Partida Rol por web

Cinco años. Cinco putos años ha pasado vuestra manada partida por su eje. Scott estaba en chirona, y nadie tenía muy claro por qué. Hombre, si, por aquello del muerto, pero la verdad es que los abogados del club podrían haber reducido bastante más la pena. Para muestra, lo que han hecho ahora. En una semana desde que empezaron con el recurso, el viejo Sueña-con-tuercas está fuera. ¿Acaso es verdad lo que se rumorea? ¿Tenía Wyld Lady planes para el Theurge dentro? ¿Y por qué no los compartió si fue así?

No os permiten pasar de la valla. Claro, ven vuestros colores. No entienden lo que significa vuestra insignia. No saben que los iconos dicen "Tribu" y dicen "Kaos". Sólo saben que lleváis imágenes de una banda que tiene una interesante selección de miembros y simpatizantes entre rejas, entre ellos el tío al que habéis venido a buscar, culpable de asesinato. 

Le veis aparecer, acompañado de un guardia, un funcionario al que él podría cargarse con mirarlo. Pero claro, en este lugar nada es lo que parece. En esta cárcel operan fuerzas poderosas del Wyrm y también de Gaia. Pero él va relajado, aparentemente, aunque en su fuero interno esté agitado por el día de hoy y todo lo que pueda traer. Verdades, mentiras, revelaciones, desafíos...

De momento, espera Scott, una moto sería lo mínimo.

Alguien te mira mientras recorres el pasillo que te separa de la libertad y de tus hermanos. Alguien está observándote fijamente desde la ventana del módulo de actividades. Supones que estará jugando a cartas con alguno de los japoneses. Te preguntas, no por primera vez, si será algo deliberado o una casualidad que esté presente en este momento. Sería absurdo pensar que sois amigos, puesto que él es un hijo de su Tribu. Pero sois hermanos, y te ha protegido. Claro que tú bien has podido darle unos años de tu vida para lo que quiera que esté tramando aquí.

Ves, quizá por última vez, el rostro de Ojo-por-ojo, contemplándote a través de un cristal a prueba de balas. Su expresión no cambia. No hace un gesto de despedida. Sólo te mira. Ve cómo te marchas. Y él se queda.

Griggs, el presi de los Nómadas, se ha puesto realmente pesado. Parece que quiere que Scott se refresque nada más salga. Insiste en que ha sido totalmente fortuito. Los clubes de California andan escoltando un señor pedido de armas hacia San Bernardino y no pueden atender el encargo. Uno que hay que cumplir. Los proveedores quieren veros cuanto antes. A medio camino entre los clubes de St. Helena y Dunsmuir. Son sus buenas seis horas conduciendo hasta allí, hasta un pueblo llamado Winters. Desde Oregón. Pero bueno, os apuntasteis porque os gustaba la carretera, ¿No?

Os ha caído un muerto más. Uno que Griggs te ha pedido que mantengas oculto hasta que lleguéis a Winters. Los amarillos quieren veros. Los chinos han convocado una reunión. Los putos Tres Dragones, unos camellos Cambiaformas, que venden todo tipo de mierdas manchadas por el Wyrm, según dicen. Ésa gente ha convocado una reunión. Ellos y los Calles Voraces, el clan yakuza de Fera que tanto os ha dado por culo en California.

La perspectiva de la reunión pinta peor que meterte una motosierra en los pantalones, pero si llevas ésas cicatrices tan orgullosa es porque eres leal a tu banda y a tu gente, porque estás dispuesta a sufrir el peor de los destinos por aquello que te importa. Además, Griggs ha dicho que es de suma importancia y que tienes toda la autoridad del club para tratar con ellos. ¿Significa que puedes abrirle la garganta a alguien plenamente autorizada? Quién sabe...

El funcionario está tenso, como lo están todos en presencia de un presidiario. No debería, y sí. No debería estarlo ante uno que está a punto de salir, libre, y que tiene demasiado que perder si hace ahora una tontería. Aunque, si supiera lo que es exactamente el tipo que camina a su lado, debería cargarse de miedo.

