A pesar del domo que protegía la ciudad de la eterna nieve de las montañas del norte, las calles seguían siendo frías. No les resultó difícil hayar la Casa de Shisha de Ladisa, aunque escondida como estaba dentro de un callejón tuvieron que recibir indicaciones un par de veces. La calle en la que se encontraba era sucia, y varios de los clientes de Ladisa se habian tirado en el mismo suelo a dormir... o directamente habían quedado inconsciente.
Al fondo de esta, la puerta con visiyo guardaba la entrada a la Casa.
Avanzaron sin titubeos, sorteando los cuerpos de los borrachos o de los aturdidos durmientes que se hacinaban en el suelo. El lugar apestaba. A sudor, a comida rancia, y al humo dulce e inequívocamente embriagador del tabaco de las shishas, y su mezcla de opio.
Aymée iba delante, seguida por Juan Bautista como por un guardaespaldas, ambos conjuntamente. Al llegar a la cortina, la mujer la apartó, sonriente, y entró en la Casa, mirando a su alrededor con ojos profundos.
eso, como dijo Aymee.. la sigo como un guardaespladas :)
Tras las cortinas, un par de guardianes hakhim, armados con lanzas y cuyo rostro está tapado con una capucha que les cubre la cabeza, flanquean la entrada, con la punta de us lanzas. Ambos tienen el torso al descubierto, con tatuajes grabados de finas formas.
Me freno por un momento, pasando mi mano derecha a la empuñadura de mi arma pero sin tomarla.
Miro a mi acompañante.. supongo que ella sabra como desenvolverse en su ambiente. Mi mirada denota que espero que ella se haga cargo de la parte social, ya que mis palabras se escriben con acero.
Que tan persuasiva puedes ser.. Aymee...
bueno señorita.. es hora de "bailar" ;)
Se acercó a los dos Hakhims, con su sinuoso andar de Favorita de Haren. A su paso las cuentas de su vestido brillaban entre los velos, y éstos se abrían para dejar entrever sus piernas, balanceándose la falda, siguiendo el bamboleo de las caderas.
Sonrió, y cuando estuvo frente a ellos, retiró el velo que cubría su rostro, dejando que la salvaje belleza de sus facciones les llenase las pupilas.
-Os saludo, Hermanos. Mi nombre es Aymée. -Se giró hacia su compañero, y le señaló con un movimiento lateral de cabeza, que como por casualidad hizo que su pelo cayera sensualmente por su hombro- Y él es Juan Bautista. Quizá nos hayáis visto luchar en el Coliseo... quizá no. Venimos por un negocio... con Jaime. Queremos verle.
A pesar de la belleza de la bailarina, los guardias no parecen impresionados. Los clientes pagan bien para ser anónimos, hermana. Y para que no les molesten.
Tirada: 7d10
Motivo: Carisma + Fascinar
Resultados: 6, 2, 8, 4, 1, 9, 10
Por cierto, la recompensa es, ahora mismo, de nivel 4. Puede dividirse en dos de nivel 3, que a su vez se dividen en dos de nivel 2... etc.
-Quizá deberías dejar que Jaime decida eso, ¿no te parece? Puede que si le interesa el negocio, salga ganando. Y también tú.
Cielos, jefe, vaya tiradita me has sacado.
:P
Juan bautista observaba en silencio como los guardias se resistian a los intentos de negociacion de Aymee... le daria una oporrtunidad mas, sino se harian las cosas a su manera...
nada nada.. simplemente para poner algo.. que no voy a salir dando troches y moches para todos lados XD
Los hombres cruzaron sus brazos ante ellos. U sos clientes u os vais. No hay más.
Ajá, ahora Aymée entiende... Así que se acerca al que acaba de hablar, y con voz melosa, aterciopelada, le dice mientras acaricia suavemente su mejilla:
-Verás... no quería decirlo en público... pero nos han comentado que aquí se fuma... la mejor calidad de tabaco de Shisha de la Ciudad... con el cual una obtiene grandes placeres... desde luego que pagando por ello... y si eso nos hace clientes del local... ya teníamos intención de serlo, mi musculoso amigo...
Juan Bautista era el encargado de llevar el dinero, mas por un tema de tenerlo fuera de la vista, ya que eso a Ayme por su poco ropaje se le dificultaba.
Escuchando las palabras del guarda espaldas y viendo como nuevamente Aayme intentaba persuadirlo de qe nos dejase entrar, yo apele a la mas directa de las tacticas.
Habia distribuido el tesoro en pequeñas partes de 3 por cualquier necesidad de dinero imponderable y para no sacarlo todo junto.
Tomo una de las bolsas de monedas que tenia y la levanto en su mano izquierda. Tirandola hacia arriba y volviendola a recojer para que estas suenen dentro de la bolsa.
-Creo que con esto estamos de acuerdo que somos clientes. Ahora si nos dejan pasar podremos atender nuestros negocios. Muchas Gracias
Añade el "Muchas Gracias" tras una pequeña pausa, para demostrar su cordialidad que lo caracteriza.
Si esos hombres todavia insistian en no dejarlos pasar... las cosas se iban a poner mas... "duras"
Ambos hombres levantan sus lanzas, permitiendo el acceso al interior del lugar sin decir nada más.
Cruzando una nueva cortina, el ambiente exótico inunda los sentidos de ambos. Los olores de especias, inciensos y perfumes inunda la sala. Sin embargo, bajo aquel matiz sensorial, Aymée reconoce otros aromas. Opio, Flor Negra... incluso Astrea, un poderoso narcótico que está prohibido incluso en un lugar tan decadente como aquel.
