Partida Rol por web

Miro sonriendo como Laida responde a ese idiota borracho, y voy a añadir alguna chanza cuando escucho a Ragnar toser, si es que a eso se le puede llamar toser...

¿Ragnar, que te ocurre? entonces me fijo que Fritz y Felix tampoco tienen muy buena cara, me vuelvo hacia el tabernero y grito.

¡Por las barbas de Mann! ¿que clase de hechicería has hecho a mis compañeros?, ¡estaban perfectamente hasta que les has tosido en la cara!

Mientras me llevo la mano a una inexistente espada... "Por los dientes del Kraken, sabía que era una muy mala idea ir desarmado..." busco con la mirada sin perder de vista al tabernero, algo que pueda servir para defenderme, una pata de silla, o algo parecido...

Cof, cof, cof. Entre estornudos, toser, arcadas y demás, queda bastante poco para respirar, así que mucho menos para hablar. cof cof cof.

Tumbado en el suelo, de lado, para intentar respirar y con la única acción que su cuerpo le permitía, que era quedar sobre el hombro izquierdo, sobre todo por temor a vomitar y ahogarse con ... restos indescriptibles nada agradables. Nada más que esa imágen le hizo tener más tos, si cabe, y además empezar a ponerse muy colorado. Tanto que parecía irradiar, como si de las brasas de un fuego se tratase.

Cof, cof, cof ...

Fritz observó a Dwali y asintió.

-Su teoría tiene mucha base, no se puede negar. Querido tabernero -dijo al camarero, asegurándose de aumentar su rango para que se sintiera importante, si eso servía de algo-, ¿qué tiene que decir al respecto? ¿Hay alguna prueba que apoye la teoría de la secta de sangre? ¿Algún sospechoso?

Dio un trago al vino, complacido por el sabor caldoso.

-Y si me permiten añadir, ¿quiénes del pueblo han perdido a algún animal? Podríamos empezar a hablar con ellos.

Dejo de atender a los parroquianos para darme la vuelta y ver a mi compañero Ragnar tirado en el suelo, sin pensármelo dos veces le digo a Leopold:- Saquemoslo fuera a que le de el aire. y de la misma, cojo mi pañuelo de cuello y me tapo la boca con el, antes de agarrar a Ragnar y empujar hacia la puerta.
A ver si va a ser verdad lo que el paleto decía?, y si es efecto de la cruzada?, mal rollo.

"Mann protégeme de los peligros de la niebla...", Maldita sea Laida, ni siquiera sabemos que le pasa, y decido gritarle al estudiante, ¡eh tú, aprendiz de librero!, ¿no decías que tenías conocimientos de medicina?, ¿que diablos les pasa a todos ustedes?, ¿que tiene ese tabernero?

finalmente, me protejo la cara con mi camisa y ayudo a Laida a sacar a Ragnar fuera.

Mantente firme Ragnar, siempre he escuchado que no hay magia que tumbe a un enano, no me vayas a tirar al suelo esa creencia justo ahora, y por todos tus dioses, no nos tosas encima...

- Leopold, el aire de la taberna esta viciado por el virus que ha soltado, lo mejor es salir fuera, su problema es respiratorio al parecer, espero
Sigo insistiendo en sacarlo fuera y mi pañuelo sigue tapándome la boca y nariz.

Tryndamere oye el golpe y se gira ve al enano tosiendo y rojo como un tomate y ve como sus compañeros lo sacan fuera. El bárbaro se aleja de la barra coge al tabernero por el cuello y estampa su cabeza contra una mesa, con la ferza necesaria para retenerla ahi,
-Dime ahora mismo que les has contagiado a mis compañeros o te juro que reviento tu cabeza contra la mesa

Asustado por la reacción de Leopold el tabernero recula varios pasos hasta dar con la espalda en la repisa de las botellas de detrás de la barra. Alguna que otra cae y el chaval que os atendía corre escaleras arriba aterrorizado. Sin lugar a dudas, no parecen estar acostumbrados a amenazas o violencia alguna.

Poco después, cuando Leopold y Laida llevan al enfermo enano afuera el norteño decide amenazar al tabernero. Por si esté no hubiera tenido suficiente antes con los gritos del guarda marina. Lo coge del pescuezo y lo estampa contra la barra del local. Lloriqueando apenas puede vocalizar algo el bueno de Mertin-Yo...señ..no sé de que me habla...-empieza a entrar en pánico.-¡Suélteme! ¡suélteme por favor!