Ya me he liberado del chillón uniforme de presidiario, ese atuendo naranja que sólo sirve para detectar a los presos con mayor facilidad. Me han sido entregadas mis ropas y enseres personales. Botas de cuero envejecido, jeans, camisa vaquera sin mangas, y un amplio guardapolvos. Aún así, me siento desnudo sin mis gemelas bajo los brazos y una moto bajo los muslos.

Por eso, aunque parezco relajado, estoy ansioso ya por salir.

Me pongo las gafas de sol con parsimonia, levantando la mirada oculta tras ellas en dirección al ventanal del módulo de actividades. Ahí está, como el fantasma de una vieja mansión encantada. Observando al visitante que ya se marcha. Me quedan más dudas que certezas en lo que respecta al viejo Morton, pero las pocas certezas son claras. Entré aquí por él, le he ayudado tanto como me ha protegido, y ahora ya no le soy necesario. Por eso estoy fuera. Él, en cambio, aún tiene trabajo que hacer entre estos muros. Un trabajo que no comprendo, y que probablemente nunca sea reconocido por la Nación.

El funcionario da la orden de abrir la puerta, y me giro hacia ella. No hay despedidas para Morton, no son necesarias. Tampoco digo nada al salir, sólo muestro una sonrisa de satisfacción al sentir el sol y la brisa en mi rostro una vez pasada la alambrada, en el exterior.

Ahí están, esperándome. Mi banda, mi manada, mis hermanos. Veo a Jeremiah, y a Scar, al otro lado de la carretera. No están sólos, les acompañan tres compañeros, probablemente los nuevos miembros...

No, espera, esa... ¿Es Zoe?

Mi sonrisa desaparece un instante por la sorpresa. No esperaba verla aquí, no después de lo que pasó. No después de haberme negado sus visitas y cartas este tiempo. ¿Qué significa, exactamente?

No lo se, no puedo saberlo. Pero tampoco puedo hablarlo con ella ahora. Este es momento de reencuentro y presentaciones. Así que muestro mi mejor sonrisa y cruzo la carretera con los brazos abiertos, dispuesto a abrazar a mis hermanos.

¿Me echábais de menos?

Es un buen dia, mi chaqueta de cuero y el chaleco estaban sobre la cama mientras me terminaba de vestir. Griggs, me ha cogido antes de salir y me ha contado una milonga mas. 
Mis puños se cerraron y estuve a punto de golpearle la cara, la rabia me hervia demasiado. Le llame de todo y le dije que como cojones se habia metido en este puto lio si habia "seguido las normas "
Le miro a los ojos y sonrio con su ultima frase, no sabe que ha podido desatar, pero cuando lo sepa seguro que se arrepiente de esas palabras.

No te preocupes hare lo correcto y no empezare nada que no pueda terminar. Ahora tengo que ir por mi loco hermano Theurge, ya  te llamare

Con mis simbolos, mis tatuajes y el aire fresco de la mañana solo puedo sonreir y estar de buen humor, en circunstancias normales, pero hoy no lo son. 
La moto ruge mientras recorremos el asfalto hasta la puerta de la prision, un parentela lleva la moto nueva de Scott en la parte de atras de su camioneta dejandola a nuestro lado.

Son momentos tensos, pero no me preocupa que no nos dejen pasar, el guardia de la puerta solo ha dado un respingo al ver que solo sonreia socarronamente antes de volver a apoyarme con mis hermanos de manada.
Pongo una mano en el hombro de Zoe. 
Tranquila, esto ya lo hemos hablado, solo deja que fluya como el camino de asfalto bajo las ruedas de nuestras motos.

Miro a las dos figuras que se acercan Maldita seas Wyld Lady si has preparado un plan para él y no le has contado el final. No todos sobreviven. 

Pregunta y solo le miro de arriba a abajo con la sonrisa que me caracteriza. 
¿A tu culo pelado? no se ¿tu que crees cabeza de chorlito? le digo negando y hago un gesto para que mire detras de nosotros Te hemos echado tanto de menos que hicimos una colecta para esa preciosidad. Nos vamos a Winter asi que quitate las telarañas. 