A su alrededor, hombres y mujeres, todos ellos Hakhim, se encuentran postrados sobre comodos cojines y futones, de vividos colores que encajan perfectamente con las sedas rojas que cubren las paredes. La luz de las velas ilumina levemente sus rostros, algunos complacidos, otros directamente perdidos en la sensación que los fármacos provocan. Apenas pueden verse los guardias apostados en cada sala, entre los cortinajes, en caso de que algún cliente desee más de lo que puede pagar. En Angkortak, la seguridad privada era un negocio con constante demanda.
Tras algunas cortinas más gruesas, podían verse los diferentes recintos privados, en los que clientes más distinguidos pagaban una cierta suma por una mayor intimidad, o tal vez más intensas diversiones.
Tirada: 6d10
Motivo: Saber + Conocimiento Venenos
Resultados: 10, 3, 6, 7, 10, 6
-Sed bienvenidos, dice una suave voz. La mujer se movía sin hacer el más minimo ruido, tal vez ayudada por la moqueta y por su gracia natural. a mi humilde establecimiento. Soy Ladisa, dueña del local. La mujer se inclina con la gracia de quien ha aprendido a controlar su cuerpo, como una atleta o un artista. Todo dolor queda fuera de mi casa, toda preocupación, envuelta en las cortinas de la entrada. Aquí, todos somos libres.
Doy un vistazo a mi alrededor. El aire Hakhim del lugar me atrae, me siento muy cómoda en él. Busco con la vista a aquellos que no son hakhims, pues Jaime debe ser un hombre que no viene del Desierto.
-Te saludamos, Ladisa. Puedo decirte que los aromas de tu Casa me traen sensuales recuerdos de nuestras tierras, de noches en las Jaimas en pleno desierto... algunos de ellos han alegrado ya mi mente con anterioridad, y es sorprendente y grato hallarlos aquí...
hago una pausa, sonriendo a la mujer, dándole tiempo para que nos coloque en algún rincón. Pero mientras lo hace, sigo hablando para que sepa el motivo real de nuestra visita.
-...en verdad estamos buscando a alguien, a Jaime, sabemos que está aquí... nos gustaría sentarnos con él para charlar de negocios, y compartir con él una de tus shishas...
¿Negocios? La mujer frunce el entrecejo y mira a Aymée de arriba abajo. En mi local poseo y permito el baile exótico, querida... y si habéis sido contratada para él, sea. Pero no otro tipo de diversiones más intimas.
-No estamos aqui por un baile, estamos aqui por Jaime. Ahora por favor podria indicarnos donde esta?
El tono de Juan Bautista era sumamente cortes, pero su mirada indicaba una fuerte decision. Por mas humos y olores que hubiese en el local, cuando un guerrero con honor tiene una mision esta se antepone a todo.
Los ojos ambar de Juan Bautista se posaron firmes sobre los de la bella mujer que los acompañaba.
-Por favor... necesitamos encontrarlo.
Vuelve a decir algo mas tranquilo.
bueeeno, no podia dejarle toda la chachara a las mujeres... o si? :P
Aymée afloja, no va a hacerse ahora la mujer de orgullo herido. Además, si bien esta vez los negocios que tiene en mente nada tienen que ver con los del cuerpo, no descarta que en otra ocasión, y por un fin determinado, bien pudiera ser así.
De modo que sonríe y asiente, dejando que Juan Bautista haga su petición, y esperando que la hakhim sea complaciente con él. Después de todo es un hombre imponente, y quizá la mujer se encandile con sus atractivos...
Finalmente, se le ocurre una idea, y añade:
-Aunque si quieres, Ladisa, puedo bailar para tu clientela. Soy muy cotizada como danzarina, te lo aseguro. Un solo baile. Pero te lo ofrezco como compensación por tu ayuda... te aseguro que quienes lo vean desearán volver a tu local aún más que ahora, por si tienen la suerte de encontrarme...
Si vuestra intención es hablar con un cliente deberéis esperarle fuera. La casa de Ladisa es un lugar en el que dejar que los problemas se quedan enganchados en las cortinas de la entrada, un hogar donde el único límite es el que imponga tu mente. Por otra parte, seréis bien recibidos si deseais dejar atrás vuestras preocupaciones. Pero la necesidad de paz de mis huespedes es sagrada para mí.
Después observa a Aymée con detenimiento. Aun así, veo por tu forma de moverte que posees la gracia de la hoja al viento. Si deseais entretener a mi clientela, podría ser lucrativo para vos. Siempre y cuando, claro, tengáis un cierto talento.
Tras un pequeño suspiro, añade, sin perder el tono bajo que no enturbia el ambiente del lugar, lamento no poder ayudaros más. Sin embargo, el cuidado de las almas de mis clientes es lo más importante para mí.
-Si el cuidado de las almas de tus clientes es tu prioridad, creo que deberias considerar el alma de todos antes que el alma de uno solo... No estoy haciendo una amenaza con esto.. pero el tema por el que buscamos a tu cliente puede llegar a comprometer a toda tu casa... y me gustaria encontrarlo primero antes de que las cosas se pongan fuera de control.
La mirada seria de Juan Bautista, indicaba que sus palabras eran verdaderas... el no le deseaba el mal a nadie y estaba contento de saber de un lugar en la ciudad donde la gente podia relajarse y estar en paz... seria una lastima que este lugar se viera arrasado por los jueces y sus guardias, por ser el alojamiento de un agitador...