Partida Rol por web

Sophie tras sentarse y acomodarse en la silla, saca un espejito y un pintalabios y empieza a retocarse el maquillaje. De ese modo, camufla la observación minuciosa que hace de sus compañeros de partida. Cuando termina pide un gingerale al camarero y sonríe alegremente ante la perspectiva de tanta emoción.

Espera a que la croupier reparta todas las cartas antes de cogerlas, sus perfectas uñas rojo rubí destacan bajo la luz de las lámparas bajas que iluminan la mesa central. Mira con sumo detenimiento cada una de las cartas que le han dado y tras pensarselo un buen rato, saca una y la pone bocabajo en la mesa.

-1!- pide, siguiendo las instrucciones dadas por la croupier.

No es que me preocupen demasiado mis contrincantes. Tengo que aprovecharme de ser el mas joven entre ellos para que se confíen y crean que tengo poca experiencia en esto de jugar al póker. Pueden llevarse una grata sorpresa. Grata sorpresa para mi, claro, para ellos no será tan grata si consigo hacerme con alguno de sus bienes.

Suspiro y observo mis cartas cuando todo está previsto y se han repartido fijándome un poco en la crupier de la partida que no está nada mal. La jugadora, Sophie, tampoco está nada mal pero es mi contrincante así que... No cuenta.

Bebo un trago de mi vaso de whisky y dejo tres cartas sobre la mesa.

- Tres para mi - digo en un tono suave y cuidado.

La partida comienza, bebo un trago del whisky que me acaban de traer mientras se reparten las cartas. Una vez las tengo todas las levanto apenas y casi sin mirarlas separo dos

-dos-

mis ojos estudian las reacciones de mis rivales y cuando me llegan dos nuevas cartas las miro apenas un instante antes de dejarlas en la mesa

Me quedo con los dos 7, Blacky. Ahora tiro... A ver si ahora sale bien :S Pero no sé lo q hago mal realmente a la hora de tirar.

Vale, ahora sí :b Y q mierda... xD

[En "El dragón azul"]

Me había puesto mis mejores galas para ir a "El dragón azul", casa de apuestas en la que según anunciaban varios carteles que poblaban las calles de la skyplex, hoy tendría lugar la final de un jugoso torneo de poker.
Claro que no iba expresamente por el torneo, las bebidas gratis y las altas probabilidades de mojar con algún joven y atractivo ricachón para después robarle todo lo que hubiese ganado era mi máxima prioridad. Y ese era el motivo por el que la pequeña Ivy, osease yo, llevaba un vestido negro y corto de tirantes que se ajustaba perfectamente a mi silueta acompañado de unos zapatos de tacón de aguja que estilizaban aún más mi figura y que, para que negarlo, acabarían matándome de dolores. También llevaba conmigo un pequeño y discreto bolso de mano en el que por supuesto no podía faltar mi derringer.

Al entrar en el local junto a Steve, noté unas cuantas miradas posadas sobre nosotras. Con una sonrisa en el rostro, pasé el brazo por detrás de ella hasta dejar caer mi mano en su hombro.
- Si nos miran así sin haber hecho nada, imagínate la que podemos liar si somos un poquito traviesas... -Susurro, pegándome más a ella mientras miraba de reojo nuestro alrededor y fue entonces cuando el sonido de una tragaperras dando un premio resonó en mi mente. - Alcohol gratis -Es lo único que logro decir mientras señalo hacia la barra, para segundos después dirigirme hacia ella.
¿Por que la bebida era gratis, verdad? Bueno, da igual, si no era así ya le dejaría a alguno la cuenta como regalo.

Me apoyo ligeramente en uno de los taburetes y sonriente miro al camarero.
- Una copa del mejor whisky que tenga, por favor -Le guiño un ojo y espero a que me sirva, mientras dirijo mi mirada hacia la mesa del centro, donde tiene lugar la partida.

