Partida Rol por web

Su reacción fue rápida y directa. Sus ganchos se movían de nuevo a una velocidad endiablada, describiendo giros imposibles, y emitiendo un suave zumbido. Se acercó con paso firme, decidido, impulsivo…como lo hacían todos los oscuros con los que hasta ahora había luchado…

Le esperé, concentrado en sus ganchos, preparado para esquivarlos…algo salió mal, era demasiado rápido para evitar el ataque, cosa que comprendí demasiado tarde, mientras ambos ganchos se clavaban en mi pecho.

Mis ojos llenos de incredulidad, se alzaron para encontrar una sonrisa de suficiencia clavada en una cara cubierta de sangre. Y no le faltaba razón, pues me había dañado considerablemente y me tenía a su merced…

Y ahí cometió el error, pues no hay mayor peligro que el que se siente perdido. Mientras sus ganchos giraban de nuevo para procurar morder una vez más mi carne, me concentré en el punto donde iría dirigido mi ataque, olvidándome del mundo, olvidándome de todo. Las imágenes se sucedían lentamente, sus ganchos completaban un giro eterno, ese era el momento…mi mente transmitió la orden a mis tensos músculos…y ellos correspondieron. Mi brazo salió disparado, la daga dirigida a su garganta…

Soy Hugo mensajero de la muerte...Nos veremos en el infierno…

Una vez más escuche la llamada… Hugo a la arena!!!, es tu turno!. Dejé de afilar las dagas, tomé unos segundos e inspiré profundamente…Debía luchar otra vez.

Entré en la arena con paso seguro, los vítores se mezclaban con los abucheos de aquellos elfos oscuros, que observaban con éxtasis los sangrientos combates que tenían lugar allí.

Esperé a mi contrincante, sin dar importancia a quien podría ser, al fin y al cabo que importaba, me encontraba casi al final de un largo camino, y pronto alcanzaría la paz...

De repente los gritos aumentaron en intensidad, mi contrincante salía a la arena. Espere en el centro observando como se acercaba aquel humano, portando en cada brazo unos curiosos escudos con pinchos. Su porte y figuraba distaba mucho de la mía, pues aquel era un hombre grande, musculoso y, sin nada que esconder, por lo que se veía por su escasa vestimenta.

Me incliné a modo de saludo, aunque sin apartar mi mirada de su persona, algo que hacía mucho tiempo que había aprendido. Y me presenté:

Mi nombre es Hugo, me llaman “La Sombra”. Nuestros destinos se han cruzado, dejemos que se cumpla lo que nuestras armas escriban…

Con un ademan de mi mano le incité a que se acercara. Había llegado el momento.

Parnassus escuchó los saludos de la muchedumbre, como era habital cuando el favorito del Coliseo salía a la arena; mas al misterioso hombre que tenía delante no lo había visto en su vida. Intrigado, abservó a su adversario, sopesando sus habilidades: dagas, armas de asesino, y un cuerpo grácil y atlético. Un aire humilde que denotaba una posible seguridad en sus habilidades, más allá de toda duda. No iba a ser un contrincante fácil:

-Bienvenido al Coliseo de la Sangre, Hugo. Mi nombre es Parnassus, luchador por la Casa Obsidiana de Angkortak. He escuchado rumores de un recién llegado que ha estado desbrozando a mis compañeros en esta arena, uno tras otro. Si eres tú, diré entonces que la leyenda te precede.- admiró el gladiador de las guardas -Muéstrame cuan reales son esos temores que despiertas.- terminó colocando una peculiar postura de guardia, con un escudo cubriéndole ¿la sonrisa? y el otro oculto por la circunferencia del mismo.

Ambos se observaron y la Muerte de Obsidiana advirtió que la estaban diseccionando; mesuraban sus debilidades. Entonces dio dos rápidos pasos adelante, que fueron respondidos con una instintiva esquiva de Hugo, como él esperaba. Aquella finta no podía funcionar, pues el escudo atacante de Parnassus no era el adelantado, al pecho, sino el atrasado, cubrendo su estela. Cuando el primero desendió, el segundo voló con presteza hacia la cara de su contrincante, aguijoneando todo el costad de la ceja y retrayéndose a su anterior posición. La velocidad del esclavo gladiador era muy considerable; la "Sombra" tendría que dejar cualquier seguridad en sus posibilidades de lado en este enfrentamiento.

tras el rápido ataque, el guerrero de los escudos giró el adelantado hacia el brazo derecho de Hugo, buscando evitar el ascenso de su daga, mientras giraba él mismo, estudiando las evoluciones de su contrincante en movimiento, como estaba acotumbrado a encontrar sus debilidades:

-¿Qué trae a un nuevo humano a verter su sangre en esta arena, Sombra? Yo soy un esclavo; para mí no hay opción. ¿Por qué no la hay para ti? ¿QUién te patrocina u obliga, guerrero misterioso?- dijo Parnassus tratando de conocer al nuevo.

