Partida Rol por web

Reinos de Ceniza: Coliseo de Sangre

LUGAR: La Casa de los Condenados

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29/04/2008, 22:33
Parnassus, Muerte de Obsidiana

Los criados de la señora traían a un nuevo candidao a muerto-repetidas-veces entre sus brazos. Un sólido casco de color oscuro cubría sus facciones; el casco parecía sellado, de modo que no pudiera quitárselo. Como único embellecimiento de este casco, un bello penacho de pelo envarado caía en cascada hacia su trasera. La laxitud costrosa del cabello demostraba una querencia que solo podía ser obra de una cosa: lo habían teñido con sangre.

Su cuerpo parecía bien cuidado, ajeno a las habituales taras del circo. Sus brazos tenían una impresionante consistencia, sobre todo en la unión con el codo y en el antebrazo. Sea lo que fuere con lo que lo entrenaban, sin duda era pesado.

Con la cabeza algo gacha, miró desde su máscara de acero con unos tristes ojos color miel. La mirada parecía indicar lo que pensaba de la actitud del elfo oscuro hacia la señora: Eso ha sido una estupidez. Sin embargo, el humano de baja estatura y complexión sólida, no emitió palabra alguna. Se fue hacia una esquina algo despoblada y se sentó mirando a traves de una de las aspilleras, tranquilamente.

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29/04/2008, 22:46
Delderius Caelis

Delderius está sentado a la mesa y observa la escena pensativo y sin hablar. Miró al recién llegado, sin decir palabra, y esperó a ver qué pasaba con su hermano elfo negro. Sí, era un auténtico bocazas. Pero era un bocazas valiente, y qué demonios, era entretenido.

Y eso era importante, después de todo.

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29/04/2008, 23:05
Parnassus, Muerte de Obsidiana

Tal vez podían decirse otras cosas de él, pero lo que desde luego no podía decirse era que el tipo tuviera suerte. Apenas acababa de llegar y la puerta ya se abría ¿a por quién? A por él mismo. Los guardias ni siquiera lo llamaron; ni unas palabras, ni un insulto, como si no fuera más que un mueble. Simplemente fueron hasta él e hicieron ademán de acompañarlo al exterior

No tuvieron que esperar a que se levantara; sabía lo que se esperaba de él, sabía cómo se esperaba que lo consiguiera, y lo había hecho ya un millar de veces, a decir por su calmado pulso y su actitud distante y carente de emociones. Salió sin despedirse, sin saludar a nadie... sabía que pronto estaría de vuelta y, afortunadamente, sobre sus piernas.

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30/04/2008, 06:47
Parnassus, Muerte de Obsidiana

Notas de juego

Como último acto de roleo del día antes de retirarme a hablar de unos asuntos con el Señor de Oniria, he colgado mi descripción completa en la ficha. Hoy, con la emoción del primer combate, no me dio tiempo. Esto promete.

Pozezo, que lo disfrutéis.

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30/04/2008, 19:01
Aarshlût

Una vez finalizado mi primer combate entré nuevamente a las barracas y me senté en el lugar de antes para terminar de comer lo que había dejado en mi pocillo.

Noté que había caras nuevas, pero no me importó absolutamente en nada. Me dolía el pecho, el orco este pegaba fuerte.

Notas de juego

Ya estoy listo para un combate ^^.

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30/04/2008, 19:05
Aarshlût

Sin embargo no pasó mucho tiempo para que me dijeran que era mi turno nuevamente. No dije nada, me paré y fui a hacer lo que me correspondía.

Notas de juego

Ya no estoy mas listo, ya estoy en uno.

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30/04/2008, 20:22

estoy en el espacio común junto al resto de gladiadores,mi semblante es serio y me encuentro en una esquina observandome las manos

no me lo puedo creer,era muy rapido,pense que acabaría con el y antes de darme cuenta estaba muerto,pero juro que no volverá a pasar,no sin presentar batalla

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30/04/2008, 20:27
Ricardo Corazónfrio

Entro en la sala comun tocandome la cabeza, pese a que me acaban de curar todavía noto el golpe del orco.

Joder como pegaba el condenado.

Veo que hay bastante gente. Me cuesta encontrar un rinconcito donde sentarme solo.

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30/04/2008, 20:36
Director

De repente, unos Jueces entran en la sala. El silencio es inmediato. La última vez que un gladiador habló a uno de ellos sin ser llamado antes... No fue agradable.