Jack se recuesta en la silla mientras observa a sus contrincantes sin dejar de sonreír. Mientras la croupier reparte las cartas juega con su vaso de forma despreocupada. Cuando la croupier termina de repartir espera a que todo el mundo mire sus cartas, sin tan siquiera tocar las suyas. Una vez que todos han cogido sus cartas, agita levemente el whisky en su copa para poder oler su aroma, mientras coge las cartas con la otra mano, para echarles un breve vistazo. Aparta dos de ellas con un leve movimiento de la mano mientras coloca las otras tres delante frente a su copa, de tal forma que se pueda ver perfectamente el número de cartas. Sonrie a la croupier y dice:

- Dos, por favor. - Mientras espera a que le den las cartas echa un rápido vistazo a la sala y se fija en dos bellas jovencitas que parece que acaban de llegar al "Dragón Azul" y se están acomodando en la barra... una de ellas le resulta conocida, aunque no la ubica. Después centra su atención en la croupier cuando esta se dispone a seguir repartiendo cartas.

Me quedo con 3 cartas: el 5, el 7 y el 8.

Me deshago de dos cargas: el 1 y el 2.

Estoy buscando una escalera :)

Así eran las cosas, el hombre de la mirada perturbada apreciaba la belleza de lo antiguo, de un buen revolver. El otro sin embargo era el claro ejemplo de los inconscientes que preferían el tamaño a la calidad, a la exquisitez de un arma de buenos lomos, de un barrilete que le da hermosura. Preciosas Colts y Berettas casi imposibles de encontrar.

Decidió contestar antes al hombre que creía que la palabra arma se podía meter en una frase irónica. - Todas las armas que ves aquí sirven para quitar la vida a un hombre. Pero si estas buscando un arma que puedas usar sin pensar realmente qué estás haciendo... Un arma que no necesites amartillar para no perder tiempo en arrepentirte en lo que vas a hacer, entonces esta no es tu tienda. No llevo armamento pesado.

Lamentablemente ese era otro de sus defectos, dejaba demasiadas veces que su mente hablase. No se paraba a pensar.

-Aunque bueno... Quizás pueda interesarte esto- Tras lo cual, Noah sacó un subfusil de debajo del mostrador -Esto es una UZI, me la trajeron hace dos años para arreglar y el dueño no ha vuelto- Se la llevo al hombro y apuntó a un lateral de la tienda mientras seguía hablando -De cerrojo abierto, ayuda al enfriamiento pero la precisión no es muy grande en distancias largas. Balas de 9mm y cargador de 30- Volvió a dejarla sobre la mesa - No tengo esperanzas de que su dueño original vuelva, así que te la dejo a 20 créditos. Cógela si quieres, no está cargada.

Mientras dejaba que Kratos revisara el arma, Noah salió de detrás del mostrador y se dirigió a donde estaban los dos revólveres del expositor.

Cogió el que estaba más arriba y se lo dio a Dariel para que viera el peso. -Acción simple, hay que amartillar antes de cada disparo. Barrilete de 10 cartuchos de 4.5 milímetros. Personalmente son mis favoritas- Bajó el segundo revolver, y también se lo entregó a Dariel -Acción doble, barrilete de 6 balas de 357, 400m/s de velocidad, atraviesa un cuerpo y sigue su vuelo. En mercado corriente ambas cuestan cerca de los 50 créditos, pero te dejo los dos por 25.

Volvió detrás del expositor -Si te gustan las armas podría conseguirte un revolver especial, pero necesito material que podría encontrar en Whitefall.

Sacó el grillo y lo dejó encima de la mesa. -Lo malo de esta arma es la carga de balas, hay que desmontarla casi por completo. Por eso no es fácil de vender, la gente no suele tener la paciencia de aprender a desmontar, incorporar las balas y montarla de nuevo. Son 10 créditos.

Vaya, otra tienda sin explosivos, ¿cómo puede ser tan difícil encontrar un maldito lanzagranadas? Bueno, al menos este tipo parece saber de lo que habla.

Cojo el subfusil del mostrador y lo tanteo un poco. No parece muy pesado.

- Tengo un modelo parecido entre mis pequeñas. Le importa si... - Señalo el arma y cuando veo que está entretenido vendiéndole la moto a Dariel, opto por no esperar respuesta.

Con soltura los toscos dedos empiezan a desmontar el arma con una agilidad inesperada. Fuera la tapa, saco el percutor, desmonto el cañón, desengancho el cuerpo... y todas las piezas quedan ordenadas sobre la mesa. Las voy cogiendo una a una y examinándolas con delicadeza.

