Partida Rol por web

Se había sentado en los escalones de la puerta, pero se apartó cuando Edgar empezó a rondar por ahí siguiendo un rastro. Chascó la lengua y se escondió detrás de los cubos de basura para cambiar a lupus.

-Ábreme la puerta -le dijo a Kate.

Un perro no iba a meterse en un lío por colarse en el cine, salvo que llamaran a la perrera. Cambiaría dentro.

Kate asistió a la transformación de Donny en silencio, pensando en qué se proponía. Cuando le pidió que abriera la puerta levantó una ceja, confusa, y miró hacia la susodicha: era la típica puerta trasera de un cine, de las que se abrían por dentro.

- Mmm... esto... ¿Abrete sésamo? - Murmuró, más para si que para los demás. Pese a todo se acercó para comprobar si por un casual estaba abierta, aunque lo dudaba. Volvió a mirar a Dony. - ¿Cómo? No se forzar puertas...

Cayó en la cuenta de que Tony, por el contrario, posiblemente sí supiera...

Viviane se acercó sin hacer ruido. Vio de reojo a la pareja al pasar, y por un momento le dieron envidia al pensar todas esas cosas que se iba a perder. Porque, claro, entre ellos estaba la letanía (aunque Edgar y Donny no eran ni de lejos su tipo) y estando recluidos allí pocos chicos más iba a conocer. Apartó los ojos frunciendo los labios y se sentó, dejando una butaca de espacio, junto a Tony. Apoyó ambos codos en los reposabrazos, estirándose y disfrutó de un par de minutos de la película antes de girarse hacia él.

-Eres Tony Encuentra-muchas-cosas, ¿no? –Esperó a que la mirase e hiciese algún gesto que le diese a entender que lo era antes de continuar-. Me llamo Viviane. Soy un de los nuevos cachorros del Clan Viento Ululante. Te estábamos buscando

-Para darme un premio -dijo él rascándose la barba-. Tú serás la hija de Ira-sin-descanso, ¿no? Se ha corrido la voz de que has vuelto al lado de tu madre. Las Furias deben de estar de lo más contentas.

En la película, una escena de acción mostraba cómo unos furtivos golpeaban al perro del título. Tony golpeó el asiento de delante.

-¡Cabrones insensibles! Cosas como estas me hacen ponerme de lado de los Garras Rojas... o lo harían si no quisieras despellejarme para hacer tambores.

-Imagino que sí –respondió a lo de las Furias. Al menos en Grecia había tenido una gran acogida por ser descendiente de Abrazo-de-piedra. Y allí también, claro.

La escena hizo que Viviane arrugase la nariz y se hundiese en su asiento. Era una película, pero seguía sin ser para nada agradable, y eso que no se había enterado muy bien de qué iba.

-Joder… -musitó. Esperó a que la escena pasase antes de seguir hablando-. Oye, el resto de mi manada está afuera, y yo tengo que devolver el pase antes de que vengan a sacarme de aquí a escobazos. ¿Te importaría venir?

 Hécate examinó la cerradura.

- Siempre podemos tratar de atravesarla por la umbra... aunque no se cuan seguro sería entrar en la umbra aquí...

Miró a los demás con expresión dubitativa.

-No, hija, no -respondió Tony con hosquedad-. Aún queda un rato de película y no voy a perderme el final para vete a saber qué. Si queréis algo, colaros dentro. No es tan difícil si sabéis cómo.

Se repantingó en el asiento y dio otro trago de la botella. Le apestaba el aliento a vino rancio.

Gruñó malhumorado. Ahora que estaba en forma de lobo le atacaban la nariz un montón de olores nauseabundos, pero también el olor de toda las chucherías y la comida basura que había ahí mismo y dentro del edificio. El lejano aroma de las palomitas con sal que seguramente venía desde el puesto del mismo cine le había golpeado en el hocico con demasiada fuerza para impedir que una puerta le detuviera.

