Partida Rol por web

Fritz escuchó al noble y sólo participó durante sus silencios con lisonjas y deacuerdos, sobre la recompensa por la capacidad y no por el orden de los vástagos y sobre ideas más, ejem, modernas a los tiempos corrientes que, aunque él enunciaba, se cuidaba mucho de aclarar si las defendía a ultranza o sólamente las contemplaba como posibilidad. Aunque al noble parecían gustarle, se percataba de que no era igual a todos sus acompañantes y no quería, bajo ningún concepto, que llegara a oídos de esos von Speir que un tipo con dos libros al hombro iba diciendo no sé qué sobre el legítimo derecho de los segundones.

-Oh -dijo, de repente, al reparar en el letrero-. Parece, sin embargo, que la villa de Pfeiffeldorf no necesita a nadie más que la ayude. ¿No podría ser que, en lugar de servir de algo, traigamos más desconfianza a estas buenas gentes? Quizá, digo, sería bueno pasar de largo para no disgustarlos y dejar que ellos mismos reconstruyan sus tierras.

Tryndamere mira el cartel y bufa
-Ya que este estercolero no quiere a nadie no se que diablos hacemos aqui-
El humor del bárbaro empeora por momento y visto el cartel no aparta la mano de la espada.

Schade, sigue caminando haciendo oídos sordos a todas vuestras preguntas. Dejáis el cartel detrás y resguardados por los blauesblut seguís a los segundones.-Es posible que vuestro documento sea cierto. Tengáis el perdón del Imperio y del mismisimo Sigmar. Es posible. Pero mientras no lo verifiquemos seguiréis siendo sospechosos criminales que merodeaban las inmediaciones del pueblo armados hasta los dientes.-Dice todo esto sin miraros a la cara, con la vista puesta en el pueblo.-Por lo tanto, ya que aún sois presuntos bandidos, el insigne pueblo de Pfeifeldorf puede aprovechar vuestras innatas habilidades en estos tiempos de necesidad. No os preocupéis por el cartel, nosotros os protegeremos mientras esteis por aqui.

En el camino, podéis ver a un niño, de apenas 6 o 7 años que rebusca entre los arbustos gritando ¡Peladita!, ¡Peladita". Cuando os acercáis, el niño de aspecto demacrado corretea hasta Laida. Con lagrimas en la cara pregunta.-¿Han visto a una ratita con una mancha en lo alto de su cabeza? Se llama Peladita...-gimotea

Laida no había dicho nada, pues el noble segundón, o la compañía de los segundos hijos como la acababa de bautizar Laida la había ignorado sobre lo de hacer de Cocinera, así que fue andando observando el terreno, hasta que llegaron al cartel y las funestas palabras de Schade la sacaron de su ilusionario viaje placentero.
Osea que nos van a usar para ayudar al pueblo, no se si eso a Trydamere le va a gustar mucho.en eso estaba cuando un niño se acerca a mi preguntándome desesperado si he encontrado una rata, a lo que le respondo triste:- Lo siento, no la he visto, pero al momento se me ilumina la cara con la rapidez que un halflig degusta un buen asado y digo sonriendo:- Pero si quieres te puedo ayudar a cogerla.
y sin mas se pone a buscarla pasando de todos los demás.

-¡Aparta mocoso! -dijo cuando el mugriento niño se acercó a ellos. Luego se dirigió a Schade:

-Ya que estamos en vuestras manos, haremos lo que queráis para demostrar nuestra buena voluntad. Pero os sugiero que no nos hagáis entretenernos mucho aquí. Es de vital importancia que entreguemos el mensaje a nuestro contacto de Altdorf, ya que tiene que ver con la cruzada. Estamos en el mismo bando, monsieur, y cuanto antes lleguemos a la capital, antes podremos ayudar a neutralizarla y hacerles pagar por el alboroto que han causado en vuestro pueblo...

El chiquillo, asustado por las palabras de Félix se aleja corriendo del camino y Laida asqueada le dirige una mirada de odio al truhan.

Finalmente, llegáis a la entrada del pueblo que aunque de un extensión considerable parece poco denso y  parece habitual que las desperdigadas casas estén rodeadas por jardines, huertos y corrales. Los aldeanos os miran con recelo, y cuchichean a vuestro paso. Los más atrevidos o curiosos preguntan a los nobles que os han acompañado por todo el camino y llegáis a la conclusión de que si no fuera por ellos, habrías tenido una bienvenida más fría si cabe.

El embarrado camino está lleno de papeletas y folletos. La mayoría están mojados, sucios o rotos aunque todavía queda algún que otro leíble. Siguiendo sus pasos Schade se dirige con paso ligero hacia el centro del pueblo hasta llegar a un pequeño edificio rodeado por cepos, aún ensangrentados algunos y la mayoría ensuciados por frutas y verduras podridas.-Para que veais lo buenos que hemos sido con vosotros.-deja caer Schade.

