Partida Rol por web

De repente, Conrad, tras mirar por el retrovisor interior, deja de recitar los mantras y se mira un instante con Arnau. La expresión de Conrad es de estupefacción, la de Arnau no la ves.

- Negro, creo que lo de los tiros lo van a decidir ellos. Van cargados con automáticas y parece que tienen ganas de echarnos unas balas. Cuidado!!! - digo cortando mi entusiasta recital de mantras.

Esto se pone feo, y están muy lejos para un tiro fácil.

- Arnau, puedes romper su línea de tiro? O les sacamos mas ventaja o la única opción que tenemos es estar a bocajarro, aunque tienen las de ganar... Y si nos colamos en un parking? - pregunto observando la situación de la carretera.

Negro echa un rápido vistazo hacia atrás, a través de la luna trasera tintada, para corroborar lo que dice Conrad.

Eduardo permanece aun agachado sobre sus rodillas.

Cuando miras hacia atrás, ves a tu amigo moro que ha sacado medio cuerpo por la ventanilla y tiene una automática en las manos, apuntando hacia vosotros. 

Todo indica que va a disparar en cuanto tenga un blanco.

Levanto las cejas en gesto de sorpresa mientras me agacho para ponerme a cubierto tras el asiento del BMW, tirando ligeramente de Eduardo para que haga lo mismo.

- Ahora, Edu... ¡Llámale! - digo prácticamente pulsando el botón de llamada de mi móvil en su mano para tratar de despistar a Ibrahim con el sonido de su teléfono.

- Conrad tiene razón, Arnau. O les perdemos o dejas que nos alcancen, pero así nos van a dar por culo a base de bien. - El parking puede no ser tan mala idea. Si uno de nosotros consigue bajar del coche y colocarse entre otros aparcados, podríamos tratar de acabar con ellos desde dos puntos diferentes.

Todo es extrañamente rápido y lento a la vez.
Las palabras de Negro resuenan en mi cabeza, mientras observo a Eduardo hecho un ovillo.

La adrenalina a flor de piel y la mente zumbeando como un enjambre de abejas no evitan ese pensamiento fugaz... si funciona la llamada, podemos ganar unos segundos para abrir fuego.

Tras la acción de Negro, espero la reacción de los perseguidores mientras pulso el botón para bajar el cristal. Calculo mis posibilidades... es un tiro arriesgado.

- Espero que ese Toyota no esté blindado - me agarro a la ventanilla esperando el momento oportuno para salir y apuntar.

Aprieto el botón de la llamada, pero casi en ese mismo instante un repiqueteo de golpes y explosiones lejanas me hacen temer por mi vida. El teléfono ha comenzado el proceso de llamado, pero, como siempre,tarda unos segundos en coger señal y establecer comunicación.

Desde la ventana del copiloto, con la cabeza y medio torso fuera del coche, encañona hacia el BMW y aprieta el gatillo de su arma como si no hubiese un mañana.

Los disparos suenan como petardos sordos de feria, no como cañonazos, seguramente debido a que el arma lleva acoplado un silenciador.

Las balas silban alrededor del coche, pero no parece que haya conseguido impactar si quiera al vehículo.

La gente de las aceras huye y se refugia en las tiendas.

Las balas silban a mi alrededor mientras aferro el telefono con tal fuerza que por un instante temo romperlo. Cada pitido dura una eternidad y los silencios entre ellos son aun mas largos.

Venga, venga, mierda....

No quiero palmarla, asi no. Quiero morir en un jacuzzi, de un comodo y tranquilo ataque cardiaco mientras alguna zorrita a la que me haya ligado me hace ver las estrellas.

- ¡Hijo de puta! - exclamo agachándome mientras las balas silban alrededor del coche. - Arnau, sácanos de aquí o acércate para ponerte a tiro, porque ese puto moro nos va a acribillar...

Asomo ligeramente la cabeza para ver cómo la gente se escabulle presa del pánico. Si antes se escuchaban improperios por dos locos conduciendo por la acera ahora parecen temer por sus vidas más de lo que les urge recriminar a los conductores de los vehículos.

¡Joder! La puta pasma nunca está cuando hace falta... Claro que el único policía que parecía medianamente interesado en resolver el caso de Zafra ha muerto esta misma mañana. ¡Mierda!

Las balas silban, pero solo silban sin acertar - Espero que siga siendo tan buena su puntería un rato mas - pienso sonriendo mientras la carrera sigue su curso.

