Partida Rol por web

Se dirige a toda prisa al despacho de Zafra. Ha visto el mensaje de Joan un par de minutos después que ella lo enviase y ha tomado el primer coche patrulla que ha podido para lanzarse por las calles de Cunia con la sirena ardiendo y el corazón desbocado.

De camino hacia el lugar, ha pedido refuerzos. Además, el mensaje de Joan queda reforzado a medio camino por un aviso de un tiroteo en el mismo lugar donde se dirige.

Está a punto de llegar, en cuanto doble la siguiente esquina se encontrará ante el despacho del difunto Zafra. Justo antes de llegar, como en un flash, se da cuenta que uno de los que caminan por la calle es un tipo que ha visto esta mañana en la escena del supuesto suicidio de Zafra. Además Joan indicó en su mensaje que varios de aquellos que hablaban esta mañana con ella estaban en peligro.

No puede frenar en seco aquí, debe continuar hasta el piso. Podría estar Joan en peligro y que este fulano haya conseguido escapar. O algo peor. De todas formas, no olvida una cara.

Miras de reojo el coche de policía que se precipita por la calle como una exhalación y reconoces el conductor. Es el policía que esta mañana hablaba con Joan en la escena del crimen.

Por ¿desgracia? el policía parece reconocerte al tiempo que tú reparas en él. Por lo menos parece mirarte directamente a ti por una fracción de segundo que no consideras en absoluto casual.

Sea como fuere, no aminora la marcha y continúa su camino, girando en la esquina en dirección a la oficina de Zafra con una espectacular derrapada.

En otras circunstancias hubiera pasado los neumáticos por su cara unas 5 veces antes de dejar entrar al pelo-pincho. Pero ahora no era cuestión de ponerse imbécil con estas cosas. Aun sin habiendole dado permiso explícito a Negro, este me sigue, llevando consigo a tan hermosa pareja. Le abro el coche a distancia para que empiece a colocar a nuestro invitado. 

Eh! Capullo! - le digo al pelo-pincho mientras Negro lo "invita" a entrar - Como me manches la tapiceria de sangre juro que te meto esto por el culo utilizando tus sesos de vaselina!, entendido? - le digo levantando ligeramente la lámpara que aún sostengo en la mano.

Abro el maletero y lanzo la lámpara en su interior. Acto seguido, me meto dentro y arranco el motor. El aire acondicionado se activa en todo su esplendor.

Cuando el coche arranca y se pone en marcha acariciando el asfalto con sus anchos neumáticos, veis aparecer por la esquina que dejáis atrás un coche de policía que entra con la sirena ardiendo y derrapando espectacularmente.

Un poli baja del vehículo policial, pistola en mano, y se dirige al portal de Zafra, tras dejar el coche emitiendo destellos azules sobre la misma acera donde reposa la moto de Negro.

Arnau por el retrovisor y Negro girando la cabeza, distinguís claramente al poli que ha bajado. Es el que esta mañana estaba hablando tan amigablemente con Joan. El tipo ha acudido él sólo. En el coche no hay nadie más.

Desde luego, debe tenerlos bien puestos para entrar así donde se supone ha habido un tiroteo.

Poco a poco, os alejáis del lugar, en compañía de vuestro nuevo "amigo", que os mira con una mezcla de temor, odio y dolor, que no sabéis si os da más pena o ganas de partirle la boca de una vez por todas.

Pronto oís más sirenas de policía que acuden en apoyo al agente amigo de Joan.

Vas caminando por la calle en dirección a tu coche. Al poco oyes un coche de policía que derrapa en la esquina que dejas a tu espalda. Aun estás algo conmocionado por lo ocurrido y temes girarte a ver qué sucede. 

Continúas caminando y giras la siguiente esquina. Tu coche está a pocos metros.

Cuando llegas a tu vehículo, oyes más sirenas de policía que acuden al lugar.

No puedes evitar preguntarte: "¿Dónde te has metido Pablo? ¿Dónde estaba metido tu tío?"