Incluso los guardias se sienten nerviosos ante la presencia de los encapuchados. Sus túnicas negras, bordadas en oro, causaban escalofríos entre quienes les conocían. De repente, uno de los gladiadores norteños salió corriendo de la habitación. Los Jueces salieron tras él, como una exhalación.

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30/04/2008, 20:42
Ricardo Corazónfrio

Pero que cojones pasa. ¿Ya ha vuelto a robar alguien o qué?

Y me quedo mirando la escena sin moverne ni decir nada.

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30/04/2008, 20:51
Svaltafer

me quedo aun mas palido de lo que soy y aprieto mi espalda contra la pared, dejo de comer, estoy tenso ... tengo miedo

" .... "

No puedo pensar en nada, su solo imagen me aterroriza.

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30/04/2008, 21:11

pobre infeliz,no me gustaría estar en su pellejo

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30/04/2008, 21:27
Aarshlût

Cada vez me sorprenden más. Ni siquiera los salvajes orcos hacen tales cosas. ¿Qué clase de sádicos son estos?.

Me quedé sentado, callado como siempre, esperando mi próximo combate.

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30/04/2008, 21:50
Anat ben Ishtar

Aah...El quejido suave apenas escapó de los labios mientras el pecho buscaba el cielo intentando escapar del dolor, del espasmo que me recorría, que me mordía la piel y algo más profundo...y el cuerpo se me arqueaba sobre la camilla, obligandome a despegar la espalda de la superficie fría, mientras los ojos ámbarinos se abrían recibiendo de nuevo la luz. Luz nueva... nueva oportunidad... Aahhhhh

La mano busco la herida mientras me dejaba ir lacia sobre la camilla... los ojos cerrados... las yemas de los dedos recorriendo el pecho allá donde debería permanecer la cicatriz horrenda de su filo... Piel suave... apenas el recuerdo de su acero dibujado en ella... Abrí los ojos al techo de aquel lugar... y la sonrisa se me dibujó en los labios... Yo recordaba...

Me senté en la camilla... mi ropa descansaba en una silla cercana... roja y desgarrada. Así debía ser.. a eso había venido... y moviendo la cabeza suavemente, inclinándola a un lado y otro para sentir el serpentear del pelo negro sobre la espalda volví a cerrar los ojos... volviéndose nítidos los músculos, el latir del corazón... la respiración del pecho... los tatuajes de la piel... Con ambas manos recorrí el de mi frente...los dedos podían dibujarlo a la perfección, aprendido de memoria desde niña, desde antes de eso... Era una nacida de la Luna Nueva... y era ella la que reinaba en mi piel.... Suspiré... y al abrir los ojos la diosa apareció en ellos... La sonrisa en los labios, el profeta en el alma... la Luna en la sangre..

Levantándome caminé hacia la silla tirando al suelo la ropa reseca y acartonada de la sangre de mi antigua vida. Otra vida, la misma senda... y para mi sorpresa, al desechar la antigua vestimenta... descubrí que una túnica negra, suave y translúcida, esperaba. Sonreí casi con sorna.... Curioso.. casi blasfemo... Aquellos elfos negros desafiaban al mismo destino... Se arrepentirian...

Me vestí con mimo... con aquel tejido suave usado en nuestros rituales. La túnica que las hermanas usábamos en las celebraciones del templo, que permitia ver de nuestros tatuajes. Tatuajes ganados con cada misión, con cada muerte, con cada paso hacía el profeta. Y sobre él, aquel otro que descansaba un poco más allá... La capa blanca, ribeteada de ese gris profundo de las noches sin luna... Velo negro sobre los ojos miel, capucha blanca sobre el velo negro... y el orgullo en la mirada, y en los hombros...

Recogí las dagas que descansaban apoyadas en la pared... al lado de la puerta... señal y destino de que el circo debía continuar. Y caminando cadenciosa salí al salón... rematados los brazos por las armas que oscilaban lánguidas al ritmo de las caderas... afilados los ojos por el recuerdo de aquel elfo maldito y hereje... y por su aliento...

No es un juego...

Recorrí el local con la mirada en llamas semioculta por el velo que la cubría... apenas disfrazada la sonrisa desafiante... Y buscando una mesa me senté clavando las dagas en el suelo, siempre al alcance de las manos firmes...

Se sirve comida aquí? las manos retiraban capucha y velo mientras la barbilla se alzaba orgullosa. Haber muerto... haber vuelto... No era humillación morir con valentía... Humillación sería no volver... no tener el valor de levantarse...