-Dentro de este edificio os espera nuestro excelentísimo jurista y letrado que será el encargado de dictar vuestra labor en nuestro pequeño pueblo. Ser amables con él, yo os acompañaré al interior.

Con algo de curiosidad, el rufián se agachó un momento para recoger uno de los folletos todavía legibles y echarle un vistazo, mientras seguía a los demás hacia el interior del edificio...

Fritz pega el ojo a un folleto y arruga el gesto. Se acerca a sus compañeros y les obsequia una sonrisa.

-Bien, no hagamos esperar a estos amables aldeanos, compañeros. Es evidente que han pasado un mal trance y es de buen imperial prestar ayuda a quien la necesita. Seguro que la hospitalidad de estas buenas gentes estará a la altura.

El hombre hace un gesto de ánimo y amaga con entrar en el edificio.

Entráis por la estrecha puerta uno a uno hasta llenar casi completamente lo que parece ser la oficina y puesto de trabajo del jurista. Las paredes están llenas de estanterías y estas a su vez, están a rebosar de libros mohosos, pergaminos quebradizos y pilas de papel cogiendo polvo. El hombre detrás del escritorio es un tipo de aspecto agobiado, encorvado sobre un escritorio lleno de papeles. 

Al veros entrar espera a que Schade se acerque y susurra No parecen tan duros, ¿estás seguro que están haciendo ese tipo de cosas? el noble le responde algo muy bajito (Tirada de Percepción+10 para quienes intenten escuchar) y con un gesto el chupatintas le extiende una bolsa de cuero que tintinea copiosamente. 

Por último, el letrado hace un gesto para que avancéis.-Mi nombre caballeros, es Zecharius Lauer, administrador de esta hermosa villa. Y como habréis sido informados por Schade en mi recae el deber de proveer justicia. Antes de nada Necesito confirmar vuestras historias. El proceso requiere normalmente uno o dos días, por paloma, por supuesto. Durante ese tiempo necesito decidir qué hacer exactamente sobre la presencia de criminales potenciales en mi aldea.-Lauer se desplaza en su silla y mira a Schade quién da un gesto de aprobación. Continúa.

-Parecéis tipos duros y bien preparados que han visto y sobrevivido a vuestra parte de adversidad. Puedo respetar eso. Normalmente ponemos en los cepos a los presuntos delincuentes mientras se revisa su buena fe en busca de falsificación. Pero soy un hombre razonable.-Toma un profundo aliento y se oscurece su semblante.-Hay un importante asunto que me gustaría que atendieran. Si estáis dispuestos a colaborar, tendréis libertad para moveros por el pueblo durante las siguientes veinticuatro horas, aunque por supuesto debéis rendir vuestras armas. Tenéis mi palabra de que independientemente del éxito o fracaso de vuestras investigaciones seréis liberados transcurrido ese tiempo -asumiendo que vuestras afirmaciones sean auténticas, claro.

Félix tiró el folleto nuevamente al barro antes de entrar. Una vez en el interior, escuchó las palabras del tipo con aspecto de chupatintas. Ya había estado en un cepo en Altdorf durante tres días, cuando le pillaron alborotando contra el culto de Verena. No le apetecía repetir la experiencia.

"No creo que a Trynda le haga mucha gracia lo de rendir las armas. Espero que no la líe porque podríamos tener problemas..."

-Por mi parte estoy ansioso por colaborar para el bien de vuestro bello pueblo, herr Lauer. Espero que más pronto que tarde seamos dignos de su confianza y podamos cumplir con nuestra misión, y así neutralizar a esa odiosa cruzada-dijo con su habitual coba en estos casos-.

El enano aún no había sentado el culo en este pueblo y ya empezaba a odiarlo. Más que eso. Quería quemarlo entero con todos su habitantes dentro. Suspira y se resigna a no poder ver con sus propios ojos, lo que por su mente corre. Rebusca bajo su barba y saca un documento que cada vez parece tener menos valor. - Espero esto le sea una ayuda y reduzca el tiempo de espera y aumente su confianza en nosotros. No desea sacar más este papelito, pero ya imagina que es papel mojado.

Para ser un enano, había sonado humilde, pero estaba ya más resignado que ilusionado por cumplir la misión. Empezaba a pensar que se tendría que rapar barba y cabeza.

Fritz pega el oído, pero sin éxito. Escucha con atención y una sonrisa bien formada al administrador.

-Sin duda, aunque no dispongo de armas, debo decir, sólo una herramienta -dice, señalando el hacha- que me sirve en el camino para conseguir leña con la que calentarme. Sin embargo, y en pro de un buen entendimiento entre todos, gustosamente la presto para que la guardéis, ya que aquí, en el amparo de un pueblo tan hospitalario, ¿cómo voy a pasar frío?

El hombre rio con un aire de encantador de niños.

