Partida Rol por web

Observé como con paso presuroso los dos elfos abandonaban aquel oscuro callejón, sabiendo que sin duda alguna, había conseguido tener otros dos nuevos enemigos. Miré a la mujer, en breve sabría si además de haber hecho un acto altruista, éste serviría para algo más.

Todavía sentía el peso de las dagas en mis manos, dándome cuenta que aunque la basura había desaparecido del callejón, no las había devuelto a sus fundas. Un acto reflejo, de protección, mi atención se puso en los causantes de tal inquietud, mis inesperados compañeros...

Sus armas recuperaron su lugar en el interior de sus vainas. Se mostraban pacíficos, tranquilos...Pero, ¿qué hacían allí?, ¿me estaban siguiendo?, ¿por qué acudieron en mi ayuda?. Mi naturaleza reservada, recelosa, no me permitía creer que aquello fuera una casualidad, pues poca gente me había ayudado con anterioridad...

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Saludos Juanes, creo que los motivos de mi presencia en este lugar, y los vuestros, no incumben a la muchacha. Así que antes de que entablemos conversación alguna...

Me giro hacia la elfa...

Te puedes marchar libremente muchacha, seguro que tienes a donde ir sin meterte en más problemas...Pero antes de que te vayas, dos cosas: primero, esta claro que en este callejón no ha pasado nada y que ninguno de nosotros hemos estado aquí jamás. Y segundo...¿sabes donde está Esteban?...

El mercader Esteban regenta varios negocios en la ciudad. Tiene un almacén al final del puerto, desde el que suele manejar el grueso de sus importaciones. Es un hombre estricto, pero de palabra. Palabra que no suele dar con ligereza. La mujer parece recomponerse, e incluso sonreír. Sois un hombre compasivo, mi señor. Todos ustedes. Les estoy profundamente agradecida.

Tras ello, se dispone a internarse en el mercado, donde la mirada de los jueces es más firme.

El grupo compuesto por Juan de Alvarado, Juan Bautista y Hugo levantan la vista para ver como Parnassus y Anat se adentran en el mercado.

Y en ese momento, al ver quienes son los que aparecen, yo digo a mis compañeros.
Extraña noche esta. Pues parece que haya otras voluntades además de las nuestras, guiando nuestros pasos.
Ved quienes se aproximan ahora
Dicho esto, me encojo levemente de hombros y añado.
No es que me importe demasiado si es el destino el que interfiere en esta noche. No es asunto mio. Y si finalmente hay que torcer la voluntad de ese destino, sea.
Y apoyo mi mano izquierda en la empuñadura de mi espada.

Parnassus parecia disponerse a contestar, cuando repentinamente detuvo el gesto, advirtiendo que un elfo oscuro se aproximaba a la variopinta reunion de humanos gladiadores.

Para sorpresa del resto, la expresion del guerrero mostraba la tranquilidad de quien conoce al que se acercaba:

-Saludos, cazador Kalofher. A que debo el honor de vuestra presencia, companero de captura?- pregunto el esclavo gladiador incluso antes de que el evidentemente curtido luchador llegara a ellos.

Creo que han sido demasiadas cosas para mi en una noche... con su permiso señores.. me ire por mi cuenta.. Un placer haber podido ayudar...

Juan se da media vuelta, no sin antes hacer una leve reverencia hacia los gladiadores con los que estaba en aquel callejon y acto seguido se pierde entre la multitud del mercado.

Las palabras de la elfa sin duda me sorprendieron...Mientras ésta abandonaba el callejón, mis pensamientos bullían, pues desde luego aquel al que venía a buscar allí no me había parecido un hombre de palabra...

Al menos ya sabía a donde dirigirme, para saber que es lo que quería de mi aquel hombre.

Giré mi cabeza, para encararme con mis inesperados compañeros, y fue en aquel momento, tras escuchar las palabras de Juan, cuando me di cuenta que había más gladiadores en el mercado...Acostumbrado a una elegida soledad, la aparición de tanta gente a mi alrededor no me hacia sentir...cómodo.

Pero, al igual que vino, Parnassus se marchó, con gran rapidez, seguido por Juan Bautista...Aquello nos dejaba a Juan, a Anat y a mi. Mis ojos inconscientemente trataron de encontrar los de la mujer, hija de la luna, luz en la oscuridad...aquella mujer despertaba recuerdos largamente olvidados, tiempos mejores, ahora tristes...

Sacudí levemente la cabeza, para escapar del hechizo...No era el momento de tener tales pensamientos, de mostrar debilidad...