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30/04/2008, 22:20
Parnassus, Muerte de Obsidiana

Cuando Parnassus regresó, el peso de una dura jornada de combates apenas se adivinaba en sus hombros. Tras todo un duro día de sangre hasta el desfallecimiento, el gladiador aún parecía mantener firme el resuello. La barbilla alta, los brazos en tensión... su cuerpo había pasado una sola vez por la cabina de los monjes en aquella fatídica jornada. El dolor no atenazaba sus sentidos; el recuerdo tal vez no aterrara sus sueños.

Sueños... ¿qué sueños podía tener un esclavo sempiterno? Su pequeña osadía en el último combate incluso había complacido a sus amos: las apuestas se habían disparado, al enfrentarse el público; su libertad no era suya, sino de otros que la disfrutaban en su nombre... a su costa.

Pero aquí, lejos de sus manos negras y malsanas, respirando el aire de comunión con sus hermanos de sangre, aquí estaba lejos de sus garras; aquí tenía su rincón.

La mirada de la oriental de piel tostada lo cautivó. Piel como la suya, ojos del color de los suyos. ¿EL vestigio de un pasado que se le sesgó sin contemplaciones? Quien sabe. La hembra respiraba libertad; vivía libertad... y algo más. El poder de su mirada lo cautivó, lo arrojó en el pozo de su velado interior y lo devolvió a la realidad extrañamente confuso. Tenía que hacer algo, pero no sabía qué.

Al final, la solución partía siempre de la naturaleza de cada uno, y la de Parnassus giraba en torno a un anfiteatro eñido de escarlata. Se acercó a ella y la hablo, breve, firme y conciso:

-Vamos; tu estilo aquí no funciona. Debes practicar o te matarán por falta de espectáculo.- saboreó la duda en el rostro de ella, tanteando sus inesperadas y directas palabras... la degustó y la escupió a un lado con una simple declaración -¿Quieres devolverle la paliza a ese algún día o no?- añadio señalando de refilón primero a Delderius y luego a´l lugar en que la sangre del elfo había impregnado su escudo otrora.

Ya estaba todo dicho; lo demás sobraba. La figura se alejó hacia el gimnasio, con paso decidido. Los monjes bien sabían lo que aquello significaba, y estuvieron atentos.

Notas de juego

¿Pozezo, para empezar bonito, no, Bou?

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30/04/2008, 22:36
Oliver, entrenador de Gladiadores

Pse, la voz de Oliver sorprendió a la Sierva. Tras ella, un enorme hombre, avanzado en años, les miraba a ambos. Ambos no sois más que un par de novatos. Llevo aquí más tiempo del que puedo contar y siempre es la misma historia. O aprendéis las reglas o moriréis. Así de simple. Se movió hacia donde el esclavo había estado. Necesitáis entrenar, los dos. Acudid al Campo de Entrenamientos dentro de unas horas. Prepararé el terreno. Después la miró fijamente a los ojos. Parecían calibrarla, no su forma física, ni su atención. Algo más profundo. Algo intimo. Tal vez valgas para la Isla. Quien sabe.

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01/05/2008, 12:40
Anat ben Ishtar

-Vamos; tu estilo aquí no funciona. Debes practicar o te matarán por falta de espectáculo.

Su movimiento no me había pasado desapercibido, muchos eran los que iban y venian...e incluso sin mirarles, sabía que se acercaban. Pero su voz... Su voz me fue inesperada... rotunda... tan ineludible.. tan cierta...Pero aquel hombre no entendía... Poco me importaba morir o vivir pues mi destino estaba marcado por algo superior a mi.. No era mío. Yo seguía la senda... no el espectáculo... Para mí, aquello.. no era un juego.

El bufido resbaló entre los labios casi despectivo cuando alcé los ojos a mirarle... recorriéndole despacio y desafiante... dibujando sus formas y su piel.Su cara estaba vedada. No importaba. Eran los ojos los que definian a un hombre. Y allí me detuve.. y allí me perdí... En unas pupilas demasiado parecidas a las mías que difuminaron la arrogancia de la sonrisa y el desafío de los ojos... y sembraron la duda...

-¿Quieres devolverle la paliza a ese algún día o no?

El brillo malicioso me iluminó el ámbar de los ojos al contemplar el vestigio de su sangre en el escudo del esclavo... La sonrisa cómplice me iluminó el rostro cuando me levanté despacio recogiendo las dagas con suavidad... la voz.. fue aún más suave... Quiero...

Con el labio entre los dientes, sujetando apenas la sonrisa excitada me dispuse a seguir a aquel hombre...Los hombros se apuntalaban firmes, la mirada más que eso cuando otra voz me sorprendió obligando a detenerme..