Se puso a escarbar entre la basura buscando algún trozo de material adecuado, pero no llegaba al contenido de los cubos de basura así que se tenía que conformar con lo que la gente se había tirado al suelo si no quería volcarlos.

-Ayudadme a buscar algo para reflejarme.

Edgar miró a Donny adoptar su misma forma, aunque el aspecto lobuno del Ahroun era más grande e intimidante. Sin embargo, no tenían modo de cruzar la puerta, que se abría desde dentro. Miró hacia la salida del callejón. No pasaba nadie, así que se planteó la posibilidad de pasar a Crinos y arrancar la puerta de un tirón. Hécate, sin embargo, propuso una solución menos destructiva, pero no parecía muy confiada en su idea.

- No creo que sea peligroso si nos quedamos en la Penumbra y no provocamos a ningún espíritu.

"Aunque eso debería decirnoslo la Theurge, supongo. O tú misma, Hécate, que seguramente has estados en la Umbra más veces que cualquiera de nosotros", pensó.

Se acercó a uno de los cubos de basura y se encaramó a él, sosteniéndose a dos patas para poder ver su contenido y alcanzarlo con la boca. Reprimiendo su sentido de la higiene, metió el morro en la porquería y sacó una lata de coca-cola vacía y aplastada. Bajó del cubo y la dejó en el suelo, mirando a Donny.

- ¿Qué tal esto? Servirá, ¿no?

Sin esperar respuesta, el Galliard fijó su mirada en su propio reflejo en la lata. Se concentró en él, como le habían enseñado, buscando una conexión con el otro lado, liberándose de las ataduras terrenales. Pronto, el olor del callejón fue dejado atrás, y a su alrededor todo parecía una sombra pálida y neblinosa de lo que era. Sentía la presencia de sus compañeros de manada, pero no estaban realmente ahí con él. Echó un rápido vistazo a su alrededor... era la primera vez que visitaba los reinos de la Umbra solo. Aunque si todo iba bien, los demás no tardarían en seguirle...

Examinó la lata y la aprobó con un resoplido. Sintió abrirse un canal a la Umbra a su lado, y donde Edgar estaba ya no había nada. Donny fijó la vista en la pupila de lobo reflejada y el olor a palomitas y basura se alejó hasta desaparecer. Al parecer las palomitas no tenían una contrapartida espiritual que pudiese oler.

La Umbra en la ciudad era algo que había oído decir de pasada que debía evitar. Había preferido dejar que Kate se enterara en profundidad de por qué.

-Vuelve -le ordenó a Edgar-. Tony puede salir sin que le vea y hay que esperar a Viviane.

Además, iba a cambiar otra vez dentro del cine, cuando saliera de la Umbra, y Edgar no podía. Pero eso no se lo iba a decir a él. Sin pararse a esperar a los otros o a examinar los alrededores trató de entrar en el cine. No quería atraer la atención de nada que pudiera darles un buen susto, así que mejor darse prisa.

Pese a que Donny no había estado mucho en la Umbra, logró pasar al otro lado de la puerta sin mucho problema, para volver al mundo real y encontrarse con la puerta de salida frente a sí. Era una de esas que se abrían apretando una barra horizontal.

Cuanto menos tiempo estuvieran todos rondando por el cine, mejor. Así que no se molestó en abrirles la puerta todavía. En su lugar olfateó el aire. No sabía qué rastro había seguido Edgar, pero sí cómo olía Viviane. Si aún no había encontrado a Tony, al menos podrían buscarle todos.

Donny la encontró en la sala de Mi Perro Skip. Fue una suerte que, siendo de mañana, apenas hubiese personal en los alrededores.

La sala estaba casi vacía. Tony estaba sentado en uno de los asientos centrales, con Viviane a su lado.

