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Torre en brumas

Torre en brumas

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20/10/2014, 01:26
Iseo de Candelero

Iseo se quedó atrás, paralizada, musitando una oración entre dientes de forma inconsciente, conteniendo el aliento. La pregunta de Zz’pora la sacó de su estupor. La devolvió a su círculo seguro. Navegar entre los miles de textos y lecciones que había grabado en su memoria le permitió ignorar la todavía visible amenaza de las lobas.

Tragó aire profundamente y lo expulsó de sus pulmones en una bocanada entrecortada. El libro donde inscribía las plegarias, que tenía apretado contra las costillas, tembló entre sus brazos al ritmo de su respiración.

A diferencia de sus compañeros, no era una aventurera. Había pasado media vida encerrada entre los muros de la Gran Biblioteca. Y cuando había salido por fin, siendo ya una mujer adulta, lo había hecho en compañía de una escolta armada. Incluso en su tarea como buscadora, la mayor parte del trabajo se llevaba a cabo en archivos y despachos. Incluso en expediciones como aquella en la que había contratado a Trixa, eran otros los que se habían enfrentado a las escasas situaciones de riesgo.

No sabía si estaba asustada. La reacción de la exploradora, primero con el arco y después cargando hacia las lobas para proteger a la niña, el ataque de los animales, habían sido tan raudos que la habían privado de la capacidad de pensar. La calma, impuesta por el exabrupto y los compasivos actos de Aleera, había regresado antes de que fuera necesario hacerlo.

Relajó los dedos que aferraban el libro como pinzas pálidas. Recogió el volumen en un bolsillo interior de su abrigo y se acercó al hombre lagarto y la niña

—Puede que lo haya enviado, y si regresa a él, le contará lo que ha visto —explicó—. Si está lo bastante cerca, sabrá de su sufrimiento, pero nada más.

Y si lo había enviado, ¿cómo iba a saber Nikander que alguien iba tras él? La sacerdotisa recordó la escena de la jaula derribada en el laboratorio, y se preguntó si tendría algo que ver con la presencia en el cuervo tan cerca de la torre, incluso con la ausencia del mago.

Se arrodilló junto al ave y observó la flecha que atravesaba su ala.

—Te llamas Kra, ¿verdad? —preguntó al cuervo con tono conciliador—. No temas. No queremos hacerte más daño. Déjame ver tu ala herida. Sé que otros como tú son capaces de hablar. ¿Puedes hacerlo?

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20/10/2014, 01:32
Trixa

Y tiene que ser Zzpora el que consuele a Anabella... yo no puedo... ese cuervo podría ser el familiar de ese... podría decirle... JODIDA MIERDA, JODIDA MIERDA TODO. 

Trixa limpió con parsimonia su espada corta. Y la guardó. Volvió a donde estaba el arco y también lo guardó. No tenía nada que decir, pero no iba a dejar que el cuervo del mago les espiara. Quizá les estaba viendo desde sus ojos, o podía embrujarlos. Mierda. 

Vigiló a las lobas. No se fiaba lo más mínimo. Dejó que Iseo se encargara de lo del cuervo. ¿Le hablaba? Si fuera por ella cenarían ave. 

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20/10/2014, 03:01
Kra

—Kra— repitió el pájaro, como reconociendo su nombre entre las palabras que escuchaba. Las siguientes palabras del cuervo fueron incomprensibles para varios, pero no para Iseo.

No hagas daño a Kra— el cuervo hablaba en idioma dracónico. A la oghmita ya se le había ocurrido que, de enseñar a hablar a su familiar, un mago podía preferir un idioma fuera del alcance de legos. Solo podía agradecer que fuera dracónico y no otro lenguaje más oscuro; Iseo se enorgullecía de ser políglota, pero el Nikander que recordaba no tenía nada que envidiarle en ese terreno.

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20/10/2014, 10:09
Zz'pora

El dracónico era el idioma nativo de los hombres lagarto de modo que entendió a Kra sin problema. Zz'pora suspiró.

—Un ave hablando dracónico, ¿qué será lo próximo? ¿Una iguana piando y trinando?

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20/10/2014, 13:39
Aleera

«¿Cosa verde con antenas?»

Aleera aprovechó que estaba de espaldas para abrir mucho los ojos y girarlos en redondo. No quería ni imagianrse a qué se refería la pobre niña.

Se volvió un instante al escuchar a Zz'pora.

No debería—comentó. Luego esbozó una sonrisa sesgada para subrayar la broma—. A menos que te de por intentar imitar al pájaro.