Psé...

Detenida, aferradas las dagas con ambas manos giré levemente la cabeza para observar a un semigigante mirarme con atención... La barbilla se me apoyaba en el hombro, y el miel de los ojos se afilaba más que mi acero para devolverle la mirada. El hombre hablaba, se colocaba frente a mí... se enredaba en mis pupilas... Y yo... hija de Luna Nueva... nunca rendía las mias...

Tal vez valgas para la Isla. Quien sabe.

Incliné la cabeza para observarle. Tan solo un poco, un movimiento apenas evidenciando por el replegar del pelo sobre el hombro, por el acerar de la mirada...mientras la sonrisa se me dibuja en los labios y en las pupilas... mientras me acercaba a él... y mi aliento le susurraba... mientras todo mi ser se proclamaba, se entregaba al camino... a lo elegido... Yo sabía quien era... sabía lo que valía...

Isla? No sé que es tu isla... no crea que me importa... Solo la Diosa sabe... Solo El Consejo ordena a una Sierva... Solo el Profeta decide mi destino... Recuerda esto.... Valgo....... el pelo negro rozó su pecho al inclinarme sobre él... el último susurro y un aroma suave de jazmín envolviendole al alejarme... Mucho...

Incliné la cabeza a modo despedida.... los hombros... resbalando el pelo sobre el pecho al hacerlo mientras caminaba unos pasos hacia atrás.. Me incliné respetuosa, al uso de los de mi pueblo... Incliné el cuerpo... pero nunca la mirada, que permanecía llena de orgullo en aquel hombre que aún me observaba... y con la sonrisa pincelada en los labios, con el relampago estallando en los ojos me erguí a todo lo que me daban las piernas y mis 170 de estatura... y caminé firme y decidida hacia el lugar de entrenamiento... Aprender o morir... Me parecia justo..

Notas de juego

Bonito ha sido Etrius.. vaya que sí.

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01/05/2008, 20:01
Juan de Alvarado

Con el sombrero calado hasta las cejas, entro en la sala común de la casa de los condenados después de que mis heridas del ultimo combate hayan sido tratadas por los magos encargados.
Avanzo hacia una mesa situada en uno de los lados de la sala y, tras sentarme, me quito mi sombrero y lo dejo encima de la mesa.
Un sirviente, esclavo quizás, se me acerca y yo pido.
Una jarra de buen vino occidental. De los viñedos de la costa. Y no trates de engañarme y tampoco me lo sirvas aguado.
El sirviente marcha a servirme lo pedido y, poco después, vuelve con una jarra de rojo vino.
La agarro y lentamente, disfrutando de su fuerte sabor, paladeo la bebida.
Miro entonces a mi alrededor y contemplo a los presentes. Alzo mi jarra de vino y digo.
Saludos compañeros de la arena. Por la victoria. Pues, en este lugar, es lo único que tiene realmente sentido.
Dicho esto, bebo un segundo trago de mi jarra y la dejo sobre la mesa.
Reclino entonces la silla en la que estoy sentado hasta apoyar su respaldo contra la pared de la sala y trato de relajarme un poco.

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02/05/2008, 19:54
Juan de Alvarado

En el preciso instante en que acabo mi jarra de vino y me dispongo a pedir otra junto con algo de comer, uno de los sirvientes se me acerca con prisa y me dice.
Gladiador, eres requerido de nuevo en la arena.
Enderezo la silla sobe la estaba reclinado y me pongo en pie. Compruebo que mi espada se desliza en su vaina sin ningún impedimento y digo a media voz.
Vaya. Conocida en todo el continente es la afición a la sangre de los elfos oscuros. Pero no cei que fueran tan adictos a las luchas en su coliseo.
Me encamino hacia la salida y, mientras lo hago, digo en un tono mas alto.
Hasta la próxima. Volveré a pasar por aquí de nuevo. Ya se vera si es victorioso o derrotado.
Me encojo levemente de hombros tras decir esto y, tras ese gesto, salgo en dirección al coliseo.

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02/05/2008, 20:44
Ricardo Corazónfrio

Terminada la comida y acabando de apurar la jarra de cerveza, Ricardo es nuevamente llamado para pelear.

Jodidos elfo insaciables. La peste se lo lleve a todos. Pero bueno, con un poco de suerte me toca contra uno de ellos y quizá esta vez no se levanten.

Sin más ceremonia me levanto y me pongo en marcha. Me fijo que el espadachín también es llamado.

Mmmm, espero que no me toque contra él. Ultimamente he tenido mala suerte contra humanos.