- La mía tiene una modificación en el recuperador para amortiguar el retroceso y mejorar algo la precisión. Ésta también está modificada, ¿no? Esto de aquí del cerrojo supongo que es para evitar que le entre polvo. Me gusta. Los pasadores parecen un poco trillados, habría que cambiárselos. Y el percutor necesita una buena limpieza, se nota que lleva tiempo sin usarse.

Empiezo a sentirme como un niño con una enorme bolsa de caramelos. Me gusta esta tienda, no tiene la basura estándar de muchas otras. Este tipo parece controlar de armas.

- ¡Oh!, ¡mira esa monada! - Antes de que Dariel tenga tiempo de reaccionar, me lanzo sobre el grillo. - Vaya, es un modelo del 2512. Eh Dariel esta es buena. Los modelos posteriores tenían un problema con el culatín que si entraba un poco torcido te explotaba en las manos, una mierda, vamos. Tuvieron que retirarlas todas del mercado. Pensé que ya no quedaba ninguna por ahí.

Me doy cuenta de que con las prisas se me ha olvidado volver a montar la UZI.

- Vaya, perdona, ahora te apaño eso.

Con la misma habilidad con la que la había desmontado, el subfusil vuelve a estar montado en unos segundos, termina con un sonoro clic y una sonrisa de satisfacción. Dejo el arma en el mostrador y me giro hacia Noah.

- Lo que sí que necesito seguro es lubricante y un par de cepillos. Tuve que tirar el último cuando salimos de Persephone. ¡Oh! ¿Has dicho Whitefall? Creo que vamos de camino hacia allí, y seguro que podríamos traerte los suministros que necesitas. - Me doy cuenta de que estoy demasiado emocionado y paro en seco. - Por el precio adecuado, claro.

Miraba las pantallas con aparente despreocupación, caminando despacio por entre la gente, sin llegar a mezclarse con ellos, un elemento extraño dentro de aquel de mar de viajeros agitados que siempre parecían tener demasiada prisa como para fijarse en lo que a su alrededor sucedía. Se alegraba de sentirse diferente, desde su juventud siempre se había alegrado.

Tropezó con una mujer negra de mediana edad que corría deprisa tirando de una pesada maleta, y se disculpó tocándose el ala del impecable sombrero que cubría su cana cabellera pulcramente peinada. La mujer no respondió, y Wladimir lanzó un suspiro que se perdió entre la multitud. Necesitaba escapar de todo aquello.

Estiró suavemente de las solapas de la elegante chaqueta de su traje color marfil en un gesto casual, había tomado una decisión, bueno, si confirmaba lo que ponía en aquellos monitores. Wladimir estaba acostumbrado a mirar siempre hacia adelante, era la forma que había elegido para vivir, quizás por eso no se percató de que una persona muy diferente a las que trataba habitualmente llamaba su atención.

Sonrió, era lo que tocaba ante aquella preciosa niña que reclamaba su atención, ignoraba lo que podía querer, tal vez se pareciera a su abuelo, o simplemente tal vez añoraba tener uno, en estos tiempos era lo más habitual.

Se agachó con un ligero quejido, para quedar a la misma altura que su nueva y pequeña interlocutora, y se adelantó a sus palabras

-Hola señorita, soy Mehêtabêl, ¿podrías decirme que pone en esa pantalla? – amplió su sonrisa  señalando al más cercano de los monitores – ya no veo tan bien como cuando era joven –

Escucho con atención las explicaciones de aquel hombre, está claro que no es un simple dependiente... De reojo veo como Kratos corretea y juega feliz en su parque de atracciones particular, montando y desmontando un subfusil, para luego abalanzarse contra la vitrina y el grillo que nos está mostrando. Lanzo una mirada divertida hacia éste, se lo está pasando incluso mejor que yo, en esta tienda. Hago un gesto afirmativo con la cabeza ante el comentario experto de mi compañero de trifulcas, como modo de indicar que estoy de acuerdo con su valoración. Luego levanto la mirada de nuevo para mirar al dependiente.

-No hay problema- respondo a su comentario acerca del grillo -Mi intención es regalársela a mi hermana, creo que le gustará, no se puede ir por el Verso con sólo una simple derringer...- sonrío levemente, en plan "soy un tio agradable y todo".

