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Liber Iudex Abrahami

ACTO II: NEHEMIAH

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16/10/2013, 13:15
Nehemiah

-El tercero -prosiguió Nehemiah- es Julián, hombre valeroso como espero et rezo por que non hayades de comproballo. Et junto a mí está Leví Eisenstein, venido de tierras alemanas.

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16/10/2013, 13:16
Leví Einsestein

Leví miró a Íñigo y a Blas con ojos despistados mientras chupaba rítmicamente de la pipa y llenaba la estancia de humo de aroma fresco.

- Tiradas (1)
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16/10/2013, 13:18
Nehemiah

-Bien, agora que nos conoscemos, fablemos, si vos place, de negocios -dijo Nehemiah-. Como ya vos habrá explicado Roque, el obispo nos secuestra et tortura porque quiere algo nuestro, que sin embargo habemos perdido en el asalto al call. Es una reliquia que conservamos cientos de años ha, pero que tristemientre ha desaparecido. El obispo la quiere, supongo, porque aspira al papado et asaz caro se compra ese cargo; con ella en sus manos, sería capaz de eso et mucho más. Es una desgracia que se haya extraviado, pues si cayere en malas manos sería terrible.

Nehemiah calló y miró a ambos, como intentando ver en ellos alguna reacción. Después prosiguió:

-Mas ese ya non es problema nuestro, pues non está en nuestras manos, et incluso puede que haya sido destruido durante el ataque. Vos he convocado aquí para otro menester mucho más importante: el futuro de mi pueblo. Sabido es que los judíos ya non gozamos del favor del rey como en tiempos de don Pedro; por eso somos atacados et los crímenes contra nosotros non tienen el castigo que merescen, et por tal las gentes encuentran provecho en saquearnos et maltractarnos. Vos, don Íñigo, convendrá conmigo en que non es justo aqueste trato. Non culpamos al rey, claro está, mas queremos ganarnos de nuevo su fianza, pues dello depende nuestra supervivencia. Et non podremos fazello si non habemos algún amigo que interceda por nosotros. Et ahí es do vos podéis fazer algo. Habemos pensado en mandar un legado a Toledo para fablar con el rey, pero es menester alguien que nos abra puertas. Vos, don Íñigo, sodes el único que juzgamos con la suficiente decencia et honradez para acometer aquesta empresa. Si acompañárades a nuestro legado a Toledo et quisiéredes fablar allí con los representantes de vuestra orden para interceder por nosotros ante el rey, vos estaríamos eternamientre agradecidos. Por supuesto, vos pagaríamos el viaje et mucho más para que lo fiziéredes cómodo et en los términos que vuestro rango meresce, et pagaríamos aqueste buen gesto con un buen donativo a vuestra orden.

Nehemiah esperó entonces la respuesta o preguntas de Íñigo, pues mucho había hablado y esperaba que el caballero quisiera aclarar algunas cosas.

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16/10/2013, 13:19
Director

Íñigo y Blas desaparecieron entonces tras la antipara, dejando a los demás fuera en compañía del mimbrero, que seguía a lo suyo. Entonces se oyó, dentro del espacio entoldado al otro lado de la antipara, una tos persistente.

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17/10/2013, 11:05
Don Íñigo de Lara

Al entrar en la trastienda del mimbrero, encontreme con no uno ni dos, sino cinco judíos, que allí esperaban. Claro era que Nehemiah, el rabino, no quería exponerse, ni tampoco exponer a su pueblo, siendo aquella la solución más razonable. Mi intención inicial de preguntarle por el libro se diluyó, pues temí que, de hacerlo, resultase que aquestos judíos se interesasen por él, y tratasen de arrebatármelo por la fuerza. Claro que no era esa la manera de proceder de los judíos, que si bien eran usureros, no acostumbraban a tomar por la fuerza lo que no era suyo (hecho del que más de un cristiano podría haber aprendido algo). Mas, dejada a un lado tal preocupación, llegó la petición del rabino, que no era leve, aunque sin duda ofrecería buena recompensa por ello. No era yo hombre que de dineros andase falto, ni que ambicionase tales, pero algún buen uso podría dársele a estos si los recibía a cambio de mi gesta, la cual, por otro lado, parecíame en cierta manera justa. Mas antes había de plantear ciertas cuestiones, que demasiada afrenta había sufrido yo en aquesta ciudad de Gerona, y no iban a quedar las cosas de cualquier manera.

