Partida Rol por web

Pasais la noche cada uno donde le correspondía. El paladín y el elfo han dormido a duras penas gracias a los melódicos ronquidos del bárbaro, quien cayó rendido al sueño tras un duro día.

Os despiertan unos ruidos que provienen sin duda del piso de abajo. Cuando os desperezais y os aseais como buenamente podeis, salis y ois como hay gente hablando, pero sobre todo ois el ruido de montones de fichas golpeandose entre si. Seguramente estarán recogiendo el desastre en el que quedó el salón de juegos ayer.

Al salir de la habitación, dais a una sala que sirve de comedor privado para vuestro nuevo patrón, Saul, y sus empleados directos. En la sala están Saul y Larur, y otros 3 hombres que os suenan de la noche anterior.

- ¡Buenos días, mis nuevos compañeros! - Saul parece estar contento hoy. - ¿Qué tal habéis dormido? Espero que bien, pues hoy será un día largo, pero seguro que provechoso. Sentaos y comed algo: tenéis cerveza si queréis, o leche y avena. Además hay pan, nata y miel.

Justo en ese momento, tocan la puerta y un sirviente hace pasar a Aleena y el bardo, que justo acaban de llegar.

¡Hola! Pasad, pasad, y comed un bocado. Bien, ya que estamos todos, voy a presentaros. Estos tres caballeros no los conoceis. Son Bojask, Beyar y Hans. A Larur ya le conoceis. Bueno, cualquier cosa que necesiteis, podeis hablar con ellos, aunque lo mejor es que sea Larur quien reciba vuestras dudas para que os asesore en el día a día del Salón. Yo ahora me tengo que ir a ocuparme de unos asuntos, pero os dejo en buenas manos. Larur se encargará de enseñaros todo esto y de comentaros vuestras tareas. Después nos vemos, ¿de acuerdo? Bien.

Saul se va por la puerta por donde han entrado Aleena y Leland. Se produce una situación un tanto tensa durante unos segundos, pues los tres hombres están muy serios y apenas ni hablan. Es Larur quien rompe el hielo con su voz grave y profunda, como corresponde a un buen enano.

Bien, pues vayamos al grano, que hay mucho que hacer. Hans y Beyar, id a vigilar a los sirvientes que limpian el salón. Bojask, vete a encerrar a nuestras mascotas, que ahora bajamos.

Los tres hombres salen por la puerta por donde salió hace un momento Saul, y os quedáis con Larur.

Bueno, señores y señorita, ¿queréis hacerme alguna pregunta antes de que os enseñe todo el salón y su funcionamiento?

Aleena pensó que, muy probablemente, los tres hombres estarían mas que molestos con su presencia. De la noche a la mañana habían aparecido y querían trabajar allí. Para colmo su jefe les había contratado. No, no debían estar muy contentos.

- ¿Vos sois aquel en quien confía Saul, su segundo al mando, verdad? - mientras coge un trozo de pan y lo unta con miel, mientras espera una respuesta

Sí, soy el jefe de sala, me encargo de las contrataciones habituales y de coordinar la actividad por la noche. Y si no está Saul, soy yo quien atiende a quien venga.

-Vaya, vaya, Larur...- Sonrió el bardo dirigiéndose al encargado.- Qué vueltas que da la vida, ¿verdad?. Ahora resulta que somos compañeros de trabajo.- Acto seguido ofreció su mano al enano.- Sin rencores, amigo.

Dio un paseo por el local echando un exhaustivo vistazo.- Bueno... ¿dónde está el escenario? No está... Bueno... habrá que poner una pequeña plataforma junto a la entrada a la zona VIP. ¿Tenéis pianista? No querrán que cante "a capella". No es que tenga problema en hacerlo pero el piano viste mucho. Quizás debería aprender a tocarlo yo mismo. Y harán falta carteles anunciando el espectáculo. "Leland Barrimore, en vivo en el Trasgo Dorado" no sería un mal reclamo.

Sighvat tenia claro cual iba a ser su trabajo, asi que permanecio callado mientras observaba atentamente todo el local, la gente que ya estaba trabajando en el y espero a que Larur comenzara su visita guiada por la taberna.

Aleena miró con una sonrisa al bardo. No había duda que le echaba ganas y encanto, pero no podía reprimir las ganas de gastarle alguna broma pesada. No había duda que se tomaba demasiado en serio a sí mismo

Reprímete Aleena, piensa en tus pequeños. No puedes ponerte a hacer la tonta como si fueras una quinceañera

- Debería presentarte a Jonny - susurra a Leland sin poder evitarlo antes de mirar a Larur- Bien entonces, espero que podamos ayudar. ¿Qué necesitas?, mis habilidades me sirven tanto para evitar que haya fuleros, como para convencer a la gente que entre en el local. También soy una acróbata* bastante buena, pero creo que eso no le pega al local. Aunque a saber

- Bueno Larur, por mi parte creo que sacaríais más partido a mis habilidades si me ponéis a buscar tramposos o a hacer de relaciones públicas, aunque haré de buena gana cualquier cosa que necesitéis siempre y cuando no entre en conflicto con mis creencias. Por lo demás, estoy a vuestra disposición.