A todo esto, uno de los hombres que está sentado jugando a cartas se levanta decidido. Va con paso firme hasta el bárbaro y lo agarra del hombro mientras le ordene asertivamente.-Déjalo forastero o serás ahorcado al amanecer.

Entre tosidos, Fritz se levanta e intenta componer su mejor sonrisa, para animar a todos a mantener las formas cordiales de buen huésped y mejor anfitrión.

-Sólo pretendemos saber, señores, quiénes de este pueblo han sufrido pérdida reciente de animal alguno. Una vez dicho, al punto saldremos a otra parte.

Con Leopold, Ragnar y Laida fuera de la taberna, dentro solo quedáis el norteño, Félix, Heldrich y Fritz. Cuando el jugador de cartas se levanta y se dirige hacia Tryndamere, la mujer con la que hablaba Félix se despide rápidamente-Mon ami, creo que uno de tus amigos tiene problemas.-señala a la barra para acto seguido escabullirse por una puerta lateral.

Mientras tanto, el hombretón se presenta.-Mi nombre es Reynhardt Neytz, alguacil de este tranquilo pueblo. Dejé ahora mismo la cabeza de este hombre o prepárese para ser ensartado cual cochino.-Saca un pequeño estilete del cinturón. Sus compañeros de cartas se levantan súbitamente al ver el arma y siguiendo la inercia de la situación intentan alejarse del conflicto.

"Mierda..."

Además de fastidiarle el ligue con la mujer, el nórdico estaba a punto de pagar dos peniques y una espada, y condenar de paso también a Félix y el resto del grupo en cuanto les relacionaran. El alborotador decidió intervenir para evitar males mayores, y se aproximó con tiento al sicario:

-Déjalo ya, Trynda. Ese infeliz nos ha contagiado la tos gorgojosa y al enano -cof, cof- le ha afectado más de la cuenta, es así de simple. No hay nada de brujería en todo esto.

Seguidamente se dirigió al alguacil:

-Disculpe a mi compañero, herr Neytz. Viene -cof, cof- de las inhóspitas tierras del norte, donde ven brujos por todas partes. Ha visto a su amigo caer entre convulsiones y ha pensado -cof, cof- lo peor. ¿No haríamos todos lo mismo por un amigo en apuros? Bebamos otra ronda a cuenta de la generosidad de herr Lauer y olvidemos -cof, cof- el asunto-dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

ok. Bueno, quedo a expeensas de órdenes o lo que me digas.

Miro como esta Ragnar y pongo mi oído en su enorme pecho intentando escuchar algo, a ver si es un ritmo constante o tiene alteraciones. También pongo un pañuelo en su nariz y boca a ver si respira.

-Sí, jejeje...coff coff... Herr Lauer en persona nos ha avalado en confianza, a pesar de estar poniéndola a prueba en este instante, no somos malhechores, sólo gente de sitios diversos. Distintas culturas, si me entiende, algunos participan del buen humor de las tabernas de formas más vehementes. Entiendo, por tanto, la consternación que las costumbres de nuestro compañero les provocan, pero deje que nos hagamos cargo de él. Puedo asegurarle que somos los últimos en querer enfrentamientos.

Fritz practica su sonrisa más conciliadora. Tose un poco más, y gesticula con mucho cuidado, casi pidiendo permiso para ello.

-Déjenos invitarle a esa ronda, alguacil. Nos gustaría hacerle alguna pregunta sobre la reciente partida de ese grupo de malditos tunantes, esos seguidores de un niño supuestamente marcado, que han dañado, como puede verse, la paz de su pueblo.

El barbaro se quita de un manotazo la mano de su hombro se gira hacia el alguacil y ve como saca el estilete. Tryndamere que no esta de humor retrocede un paso y desenvaina
-Solo intentalo y veremos quien acaba ensartado
En ese momento aparecen sus compañeros intercediendo, se retira un poco para poder maniobrar si es necesario pero aun no emprende ninguna acción

Miro consternado como Laida revisa a Ragnar.
Y le pregunto, ¿Laida, está vivo?