-No pienso dejar mi arma. Ya le dije al mequetrefeRefiriéndose al noble-Que podian acompañarnos pero no pienso quedarme este estercolero solo por que un tipo decida que no sabe si soy o no de confianza el nordico esta bastante enfadado con la situación y no tiene muchas ganas de estar preso otra vez

A laida no le gusto nada la forma en que contesto al crio, mas cuando al entrar en la sala y escuchar las palabras de aquel hombre, respondió con tono zalamero y suave. Pero sera cabronazo!, eso la cabreo aun mas, pero no tuvo tiempo de decir nada ya que Tryndamere no pensaba dejar las armas como era de esperar, pero se mantuvo en silencio rumiando lo que había escuchado por si podía sacar alguna conclusión o ventaja de ello.

Lauer recoge amablemente todas las armas que vais dejando. Cuando llega ante Tryndamere, lo mira de abajo arriba, sopesando las posibles alternativas. Finalmente suspira y tras guardar el resto de armas menciona sin darle mayor importancia.-Si sus papeles acaban siendo una farsa, la inversión que podrían llegar a ser para nuestro pueblo a través de las recompensas por forajidos bien valen vuestras ofensas actuales. Por ello, los blauesblut se quedarán por los alrededores del pueblo, en caso de que se les ocurra escapar.-Vuelve a su mesa y se despide de Schade.

-El asunto que me gustaría que tratarais está relacionado con un robo local a una persona de suma relevancia para nosotros.-Desde un pequeño rinconcito de la habitación se abre una puerta que para todos había pasado desapercibida.-Oh, justo a tiempo.-De ella sale un enano de mediana edad, con ropas algo gastadas y alguna que otra cana en su deshilachada barba. Las facciones de su rostro están esculpidas en desconfianza, recelo y desconcierto.-Para este menester, contaréis con la ayuda de mi inestimable escriba, Dwali Runeborn.- el enano parece irritarse al escuchar su propio nombre.

-Dwali tiene un mapa del pueblo, con la casa por donde deberías empezar la investigación. Nuestro escriba es una mina de conocimiento, y no tendrá ningún inconveniente en resolveros cualquier duda que tengáis.-Dwali responde con un gruñido ininteligible.-¡Buena suerte!

No me gustaba todo esto, llevaba dándole vueltas desde que ese Noble nos emboscó en el bosque, ¿y ahora que querían de nosotros?, ya habían visto nuestros papeles...

Me distancio un poco de Felix después de ver su reacción con el chiquillo, no me parece una buena idea levantar aún más suspicacias, y ese niño sólo buscaba su mascota...

"¿y cómo van a comprobar nuestros papeles?, como tengan que ir hasta Marienburgo, y volver, para cuando hayamos podido salir de aquí, ese Karl y su cruzada habrá llegado hasta Altdorf, y habremos fracasado en nuestra misión"

iba tan insimismado en mis pensamientos que no presto atención a las palabras de Schade y ese extraño destrás de la mesa, parece preocupado, y eso significan problemas..."

Entrego mis armas, si hay problemas, Tryndamere puede cubrirnos mientras conseguimos alguna supongo...

No puedo evitar sobresaltarme cuando veo aparecer al enano, y no parece muy feliz, me acerco a Ragnar y susurro

Disculpa Ragnar, ¿conoces a ese enano?, quiero decir, su familia o clan, creo recordar que para vosotros esas cosas con muy importantes y se suelen recordar,¿no? parece que no le hace mucha gracia todo esto...

y hacia el hombre que les hablaba no puedo evitar comentarle

Disculpadme Maese Zecharius, pero como pensaís que vamos a recuperar lo que sea que han robado, ¿si vamos por ahí desarmados?, no queremos problemas, pero por Mannan, que tampoco queremos suicidarnos

Félix suspiró con alivio. Por lo menos la actitud de Trynda no había exaltado a ese tipo en exceso. Además, les iría muy bien que por lo menos el bárbaro conservara su arma ante lo que les pudiese surgir.

Se limitó a esperar la respuesta del chupatintas a la pregunta del guardia marina. Mientras tanto, se limitó a contemplar al enano disimuladamente, ya que notaba algo raro en su conducta. ¿Por qué se mostraba tan huraño y malhumorado?

Ragnar se cruza de brazos cuando quieren sus armas. Si la quieren que la cojan. No voy a mover un dedo por entregarla.

Está de morros y musita impertinencias en su lengua. Al ver s un hermano se sorprende y mucho. No es extraño que grupos de enanos, o incluso en solitario, realicen trabajos, que cobran bastante ajustadamente para la buenísima calidad o resultados que suelen ofrecer, pero que sea el chamberlan de un humano es algo ... que estando lejos de ser insólito, le parece bastante raro.

- Si quire que nos enfrentemos a un peligro y busquemos culpables, tendrá que dejarnos defender, y eso empieza por ir armadao. Vamos, digo yo ¿No? Y encara al hermano observándolo con detenimiento. Su amigo Leopold le había hecho una pregunta y estaba indagando en sus recuerdos y en lo que veía para poder dar una respuesta o hacerse una idea.

En su lengua saluda al hermano y le pregunta algo raro.