El escudo de Parnassus halló su blanco previsto en la sien de Hugo, antes de seguir girando en busca de su otro flanco; pero éste se agachó para recuperar la movilidad de su muñeca, y giró sobre sí mismo en un uppercut, que hubiera traspasado la mandíbula de Parnassus, si éste no hubiese podido interponer rápidamente su escudo retrasado. La evolución siguió presta y el escudo atacante alcanzó el cenit de su movimiento, colándose por el costado del cuello de Hugo. Cuando Parnassus tiró, las engarfiadas aristas de la guarda se clavaron en la nuca del infortunado, cuyos ojos se abrieron al máximo, dejando escapar su vida. Luego el vidrio pobló las pupilas, cuando éstas dejaron de ver.

Parnassus dejó caer el cuerpo del adversario mientras pensaba:

-Rápido, muy rápido, y letal. Se ha debido de enfrentar a oponentes menos precabidos. Un buen acompañamiento de ese movimiento y estaría muerto.- evaluó su mente analítica -Quizá pueda darle un par de directrices en la sala de entrenamiento. Ya nos encontraremos.- concluyó antes de marcharse.

Había oido que el nuevo era bastante bueno. Así que sin dudarlo marchó a su arena.

- Así que tu eres el humano no haakim que usa habilidades de hakim, ¿no?. En fin, esperemos que demos un buen espectáculo. A mi pueblo le gusta la sangre. - Delderius era alto, bien formado, y tenía modales exquisitos, pero había un punto de crueldad e indolencia en su mirada.

Desenvainó sus afiladas espadas cortas y curvas, sus kukris, y empezó a hacerlos girar... demostrando sus capacidades.

El combate iba a comenzar

De nuevo me llamaban a la arena,...aunque apenas era consciente de ello…Emergí a través de la puerta de entrada con paso dubitativo, sopesando todavía lo que mi cuerpo podía hacer…

Hacía poco que había caído en aquella misma arena, y sin embargo me encontraba nuevamente aquí. El rugido del público, el olor a sudor y sangre, de nada era consciente…Había escuchado rumores de cómo trabajaban los monjes del coliseo, y sin embargo, ninguno de aquellos comentarios entre jarras de cerveza me habrían preparado para aquella sensación…Recordaba perfectamente como mi vida se escapaba, como era consciente de que había fallado en mi misión, y la pena que aquello acarrearía a mi alma…

Entre aquellas elucubraciones, escuché una voz que indudablemente se dirigía a mí…

Cita:

Aún sin ser totalmente consciente de lo que me rodeaba, observe como aquel elfo oscuro desenfundaba sus armas y hacía una pequeña demostración de lo que podía conseguir con ellas…

Aquello no logró despertarme totalmente de mis ensoñaciones…Pero al menos, logre asir mis dagas y ponerme en posición defensiva…

El joven aun no estaba preparado para el coliseo. Sin embargo había escuchado cuan peligroso era en cuanto empezaba un combate y me obligué a mi mismo a prestar toda mi atención al combate. Con rapidez lancé dos ataques brutales, uno contra el torso del joven, que le dejó una larga y sangrante herida, y otro contra su brazo derecho, cortándole el mismo a la altura del codo.

Sin decir palabra, concentrado en el combate, Delderius lanzó un nuevo ataque contra lel pecho mientras observaba las debilidades de la defensa de Hugo por si había un nuevo asalto

Delderius había lanzado un poderoso ataque contra el torso, pero Hugo se movió a enorme velocidad, girando y colocándose a la espalda de Delderius, dispuesto a sajarle el cuello, y evitando su ataque al torso.

Sin embargo Delderius ya había combatido antes contra Anat y esa acción era algo que esperaba. Con velocidad giró su cuerpo y lanzó una estocada contra el cuello de Hugo. El afilado kukri fue mas rapudo que cualquier otra cosa, y limpiamente, cortó el cuello de Hugo. La cabeza del humano cayó al suelo.

La multitud rugió.

Delderius miró el cuerpo muerto de su adversario. Verdaderamente no había dado ninguna opción al chaval. En fin... seguro tendría mas suerte la próxima vez.

Saludó al público y se marchó.