- No es leve la petición que me hacéis, rabino Nehemiah. - respondí - Me imagino que ignoráis el hecho de que mi presencia en esta ciudad se debe precisamente a que aquí había de celebrarse un concilio para tratar la llamada cuestión judía, en la cual yo había de representar a mi Orden, la de Santiago, y transmitir aquí sus consideraciones. Tal concilio no llegó a celebrarse, pues, para cuando hube de llegar aquí, el call ya había sido saqueado, y muertos muchos de sus habitantes. Estos ignominiosos actos, más propios de paganos que de buenos cristianos, han arrojado la vergüenza sobre esta ciudad, y sobre sus eclesiastas, quienes parecen carecer de la caridad cristiana que predican. Por esto me decidí a intentar ayudaros, tal vez engañado por el Obispo don Berenguer, quién me dijo querer compensar a la vuestra comunidad por el daño sufrido.

Detuve mi discurso un momento, preguntándome si no estaría yendo demasiado lejos. Más aquella traicionera ciudad no me dejaba alternativa, salvo la de acabar destazado en algún callejón mugriendo.

- Antes de decidirme a vos ayudar, necesito que me respondáis algunas cuestiones que se me plantean, pues no pocos enemigos he ganado aquí en Gerona, pese a mi corta estancia, y no voy a permitir que aquellos que me traicionan queden impunes. - aquello bien pudo sonar a advertencia, mas bien estaba que así fuese - Cuando me reuní con el Obispo, pedí castigo para los párrocos que incitaron a la plebe a atacaros. Aquestos, sin duda ofendidos por tales peticiones, y deseosos de venganza, atrajéronme a una trampa, en la que mi buen escudero, Blas, aquí presente - hice un gesto con la cabeza - sufrió feas heridas, y nuestras vidas habrían peligrado de no haber sido nuestros atacantes unos ineptos, ni haber estado nosotros bien alerta. Tales párrocos bien os pueden ser conocidos, y si tal es el caso, me gustaría conocer sus nombres.

La segunda cuestión que os he de plantear tal vez os resulte más delicada, pero es mi obligación decirlo aquí. Aqueste vuestro hombre, Roque, dijo al venir a buscarme que don Berenguer tortura a los judíos que encuentra, grave acusación contra un alto mandatario de la Iglesia, que no debería sostenerse sin pruebas. Si tales hechos son ciertos, aunque no atentan contra la ley de Cristo, significarían que don Berenguer me ha mentido, lo que sí lo hace, y que, por tanto es pecador, además de haber tratado de utilizar a mi persona en su beneficio, hecho que no quedará de tal guisa, aunque me lleve años cobrarme la debida compensación. Me gustaría, por ende, ver las pruebas de que podáis disponer, aunque sólo sea hablar con el torturado, que, decís, se fugó.

Por último, me gustaría saber qué es ese objeto del que tanto habláis, y por el que el Obispo está dispuesto a traicionarse ante Dios, y qué lo hace tan peligroso.

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17/10/2013, 14:50
Josep Dalmau

Así que si que estaba después de todo-Pensó mientras Iñigo y Blas se adentraban en la trastienda

Nunca le había gustado ser un simple comparsa, le gustaba tener el control de la situación, así que prestó oído atento a lo que se iba a decir ahí dentro 

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17/10/2013, 18:45
Blas Matute

Bien sabia Blas que aquellas cuestiones le sobrepasaban, y que el habria de facer lo que le mandara el caballero. 

Intentaba poner cara de entendimiento y de ser homine xusto et valiente.