El día había llegado y la manada estaba emocionada. Algunos se mostraban más alegres que otros, pero era palpable el cambio en el ambiente, una nueva ilusión se cernía sobre todos. En cuanto a mí, no sabía como sentirme, me senté en el asiento de la moto bastante amilanada, a esperar, con las gafas de sol puestas.

Scar trató de reconfortarme con sus palabras y su gesto amistoso, y la verdad es que consiguió que me tranquilizara un poco, en este tiempo se había convertido en un apoyo. Pronto pudimos ver a Scott acercarse, para lo que tuve que asomarme por delante de Scar, ya que prácticamente me encontraba tras esta.

Los recuerdos comenzaron a agolparse en mi mente al ver su silueta acercarse, vestido de calle, con aquel guardapolvos que difícilmente podría olvidar. De pronto lo vi de nuevo dentro de aquel callejón, minutos antes de que todo cambiara. Pero no podía dejarme llevar por aquello, suspiré profundamente y eché mi cabello hacia atrás con mi mano.

Las palabras de Scott casi me parecieron una broma. Sonreí por la ironía, irguiéndome y saludando con un gesto de mi mano, antes de que Scar le enseñara su nuevo juguete.

-Si sientes añoranza puedo devolverte tu vieja moto y quedarme yo esta. – le dije a Scott, para después volverme hacia Alex. – De todas formas ambas nos llevaran a Winters, donde nos espera la diversión. – dije dándole un suave codazo.

La espera me carcomía por dentro, esta recostado sobre la moto que me había traído todo el camino hasta la puerta de la prisión; tarareaba una vieja canción de jhonny cash entre tiempos fumando un puro. Cuando escuche los pasos y luego las palabras de Scott y Scar me gire sobre el asiento colocando finalmente los pies en el piso levantado así la mirada. Una sonrisa amplia se creó en mi rostro dándome la pauta para levantarme, mi figura corpulenta camino hasta estar frente a Scott y tendió la mano; cuando la hubiera estrechado lo atraje hacia mí para darle un abrazo.

-Cinco putos años compañero – ahora separándose le miro – No te has vuelto marica ahí dentro no?, ya sabes las historias del jabón y esas cosas – estallo en carcajada aunque todo cambio tras recordar las últimas palabras de Scar.

-Antes de partir, deja usar mi elocuencia de juez…. Los vez – dijo mirando y haciendo un gesto con la cabeza hacia Alexia y Matthew – El niño es el más nuevo aquí, que esperas Prospect saluda a tus mayores como te he enseñado – luego pasó hacia Alex – y esta preciosidad es mi Hija, ten mucho cuidado donde pensarías poner tus manos; dicen que un padre Fenris es peor que una manada de bailarines sombríos..- la sonrisa del Fenris en pocas ocasiones desaparecía.

Scar es la primera en recibirme, saliéndome al paso con su habitual sonrisa de tipa dura. No es que no sea real, pero conozco demasiado bien lo que hay bajo ella. Como conozco lo que hay tras las cicatrices que cruzan su rostro. Es la primera vez que las veo a plena luz del día, en lugar de bajo la tenue luz de la sala de visitas. La brisa mueve su pelo y me las muestra, en lugar de mantenerlas parcialmente cubiertas como es habitual.

A ver, hermana, déjame contemplar esto... -Le digo en cuanto llego hasta ella, guardándome las gafas y apartando el pelo para ver sus profundas cicatrices. Son una muestra de lo que debió ser una gloriosa batalla, aunque le supongan un alto precio. Pongo mis manos a ambos lados de su rostro, mirándolas de cerca, para finalmente acercarme y dar un cariñoso beso en la mejilla, en donde más profundas son las marcas de la gran cicatriz- Preciosa.

Dejo en el aire si me refiero a la cicatriz o a mi hermana, cuando Zoe, que se encuentra justo tras Scar, me habla de devolverme mi vieja moto. Como si me hiciera falta.

Esa ya es tu moto, "hermana". -Creo que es la primera vez que la llamo así, se me hace raro- No se devuelve un regalo. -Pongo una mano en su hombro, apretando, sin saber si sería correcto o no darle un abrazo. Nunca nos los hemos dado, y después de este tiempo sin vernos, no se qué pensar. Sin embargo, me acerco un poco y le dedico unas palabras susurradas- Me alegro de verte aquí.

