Partida Rol por web

-- Encantado de volver a verle --le dije tras su presentación.
Aceptando su invitación tome asiento, coloqué el bastón entre mis piernas apoyé ambas manos sobre el pomo del bastón y refute la pregunta de la señorita, pero en tono mucho más cortes y educado-- Como dice la señorita Djuna ¿a que debemos este placer?

Es una lástima, Giuseppe es un nombre de pronunciación armónica –Responde Jonás en perfecto italiano mientras se sienta, aunque su cojera no le permite hacerlo con la elegancia que le gustaría. Le garantizo que su aspecto no es tan malo- añade volviendo al aleman y haciendo un gesto sobre si mismo como indicando "esto si es fealdad".

El inquietante italiano os miró con los ojos muertos, saltaba a la vista que él hacia tiempo que había abandonado la resistencia para conservar su humanidad. También casi satisfecho por el querer ir al grano.

Sé de su participación en el juego de la baronesa y el señor Kessler. Nada que me haya contado nadie, pero tengo mis fuentes. cuando dijo esto se escuchó un portazo en algún lugar del piso superior. Umbretti ni se inmutó.

Yo también fui un extraño en Praga, sé lo que es el desamparo, estar atrapado en el oleaje. Pero mi natural observador me permitió sobrevivir lo suficiente, ahora observo y sé que han de ocurrir cosas. hizo una pausa algo dramática, pero las velas participaron parpadeando de manera extraña. Cosas en las que necesitarán aliados, en muchos ámbitos, y vosotros os véis extrañamente en el centro de estos acontecimientos.

Con un gesto inesperado, el cainita se deslizó hasta una cómoda de la que sacó una botella de cristal con un líquido rojizo, no necesitásteis demasiado para saber que era vitae. Os iba ofreciendo mientras hablaba.

No tengo mucho aprecio por la baronesa, pero entre todos los monstruos ella es la más.. agradecida. hablaba lentamente, saboreando el fluido vital. No sé qué les ha pedido, no lo quiero saber. Pero sea cual sea el desenlace de lo que suceda estos días.. empezarán a suceder una serie de acontecimientos inevitables. Queda saber si cuando estallen.. estarán bien resguardados. no había asomo de burla, sorna o nada de lo que se pareciera. Lo más intrigante es que hablaba con una seriedad antinatural, convencido de cada una de aquellas palabras. Él os contempló viendo vuestra reacción.

No hice nada por disimular cuando sonó el portazo en la planta superior de la casa, y simplemente miré hacía arriba con curiosidad ¿Sería Tiberius, porque daba portazos?

--Le agradezco mucho su preocupación señor Borgo,-- respondí mientras recibía la copa de vitae que me ofrecía nuestro anfitrión -- pero no creo que nos haya hecho llamar para decirnos que empatiza con nosotros porque usted también fué un recién llegado o simplemente para comunicarnos su preocupación para con nosotros, asi que ¿Para que nos ha llamado? ¿Simplemente para decirnos que podemos contar con usted como aliado? -- para parecer que le agradaba que hubiéramos sido directos el parecía andarse mucho por las ramas.
-- Si simplemente quiere echar una mano a unos pobres recién llegados, ¿Porque no nos cuenta más sobre esos acontecimientos inevitables que se avecinan? -- pregunté con la mayor educación posible.
Finalizadas mis palabras me llevé la "taza" de vitae a la voca y me humedecí levemente los labios, como para saborear el "buqué" antes de desgustarla.

-No gracias, no encuentro alimento de la sangre a menos que el contenedor del que la tome esté teniendo un paroxismo amatorio.- Alega para rechazar la invitación con un tono tan serio como si estuviera hablando de filosofía existencialista en vez de orgasmos. Luego espera la respuesta a las preguntas que una vez más Jacobo ha formulado con acierto y precisión.

Estando en tensión y con ese portazo, casi muestro mis garras dispuesta a atacar. Miro hacia el techo. Odiaba las casas, odiaba la ciudad... Y ahora me sentía atrapada entre cuatro paredes de cemento ante la invitación de un cainita perturbador. Declino el vaso de vitae, ¿beber de un vaso pudiendo beber de la fuente y disfrutar de la caza? No, gracias. 

No sé de dónde sale esa vitae... Y no sé su naturaleza. Suficientes lazos de sangre me unen en esta ciudad.