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18/10/2013, 01:10
Nehemiah

El rabino había estado escuchando atentamente a Íñigo, con sus manos aún recogidas en el regazo, como si meditara profundamente. Conocidos los requerimientos del caballero, se dispuso a responderle.

-Sabía de la celebración del concilio, mas, obvio, non fui invitado; et sospechaba que vos ibais a tomar parte en él -aclaró antes de entrar en materia-. Ansí que pensades que los proprios párrocos vos tendieron una trampa; interesante -dijo como para sí, con aire de misterio-. Mas docenas dellos hay en Girona et non conozco yo bien a todos. En cambio, sí que conozco a don Berenguer et su mano derecha, el diácono Ignasi d'Olot; como representante del pueblo hebreo en la cibdat, me he reunido varias veces con ellos; las suficientes para saber que don Berenguer es harto ambicioso, et Ignasi ha muy pocos escrúpulos. Mas non quiero ofendervos fablando mal de personas a quien debéis respeto; tan solo vos puedo transmitir los fechos contra nuestro pueblo, et aquestos fablan por sí solos.

Nehemiah hacía uso de mucha diplomacia al hablar. Se notaba que estaba acostumbrado al papel de mediador y de sabio.

-Con respecto al fugado, está aquí con nosotros. Julián -llamó al soldado, acompañando con un gesto de la cabeza.

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18/10/2013, 01:47
Julián

Entonces Julián soltó el escudo y el bracamante en el suelo, se sacó el gambesón y seguidamente la camisa, dejando su torso desnudo. Diose la vuelta para que el caballero pudiera admirar las marcas recientes e inconfundibles de los latigazos en su espalda.

- Tiradas (1)
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18/10/2013, 01:49
Nehemiah

-Julián trabajaba de muccadim; guardia del call -aclaró-. Sobrevivió al ataque, et buscaba supervivientes en el call cuando fue reconoscido por uno de los espías del obispo et lo llevaron a la fuerza a su palacio. En el sótano le practicaron torturas varias... -dejó entonces que siguiera Julián.

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18/10/2013, 01:50
Julián

-Los cristianos nos habedes a todos los judíos por enclenques -atronó a grave voz de Julián, que volvió a vestirse-. Aquel fue el error de mis captores.

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18/10/2013, 01:50
Nehemiah

No era muy locuaz, porque no añadió nada más. Nehemiah tuvo que seguir con la explicación.

-Julián es experto en lucha sin armas. Encontró la ocasión et se deshizo de los torturadores arrebatando a uno el látigo cuando iban a comenzar la sesión de tortura. Agora el obispo sabe que sabemos lo que busca: un libro que llevaba con nosotros cientos de años, un tratado de cábala en el que se explica cómo obrar diversos prodigios... entre ellos, el de convertir cualquier metal en oro. Mas lo que no sabe es que aunque lo tuviera en su poder, es inútil, pues solo un experto cabalista sería capaz de descifrarlo, et ello le llevaría años. Non habemos con nosotros nadie ansí, mas guardábamos el libro como reliquia.

Nehemiah observó entonces atentamente a Íñigo y a Blas para ver su reacción.

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18/10/2013, 10:00
Don Íñigo de Lara

Ya lo había sospechado yo de antes, mas ahora estaba seguro: aquel libro era el eje de todas las disputas que me rodeaban. Los judíos habían sido, sin duda, atacados por poseerlo, por lo mismo que el desgraciado que lo halló había sido destazado. Y ahora, esta que el rabino había llamado reliquia estaba en mis manos, lo que suponía no pocos peligros para mi persona, pero non era yo un cobarde ni iba a dejarme amilanar por esto.

Estaba por delante, en primer lugar, el saber si era cierto lo que aqueste hombre, Julián, decía. Si en verdad había sido torturado por el obispo, algo podría decirme. Me volví, por tanto, hacia él.

- Decís que el obispo os capturó y os torturó, también decís que escapasteis. Mas, ¿podríais decirme cómo y por dónde salisteis de su palacio? Me supongo que no serán pocos los guardias que en él habitan.