Bien hallada Anat ben Isthar, la luna ilumina la senda que nos ha vuelto a reunir...Una enorme coincidencia que nos hayamos encontrado todos aquí...¿o no es así?.

Mi oculto rostro pasó varias veces de Anat a Juan, de Juan a Anat. No es que desconfiara de ninguno de ellos, pero la vida que he llevado, me ha demostrado que pocos son en los que uno puede confiar...y lamentablemente son los que más rápido abandonan esta vida.

Las luces del mercado nos recibieron con guiños que me devolvieron a otra tierra, a otro tiempo lejos de allí... y la sonrisa se me dibujaba en los labios a pesar de que los músculos de todo mi ser permanecían aún antentos, de que aún sentían la urgencia...de que aún la adrenalina cosquilleaba mi piel y me recorría la espalda...

Aromas y voces que eran ecos de otra realidad me rodeaban y acariciaban cada uno de mis sentidos... y yo me dejaba arrastrar agradecida... perdiendo el miel de los ojos en rojos y amarillos brillantes de tela de seda... y los efluvios de las especias y los aceites se vertían a mi paso... y las conversaciones en la lengua musical de mi raza me llevaban a casa...

Había caminado junto a Parnassus... suave y hundida en esa extraña somnolencia que me provocaban los objetos y los sonidos, la calidez de un sol inexistente que allí brillaba gracias al sol y al fuego de mi gente... y había retirado casi inconsciente la capucha que me cubría... orgullosa de mis raices... del palpitar de mi sangre... de mi historia... de mi futuro....

Le busqué con el brillo en la mirada... con la sonrisa dibujada en los labios alejada por un segundo de lo vivido... Que atrás parecía todo... Pero su dorado se afilaba buscando formas... definiendolas como al poco las definió el mío... Conocía a aquellos hombres... habían derramado mi sangre... igual que yo la suya....

Apenas me inclinaba en el saludo de mi raza cuando la voz de Parnassus me sorprendió... y el miel se afiló de nuevo suspicaz al ver a un elfo oscuro acercarse a nosotros... al ver como el gladiador de Obsidiana se dirigia a él... al ver como hablaban en confidencia... Y aún se me extrañó más el gesto ante la despedida de Juan Bautista...y sus palabras... Al parecer, la noche no había sido tranquila para nadie...

Parnassus marchaba... y enredados los mieles asentí apenas con la cabeza... con la media sonrisa en los labios... y la preocupación en la mirada... Que la Diosa te guarde esta noche Moalim... y su profeta nos reencuentre mañana... Nos veremos en la arena...

El gladiador de los escudos se perdió entre la gente... y fue la mirada y la voz de aquel otro, la que me devolvió a la realidad y al recuerdo... Interesante....

Bien hallados sois... Hugo... Juan... Mi cuerpo se inclinaba suave a sus nombres... que la Diosa ilumine vuestras noches y su profeta proteja vuestros dias.... La sonrisa se me ampliaba en los labios mientras la voz suave se imponia sobre el bullicio del mercado... Las sendas estan cruzadas antes de iniciar el camino, Hugo... Había prendido los ojos en él, con el miel interesado... Los caminos de la diosa... son... misteriosos... pero al parecer desea que los nuestros se enmarañen...

Me toco el ala de mi sombrero a modo de saludo cuando oigo a la dama del desierto. Inclino brevemente la cabeza ante la dama y digo.
Saludos compañera. Si antes ya la noche estaba resultando interesante, ahora, gracias a vuestra aparición, se torna placentera.
Tras decir esto, miro a Hugo y añado.
Aunque algunos de los presentes se hayan marchado a causa de sus asuntos privados, sigue quedando una cuestion.
Dicho esto, miro a ambos y termino añadiendo.
Y sea coincidencia o destino, resultara interesante sin duda ver a donde nos conducen los acontecimientos.

La sonrisa y la inclinación fueron suaves a las palabras de Juan… y el miel de la mirada se afiló intrigado… y el gesto se inclinó un poco… Gesto animal de fiera que acecha… mirada salvaje que no sabía disimular…

Una cuestión?... que ha ocurrido?... Habéis tenido… problemas?... la voz se había tornado confidente… vertida a sus oídos como brisa secreta en la noche… Viniendo hacía aquí vimos a los Ejecutores… levanté la vista oteando el mercado… mi gente bulliciosa aquí y allí… y la preocupación me atravesó el dorado de los ojos como un sombra… Todo esta bien por aquí?..