Asiento cuando mes copains comienzan a ser conscientes AHORA que esto no huele nada bien. Ni monsieur Umbretti, ni madame Kornfell. Me exasperaba esta falta de amor por la integridad propia, que habían demostrado al aceptar la apuesta.

-No creo que nos llame para advertirnos... Su mensajero hubiera hecho el mismo cometido. ¿Qué es lo que desea y a cambio de qué, monsier Umbretti?

El sabor de la sangre te reveló que se trataba de la de una mujer joven, mortal, que había sufrido bastante a la hora de la extracción. No supiste discernir su actual estado, pero muy probablemente muerta ya.

Umbretti parecía no estar disfrutando de aquella situación de tensión, mas parecía no terminar de comprender vuestra inquietud. Aceptó de buena gana vuestros rechazos a la sangre, guardando el recipiente de donde lo había sacado.

Quiero ayudarles en estos primeros pasos. Aconsejarles. Libremente. Sin compromiso de que en un futuro me deban nada. por primera vez se dibujó una sonrisa en su rostro, pero sardónica en cualquier caso. Me gusta observar lo que sucederá, anotar los acontecimientos que desencadenará lo inevitable. Será una experiencia.. interesante.

De nuevo se quedó junto a vosotros, con su rigidez innatural olvidándose de la pantomima que os debía disfrazar entre los vivos.

No sé qué ocurrirá aún, señor Jacobo. La precisión para esas.. predicciones son siempre confusas. Alejadas de las siempre hábiles aptitudes de los vuestros. Sé que se remueve algo, desde mi orbe y.. otros, lo verán desde el suyo. el cainita traicionaba su declaración de claridad con esas palabras, pero era obvio que no sabía más de lo que decía. ¿Una sensación? ¿Una inquietud? Umbretti cambió el tercio de la conversación.

Pero en esa confusión, mis atentos invitados, me ha surgido un nombre. Un apellido más bien, Michelet. Llegó a mi anoche, cuando indagaba curiosamente por su porvenir. bebió su copa de un trago, casi ansioso. Tiberio me ha indicado que puede tratarse de dos hermanos habituales en el puerto. Especialistas en toda clase de trabajos, ¿saben a lo que me refiero? Sí, seguro que sí.

-- Ummm-- murmuré con gesto agrio. -- Un "buqué" amargo para mí gusto, -- dije mirando el interior de mi taza, para después dar un pequeño tragrito -- demasiaso sufrido -- reiteré.
--Bien, pues le estamos muy agradecidos por el dato, asi como por el aperitivo -- dije levantando la taza hacia él en modo cortes.
-- No le entretendremos más e iremos en busca de los hermanos Michelet a ver que pueden aportarnos. --dije dejando la taza sobre la mesita.
-- Nuevamente muchas gracias -- concluí mientras me ponía en pié y comenzaba a encaminarme hacia la salida.
En cierto modo sentia que tenía que dar las gracias por más de uno, despues de todo Borgo nos podía haber encarrilado adecuadamente.

Todo el mundo estaba diciéndole una y otra vez que algo muy grande iba a ocurrir próximamente en Praga, pero nadie sabía qué ni porqué ni cuándo. Todo era superchería y susurros supersticiosos. En otra época los habría mandado a todos ellos a tomar viento fresco tras regalarles el libro “Discurso del método” de Descartes. Pero era un muerto viviente, contra toda lógica. Así que, hasta que algún vampiro inteligente encontrara respuestas, debía considerar que las profecías podían ser una realidad.

Quizá debería hacer las maletas y mudarme a Nueva York inmediatamente.

-Gracias por la información. Es usted muy amable.

Miro al cainita, estudiándolo algo más. No porque me agrade en ningún sentido, sino porque estoy para lo que estoy. Mi visita anterior al bosque me había dejado muy claro mi cometido, debía aceptar lo que viniera sin rechistar, porque mi "misión" era observarlo todo.

Y puede que todo este relacionado con lo que sentí cuando llegué. Esa corrupción que no pude explicar pero que lo impregnaba todo. ¿Tendrá que ver con estos "acontecimientos" de los que habla monsieur Umbretti? ¿Y porqué nosotros, recién llegados, somos los elegidos?

Demasiadas preguntas que me mantienen intranquilas. Maldigo a aquel que dijo que la muerte era el descanso eterno, pues esta no-vida me tenía siempre intrigada y alerta.

