Partida Rol por web

Si es solo para socios habrá que intentar hacerse socio. El esgrima es una de las pocas técnicas obsoletas que me gusta cultivar. Aunque creo que no falta mucho para que las armas de fuego la aniquilen. Aunque estas palabras jamás las diré en ese club.

Sonríe imaginando su rápida y fulgurante expulsión del club. Aunque igual había también un club de amigos de las armas de fuego.

-- Bueno, a decir verdad las armas de fuego ya se han impuesto dejando más que obsoleta a la esgrima. Desde hace mucho tiempo estaba claro que eran el futuro, y desde la creación del cartucho metálico Flobert y las posteriores mejoras de este, ese futuro ya es pasado. -- dije con tono monocorde, el de alguien que simplemente constata un hecho.-- La esgrima ya no es mas que una reminiscencia mediaval que ha quedado solo como distinción de la clase alta, siendo poco más que un entretenimiento y si me apura, en breve ni siquiera eso, al igual que la política retrograda de no permitir la entrada de mujeres, otra reminiscencia del medievo.
No obstante, al haber nacido en un mundo donde las armas de fuego que existían aún eran burdas y de abancarga, también prefiero un sable o un florete, y aunque no soy muy ducho en estas lides, las armas de fuego me parecen demasiado llamativas y ruidosas, más si acaso entre miembros de nuestra estirpe, que debemos mantener cierta discreción, por lo que no me importaría recibir algunas lecciones de esgrima.

Despedidos de Carlak, los dos os dirigisteis al Club Real de Esgrima. En la entrada os informaron de que no podíais acceder sin un padrino, quizá si sacasteis el nombre de Fabrizio Orsini os comunicaron que no se encontraba en el club.

Al final desististeis, la noche terminaba y os separasteis. Teníais la fe que dos noches después os encontraríais en la fiesta de la baronesa, ¿quién sabe?

Las presentaciones entre las cuatro damas fueron cordiales, no pudisteis extender demasiado vuestra conversación pues el final de la ópera no permitió mayores conversaciones.

Todas coincidisteis en que, quizá, os veríais en la fiesta de la baronesa Kornfeld dos noches después. Quizá entonces podríais compartir mayor rato de charla y conoceros mejor.