Partida Rol por web

Reinos de Ceniza: Coliseo de Sangre

MISIÓN: Por un puñado de monedas

Cargando editor
15/09/2008, 12:59
Ladisa

Mi casa ha prosperado en una ciudad cruel y despiadada debido al celo de mis guardias y a las conexiones que tiene. Y es el cuidado a cada cliente lo que hace que gane el todo. La sonrisa de la mujer es cálida. Dificil de alterar. Sus manos se mueven con suavidad y tranquilidad.

Cargando editor
15/09/2008, 13:00
Director

Notas de juego

Por el lenguaje corporal de la mujer, podrías decir que ha tenido entrenamiento en artes marciales. No de los hassasim, pero sí largo y contundente.

Cargando editor
15/09/2008, 19:49
Juan Bautista del Corral

Juan Bautista suspira levemente ante las palabras de la hermosa hakim.

Parece que esta mujer es muy segura de si misma...

-Muy bien, como desees.. simplemente queria advertirte que las cosas estan cambiando, y a veces el destino de muchos es decidido por el destino de uno solo.

Luego de su pequeño discurso final, Juan se vuelve hacia Aymee esperando una respuesta de ella, si esta no responde se levanta y espera fuera del lugar.

Notas de juego

bueeeno, parece que habra que esperar afuera :P

Cargando editor
15/09/2008, 22:51
Aymée

-Juan, por favor, espera fuera, tal como Ladisa sugiere. Por mi parte, tengo un compromiso con ella.

Me giro hacia la mujer. Afirmo con la cabeza, para aceptar el trato que ha quedado antes a medias.

-Bailaré pues para tu clientela, y no molestaré. Sólo hablaré con quien me hable. ¿Te parece justo? Es la palabra de una Hakhim. Supongo que tus músicos pueden interpretar Danzas de Harem... no te defraudaré, y todos quedaremos contentos. Tus clientes, tú, yo... y Jaime si decide hablarme...

Cargando editor
16/09/2008, 10:10
Ladisa

Ladisa miró a los ojos a Aymée. Tienes un Fuego Interior intenso. Me gusta. Tus términos me parecen razonables, e incluso invitaré a tu protector a una deliciosa mezcla de tabacos y especias mientras espera.

Mientras hace una seña a la mujer que baila en lo que parece nun improvisado escenario, para que termine sus movimientos al son dulce de la música, que mezclada con el humo y las telas de las paredes dan una sensación de irrealidad. Ladisa hace un gesto a Juan para que se acomode junto a ella, mientras observa a Aymée con curiosidad.

Cargando editor
16/09/2008, 13:37
Aymée

-Gracias, Ladisa. Sí, si algo vive en mi interior, es ese Fuego. Por él me muevo, y en él me guío.

Sonrío. Un gesto de cabeza despidiendo a Juan, y me acerco a la tarima, contoneándome, lentamente. Antes de que la muchacha baje de ella, susurro unas palabras a los músicos. Un par de ellos me miran sonriendo libidinosos, sorprendidos. El más anciano, que lleva la batuta, asiente. La música ha callado, y yo subo a la tarima.

Me he puesto varios velos encima de mi cuerpo perfumado, y están atados en los collares de mi pecho, y en el cinturón ancho de monedas que se apoya en mis caderas.

Delante del rostro llevo otro, que deja ver sólo mis ojos, pintados como una Concubina de Haren, con gruesos trazos de khool negro, perfilando mis pestañas, profundizando mi mirada.

Amelio salta de mi hombro, y se sienta con rapidez junto al anciano, se hace el silencio. La gente parece extrañada del cambio. Y espera... quieren ver...

El monito empieza a tocar sus tambores. Un golpe. Otro. De nuevo el primero. Dos tonos solamente. Lento. Yo no me muevo, en el centro de la tarima, los brazos en alto, dejo que admiren mi cuerpo perfecto.

Ahora la cadencia empieza a coger ritmo, empieza a ser rápida, entrecortada. Y el anciano añade al ritmo una melodía con una flauta del Desierto. Y yo, Aymée, empiezo a moverme. Sensual... lenta... irresistible....

Cargando editor
16/09/2008, 16:21
Juan Bautista del Corral

Juan accede a la invitacion de la dueña del local y se sienta junto a ella para admirar la danza de su compañera... es impresionante, el perfecto contoneo y la sensualidad en cada movimiento... la belleza interior y exterior de la hakim comenzaba a arremolinarse en torno a cada uno de los presentes y Juan no estaba extento... Le costo mucho mantenerse atento durante el baile de su aliada... pero asi como es su deber lo hizo.