-Creo que me quedaré las tres, los dos revólveres son pura belleza. Me los puede envolver para regalo, además del grillo?- le pido al dependiente. A Badger, quiero decir, a Padre le encantarán estas dos armas, siempre se queja de que no le llevo nunca regalos de mis "viajes"...

Me quedo mirando un poco más el revólver y su perfecto equilibrio y peso cuando oigo el intercambio de comentarios entre el dependiente y Kratos acerca de Whitefall.

-Si, no hay ningún problema, si nos da una lista con lo que necesita le podemos traer lo que quiera. Es nuestro trabajo- le miro, aún sonriente, con mi pose más agradable -Le haremos un buen precio, no se preocupe. Por cierto, como es que liquida la tienda? Problemas de dinero?- me lo quedo mirando con curiosidad. Está claro que sus productos son de calidad y las armas no son algo que se pase de moda, no tiene mucho sentido hacer rebajas porque sí...
 

La croupier, tras repartir a cada uno de los jugadores las cartas que han pedido, deja el mazo de cartas sobre la mesa, delante de ella, bien cerca y controlado.

-El precio de entrada son 200 créditos, señores y señora- anuncia Prudence en un tono neutro. Mira a cada uno de los participantes con serenidad y calma, esperando las respuestas en forma de fichas de color azul y borde estriado blanco. Empieza la primera ronda de apuestas, el que quiera seguir jugando y acceder al segundo descarte, deberá pagar el precio inicial o si nó retirarse y perder un punto en el marcador...

Las dos mujeres que acompañan a Rousseau aletean alrededor de éste, obedeciendo sus órdenes, como buenas "conejitas de playboy", atentas a las posibles ganancias de aquel hombre, y en las múltiples posibilidades de fundirse toda aquella cantidad de dinero en champán, joyas y fresas.

El público intenta mantenerse en silenccio aunque a algunos les cuesta. Los agentes de seguridad de la casa de apuestas controlan con sumo detalle todo lo que pasa en la Sala, pronto iba a empezar a subir el tono de la partida y tienen que estar preparados para cualquier eventualidad en el devenir de los acontecimientos de la final del Torneo.

Mientras, en la barra, el mismo camarero que estaba aburrido hacía un momento, se acerca a Ivy para tomarle la comanda. Se la queda mirando de arriba a abajo antes de responder.

-Ya tienes edad para beber alcohol? Enseñame tu credencial de identificación...- le pide éste. No quiere arriesgarse a que le echen por darle alcohol a una menor...

Con expresión totalmente neutra arrojo una ficha de 200 al centro de la mesa, mi atención totalmente concentrada en mis rivales, la sesión apenas ha empezado y la única emoción que podría ver en mi un buen observador sería un brillo de expectación en los ojos

Sophie sonríe por lo bajo y tras volver a mirar sus cartas, las deja en la mesa bien tapadas, bajo las uñas de su mano izquierda y con la derecha coge una ficha azul de 200 y la lanza al centro de la mesa.

-Bueno, hemos venido a jugar no? Hay que saber divertirse...- lanza una risilla por lo bajo y luego coge su vaso de ginger-ale y le da un buen trago. Todo belleza y candor.

Miro a los compañeros que han apostado y cojo la ficha de doscientos para igualar, sin decir nada y encendiéndome el cigarro que me había puesto en la boca tras pedir las tres cartas.

'Sí, hemos venido a divertirnos... Pero me divertiré mucho mas si no me voy con las manos vacías', pienso tras el comentario que hace la señorita.

Jack escucha a la croupier y distraidamente coge cuatro fichas azules, con las que juega un rato antes de depositar una de ellas en el centro de la mesa, sin dejar de observar a sus compañeros de mesa, cada uno con sus manías y todos jugando a despistar a los demás.

- Voy. - Dice simplemente, tras depositar la ficha. Luego le sonríe a la croupier y observa las evoluciones de las dos Jien Huo que ha traido Rousseau para intentar distraer a los demás, al menos no las tiene al lado molestando...

No se si la idea era decir ya cuantas cartas me quedaba y cuantas pedía, como los demás no han pedido cartas, por ahora no las he pedido.

De todas formas, mi única posibilidad de jugada es la de quedarme las siguientes cartas: 5, 6, 7 y 8.

Pidiendo una carta.