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Palantir Quest

Preludio. Cambios en el Sur

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13/03/2015, 11:54
Director

El viento agitaba los bucles de Eldarion mientras observaba caer la noche en la ciudad de la Torre Blanca. Desde sus aposentos observaba cómo el astro que iluminaba sus destinos comenzaba a ocultarse. ¿Qué quedaba por hacer en Gondor? Umbar había claudicado y desde hace dos años, en lo que se llamaba "La Paz Negociada" alargaba unas conversaciones que todos sabían que terminarían en una rendición incondicional pues el orgullo de los Corsarios había sido doblegado.

Hace ya mucho tiempo que la llanura de Gorgoroth había sido limpiada y si quedaba algún orco en la Tierra Media se encargaba de ocultarse en la cueva más profunda ante el menor sonido de cascos de caballo.

Eldarion había visitado Shire y había visto el árbol blanco o Árbol del Cumpleaños, como lo bautizó Samsagaz el Bravo al verlo crecer. Se esperaba que diese uno de esos frutos con forma de cascabel para que en el futuro pudiese crecer un nuevo árbol blanco en algún otro lugar. La Comarca era un remanso de paz y tenía permiso especial del Rey para negar el acceso a cualquier visitante. Los hobbits se regían según sus propias normas.

Sólo quedaban tareas menores y aburridas. ¿Cómo podría igualar o superar a su padre que con su edad había conseguido unificar a los antiguamente dispersos?

Ithilien florecía bajo el mandato de Faramir y La Marca se mantenía como firme aliado bajo del reinado de Elfwine, nada había que le preocupase a norte, este u oeste. El sur sin embargo ...

El príncipe giró su mirada al sur. Antes de que el sol desapareciese casi pudo ver la lejana Pelargir, orgullosa nuevamente y bastión de los fieles a los Valar. Más allá Umbar derrotada y claudicante y a su lado ... Harad.

¡Harad! Pensó el príncipe.

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13/03/2015, 12:09
Eldarion

Aileron caminaba al lado de su amigo Eldarion. Lo hacía como cuando se mostraba inquieto y excitado, a grandes trancos. En ese caminar algunos otros habrían visto una versión pequeña de su padre, de sus andares y formas de moverse.

¡Ven!

Le había dicho en mitad de la noche y Aileron sabía que de poco servía preguntar, su amigo tomaba la acción antes que la palabra y se sacaba más información viendo los actos que escuchando las palabras.

Esa noche reunieron a un extraño grupo. Krau, el scout llamado mestizo, el enigmático Downstar y por supuesto Hador, Pelendur y Legeish, hombres de armas. Ver que Nehifile era requerida también por el príncipe y la presencia de Elenya sí fue una novedad.

Necesitamos un cronista del viaje

Y Aileron supo de ese modo que se marchaban de Gondor.

Eldarion expuso el motivo de su viaje y el grupo intrigado comenzó a hacer preguntas y a poner objeciones pero su voluntad era firme por más que estuviese motivada por una mera impresión.

Viajarían a Harad. Al lejano Harad. Algo llamaba a Eldarion a investigarlo y nada podía hacer que perdiese el tiempo siquiera de conseguir el permiso de su padre.

Dos horas más tarde, sin apenas preparación, todos habían dejado sus vidas normales para seguir el destino que su amigo Eldarion en dirección a Harad.

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13/03/2015, 12:21
Director

El barco nuevamente se acercaba al puerto de Minas Tirith. ¡Tres años! Tres años habían pasado desde que el grupo se marchase en pos a los deseos de Eldarion. En su trascurso el grupo había pasado de ser un grupo de conocidos a convertirse en un grupo de amigos y a confiar unos en la vida de otros, y a jugársela por salvar la de cualquier compañero.

Habían visitado numerosos lugares, pueblos y culturas y Eldarion había vagado buscando algo hasta que un día, hace seis meses sin mostrar porqué se sintió satisfecho y quiso volver. Habían tenido numerosas aventuras y habían pasado de bisoños aprendices a peligrosos profesionales, cada uno en su campo de actuación.

El "Pez del Rio", que así se llamaba la nao que les llevaba atracó en el puerto. Minas Tirith llamaba de nuevo y la añoranza comenzaba a desaparecer al ver a lo lejos la Torre Blanca.

¡Los héroes han regresado! Querían gritar antes de desembarcar. Llegaban igual que se marcharon, de incógnito y en silencio. El sol comenzaba a caer y las sombras se alargaban.