Jeremiah aparece tendiéndome la mano, pero cuando se la estrecho tira bruscamente de mí y nos fundimos en un abrazo.

Joder, tío, pues no puedo negarlo, esas duchas me han proporcionado momentos memorables, jajaja. -Bromeo, en evidente alusión a las típicas bromas sobre la cárcel. Aunque si que hay cierta verdad tras mis palabras, y no puedo evitar recordar el incidente con los Calles Voraces- Así que cuidado con tu culo a partir de ahora, hermano, jaja.

Me presenta a un prospect, un novato. Veo que las formas siguen siendo como eran, que se les sigue dando cera para que se acostumbren a la dura vida que llevamos. Se me ocurre una maldad, y me acerco al chico con una sonrisa maquiavélica.

De modo que este es el chico que me prometiste, ¿eh, Jeremiah? El que me va a calentar el catre esta noche. Viejo bribón, culos de estos eran bien cotizados ahí dentro. ¿Te han explicado ya como va, novato? No te asustes, todos hemos pasado por ello, te lo haré con cariño... -Joder, no puedo más, no soy tan bueno como para continuar la broma por más tiempo y estallo en carcajadas- Jajajajajaja, tranquilo chico, que es una broma...

Le daría la mano, pero es un prospect, tiene que ganarse aún ese derecho. En cambio, Jeremiah tiene aún una sorpresa para mí. Le miro, viendo en mi hermano algo más de lo que vi siempre. Joder, yo le puse en la pista de esta chica, y cuando me dijo que la había encontrado y que era hija suya, sentí un cierto orgullo vidente al haber sido el canal por el que los espíritus habían organizado ese encuentro. Ahora mi hermano es padre. Joder, lo que son las cosas.

Pero, ¿es una Wyld One, una Fucking Street Rider...? -Pregunto con seriedad, antes de sonreír jocoso- ¿...o una monja de clausura? -Me acerco a ella con los brazos abiertos, dispuesto a darle dos besos- ¿Tienes nombre, hermana, o tengo que llamarte Hija-del-Bastardo?

Tras los reencuentros y presentaciones, me acerco a la moto que me han preparado.

Veo que os ha ido bien en mi ausencia, la banda nunca ha sido tan numerosa. ¿Hay algo más que deba saber, o puedo sentir ya el motor de esta burra y el viento en mi cara?

Hace un calor endemoniado hoy como para estar frente a una jaula de metal y concreto a estas horas. Me coloco unas gafas de sol negras mientras con una liga me hago una coleta alta. Mi mentor me dijo que este Scott era uno de los que estuvo presente en mi rescate...
No lo recuerdo pero la forma en la que padre habla de el es hasta cariñosa y eso que generalmente no puedo notar este tipo de cosas en otras personas, tampoco es que me importen mucho esas otras personas.
Me cruzo de brazos y apoyo en la moto aguardando que salga el theurge, algunas fotografías le dan buena pinta pero cinco años ¿Porque cinco años? ¿No se supone que si tiene uno buen comportamiento hay algo como libertad condicional o la reducción de condena? [i ]Si lo vi en CSI... ¿que abogado de pelmazo le ha tocado? [/i]
La impaciencia va calando en mi espíritu, ya quiero salir para Winters me vuelvo a acomodar en mi moto como si eso fuera a reducir el tiempo de espera. De pronto por fin veo una silueta lejana acercarse, botas de cuero que parecen bastante usadas, vaqueros y un guardapolvos ¡¿con este calor?!
Cuando esta más cerca, tomo mis gafas de sol y los bajo levemente para poder apreciar mejor al sujeto por encima de las lunas. Tiene una linda sonrisa...
hmmm no está nada mal, nada mal.
Zoe me habla y sonrío - ¡Pero si yo he venido para ir a Winters! solo que me dijeron que teniamos que pasar antes por el guapo de aquí. -le guiño un ojo al tal Scott- He cancelado un concierto y todo.
Jeremiah habla y sonrío, me acerco al tal Scott - Alexia Dankworth, fostern de las Furias Negras y ahroun. Encantada He oído bastante sobre ti - lo saludo con un beso en cada mejilla y miro de reojo a Jeremiah
- No le hagas caso, llamáme Alex.
Me acerco a mi moto, la rodeo y acaricio el manubrio y luego miro a Scott - Porsupuesto que soy una Wild One. -me subo en ella- ¿Listo para alejarte de esa pocilga? -le pregunto señalando hacia la cárcel.
- Por cierto, apuesto a que el naranja te sentaba bien -vuelvo a guiñar un ojo coqueta y enciendo la moto, con una sonrisa socarrona en el rostro.

