Partida Rol por web

Reinos de Ceniza: Coliseo de Sangre

Duelo: Deseo vs Aymee

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23/05/2009, 12:47
Director

El lugar la llamaba. De una manera que no podía explicar. Pasó los dedos por el obelisco que se encontraba en medio de la estancia, en aquel templo impío extraído del propio infierno del Adversario. Su dedo pasaba por las formas como si las conociera. De hecho, podría decirse que era así.

En casa, su padre tenía uno idéntico.

La sangre, cubriendo las entradas, la alertó. A sus espaldas, Aymee se preparaba para el combate. Podía haberla asesinado por la espalda, si lo hubiese deseado. Se movía sin ruido, con elegancia, como un tigre en una jungla de piedra. En el Coliseo no lo había notado, entre el griterío y la arena.

Deseo se volvió para presentar batalla contra su adversaria...

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23/05/2009, 13:32
Deseo

Una sensación conocida... sí. Pero a pesar de eso, le dolía el alma. El reconocerla no aliviaba en absoluto, el obelisco era funesto, en cierto modo el recuerdo no era sano... no. Entre neblinas oscuras entrevió a su padre, en un lugar similar, en las entrañas de su Palacio... en su Tierra. De eso, ¡hacía tanto! O quizá no... quizá solo meses...

...la muerte y la vida, en un lecho de piedra... en un templo...

Y, de pronto, lo sintió. La sintió a ella, a la extraña danzarina que no había llegado a conocer en el Coliseo. Con su mascota, lo supo. Estaba tras ella, y ella no la había oído. Ni notado, hasta que Aymée había querido. Hubiera podido matarla, por la espalda, sin ni tan sólo apercibirse. Habría sido apropiado para el concepto que de ella tenía. Pero no lo había hecho. ¿Estaba equivocada con la Bailarina...? ¿O es que aquí, en esta Isla desquiciada ya sólo las almas desnudas contaban, y lo que uno había sido quedaba atrás...?

Se giró, despacio, hablando ya mientras lo hacía. La Guadaña, en sus manos, estalló en miles de reflejos, esta vez rojos como la sangre que las rodeaba. Y empezó a moverla, sabiendo que la Danza había empezado, y que nada ni nadie podía detenerla.

-Ah... la Bailarina de la Muerte. Finalmente frente a frente. Y debo agradecerte que sea así, no te había oído llegar, no te he oído moverte tras de mi, y sé que sabes que es así. Has podido matarme a traición, presa fácil. Y no lo has hecho. Siento que se la primera y la última vez que podamos hablar, Aymée.

Su arma tomó velocidad, girando cada vez con más amplitud a su alrededor. Los ojos de la pelirroja se entrecerraron, buscando aquilatar a su oponente, mesurando sus movimientos, estudiándola.

-Por cierto, hay algo que debo pedirte... si caigo entre tus redes, si caigo entre las redes del elixir letal que destilas. En mi cinto... guardo algo. Un objeto que no me pertenece. Es de Ricardo. Dáselo cuando lo encuentres, criatura del Desierto. Dile que le devuelvo lo que es suyo... y que nunca, nunca dejó de serlo mi corazón también...

- Tiradas (1)

Tirada: 9d10
Motivo: Demostración (10)
Resultados: 10, 5, 4, 2, 6, 6, 8, 1, 4

Notas de juego

A ver si me acuerdo de luchar... ¡Hola de nuevo!
:D

Demostración para ir abriendo boca. No tiro defensa aún, porque sé que hay la posibilidad de quedarme sin un dado con la Senda del Baile de la Cobra.

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23/05/2009, 19:16
Aymée

Envuelta en la gasa negra de su kaftan, el extraño atuendo en ella que había elegido para viajar a la isla, la Danzarina miraba fijamente a la Mujer Misteriosa. No había esta vez tules de colores, ni abalorios, no había monedas pendiendo de su cintura, ni cristales de colores en su pelo o en su cuello.

Se había acercado en tal silencio, con tanta levedad y un paso tan medido, tan preciso, que ni el aire se había movido a su paso. En su hombro Amelio se balanceaba, y bajó cuando ella se detuvo, yéndose con sus pequeños tiombales a un lado. Parecía comprender que de nuevo la lucha era distinta. Era definitiva. Su rostro estaba impávido, ninguna de las muecas que solía dibujar lo cruzaba, el animal era el espejo del sentimiento de trascendencia que cruzaba con su ama.

-Saludos, Deseo... Deseo, extraño nombre para alguien como tú.

Empezó a su vez a moverse a su alrededor, la danza era distinta, la mujer del desierto no intentaba seducir a la Gladiadora, era el Desierto mismo el que, con la arrasadora presencia del viento cálido, traía en sí misma una hipnótica fuerza.

-También yo he de pedirte algo, ya que de nosotras, sólo una saldrá con vida de aquí. Si eres tú, Deseo, entrega la espada de Juan Bautista a su familia, cuando salgas de la Isla. Y... cuando te encuentres con la Sacerdotisa Blanca de mi pueblo... dile que él la amaba, aunque nunca se atrevió a decirselo. Sus últimas palabras fueron para ella, con su último aliento...

