Partida Rol por web

Renato aparca el coche y entra en su piso. En su cabeza no puede dejar de darle vueltas a lo que ha visto junto a la casa en llamas. Él mismo le voló la cabeza al chino. ¿Cómo se explica lo sucedido?

Al entrar comprueba que hay una llamada en el contestador. Pulsa el play para escuchar la dulce voz de Rovena.

- Habíamos quedado para esta noche, ¿lo has olvidado?- dice simplemente su mensaje cuando lo recupera.

El asesino se saca su chaqueta y huele su ropa. Huele a fuego, a sudor, a muerte... Necesita una ducha. Pero justo en el momento en el que está a punto de ir a su habitación suena nuevamente el teléfono. Lo descuelga temiendo que sean sus jefes los que llaman. Sólo ellos y Rovena tienen este número. Cuando oye la voz de la chica al otro lado se relaja un poco. Quizás lo que necesite sea eso: relajarse.

-Hola cariño. Por fin consigo hablar contigo.... - Desde el otro lado del teléfono Rovena sonríe - No sé si escuchaste el mensaje que te deje, pero bueno te llame y te llamo para recordarte que esta noche tenemos una cita pendiente.-

De fondo por el teléfono se puede escuchar un ruido de como si Rovena estuviera cocinando y el de un televisor en marcha. -Sobre las nueve tendré la cena lista Renato....- Se escucha ruido como de dejar una sartén o algo metálico en la pila y un segundo después ruido de agua. - Por cierto cariño, ¿Que tal el día?-

- Bien Cariño, la verdad que hoy necesito aclararme la mente..... -

Dice en un extraño tono entre preocupado y misterioso al otro lado del aparato.El frío tacto del auricular le hace entrar en contacto con la realidad que conoce, nada de lo que ultimamente habia visto, estaba claro que de nada serviria contarle nada a su querida Rovena, mas que nada porque lo tomaria por loco mas que otra cosa.

- De acuerdo, a las 9 ire al edificio, ponte algo bonito -

Dice con un tono de calidez y lleno de afecto.

- Aunque nada podia superar tu belleza ... -

Dice con un tono seductor....

- He de dejarte, luego hablamos, tengo que hacer un par de cosas, en varias horas nos veremos -

Al poco un sonido metalico de colgar se escucha, Renato no era muy hablador por teléfono, siempre preferia calcular bien las frases que decia.

-Como eres Renato jijijijiji... sabes que me pondre preciosa para ti-

Rovena sonrie al otro lado del telefono mientras mira una foto que hay en la casa de ellos dos.

- Muy bien cariño, haz lo que tengas que hacer. Yo te espero aqui, pero no tardes...-

Renato cuelga el telefono y Rovena aun con la sonrisa puesta en sus labios cuelga tambien. Acto seguido mira la foto de reojo y se muerde un labio mientras se gira y mira lo que esta cocinando.

Rovena menea la sarten y baja el fuego para que no se le queme, acto seguido la chica se gira, camina hacia el salón y observa lo que falta por poner en la mesa. Entra en la cocina, abre uno de los muebles y de el saca unas copas las cuales lleva a la mesa y las pone.

Poco a poco la chica va dando retoques por aqui y por alla mientras termina de hacerse la cena. Termina de arreglar la mesa, pone flores frescas en el jarron de la entrada y los del salón y dormitorio. Cuando ya tiene todo apunto Rovena se dirige a su habitación y se empieza a arreglar para la cena.

Del armario escoge un fabuloso vestido de color blanco, despues se peina y maquilla dejandose totalmente perfecta para Renato.

-Bueno todo perfecto-

Se dice Rovena a si misma mirandose en el espejo mientras se pone un poco de su perfume.

Tras ponerse el perfume Rovena se pone en pie y camina a la habitación que hay junto a la cocina y toca la puerta.