Con una copa de vino, generosamente llena, apenas comía nada. Se centraba en disfrutar del vino y escuchar atentamente.

- Yo puedo aportar vigilancia para detectar tramposos incluso aunque intentasen medios mágicos. - Dio un trago y dejó la copa en la mesa. - A parte de eso mis otras cualidades no tienen mucha aplicación para lo que necesitáis aquí.

El enano se mesa la poblada barba mientras asiente.

Bien bien, os veo con entusiasmo. Eso está bien, muy bien. Luego hablaremos de eso, seguro que encontraremos una tarea adecuada para cada uno. Vamos a dar una vuelta por todo el edificio para que conozcáis los entresijos del negocio. Aunque después os centréis en una tarea concreta, trabajando en equipo, es bueno que sepáis lo demás ante posibles imprevistos.

Bueno, comencemos con este piso superior. Es de uso exclusivo del personal, obviamente. Están tanto los aposentos de los empleados como el comedor y un vestidor con el uniforme. Los aposentos de Saul también se encuentran aquí – Larur señala hacia la puerta del oeste en [24] – pero está prohibido el acceso, bajo ningún concepto. Y hay acceso al falso techo del salón a través de la cortina del comedor.

Larur os baja por las escaleras, y llegáis a la zona de la cocina [14]. Durante un rato os explica toda la planta baja, y luego bajáis por la escaleras de la zona [11] para ir a la arena.

Bueno, visto todo el recinto, podéis hacerme las preguntas que queráis. Y veamos cómo nos distribuimos. Tenemos que cubrir un par de hombres en el salón cuando se abra. Propongo al paladín dar la bienvenida a los clientes, de forma que se sientan seguros en el interior. Y al grandullón – señala al bárbaro - podríamos ponerle en una de las esquinas del salón, cerca de la barra, controlando las peleas que puedan surgir y echando a los borrachos que molesten. Creo que es una buena idea montar un espectáculo en el salón algunas noches, de forma que atraigamos a la gente a la que no le gusta jugarse el dinero. Y si funciona, podremos cobrar entrada. Veremos. Y después, la señorita puede intentar convencer a los clientes para que entren y el elfo podría vigilar desde el falso techo a los timadores.

¿Os parece bien?

-Me parece perfecto.- Respondió el bardo.

El barbaro movio la cabeza en un signo de aprobacion a las palabras de Larur, "bien, cerca de la barra" pensaba...  si tenia suerte, dado su aspecto rudo y su tamaño, quizas no tendria que intervenir muy a menudo.

Bien, de acuerdo. Vamos a hacer lo siguiente: hoy necesitamos recoger y acondicionar el salón, ya que se volcaron mesas y hay fichas por todos lados. Ya habéis visto que hay gente recogiendo. Si podéis echar una mano ahí, os lo agradecería. Además, hoy me voy a pasar todo el día contratando nuevo personal, ya que no tenemos camareros, nos faltan cocineros, y necesitamos algunos guardias de seguridad que os ayuden a controlar el salón.

Esperamos poder abrir al público en un par de días, por lo que podéis echar un vistazo por todo el local y preguntarnos lo que deseéis. Cuando no estéis aquí, obviamente sois libres de hacer lo que queráis. Pero todos los días abrimos al público a las 19:00 y cerramos cuando consigamos echar a los clientes…

El último par de días han sidoraros, ya que no os esperabáis que el trabajo fuese tan sencillo. Mientras Larur contrataba nuevo personal de limpieza, camareras, cocineros y demás sirvientes, os encomendó la supervisión de las diferentes áreas del negocio, para que todo fuese correctamente. Está claro que no os ha contratado para barrer o vacias orinales.

El jueves ya está todo listo para abrir las puertas al público. Tras repartir algunos panfletos y poner algunos carteles, a las 19:00, poco antes de la caída del sol, se abren las puertas. Aunque tímidos al principio, los clientes poco a poco van entrando en el local, y comienzan algunas partidas en las mesas de dados.

La tarde transcurre tranquila.

Observando tras el falso techo en el piso superior, notas a algunos hombres fornidos y algo bebidos que están montando algo de jaleo en una mesa de la ruleta. Gritan sin cortarse ni un pelo que etuvieron en el torneo y que les timaron. De hecho, están molestando un poco a la chica que controla las apuestas y hace girar la ruleta.