Partida Rol por web

Una vez que Hugo consiguió salir de la cueva por la que había accedido a la isla, se encontró en una playa de arena fina, pero cuyo tacto parecía el de un puñado de cristales. Avanzando por ella, llegó hasta la altura del espadachín Juan de Alvarado, cuya barca acababa de atracar a pocos pasos. El círculo de sangre envolvió a ambos contendientes.

De nuevo, el combate sería a muerte.

Avanzo en medio de la penumbra reinante a la búsqueda de mi oponente.
Procuro prestar atención a mi entorno en este extraño lugar. Y al fin, acabo por detenerme pues frente a mi, aparece entre las sombras una figura familiar.
Desenvaino y me pongo en guardia mientras esa figura se aproxima.
Y al reconocer a Hugo, inclino levemente la cabeza a modo de saludo.
Entretanto, la arena de batalla se cierra en torno nuestro.
Todo esta ya listo para el inicio del combate y escucho la voz de Hugo.
Así es. Ambos sabíamos que nos acabaríamos encontrando en este lugar. Y ambos, aceptamos la suerte que nos depare este combate.
Adelante entonces. Que comience el duelo.
Y estas han de ser mis ultimas palabras pues Hugo salta hacia delante con demasiada velocidad como para que pueda interceptar su movimiento.
Su hoja de acero perfora la cuenca de mi ojo derecho y, certera, logra abrirse paso hasta mi cerebro.
Sin poder hacer nada, me desplomo sobre la arena.