-¿Sali puedo entrar?-

Durante un momento sólo hay silencio. ¿Estará durmiendo? Rovena mira la hora. No. Sali no suele acostarse hasta tarde. Cuando está a punto de llamar de nuevo la puerta de la habitación se abre. La habitación de Sali es espartana: una cama, una mesita con una lámpara, una mesa con un lapicero y papeles (aunque Rovena nunca ha visto a Sali usarlos) y un armario. Ni decoración, ni cuadros, ni adornos... A simple vista el lugar es tan frío como a simple vista lo parece el propio Sali.

El hombre está en el umbral. Esboza un gesto que Rovena ha aprendido a intepretar como lo más cercano a una sonrisa para su pétreo rostro:

- Dime pequeña.

Rovena sonrie al ver a Sali en el umbral de la puerta.

-Ven tengo la cena lista y me imagino que iras teniendo ya hambre-

La chica camina hacia la cocina dejando que solo se escuche el ruido de sus tacones en el blanco suelo de marmol. Al entrar en la cocina se puede ver como la mesa que hay en ella esta arreglada como si se tratara de la mesa del mejor restaurante de la ciudad. Solo hay cubiertos para el, pero es evidente que Rovena le acompañara durante su cena.

Mientras Sali decide tomar asiento Rovena coge un plato y empieza a servirle la cena.

-¿Que quieres beber? Tengo un vino muy bueno para acompañar el plato principal. hice solomillo de ternera con una salsa de piña.-

Rovena sonrie.

-Me imagino que lo de la salsa no sera algo que te apetezca mucho asi que si quieres solo el solomillo con su guarnicion y los entrantes no hay problema-

- Probaré ese vino.

El guardaespaldas se sienta en la mesa y dispone pulcramente los cuchillos.

- Te has puesto muy guapa esta noche. ¿Esperas visita?

El hombre vuelve a hacer esa mueca interpretable con una sonrisa. Rovena sabe que Sali no aprueba el que ande con hombres sin notificárselo antes a su familia pero también sabe que es inútil advertirla. Si fuera demasiado pesado con el tema la chica empezaría a hacer de las suyas para librarse de él. No. Es mejor ser paciente y estar siempre cerca por si algo va mal.

Rovena deja el plato de Sali en la mesa y se gira para coger la botella de vino.

-Ya sabes con quien quede Sali...-

Rovena le sirve el vino y despues se sirve ella en su copa.

-No cocino para nadie mas que para ti y para Renato-

Deja la botella en la mesa y se sienta junto a Sali. La chica se sienta con las piernas cruzadas en un lado de la mesa mirando al hombre, despues coge su copa y le da un trago.

-Ya se que esto no te hace gracia, pero a mi tampoco el tener que estar casada por obligación con un gilipollas. Amo a Renato el poder tener esta oportunidad para estar con el es un milagro y no voy a dejar que ni mi familia ni nadie me lo impida.-

La chica abre una cajita que hay en un mueble al lado de ella y saca un cigarro.

-¿Que opinas Sali?-

Sali abrió la boca pero justo en ese momento alguien llamó insistentemente al timbre. Antes incluso de que el guardaespaldas pudiera dejar el cubierto encima de la mesa la llamada al timbre fue acompañada por un aporreo insistente. En ese momento el guardaespaldas echó la mano a su pistola - nunca salía de su habitación sin ella - y le hizo un gesto a Rovena para que guardara silencio.

Rovena no puede evitar dar un pequeño salto a causa del aporreo en la puerta y el timbre. La chica deja su copa en la mesa y se pone en pie mirando a Sali y es que su reacción es mas que justificada, Renato no puede ser, el tiene llaves del piso y nadie mas sabe que ese piso existe.

-¿Crees que alguien nos a podido seguir?-

La chica se agacha y se quita sus zapatos de tacón, despues se aproxima al televisor de la cocina y baja el volumen.

-Mi bolso esta en el salón Sali, alli esta mi arma-

Rovena mira al hombre su rostro cambia y en el se puede notar que Rovena esta empezando a enfadarse.

-Espero que sea un vecino que quiere sal o que Renato se olvidara de sus llaves o que simplemente alguien se equivocara de casa..... como alguien quiera problemas..... llevo toda la tarde cocinando....-

Antes de que Sali le mande callar Rovena se muerde el labio y guarda silencio.