Cargando editor
16/09/2008, 16:54
Director

Al principio, solo la gente que se encontraba cerca de la bailarina miraba sus movimientos. Después, aquellos que se encontraban en habitaciones contiguas comenzaron a acercarse al lugar en el que la luz proviniente del techo manaba cálida sobre la Danzarina. Había algo hipnótico en ella. Algo místico, y a la vez, algo terriblemente carnal. Hombres y mujeres por igual salían del sopor de sus drogas para contemplarla. Un angel, susurró un hombre al fondo.

De uno de los reservados, un hombre completamente calvo surgió para mirarla. El deseo era claro en él. Casi babeaba. Se acercó lentamente.

- Tiradas (1)

Tirada: 9d10
Motivo: Coordinacion + Actuar +2d roleo
Resultados: 6, 6, 1, 8, 5, 6, 8, 9, 1

Cargando editor
16/09/2008, 16:58
Ladisa

Ladisa señaló al hombre con disimulo, asegurándose de que la danzarina lo viese. Después, se volvió hacia su protector. Ese es el hombre que buscáis. Recordad que esto es un santurio, y los altercados una afrenta a la diosa... y a sus siervos.

Cargando editor
16/09/2008, 18:58
Juan Bautista del Corral

Juan Bautista asintio ante las palabras de la regente del local y permanecio en su sitio esperando que la danza de Aymee llegase a su fin. Se podia notar que el hombre estaba completamente engatuzado por el sensual baile de la artista del desierto.

Seria muy facil conseguir que aquel hombre acate nuestras peticiones, siempre y cuando Aymee este dispuesta a... hacer lo necesario. Sino la espada podria ayudar a terminar de preparar lo que el baile empezo a cocinar...

Cargando editor
16/09/2008, 19:02
Aymée

Ladisa me ha señalado con discreción a un hombre. Un hombre calvo, que ha salido de un reservado... y que me mira con una mirada que conozco muy bien... la mirada del cazador cazado.

La melodía sigue sonando, y los tambores de Amelio le dan el contrapunto. Los dos músicos se han sumado al espectáculo, uno con unas timbalas de profundo sonido, otro con una especie de violín.

Es mi momento, y lo aprovecho. Mis movimientos son pura belleza, sensual belleza, y mi cuerpo... ¡ah, mi cuerpo...! los velos se separan para dejar ver las piernas, largas y moldeadas, de piel dorada y ligeramente brillante por una fina capa de aceite cosmético. El vientre y el estómago ondulan, y mis pechos y mis caderas oscilan, siguiendo la cadencia del sonido. Soy consciente del efecto, pero me gusta tanto el baile, que no me importa, me sumerjo en él...

...es excitante.

Cuando llego cerca del hombre calvo, me arranco el velo de la cara, y sonriendo, se lo acerco, dejo que lo coja. Sigo bailando, y aunque mis giros me llevan por toda la tarima, mi mirada sigue atrapando la suya. Bailo para él...

Cargando editor
17/09/2008, 12:48
Director

El hombre mira, hipnotizado, sin apenas moverse. En un momento de cercanía, casi extiende una mano hacia Aymée, pero detiene su gesto, mirando por encima de su hombro a los lanceros apostados en la habitación. No, aquel no era el lugar ni el momento.

Pero deseaba ese momento más que respirar.

Cargando editor
17/09/2008, 17:30
Juan Bautista del Corral

Juan mira atentamente la reaccion del sujeto y sabe lo que debe hacer. Mira hacia su anfitriona y le agradece por la hospitalidad y la ayuda con un gesto de cabeza y diciendole.

-Ha sido un placer gozar de tu compañia, espero que podamos repetirlo alguna vez.

Luego intentando no llamar la atencion, aunque sabia que era muy dificil que alguien lo note mientras Aymee seguia bailando, y salio del local.

Justo antes de salir Juan Bautista le hace un gesto a Aymee para que termine de bailar y luego lo siga y traiga a la persona que buscaban.