Era bonito ver lo mucho que se apreciaban, las muestras de cariño y bromas entre hermanos, de verdad eran una familia. Hasta hace unas horas yo me sentía igual, parte de esto, ahora, ya no sabía que pensar. Me quedé callada observándoles, tras mis gafas, forzando una sonrisa. No era yo, no estaba siendo yo, y eso me estaba cabreando.

Yo había separado a la familia, y con la vuelta del hijo pródigo, comenzaba a dudar de mi decisión. Intentaba pensar en las palabras de Scar, pero no veía que nada fluyera, las cosas estaban tensas y no tenía sentido que aquello fuera así. Ni siquiera me atreví a responder a Scott, simplemente forcé una sonrisa. En algún momento tendríamos que hablar.

Apreté los dientes y me subí a la moto, escuchando lo que Alexia decía mientras me ponía los guantes.

-¿El naranja? No te lo puedes ni imaginar… - le dije en tono pícaro a Alex, sacándole la lengua y mirándole por encima de las gafas de sol.

Sonrio pícara ante la intervención de Zoe, le dedico una larga mirada a Scott, inspeccionandolo con sumo detalle, desvistiendolo de la ropa actual y vistiéndolo con el naranja de presidiario. Quizás también pecara de imaginar otras cosas.
- hmmmm no, no, no, si que me lo imagino -respondo coqueta y burlona mirando al theurge, para luego sonreir-Acabo de hacer una cotización-digo en tono más serio admirando el derriere del ex-presidiario y luego los miro por encima de mis gafas, mientras utilizo la referencia que el propio scott utilizó en broma con el joven cliath que padre trajo. - Pero desde luego que puedes contarme más, Zoe. Podemos ir luego a un bar y charlar .-la miro seria, con esa mirada cómplice que compartimos las mujeres.

Por fin conoceria a quien protagonizo algunas historias que Jeremiah habia compartido algun que otro momento. El sol era fuerte y el aire seco. Se podia ver como el calor distorcionaba la vista del asfalto a lo lejos. Nuestro destino no quedaba demasiado lejos ya y la ansiedad comenzo a correr por mis venas. Trague, respire profundo y segui viaje.

Una vez alli, el Theurge hizo aparicion en escena y ante sus intercambios de palabra mantuve silencio, no queria interrumpir el tan esperado encuentro. Cuando Jeremiah me presenta me adelante de un paso rapido con una mano revolviendo mi cabello. - Mi nombre es Matthew, Señor, Ragabash de los Roehue... - Fui interrumpido por su broma. La cual, mientras me hablaba no pude evitar quedarme mudo, escupiendo puros "eh... " cada tanto. Di un paso atras, dubitativo. Mis ojos buscaban complicidad con Jeremiah y el resto, pero lo unico que recibia eran risas y sonrisas hasta que termino por ser una farsa.

Ante su carcajada me relaje, riendo aliviado tambien. - Oh...! Ya lo estaba creyendo y no supe que decir jajaja! - Di media vuelta caminando hacia mi moto, aun sonriendo y levante ambos brazos sacudiendo las manos.

- De acuerdo! Lo entiendo, lo merezco. - Dije riendo y aceptando la broma. Subi a mi moto y apolle mis codos juntos en el manubrio, expectante a las decisiones del grupo. 