Amor. Amor en el Coliseo, ¡qué ironía! Deseo entregada a Ricardo, Juan a Anat... Vacía está mi alma, vacío mi corazón, y quizá deba agradecerlo. Si muero no habrá lágrimas para mi, no más que las de un pequeño monito... pero tampoco habrá nadie a quien mi ausencia hiera más que el filo de la espada más recia...

- Tiradas (1)

Tirada: 9d10
Motivo: Baile Seductor
Resultados: 7, 6, 10, 8, 5, 10, 6, 1, 4

Notas de juego

Efectivamente, el Baile Seductor quita un dado. Y obliga a la defensa, pero en este caso ya es así.

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24/05/2009, 11:17
Deseo

Deseo asintió. La danza de su Guadaña no permitía más, ahora ya magnificada, imprimida en la hoja de la preciosa aleación toda la fuerza de su cuerpo, y parte de la de su alma. Volaba, silbando, a su alrededor, letal y bella a un tiempo.

Sin embargo, la Hakhim había interpuesto un velo de antigua presencia, una magia ancestral, quizá, que la aturdía. No era el baile, no podía serlo. ¿O sí? Pero fuera lo que fuera, Deseo sintió que, por primera vez en su vida, había perdido parte del control del arma que formaba parte de ella misma...

...aunque pronto lo recuperó. Con un enorme esfuerzo mental, fruto de su autodisciplina y de la llama que ahora ardía en su interior, y que la impelía a querer seguir viva a toda costa, se concentró en el círculo trazado por la Guadaña. Se centró en si misma y en su poder, evitando dejar que el sinuoso flotar del negro kaftan, el espejismo del cuerpo elegante y flexible de Aymée la atrapara...

- Tiradas (1)

Tirada: 9d10
Motivo: Guadaña (10)
Resultados: 4, 9, 10, 2, 7, 1, 4, 10, 7

Notas de juego

Tiro por defensa entonces, con -1d. Ataco, a guadaña (10), y pierdo apuntar para conservar el localizado. A la próxima voy a pelo. Pero prefiero intentar entrar a trapo a la primera.

Ufff... difícil lo tienes, Aymée. Si no superas, te decapita la pelirroja con esta tirada, sin remedio.

3x10, 2x7, 2x4

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26/05/2009, 00:05
Aymée
- Tiradas (1)

Tirada: 7d10
Motivo: Viento del Desierto (10)
Resultados: 7, 7, 3, 7, 6, 7, 8

Notas de juego

Pues creo que la cosa está complicada, sí.

Voy con un intento de muerte "súbita", localizado a la cabeza con letales, lo único que puedo intentar oponer a la Guadaña si consigo más dieces...

Viento del desierto localizado cabeza, 9d -2d (loc): 7d

4x7

No he declarado esquivas infinitas, que es lo que debería haber hecho, pero creo que ni aún así me salvaba. A ver, resuelvo, y me dices si lo he hecho bien. Y dejo el roleo para cuando confirméis.

El 4x7 entra antes, siendo ataque le quita un dado a su 3x10, pero dejándolo en 2x10, con su senda que aprovecha los sets sobrantes eso es mortal igualmente. Si fuera una esquiva anularía sus sets secundarios, pero no el 3x10, que es más alto, con lo que también sería mortal.

Muerta me ponga como me ponga... ¿no?

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26/05/2009, 00:49
Aymée

Arena... y ocaso. Atardecer en el desierto, y la oscuridad que avanza. Siento que mis ojos ven más allá de sí mismos, el horizonte se ha vuelto rojo, pero no es sangre, está llegando la oscuridad, aunque quizá no sea muerte...

Escucho la música de mi gente, entre mi gente. Mi hermana me tiende la mano, mi hermano sonríe. Gente de mi gente, mi pueblo, los  bronceados hijos del sol, los espigados hijos de la arena, el desierto es mi hogar, y me reclama... voy...



La Guadaña cercenó el esbelto cuello de Aymée, y se hizo el silencio. Sólo se escuchó el suave silbido de la hoja volando, y un gemido de Amelio. Nada más, ni tan sólo el cuerpo, al caer, hizo ruido alguno. 

Su rostro estaba sereno, y la mirada, perdida, hablaba de una bienvenida. 

Cuando todo acabó, el pequeño animalillo miró con sus ojazos a la pelirroja, dudando. Después se acercó a su ama, y de entre los pliegues del cinturón de su negro kaftan, ahora lleno de flores escarlata, sacó una pequeña bolsa. La tomó, y en su lugar dejó sus timbales. Deseo creyó ver en los ojos del monito una lágrima...

...pero antes de poder ni meditar sobre ello, Amelio subió ágil al hombro de la Gladiadora, y chillando le señaló la espada de Juan Bautista.

Era casi una orden. Había que seguir, lo que atrás quedaba, atrás se dejaba...

Notas de juego

La bolsa está llena de un extraño polvo. Es parte de la trama de Aymée, pero no puedo contarla, claro, porque ahora está muerta. Queda en manos de Meltar lo que haya de ocurrir con ella.