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18/10/2013, 00:48
Elizenda Landeira

La muchacha vio como entraban al interior de la trastienda, tratando de visualizar qué habría al otro lado al paso del caballero, pero cuando éste se fue, su atención se centró entonces en la de los alquimistas, pues no tenía tanto interés en saber qué se cocería allí dentro si luego se lo contarían.

-Então, podemos falar agora sobre o que querias me dizer ou temos de esperar pra ficar mais sos ainda? É respeito á Josep, certo?

Preguntó Elizenda en tono de voz suave mientras miraba y tomaba algunos productos al lado de Lourenço mientras Josep trataba de escuchar qué había tras la cortina.

Notas de juego

-Entonces,¿ podemos hablar sobre lo que querías decirme o tenemos que esperar a estar más solos todavía? Es respecto a Josep ¿verdad?

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18/10/2013, 19:05
Director

Se oían voces al otro lado, pero estas se entremezclaban con las del mercado y nada era posible distinguir de lo que decían desde allí.

En cuanto Elizenda echó mano a la mercancía del mimbrero, este levantó la vista y comenzó a vigilarla después de reojo.

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18/10/2013, 19:09
Julián

-Hum... -gruñó Julián; o era un hombre de muy pocas palabras o es que no sabía que decir...

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18/10/2013, 19:16
Nehemiah

-Perdonad, don Íñigo, mas Julián non es muy locuaz, et además tiene razones para desconfiar, como habedes de comprender -intervino el rabino-. Segund díxome a mí, sirviose del látigo para abrirse paso fasta el lugar donde guardaban los instrumentos de tortura. Allí echó mano de un cuchillo, et entre puyada et latigazo firió a los dos verdugos que allí estaban, los ató, tomó las ropas de uno et quitoles la llave, et fue ansí, encapuchado, como pudo sortear a la guardia et salir dallí. ¿Es correcto, Julián?

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18/10/2013, 19:17
Julián

Julián se limitó a asentir.

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19/10/2013, 00:36
Josep Dalmau

Mierda!!!-El ruido del mercado hacía imposible escuchar nada. Ni siquiera se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor, concentrado como estaba en lo que ocurría ahí dentro. Una vez se dió cuenta de que iba a ser imposible escuchar nada y que solo le ponía en evidencia, se centró en los artículos del mimbrero

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19/10/2013, 12:56
Don Íñigo de Lara

Aquella historia bien podía ser cierta, bien falsa, mas parecíame a mi que era lo primero. Mas no me conformaría yo con tan poco. Un hombre de fe como aquel debía estar dispuesto a algo más para ganar mi confianza.

- Vuestras palabras me parecen sinceras, rabino, pero también me lo parecieron las intenciones del Obispo en su momento, et non quiero pecar de confiado. - miré al rabino a los ojos - ¿Estaríais dispuesto a jurar, por lo que consideráis más sagrado, que cuanto me habéis contado es cierto? Espero que entendáis que esto es más que necesario. Non son pocos los en mi Orden que consideran que lo que sucedió en el Call es lo que habría de ser en todo reino cristiano, y si vos represento, me ganaré su enemistad. Esto por no hablar de que contravenir las peticiones del Obispo, el que me solicitó que vos llevase ante él, puede hacer que surja entre su Iglesia y mi Orden un profundo resentimiento. Por todas estas cosas, debo estar seguro de que no yerro en el camino a escoger, pues por lo que es justo estoy dispuesto a correr gran riesgo, pero non lo haré por causa que no lo sea.

Nada más podía yo facer. Aqueste rabino parecíame honrado, y hombre pío, y si juraba ante Dios que non me había mentido, al menos sabía yo que recibiría su justo castigo llegada la hora si me mentía. Si se negaba no habría más que hablar: marcharíamos yo y los míos, y en otros habrían de hallar auxilio estos judíos. Esperé, pues, su respuesta, aunque aún me quedaban por hacerle dos peticiones más, si es que aceptaba la primera.