Ella también necesitaba aliviar un poco la tensión del momento y el comentario del hombre lagarto le había parecido la mejor opción. Aunque enseguida volvió a ponerse seria y se volvió hacia la loba que tenía entre manos.

Quizá pueda decirnos dónde anda su amo—dijo pensando que el familiar era la mejor baza que tenían si realmente querían encontrar a Nikander. Y ella quería encontrar a Nikander—. O dónde andaba...

Emitió un siseo suave entre dientes, como el sonido que se le hace a un niño  cuando se intenta que deje de llorar y estiró una mano baja con la palma hacia arriba hacia la loba que observaba tristemente cómo sanaba a su hermana herida. Casi podía sentir la pena que la embargaba y quería calmarla, a ella y a las demás.

Cualquier druida estaba acostumbrado a tratar con criaturas salvajes pero para Aleera los lobos eran un caso especial. Tenía su misma sangre, siempre habían sido los animales entre los que más a gusto estaba.

Notas de juego

Servidora también entiende dracónico, pero ya que está Iseo con el pollo, que le pregunte ella.

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21/10/2014, 00:47
Iseo de Candelero

—Jan Ostemont, un mago filósofo que vivió en siglo XII, tenía la hipótesis de que, hace decenas de miles de años, durante la Era de los Dragones, los cuerpos de estos estaban cubiertos por plumas.

Tras el innecesario comentario, Iseo devolvió la atención al cuervo herido. En realidad, aunque la mayor parte de familiares carecían de órganos que les permitieran hablar, la capacidad de algunos de hacerlo era parcialmente sobrenatural.

El cuervo de Nikander, en concreto, hablaba el dracónido. Una lengua que Iseo leía y escribía con fluidez, pero que a diferencia de los lanzadores de conjuros arcano, no había practicado oralmente.

—No te haremos daño, Kra —dijo, pensando un instante antes de pronunciar cada palabra—. Ha sido un terrible error; te pido disculpas. Déjame que vea tu ala herida. ¿Eres el familiar de Nikander? Le conocí hace unos años, cuando viajaba a la Gran Biblioteca de Candelero para estudiar.

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21/10/2014, 02:34
Kra

—¡Nikander!— repitió el cuervo con el mismo énfasis con el que antes había dicho su propio nombre.

El pájaro se enderezó, tratando de aletear y solo consiguiendo hacerse daño en el proceso. Parte de la flecha todavía estaba clavada.

—¡Kra! va con Nikander. ¡Kra! encuentra— la mirada del cuervo recorrió todo el bosque, descorazonadoramente ojeando hacia todas partes. Claramente el cuevo no sabía dónde estaba su amo. Y, sin embargo, el pájaro terminó mirando en una dirección no muy distinta a la del rastro. Quizá casualidad, pero el vínculo entre familiar y mago era tan fuerte como especial, y ni siquiera Iseo podía delimitarlo fácilmente.

Al menos cuatro personas en el grupo estaban fuertemente motivadas a encontrar a Nikander. Para algunos, la búsqueda del mago se remontaba a años atrás. Ese pájaro era lo más cerca que habían estado del esquivo mago en todo ese tiempo.

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21/10/2014, 02:49
Sadon

El jefe de los mercenarios estaba más preocupado por los lobos que por la mascota del conjurador. Había oído muchas veces "hablar" al cuervo, pero para él no pasaban de ser graznidos sorprendentemente articulados. Sonidos parecidos a palabras, pero sin ningún sentido. Jamás se le había pasado por la cabeza que el animal hablara otro idioma y alguien pudiera tener una conversación con él como parecía estar pasando, pero eso apenas le sorprendía después del día tan extraño.

Que se pudiera hablar con el cuervo no explicaba por qué alguien querría hacerlo, desde su punto de vista. Al fin y al cabo, solo era pájaro, pero eso no era asunto suyo. Sus preocupaciones eran mucho más mundanas.

—Casi es de noche— dijo, resaltando algo evidente. —No piensan seguir caminando a oscuras en este... bosque, ¿verdad? Me sentiría mejor con un fuego tan grande como la torre.

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23/10/2014, 01:01
Iseo de Candelero

Esforzándose en comprender el espeso acento del cuervo y formar las palabras que deseaba, Iseo no atendió a las palabras del jefe de los guardias de Nikander. Aunque de haberlas escuchado, hubiera estado de acuerdo. Quizás los otros eran capaces de abrirse paso en la oscuridad, entre los depredadores nocturnos, e incluso seguir el rastro del mago sin necesidad de verlo. Los niños y los sirvientes no lo eran; ella tampoco.