Ejecutores?...disculpar mi ignorancia, pero es la primera vez que oigo hablar de ellos...

Comencé a caminar lentamente hacia la salida del callejón, por un momento me paré, girando mi rostro levemente para mirar a mis espaldas a la hija de la luna, y al caballero...

Si queréis continuar esta conversación, será mejor abandonar el callejón. No creo que los dos oscuros vuelvan, a no ser que vuelvan acompañados. No se vostros, pero prefiriría evitar problemas...al menos de momento.

Comencé a andar de nuevo hacia la boca del callejón, hacia la protección que nos daría la gente. No podía evitar ser parco en palabras, la vida me había hecho reservado. Aunque, debía reconocer que la presencia de los dos gladiarores, sobre todo de la sierva del profeta, despertaban en mi recuerdos de tiempos mejores, liberando en parte mi alma...

Hago un gesto a Anat para que se adelante pues, naturalmente, yo cerrare la marcha. Y en mi posición, el ultimo de los tres, digo.
Tampoco se yo gran cosa de esos ejecutores. He de admitiros, que no me provoca un excesivo interés la política interna de la ciudad.
Ahora bien. Continuo diciendo. No puedo negar mi curiosidad ante las palabras de Hugo. Por lo que a mi respecta, me gustaría saber mas. Pues no puedo negaros que la noche ha resultado interesante.

Los ejecutores…….

Caminaba entre ellos… con el paso suave y el escalofrío del recuerdo recorriendome la espalda… y el miel de la mirada se afilaba a cada sombra… a cada una de las voces… a las palabras de Hugo, y de Juan…

Son peligrosos… Mucho… Grandes guerreros Elfos Oscuros elegidos entre los mejores… manipulados con vileza y magia como solo esta raza puede hacerlo… Son Guardianes… y la muerte segura… o casi… Solo responden a la llamada del Sumo Concilio de Jueces... o a la del mismo Emperador... Su presencia es mucho más que preocupante... mucho...

Las luces del bazar ya nos recibían.. y el júbilo de sus gentes… y sus aromas y sabores que nos envolvían golosos… Sentí alivio.. Un alivio artificial de sentirme entre los míos, de sentirme en casa… Calor de un desierto que me quedaba muy lejos… Y la sonrisa se me coloreaba de recuerdos y nostalgia… Nostalgia del sol, de la kalima… nostalgia de las noches especiadas de mi tierra…

El brillo de los ojos se acrecentaba a cada paso… omitidos a conciencia los gritos y la sangre… Un respiro… alimentarme del aliento de los míos… volver con más fuerza… y determinación…

Quienes son los oscuros?... os atacaron?... el miel de los ojos se entornaba buscando las miradas de aquellos dos hombres… Por qué?...

Caminaba entre los comerciantes y sus puestos cargados de olores a especias, suntuosos ropajes y casi cualquier producto que uno quisiera comprar...Pero mi atención no estaba puesta en ninguno de estos materiales, pues no sentía necesidad de ninguno de ellos. En aquel momento solo prestaba atención a la suave voz de aquella mujer, que despertaba en mi numerosos recuerdos...

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Era la primera vez que oía hablar de los ejecutores, pero considerando que aquellas palabras venían de una mujer como Anat, no pude más que sentir respeto por aquellos elfos...

Seguimos caminando sin un destino fijo, bajo la protección de las luces del mercado, en una ciudad oscura como ninguna...pese a todo no bajaba la guardia, pendiente de cualquiera que pusiera la atención en nosotros...

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Tan solo dos elfos oscuros con los que tuvimos diferencias de opiniones...pero no estaba dispuesto
a esperar que volvieran con amigos para mostrarnos sus respetos...Creo que ha sido una decisión acertada, visto que esos ejecutores andaban por aquí...

Medí las siguientes palabras, ya que mi naturaleza solitaria, seguramente desconfiada, me hacía ser un tanto cauteloso...Por un momento me detuve para observar a mis compañeros...

No se que es lo que os ha traído hasta aquí...no suelo creer en las casualidades, y menos cuando uno se encuentra en un oscuro callejón...Tan sólo diré que yo he venido a este lugar en busca de una persona, en busca de información...No he encontrado al que buscaba, aunque ahora ya sé donde lo puedo encontrar...

Mis ojos buscaron los de mis interlocutores, en busca de cualquier señal, de cualquier reacción...del orgulloso caballero y la hermosa hija de la luna...

Lamento no extenderme más, al menos de momento, pero antes de proseguir, también querría saber que os trae a este lugar...