar....

-Ey! coger la cuerda! quereis que vaya?- Comento haciendo el ademán y mirando el desquebrajado techo. -Será la tumba de todos...Pero hay que salvarla como sea.-

El elfo avanza rápido como una gacela por entre el caótico terremoto creado y parece conseguir su objetivo. Su cara se ilumina con el reflejo del sol del exterior cuando escucha un grotesco golpe detrás de él. Por los dioses de los bosques !! Hábil como él mismo, Mushu saca su cuerda y la engancha al cuerpo de la elfa justo cuando cae en apenas un parpadeo, tirando de ella pero no con la suficiente fuerza. Con una mueca de considerable esfuerzo, el elfo nota de repente que el peso de la elfa se desvanece y observa al reabrir los ojos como el dracónido hace acopi de una gran fuerza empujando el cuerpo de la elfa hacia fuera, cayendo los tres y un destartalado enano afuera de la cueva tras rebasar las paredes ilusorias.

Dardh y Gueldar, que casi lleva a Llamaradas cargada a su espalda, corren tras los primeros, y saltando en el último instante, consiguen llegar al exterior mientras una espesa polvareda entierra para siempre la cueva del legendario pirata Darelguer. Gueldar no puede evitar echar una última ojeada a la ahora enterrada entrada y una lágrima recorre su mejilla mientras sonríe para sí. Aunque no por mucho tiempo, pues el estado de Ireth no parece ofrecer muchas esperanzas de que esté viva. Un reguero de sangre recorre el torso, el cuello y los brazos de la elfa que aparece con los huesos de la espalda y los hombros literalmente partidos.

- Que el Dios de los océanos la lleve consigo, para siempre - reza el semielfo trazando una línea imaginaria sobre el cuerpo muerto de Ireth, con un profundo respeto.

Cita:

¡CALLATE!¡YA TIENES TU MALDITO TESORO!!-exclama encolerizado al oir al semielfo.

¡No esta muerta!!-se acerca hacia la roca donde han depositado el cuerpo de la elfa y la observa con rabia, impotencia y por primera vez tristeza con una lágrima al perder uno de los suyos- No lo está,la salvaremos. Tendremos 150 días para lograrlo..

Empezaré con ello, no nos molesteis, necesito concentración..

Deja su mochila a su lado junto a él y comienza a sacar los componentes que intervendrán en el funesto ritual, esperaba no haberlo utilizado nunca pero había llegado el momento. Abre un pequeño saco de cuero y espolvorea una fina capa de polvo brillante y blanquecino sobre el cuerpo de la elfa, seguido de algunos aceites mágicos y unas extrañas hierbas. Después comienza el verdadero ritual entonando los hechizos y encantamientos que harán reaccionar a los componentes preservando el cuerpo de la elfa intacto hasta que pase el plazo.

Finalmente un resplandor azul invade el cuerpo de Ireth para indicar que el ritual ha acabado. El mago se acerca y le cierra los párpados con cuidado, despúes se deja caer en el suelo agotado por todo.