La situación no puede ser más incómoda. No esperaba que ella estuviera aquí, como parte de la banda. Me había preparado una y otra vez, mentalmente, para nuestro reencuentro, pero no así. La idea era reunirme con mis hermanos, conocer a los nuevos, y a la menor oportunidad irme yo sólo a buscarla. Podría poner como excusa la necesidad de pasar un rato sólo, hacer unos kilómetros sin más compañía que mis pensamientos. Entonces la buscaría y hablaría con ella.

Ahora...

Ahora está aquí, entre mis hermanos, una hermana más, un miembro de nuestra manada. Tengo que hablar con ella, necesito hacerlo, pero a solas. Y va a ser complicado. Acabo de salir de la trena tras cinco putos años, mis hermanos quieren estar conmigo.

Y me veo obligado a verla, tan cerca y tan lejos, como cuando me visitaba en presidio. Está ahí, bella como es, sin que pueda tocarla, sin que pueda acercarme y abrazarla. Sin poder decirle lo que necesito que sepa.

Menuda mierda.

Me subo a la moto lentamente, sintiendo el aún familiar contacto de un motor entre las piernas. Giro la llave y dejo que el ronroneo del motor inunde el silencio, mientras la vibración del motor recorre mis muslos.

Sí, lo echaba de menos.

Saco de nuevo las gafas de sol, y me las pongo mientras oigo a Zoe y Alex bromear sobre mí con complicidad. Sonrío mientras oculto mis ojos, con los que observo a las dos mujeres. Me alegra ver a Zoe así, tan contenta. No como la última vez que nos vimos.

¿Nos vamos? He pasado buenos momentos ahí dentro, pero me muero por perder este tugurio de vista...

Los motores lanzan rugidos alegres, como si se saludaran entre ellos, cuando arrancáis. Scott en concreto hacía un buen tiempo que no se subía a una burra, y vuelve a estar en casa. Ante la mirada reprobadora de los funcionarios de la prisión, hacéis sonar la canción de las máquinas para que se oiga en todo Oregón. Seguro que dentro de la cárcel, vuestros camaradas del club lo oyen y sienten de nuevo la pasión de la libertad en sus corazones y la nostalgia de desear volver a montar.

No está todo dicho, porque hay mucho que podría decirse, pero tenéis trabajo. Para la banda, para Gaia y para la Nación, aunque esta última no reconocerá jamás que sois guerreros imprescindibles en sus campañas. Tanto da, hace mucho que los Wyld Ones dejaron de buscar la aprobación de unos Ancianos corruptos.

Salís en formación, por orden de Rango y antigüedad. Aunque Jeremiah cierra la marcha, en una posición que entre los clubes, cuando salen, suele ocupar el Sargento de Armas y que se considera un honor, porque guarda las espaldas a sus hermanos. Hay un buen trecho hasta Winters, un estado y medio podría decirse. Pero, claro, para eso sois moteros.

Pasan varias horas en las que sólo conducís a toda velocidad por carreteras vacías.

Es muy tarde para los camiones y muy pronto para los coches. La hora perfecta para poder cabalgar el libertad. En poco tiempo estáis jugando como los lobos que sois, rompiendo la marcha para hacer carreras improvisadas, caballitos y otros trucos. Estás contentos porque habéis recuperado a un hermano, a un amigo, y queréis celebrarlo.

Cuando el sol está mas alto y andar sorteando coches se vuelve un poco más común y peligroso por la densidad del tráfico, veis el cartel. Habéis llegado a la mitad del camino. California.

Pero junto al cartel, en la explanada artificial que hay junto a él, aguarda un furgón de la policía y varios coches patrulla aparcados. Es todo un operativo, la verdad, puede que haya más de una docena de cerditos rondando por el corral. Uno de ellos os hace señas. Quiere que paréis en la cuneta. ¿Querrán trincaros? ¿No es muy pronto para eso? Puede que sea una causalidad y nada más, pero, joder, ¿Un furgón? El momento de decidir se acerca. El de pegar un buen acelerón o comportaros y ver qué pasa.

Tendríais que haber llevado a Scott a echar un polvo, como dicta la tradición, luego pasan estas cosas por no seguir las viejas supersticiones...