- No les importa ni que los vean a plena luz, estos tipos van a por todas. Arnau, puedes hacer algo al respeto? - le grito casi al oído sin darme cuenta mientras me agarro donde puedo intentando evitar este zarandeo vertiginoso.

El tipo no se amedrenta por el escaso éxito, ni se distrae por la llamada recibida, y vuelve a intentar una nueva ráfaga de tiros, antes que tengáis tiempo para salir de su alcance.

Cubre el arco inverso con balas hambrientas. Hasta que se le agota el cargador. Esta vez ha tenido más acierto, agujereando el maletero y destrozando la amplia luna trasera del BMW de Arnau. Los cristales desmenuzados caen sobre los dos ocupantes de los asientos de atrás, especialmente sobre Eduardo, pues a su altura es donde ha penetrado alguna que otra bala, una de ellas alojándose en el reposa cabezas.

El tipo vuelve a entrar en el coche, maldiciendo por haberse quedado sin balas.

Agacho la cabeza instintivamente al oir el cristal roto, mientras la adrenalina me llega a límites desconocidos en mi cuerpo. 

- Mecagun! ... Joder! ... quiero a estos tipos muertos!... Como pille al pistolero le meto la cabeza enfrente la rueda y se la piso varias veces con el coche!

- Parqing? Y una leche! Yo no me meto en una ratonera con estos dos cabrones detras. Tendriamos los minutos contados. 

La adrenalina no me deja pensar con claridad. Tengo que reaccionar rapido o la siguiente bala podria ser fatal. Miro enfrente. La calle termina un poco mas adelante. Perpendicular a ella, una avenida, a la cual uno se puede incorporar con un carril lateral al cual llegariamos directamente. El problema: el puto semaforo de incorporacion. .. espera... recuerdo que hay una callejuela justo antes, que pasa por un patio abierto de toda una manzana. Eso es! Si lo atravieso podré incorporarme en la calle paralela esquivando solo al trafico. Después la rotonda que conecta con la avenida a 100 metros. Eso va a ser complicado. Pero si la puedo atravesar rapido, me meto en la carretera que lleva a una zona rural. Y alli si que estaré en mi salsa.

- Oid, teneis que aguantar solo un poco mas. Voy a intentar salir de la ciudad en un par de calles. A ver si los ahuyentais un poco disparando para tener mas tiempo. Apuntad al motor y al radiador. Aprovechad que no hay cristal.

No me fio ni un pelo esta vez. Paso de jugarmela a meterme de lleno en el trafico. Prefiero subirme a la acera. Como mucho vere unos cuantes transeuntes saltar como nunca lo habian hecho ...

El vehículo de Arnau recorre las calles como una bala y su arriesgada conducción hace casi imposible seguirle el paso.

Cuando el BMW se adentra en el tráfico transversal, utilizando la rotonda como pivote y desafiando los reflejos de los transeúntes, el Célica se ve obligado a frenar para no tener un accidente que diera al traste con la persecución.

La ocasión la pintan calva, y Arnau apreta el acelerador como si pretendiera clavarlo en el pavimento. El coche sale como una exhalación y se aleja en dirección a los barrios más periféricos de Cunia.

Me agarro al asiento delantero, tratando de sujetarme sin que llegue a bloquearse el cinturón de seguridad.

- ¡Serás cabrón! - insulto a Arnau cuando le veo meterse por la acera. - Sólo hay dos cabrones a los que tenemos que cargarnos, así que procura no atropellar a nadie.

Rápidamente, giro la cabeza para mirar por la luna trasera del coche, comprobando como Ibrahim vuelve a meterse en el Celica cuando nos alejamos, pero tratando de asegurarme de que no dejamos a ningún peatón muerto en el suelo tras la arriesgada maniobra de nuestro conductor.

Un leve pensamiento aparece en mi mente, rememorando aquellos simulacros en la academia mientras mis compañeros y yo nos reíamos de las típicas películas donde las persecuciones eran las protagonistas.

Y por increíble que parezca, amigos míos, estoy viendo cosas que vosotros no creeríais : gente correr mas allá del siguiente callejón. He visto balas MP-40 silbar cerca de mi retrovisor. Todos estos momentos se perderán, en los diarios, como tinta en un aguacero. Es hora de huir...

Sin duda alguna estamos creando el chismorreo de los próximos días.

- Arnau! Pisa a fondo, que ya se apartaran... y recuerda, nosotros no tenemos recambio - apremio al diestro conductor, mientras me agazapo con la sensación de que por estas vamos mas rápidos.