-Merci beaucoup- digo con toda la cortesía que esfuerzo a salir de mi boca. Acallo así todo pensamiento de maldecir cuanto cainita que hay en esta ciudad cargándonos el muerto.

Muerto... Si la mujer estuviera muerta sería todo más fácil. Solo arrastrar un cadáver por los adoquines... Puestos a arrastrar cadáveres empecemos con esa arpía y sus juegos del demonio, que podría meterse por cualquiera de sus orificios putrefactos y en desuso.

-Buscaremos a esos hermanos...- ahhh, ma chérie...

Sin más espera, voy hacia la puerta y salgo del edificio, tan rápido como me lo permiten mis pies y sin gasto de mi vitae. Había tenido suficiente de esa casa y ese anfitrión.

El cainita os despidió sin apenas moverse de su sitio, casi comprendiendo vuestra necesidad de marcharos de aquella casa. No dibujó ningún semblante triunfal ni divertido ante vuestra inquietud, sus emociones estaban totalmente muertas.

Pasen buena noche, señores y dama. En Praga poseer aliados es el camino adecuado para la supervivencia, y uno no sabe cuando le pueden surgir. dijo con parsimonia. Y las oportunidades surgen.. y marchan. Si en el futuro desean tratar conmigo asuntos.. poco ortodoxos, estoy seguro de que podremos tratar tales negocios con la naturalidad que merecen.

La casa os despidió con el mismo silencio que os había dado la bienvenida. Aquella pátina de inquietud os persiguió como un espectro que os quisiera atormentar, Borgo no salió de la sala, no le volvisteis a escuchar. Una vez fuera os encontrasteis en la calle los tres juntos, esperando a tomar la siguiente acción.

--Creo -- empecé una vez fuera ya más tranquilos y sobre todo más comodos -- que a no ser que ustedes tengan alguna pista mejor, que yo no, -- aclare -- podríamos ir a buscar a esos hermanos a ver sis descubrimos que tienen que ver en todo esto ¿que os parece? -- dejé unos instantes para que respondieran mientras miraba la hora en mi reloj de bolsillo y tras guardarlo prosegui.
-- Lo más rápido sería tomar un carruaje, pero quizas prefiráis caminar -- dije intentando empatizar con mi nueva compañera.

Sin duda debemos visitar a esos hermanos, posiblemente ellos sean quienes “importen” a nuestra princesa. –Da unos pasos- Cada vez tengo más la sensación de que en esta ciudad todos se empeñan en hacer parecer que todo es tan misterioso y extraño que finalmente lo han conseguido: se les ha secado el cerebro y ya no pueden hablar sin enigmas ni acertijos, ni sin ese tonito misterioso que ya empiezo a aborrecer.

Por cierto, si quieren caminar, tengan en cuenta que quizá no soy el compañero más adecuado- añade en referencia a su pierna malograda por la metralla prusiana.

Valoro las opciones y acabo asintiendo a la petición de mes copains. Mejor hacer las cosas por la vía rápida que por la vía que me agradara o prefiriera. Igual caminar sobre adoquines no me era en ninguna forma una pasión desmedida que no pudiera sustituir por subir a un carro.

-Vayamos al puerto pues, si demora ni descuido... Pues las ayudas desinteresadas siguen sin ser mi confianza- me muevo aún inquieta por la visita reciente. Aquel cainita no me había agradado en ningún sentido. Simplemente no me fiaba.

Mi confianza no es mayor hacia mes copains, por el momento... Pero al menos ellos están tan atrapados contra la pared como yo...

Os fue complicado encontrar un carruaje a esas horas y, ya que no habíais venido en ninguno, tuvisteis que hacer el camino andando. Por suerte la zona portuaria no se encontraba lejos de la casa de Borgo, aquello os llevó poco más de veinte minutos. Los muelles tenían un aspecto sórdido, olvidados por la monumentalidad checa de más al sur con su Teatro Nacional y el futuro Rudolfinum, una colección de embarcaderos vetustos y algunos edificios destartalados se apiñaban a orillas del Moldava.

Llegados a ese punto quedaba decidir como abordar aquello, entre los edificios de madera destacaba lo que parecía una taberna, se podía ver algún transeúnte borracho que serpenteaba por la zona. Lo único que parecía vivo era tal taberna, pero había dispersos algunos almacenes y embarcaderos que no tenían porque suponer un impedimento para investigar si llegara al caso.