Sali se levanta con la pistola en la mano y se acerca a la puerta. Echa un vistazo por la mirilla y luego abre la puerta de par en par.

El que irrumpe como una exhalación en la habitación es Ramiz. Rovena se sorprende al ver su rostro enrojecido y su mirada nerviosa. Sali echa un vistazo al pasillo del edificio y luego cierra la puerta: viene solo.

Ramiz se para en medio del pasillo. Está frenético. Mira a su hermana con ojos llorosos:

- ¡Ha desaparecido! ¡Alguien se la ha llevado y no sé que hacer! ¡Esto es una locura!

Rovena no sabe a quien se refiere. ¿Quién ha desaparecido? ¿Qué ha pasado? ¿Qué altera tanto a su hermano?

Rovena algo confundida mira a Sali y después a su hermano. Por lo visto su piso secreto no era tan secreto y la cena no sería tan romántica como ella quería.

Rovena se pone los zapatos y se aproxima rápidamente a su hermano al que hace que tome asiento en el sofá del salón, después coge una copa de la mesa y la llena de agua.

-Toma.

Rovena mira de nuevo a Sali y después a su hermano.

- ¿Hermano de quien hablas? ¿Como supiste que estaría aquí?

Rovena se sienta a su lado, le coge la copa y la deja en la mesita, acto seguido le coge la mano.

-Tranquilízate Ramiz y dime que pasa.

 Sali devuelve la mirada a Rovena cuando esta le mira. En su expresión no se refleja duda o interrogación alguna, si no una silenciosa advertencia. Que Ramiz sepa dónde está el piso de Rovena no es una buena noticia, desde luego. A pesar de todo, su rostro no refleja preocupación o impaciencia. No refleja nada

-Kec...

Murmura por lo bajo, sin que los otros dos le oigan, cuando Rovena comienza a hablar a su hermano. Mientras se gira hacia la puerta, observándola durante unos segundos antes de volver a guardar la pistola

Ramiz sacude la cabeza, pero toma la copa que le tiende su hermana.

-Hablo de Karen, ¡tienes que ayudarme! ¡No se qué hacer! 

Mira alrededor, como si no estuviera seguro de cómo continuar.

-Yo... te vi entrar aquí, y como no estabas en casa, pues...

Mira de reojo a Sali, viendo cómo guarda la pistola, está acostubmrado a estas cosas, pero siguen sin gustarle.

-¡Pero eso no es importante! Eres mi hermana, y se la han llevado, secuestrado, o algo peor.

La sigue mirando con ojos llorosos, en su mano la copa con agua, olvidada.

-¿Quien es Karen?

Rovena acaricia la cara de su hermano y le mira fijamente a los ojos.

- Cariño sabes que te ayudare en todo lo que pueda, pero tienes que explicarme todo bien desde el principio. Pero todo o si no sabré como puedo ayudarte.

Rovena se gira y mira a Sali.

-Mira a ver si alguien siguió a Ramiz, no quiero más sorpresas por el momento y en cualquier momento puede aparecer mi visita.

Acto seguido coge su bolso y se pone en pie. Camina a la cocina y trae con ella un cenicero.

-Hoy vamos a saltarnos todas las reglas.

Rovena se enciende un cigarro de los que lleva en su bolso en el salón y le da una larga calada mientras se sienta de nuevo junto a su hermano. El semblante de Rovena es tranquilo o al menos es lo que ella intenta ya que esa situación no le gusta nada.

-Ramiz tranquilízate, en ese estado no nos serás de ayuda ni a nosotros ni a tu amiga. Explícame todo bien.

-Venía solo. Si le han seguido hasta el portal, ya les hemos perdido

A pesar de todo, Sali se acerca a la puerta y echa un vistazo por la mirilla, en silencio, mientras espera a que Ramiz responda a las preguntas de Rovena. La mano derecha metida dentro de la chaqueta, preparada para sacar la pistola de nuevo. No dice nada sobre el cigarrillo de Rovena. Sabe que, por mucho que esté encima de ella con respecto a su salud, es una causa perdida