El silencio de la carretera es completamente opuesto al silencio de una celda. En la celda sólo sirve para pensar, dar vueltas a las cosas, acabar rallado y con las paredes aprisionándote más y más. En la carretera, estar callado sirve para disfrutar de la obra de Gaia a tu alrededor, dejar la mente en blanco. Es como meditar, pero más cañero.

La disposición de la caravana me deja en segundo lugar, tras la alfa. Jeremiah cierra la marcha, y los demás están tras de mí. Sólo los veo por los retrovisores, de vez en cuando, algo que reviso a menudo para ver cómo Zoe conduce mi antigua burra como una más. Aún no puedo creer que esté aquí, que se haya convertido en mi hermana...

De repente noto cómo Scar decelera suavemente. Me fijo que delante nuestro, aún a cierta distancia, hay un control policial. Acelero bruscamente con un giro apresurado y me sitúo junto a la jefa.

¿Cómo lo ves? -Pregunto de forma relajada- ¿Tienen algo contra nosotros?

La pregunta resume y oculta asuntos evidentes entre nosotros. Si no portamos nada ilegal ni tenemos deudas pendientes con la justicia, por mucho control que hagan no pueden tocarnos un pelo. Nunca he creído que nuestro guía totémico considere "colaboración" a algo así. No nos chivamos, no facilitamos sus investigaciones, no les ponemos en la pista de siquiera nuestros enemigos. Pero parar en un control, enseñar nuestros papeles, reírnos de ellos cuando no encuentren nada...

El viaje resultó placentero. La velocidad, el paisaje pasando ante mis ojos, sentir el viento rompiéndose contra mi cara, mi pelo dejándose llevar por este, el infinito horizonte… Todo ello tenía la capacidad de sanar el alma, de hacerte olvidar todo y sentirte bien. Y así fue la mayor parte del viaje, excepto las ocasiones en las que no podía evitar mirar a Scott conduciendo delante de mí.

A pesar de que se había disculpado, de confesarme que sentíamos lo mismo, y decirme que cuando saliese hablaríamos, no me encontraba tranquila. Había decidido no tener ningún contacto con él, pensando que aquella sería la forma de saber si era cierto lo que sentía, si esto era los suficientemente fuerte para enfrentarnos a todo. Ahora comenzaba a dudar de mi decisión, temiendo que hubiese cambiado de opinión, temiendo perderle.

Me exasperaba tanta duda, tanta inquietud. Cuando quería algo luchaba por ello, costara lo que costara, el tiempo que hiciera falta; pero ahora, con su presencia, teniendo que fingir que no pasaba nada, tenía la cabeza hecha un lío y los sentimientos a flor de piel.

Ha dicho que se alegraba de verme, céntrate en eso de una puta vez. – me dije a mi misma, cabreada. – Eso era lo que él quería. – me recordé, rememorando el final de su carta.

Para muchas personas el ensordecedor ruido de varios motores arrancando a la vez podía resultar verdaderamente desagradable, pero desde hacía un tiempo, aquello se había convertido en una armoniosa melodía para mí, un canto que anunciaba el inicio de un emocionante y liberador viaje.

La travesía, a pesar de larga, resultó bastante amena. A pesar de perderme en mis pensamientos en alguna ocasión, conseguí disfrutar del trayecto. Yo viajaba en la parte trasera, junto a Matt, justo por delante de Jeremiah, que era quién se encargaba de cubrirnos las espaldas.

A mitad de camino, cuando la densidad del tráfico ya era mayor, alcanzamos California; tal y como nos dimos cuenta al ver el cartel a cierta distancia. Sin embargo, no era lo único que vimos desde allí, en la explanada contigua había todo un dispositivo policial y uno de los polis hizo una señal para que nos detuviéramos. Aminoramos la marcha.

-Genial… Esto va a retrasarnos. – me quejé a mi hermano Roehuesos. - ¿Y bien? – pregunté hacia delante, esperando que Scar o alguno de los Fostern se pronunciara.

Esto podía desembocar en una buena historia que contar, pero acabando de recoger a un miembro de la banda de la cárcel, arriesgarnos a meternos en líos no me parecía la mejor idea.