Frío. Tardó unos segundos en darse cuenta, pero la sensación que más predominaba en la Penumbra de Naperville era el frío. Quizá era por la influencia de la Tejedora. Nunca había sentido ese frío cuando practicaba en el Túmulo. No le gustaba, le ponía nervioso. Por suerte no tardó en aparecer la figura lobuna de Donald junto a él. Le reconfortó tener a un compañero ahí, y especialmente él. Era el Ahroun, al fin y al cabo. Pero nada más llegar ya estuvo ladrándole órdenes y mandándolo de vuelta. Edgar le miró con seriedad.

- Vale, pero ábreme la puerta desde dentro en cuanto cruces de vuelta. Yo ya tengo el rastro de Tony y me será más fácil encontrarle.

Suspiró, cerró los ojos y se deslizó de vuelta al mundo físico. Cuando sintió el olor de los contenedores llenarle el hocico, abrió los ojos y miró a las tres hembras de su manada ahí presentes.

- Yo entraré con Donny y rastrearé a Tony. Alguien debe vigilar aquí. Y alguien debe ir a la entrada, esperar a Viviane, vigilar ahí. Debemos cubrir todas las salidas.

Contuvo un gruñido. Hablar garou no era tan fácil en Lupus como lo era en Crinos o Hispo. Y no le gustaba no poder expresarse. Se acercó a la salida de emergencia y esperó a que Donny la abriese.

Recuperó su forma de raza tras un gran cartel de cartón que anunciaba American Psycho. Salió de detrás de la gran cabeza en dos dimensiones de Christian Bale y entró en la sala de cine. Subió los escalones hasta la fila superior a Viviane y Tony y caminó de lado entre los asientos para sentarse justo por encima de ellos. No dijo nada; estaban en el cine.

 Hécate miró a los demás antes de hablar.

- Creo que yo llamaré mucho la atención si me quedo a esperar en la puerta principal, pero no sé lo que preferís vosotras.

Viviane estaba apunto de levantarse cuando entró alguien. Pensó que era el acomodador para echarla de allí, pero no. Tardó un poco en reconocer a Donny. Le siguió con la mirada de reojo y esperó a que estuviese sentado para girarse en el asiento y susurrarle.

-Estaba apunto de ir a buscaros. Deberíamos avisar al resto para que vengan a hablar con él. O esperar a que termine la película -después se volvió hacia la pantalla.

Cuando Hécate sugirió que entraran en la umbra para atravesar la puerta, Kate se quedó congelada. A su mente acudieron todas las repetitivas y continuamente machaconas advertencias de Mari de que, siempre, jamás, absolutamente jamás, debían entrar en la umbra en la ciudad. Y allí estaban ahora, haciéndolo.

No había sido capaz siquiera de advertirles, de decir nada. La correa de Edgar se escurrió entre sus dedos cuando este entró en la umbra y casi tuvo que contener un grito cuando Donny le siguió. Tragó saliva fuertemente, intentando deshacer el nudo que le estaba atenazando en la garganta, y exhaló de golpe cuando vió reaparecer a Edgar, aparentemente ileso.

El plan parecía haber salido bien y ahora había que continuarlo.

- Yo iré a la entrada, si queréis, siempre puedo fingir estar mirando la cartelera... - dijo, antes de empezar a encaminarse hacia allí.

Se inclinó para hablarle al oído a Viviane por el lado por el que no le estaría hablando a Tony también.

-Están en la salida. Vete a abrirles, si quieres. Pero que Ashley se quede fuera con Edgar.

Su tono dejó claro que no iba a ir él. Viviane había entrado legalmente, después de todo. Podía campar más a sus anchas. También esperaba que lograse dejar fuera a la Philodox. No quería otra escena. Ni otro reto.

Viviane se giró para mirarle con cierta tristeza. No estaba segura de poder lograrlo. Además, ella tenía que devolver el pase antes de que viniesen a buscarla y les echasen a todos de allí a patadas.

-Haré lo que pueda –le dijo echando la cabeza hacia atrás antes de levantarse.