Había tratado con familiares en numerosas ocasiones desde que había iniciado su noviciado entre los muros de Candelero. La Gran Biblioteca era hogar no solo de los monjes, sino de varios magos eruditos, y muchos más, rara era la dekhana en la que no llegaban varios a las puertas, intercambiaban valiosos volúmenes por el derecho a estudiar la gran colección durante un puñado de día. Especialmente durante el invierno, cuando algunos magos aventureros y viajeros se abandonaban de los caminos hasta la primavera. Magos aventureros como había sido el propio Nikander en esos años.

Eran criaturas que presentaban signos de inteligencia superior a la de otros animales de su especie, especialmente evidentes en las que, como Kra, tenían la capacidad de hablar. Podía razonarse con ellos, aunque su comportamiento era a menudo infantil, y la lealtad que mostraban hacia sus amos, incuestionable.

—Cálmate. Una flecha te atraviesa el ala. No puedes volar así —explicó—. Sé que quieres ver a Nikander, pero hay que curarte antes. Tu amo salió al bosque y te dejó en la torre, y fuiste tras él cuando dejaste de sentirle, ¿me equivoco?

Iseo sujetó al cuervo con una mano, inmovilizando su ala herida, y con la otra hizo palanca sobre la flecha hasta quebrarla en dos mitades, para que poder extraerla sin hacerle más daño del estrictamente necesario.

—Ayudadme a sujetarlo para que no huya volando —pidió.

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23/10/2014, 01:07
Trixa

Trixa no entendía nada de lo que decían en aquel extraño idioma de los hombres lagartos. Pero tenía intenciones de aprenderlo. No paraban de hablar con el cuervo.

—Por fin dices algo que comprendo. Espera que le clavo el otro ala al suelo y ya verás como vuela... —se acercó con el arco dispuesto. 

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23/10/2014, 01:34
Iseo de Candelero

—Con suavidad, por favor —bufó—. Aparta esas flechas. Ya ha sufrido bastante daño.

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23/10/2014, 13:47
Aleera

Aleera cogió aire. Le estaba costando de verdad no soltar una maldición ante lo que para ella era un espectáculo tan absurdo como innecesario. Ni la histeria ni la ira habían sido jamás las mejores consejeras y había quedado bastante claro que no les iban a ayudar en aquella situación pero parecía haber a quien le costaba asumirlo.

Ha dicho que está buscando a  Nikander—tradujo aliviada interiormente por la práctica respuesta de la erudita—. Iseo ha dicho que él tampoco sabe donde está así que... es bastante imposible que el mago lo haya enviado para espiar a nadie ya que lo dejó en la torre.

Acarició el pelaje de la loba herida, se las había apañado para hacer que su vida dejara de peligrar por lo menos. Ya era algo.

—Y ya que en teoría nosotros también queremos encontrar a Nikander, sugiero no cargarnos lo único que tenemos ahora mismo que podría ayudarnos para más o menos saber dónde o cómo puede estar.

No tenía la menor intención de perder la pista del mago, estaba cerca, muy cerca. Había venido desde demasiado lejos como para que se le esfumase ahora. ¿Pero por qué había dejado a su famiiar en la torre? ¿Tan peligroso era el lugar al que había ido? Es más, ¿Dónde había ido? ¿Y para qué?

Mientras le dejaba a Iseo la tarea de descubrir lo que pudiera de aquellas incógnitas y de quitarle la flecha al cuervo, inspeccionó a sus nuevas "amigas". No dejaba de ser extraño una manada compuesta exclusivamente de hembras y lamentó no haber memorizado aquella mañana día el conjuro que le permitía comunicarse literalmente con los animales.

Aun así, estudió a las lobas detenidamente, quizá podría sacar alguna pista de su aspecto o actitud que le indicara si eran los primeros humenoides que veían, si habían peleado ya con anterioridad aquel día, si estaban defendiendo un territorio, o era miedo a algo. ¿Por qué se habían mostrado en un principio tan asustadas?

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23/10/2014, 18:45
Director

Claramente estos lobos no tenían ningún miedo a humanos, ni siquiera en grandes grupos. Y sin embargo, la manada estaba a la defensiva, atenta a cualquier sombra o sonido. Aleera había visto este comportamiento antes, pero solo en bosques peligrosos, poblados de monstruos y pesadillas. Estos lobos no son solo depredadores, sino también presas.

En todo caso, ni siquiera eso explicaba el nerviosismo que la elfa había visto al aparecer las primeras lobas. La druida apostaba a que algo las había asustado y enfadado ya cuando ellos llegaron. ¿Podría haber sido Nikander?

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24/10/2014, 21:44
Kra

El cuervo luchó un poco al principio, pero finalmente se relajó en manos de Iseo y dejó hacer mientras le curaban.

