Partida Rol por web

Te asomas por la ventana pero no ves nada más que árboles y la luna. No hay nadie fuera. Junto a la ventana hay un candil apagado, lo enciendes y sales al oscuro pasillo débilmente iluminado por la luz que portas.

Te acercas a la puerta de la habitación de al lado, y llamas un par de veces pero no hay respuesta. Finalmente pruebas a girar la manivela y la puerta se abre. Es una habitación similar a la tuya, con dos camas y la misma orientación, pero no hay nadie dentro.

El pasillo se extiende a izquierda y derecha, hacia la izquierda hay otras dos puertas, hacia la derecha esta tu habitación, las escaleras y otras dos puertas.

Estas tratando de decidir que hacer cuando oyes el crujido de la madera provocado por unos pasos pesados. El sonido proviene de la planta baja.

Cuando oigo el crujido me llevo un buen susto, y casi se me cae el candil de la mano. Mi pulso se acelera.

¿Qué ha sido eso? ¿Qué demonios ocurre?

Rápidamente me deslizo hacia mi habitación y busco la pistola en mi equipaje.

Calma Thomas, seguro que no es nada...

Mis intentos de tranquilizarme, sin embargo, no impiden que coja el arma. Con esta en una mano y el candil en la otra, me muevo con cautela hacia el piso inferior. Quiero averiguar quién es la fuente de esos pasos.

Me desvisto y me lavo la cara, el cuello y las manos en la palangana. Me seco y me pongo el pijama. Abro la cama y me meto en su frío interior. Mientras me acomodo intentando calentar las sábanas me quedo dormido. Ha sido un día muy largo... zzzZZZzzzzZZZZZZ

Armado con la pistola y la luz bajas al piso inferior que esta completamente desierto, sin embargo la puerta de entrada a la taberna esta abierta de par en par, y el viento hace que golpee contra la pared crujiendo.

Es como si todo el mundo hubiese desaparecido...

Sigo sin dar crédito a lo que está sucediendo, aunque me esfuerzo por encontrar una explicación.

¿Y si esto es sólo un sueño?

Pero todo es tan real... el frío en mi cuerpo, el fulgor del candil, el crujir de la puerta... La única salida que se me ocurre para esta pesadilla está ante mí, en esa puerta que da al exterior, así que voy a cruzarla.

Sales al exterior de la posada y sientes el frio mordisco del viento que penetra hasta tus huesos. El pueblo esta en silencio, nadie en las calles, y ninguna luz en ninguna ventana, Sin embargo en el bosque ves lo que parece el brillo de varias antorchas en la noche.

Tras observar un momento percibes movimiento, entre los arboles. A esta distancia son solo sombras, pero esta claro que un grupo de personas con antorchas estan haciendo algo en el bosque a estas horas. Puede que estes soñando, no se te ocurre ninguna otra explicación racional para esto, pero todo parece tan real que te hace dudar. Incluso sientes el frio de metal de la pistola en tu mano, y el débil calor del fuego del candil en tu mejilla.

La situación se vuelve más angustiosa por momentos, pero esas luces en el bosque son como un rayo de esperanza. Parece que son personas, aunque desconozco sus intenciones. No me importa, al menos son algo, un signo de que no estoy completamente solo, y me agarro a ello desesperadamente para conseguir alguna respuesta.

Sin bajar el arma ni el candil, aprieto el paso en dirección al bosque.

Avanzas en dirección a las luces durante unos momentos hasta que tropiezas con algo en el suelo. Mantienes el equilibrio y evitas caer por poco, miras a ver con que has tropezado para descubrir que se trata de una lapida.

Con el corazón acelerado miras a tu alrededor para descubrir que te encuentras en un cementerio. Numerosas lapidas de piedra se levantan a tu alrededor, y una espesa niebla ha comenzado a cubrir el suelo.

Un escalofrió recorre tu espalda, cuando escuchas un sonido de pisadas a tus espaldas, y al girarte para ver de que se trata descubres una figura que se dirige hacia ti.

La angustia da paso al terror con esta visión tan escalofriante y amenazadora.

- ¡Dios mío! - exclamo asustado, mientras el candil se escurre de mi mano y cae al suelo. Por suerte, la mano en la que empuño la pistola es más firme.

El candil todavía sigue encendido, aunque débilmente, y desde el suelo ilumina el contorno del encapuchado haciéndolo más aterrador si cabe. Retrocedo lentamente, paso a paso, al tiempo que le apunto e intento pronunciar algunas palabras a pesar del nudo en mi garganta.

- ¡¿Quién es usted?! ¡¿Qué quiere?! ¡Alto!... ¡Deténgase o disparo!

Estoy tan nervioso que no sé si voy a tener la frialdad de esperar una respuesta. Como siga avanzando hacia mí apretaré el gatillo sin dudarlo.