Cargando editor
17/09/2008, 18:46
Aymée

La bailarina ve por el rabillo del ojo como Juan Bautista se levanta, y sale por fin del local. Entonces, con una imperceptible señal se comunica con Amelio, y éste empieza a cambiar el repicar de sus tambores, haciendo la cadencia más lenta progresivamente. También los movimientos de Aymée se enlentecen, sin por ello perder su mágico atractivo.

La flauta del Desierto del anciano se acompasa al nuevo ritmo, y los músicos siguen la melodía que él les marca. Poco a poco, cada giro, cada voluta es más lenta, y la danza se repliega en sí misma, hasta que Aymée acaba en el suelo, arrodillada, y envuelta en sus tules, como una flor cerrada. Inmóvil.

Los aplausos y voces estallan entonces por toda la sala, y por las aberturas de cada privado que en ella se abren. Hombres y mujeres, sentados o de pie, comentan y aprueban su exhibición.

Aymée se levanta, saluda, da un rápido vistazo a Ladisa para cerciorarse de que ha quedado satisfecha, y se dirige directamente hacia el hombre calvo, que aún sostiene entre sus dedos el velo que ella le ha tendido durante la danza.

Le sonríe, cautivadora, ladea la cabeza, y susurra con un tono de voz cálido:

-Disculpadme... Tenéis algo que me pertenece. Y también algo que deseo...

Cargando editor
18/09/2008, 11:58
Director

El hombre toma de la cintura a la bailarina, y la acerca hacia así con rudeza. Si es mi corazón, guapa, es todo tuyo. Su aliento huele a opio y especias. Sus ojos, vidriosos, miran directamente al cuerpo de Aymée con un hambre primaria.

Cargando editor
18/09/2008, 13:07
Aymée

-¡Hummmm...! jejeje, ¡qué malo sois!

No es tan fácil agarrar a la bailarina. Es esquiva, y va cubierta de aceite su piel, de modo que aunque en un primer momento el hombre ha llegado a ponerle la mano en la cintura, ella ha dado un rápido giro y no ha dejado que completara su presa.

Pero lo ha hecho con gracia, sonriéndole, y coqueteando.

-Vuestro corazón no es lo que reclamo, aunque me halaga que me lo deis. No, os pedía mi velo. Pero también otra cosa, algo que quiero, que tenéis, y que quisiera que me entregarais. Pero salgamos de aquí, no quiero hablar de algo así aquí...

Y tiro del velo que él lleva aún asido, encaminándome hacia la puerta, donde espera Juan Bautista. Lo hago teatralmente, de modo que todo el mundo vea que el calvo se va conmigo, para que él se sienta ganador, envidiado, y no se resista a seguirme.

- Tiradas (1)

Tirada: 8d10
Motivo: Esquivar
Resultados: 7, 8, 1, 3, 10, 1, 7, 6

Notas de juego

Tiro por esquivar para escurrirme del abrazo del calvo.
2x7

Cargando editor
19/09/2008, 09:25
Director

El hombre sigue mansamente a la bailarina a la calle, llevado más por la promesa que espera haya pronunciado que por sus pies. Al llegar a la calle, y ver al espadachín esperando, tuerce un poco el gesto. ¿Qué está pasando aquí? inquiere molesto.

Cargando editor
20/09/2008, 11:20
Aymée

-No Temáis. Este hombre me cubre las espaldas... Jaime. Comprenderéis que una mujer sola, y sin protección, no puede andar por las calles. Nada tiene que ver con Vos.

Le acaricio la mejilla, y recupero por fin del todo el velo.

-Luego hablaremos de vuestro corazón... ahora os digo lo que deseo que me déis. Tenéis algo que tomásteis con valor y arrojo a un Oscuro. Se trata de una vasija de plata labrada, y el elfo en cuestión es un tal Jerion. Desde luego, sé que tiene un precio. No os lo pido como un regalo...

Cargando editor
20/09/2008, 20:16
Juan Bautista del Corral

Juan se mantiene impacible ante la mirada de aquel hombre y tras la explicacion de Aymee sigue reclinado contra una de las paredes de aquel callejon.

Cargando editor
22/09/2008, 10:26
Jaime, bandido pobre

¿Como demonios sabéis mi nombre? El hombre parecía confuso, su mano fue a parar por instinto al mango de su maza. No sé de que me hablais ni nada sobre Elfos Oscuros. Y no tengo interés en vuestros asuntos. Después de un momento de pausa, añade una burda amenaza. Y tengo amigos dentro a los que no les gustaría que les llamase.