El encapuchado no muestra reacción alguna a tus amenazas. Sus pesados pasos parecen retumbar sobre la hierba, mientras se acerca inexorablemente, reduciendo la distancia que le separa de ti.

Los músculos se me relajaban con el contacto del agua caliente, recuerdo que había entrado en la habitación, donde el leve aroma a hierbas comenzó a hacer efecto en mi cuerpo y momentos después me encontraba dentro de la tina meditando en los acontecimientos del día, si bien habían sido extraños, estaba llegando a la conclusión de que era mi mente, cansada por el viaje e inducida por el paisaje la que me hacía pensar en cosas tenebrosas. Sin embargo todo aquello estaba disparando mi creatividad, ya me imaginaba cientos de opciones para mis próximas pinturas, sin mencionar que sería agradable retirarse un tiempo al castillo de los Vadja.

Salí de la tina cuando el agua comenzó a perder temperatura y los rasgos se hacían presentes en las yemas de mis dedos. Me apresure a alistarme con ropa limpia, sin saber con precisión que tiempo había trascurrido desde que ingrese en la habitación, pero de seguro que mis compañeros estaban ansiosos por tomar un baño y poder descansar.

Aprovecharía el tiempo en la habitación para trazar algunos bocetos, sería bueno volcarlos en papel mientras aún están frescos en mi mente.

A pesar de mis amenazas el individuo sigue acercándose a mí, y mi mano comienza a temblar casi al compás de sus pasos. Noto como el sudor frío y creciente se extiende por mi frente y espalda. Un grito se ahoga en mi garganta y no soy capaz de apretar el gatillo. Tan sólo quiero huír de allí. Empiezo a correr desesperadamente hacia la posada.

Sales corriendo hacia la posada, con el corazón en la garganta. Sientes la presión del miedo en tu pecho, cortándote la respiración. Instintivamente miras atrás y ves que el encapuchado sigue avanzando en la misma dirección, hacia las luces del bosque, pero antes de que puedas decidir si detenerte o no tropiezas y caes.

Caes en la oscuridad sin nada a lo que agarrarte, hasta que te estrellas con el suelo, solo que no es el suelo, sino el colchón de tu cama. El corazón aun te late con fuerza cuando te incorporas sobresaltado en la oscuridad por la pesadilla que acabas de tener cuando notas que tienes algo en la mano, algo que agarras con tanta fuerza que la mano se ha quedado blanco por la falta de sangre. Sacas la mano de debajo de la sabana y descubres que aun estas aferrando…

¿tu pistola?

Etelka te presta la ayuda que necesites en el baño. Ha cambiado su ropa por un camisón blanco largo, un tanto desgastado, y vierte el agua caliente para mantener la temperatura mas tiempo. También te ayuda si lo necesitas para enjabonarte o vestirte de nuevo.

Cuando dejas la bañera sale del baño y vuelve en no mas de un minuto. se dirige a la bañera la vacía y comienza a fregarla. Aun no ha terminado cuando dejas la habitacion.

Etelka te indica las dos habitaciones que estan disponibles y te indica tambien que algunos de tus acompañantes ya se han acostado, concretamente uno en cada habitacion, mientras que el doctor espera abajo.

Etelka baja un momento y se te acerca. Te das cuenta de que no va vestida como antes. Ha cambiado su falda y su blusa por un camison blanco y largo, con manchas de agua. Por encima del camison lleva una bata de tela marron, atada con un cinturon de la misma tela.

- El señor Modesto se esta vistiendo. Enseguida tendre el baño limpio y traere mas agua para su baño señor.

Dicho lo cual vuelve a subir. Poco despues ves que Modesto pasa por la escalera dirigiendose a las habitaciones.

Despiertas súbitamente. Algo ha interrumpido tus sueños, aunque no estas seguro de que ha sido. Te incorporas en la cama y notas que el frió ha aumentado sensiblemente. La estancia esta débilmente iluminada por el resplandor de la luna que entra por la ventana.

Te levantas algo desorientado, y tardas un rato en recordar donde estas. En ese momento se te ocurre mirar a la cama de al lado, pero esta sigue vacía. Puede que tu compañero de habitación este abajo, piensas, y escuchas con atencion. No se oye ningún sonido, y tienes la clara sensación de que algo no encaja.

Oyes pasos que se acercan a tu puerta, y eso te devuelve completamente a la realidad. Al escuchar para saber si los pasos vienen o pasan, te das cuenta de que aun se oye el murmullo de la gente de abajo, y te sientes ciertamente aliviado.

Los pasos se acercan aunque no estas seguro de adonde se dirigen. Probablemente se tratara de uno de tus compañeros, o de algun cliente de la taberna, pero el sonido te recuerda los pesados pasos del verdugo de tu sueño.