—¡Kra! rompió la jaula. ¡Kra! tenía que encontrar a Nikander. 

Respondió el pájaro en su fluido pero graznante dracónico. Kra confirmaba las sospechas de Iseo, y aunque eso dejaba al familiar en una posición muy parecida a la de los aventureros, buscando desesperadamente al mago, Aleera podía tener razón en que su vínculo con Nikander era una ventaja.

A medida que el pájaro se iba sintiendo mejor del ala, su nerviosismo aumentaba. Él no entendía de lobos o ningún otro peligro andante; el espeso bosque no era más intimidante que una alfombra verde cuando se veía desde el cielo. A pesar de no ser un animal nocturno y de apenas ser capaz de remontar el vuelo con el ala herida, el pájaro no podía esperar a ir tras su mago.

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25/10/2014, 00:30
Aleera

Aleera se puso en pié sacudiéndose las manos con parsimonia y un gesto pensativo en el rostro.

Que raro—dijo más como un pensamiento en voz alta que otra cosa—. Estos lobos no temen a los humanos, elfos, hombres-lagarto, lo que sea... Ni aun en grandes grupos. Y sin embargo, estaban a la defensiva.

La druida sólo había visto un comportamiento como aquel en el Bosque de las Capas y demás lugares dignos de pesadilla. Que una manada de depredadores fuese también la presa no resultaba algo muy tranquilizador

—Algo las ha asustado y enfadado antes de que llegásemos nosotros—añadió—. Claro que también podría haber sido Nikander.

La magia no era algo que un animal captase lo que se dice com normal y corriente. Aunque si no había sido el mago y había sido otra cosa, sería feliz si no se topaban con ella.

(Dracónico) Tranquilízate, Kra. No  te harán nada. ¿Por qué tenías que encontrar a Nikander? ¿Siente algo que te haga pensar que está en peligro? ¿O es otra cosa?

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25/10/2014, 01:34
Kra

—Miedo. Miedo.

Repitió dos veces Kra.

—Ahora nada. ¡Kra! no sabe. Nikander necesita a ¡Kra!

Familiar o no, el cuervo no dejaba de ser un animal, y pareció reaccionar bien ante Aleera. Dejó de intentar volar, rindiéndose a los cuidados de esas gentes que parecían conocer a su amo y saber cómo curarle.

—Lleva a ¡Kra! con Nikander— le dijo el cuervo a la elfa. —Por favor.

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25/10/2014, 16:08
Iseo de Candelero

En los limitados pensamientos del cuervo solo parecía haber espacio para encontrar a su mago. Aunque había relajado su cuerpo, el ansia y la urgencia en su voz no habían disminuido un ápice. Iseo temía que el familiar echara a volar a pesar de sus precauciones, o tuvieran que retenerlo por la fuerza.

Las palabras de Aleera eran preocupantes para un grupo que, aunque bien armado, incluía a niños y personas indefensas.

—Sadon tiene razón. Se hace de noche y no conocemos este lugar —dijo a sus compañeros—. No podremos seguir el rastro en la oscuridad. Deberíamos encontrar un sitio para acampar o regresar a la torre, y proseguir la búsqueda al amanecer.

Si hay un amanecer, pensó, mirando a los pedazos grises de cielo que asomaban entre el espeso ramaje de los árboles. Lo desconocían todo, incluso la duración de las noches y los días en aquella tierra.

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25/10/2014, 22:28
Fendrel

Fendrel parecía poco ilusionado con la posibilidad de adentrarse más en el bosque a oscuras y asintió de buena gana a la propuesta de Iseo en nombre de su familia.

—Puedo encender un fuego— dijo orgulloso —y traje mi caldero y algunas especias...

No es que tuvieran caza que cocer, pero incluso la carne seca de las raciones se beneficiaría del toque de un cocinero. La mayoría de los lobos seguían cerca, cuidando de su compañera herida o disfrutando de la compañía de la druida. Tal vez estuvieran a salvo aquí, después de todo.

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26/10/2014, 10:18
Trixa

En realidad, el grupo de aventureros y habitantes del castillo habían salido en busca de respuestas, y el único que las podía proporcionar era Nikander.

—Puedo ayudarte a hacer el fuego, Fendrel, de hecho yo digo de hacer uno bien grande y que ilumine para poder ver bien a nuestro alrededor y vigilar bien esta noche. 

Trixa había pasado de hacer nada con el cuervo, no entendía su idioma y por lo que parecía, sus compañeros no estaban alarmados con que mandara mensajes a su enemigo. Así que se dedicaría a tareas más mundanas. 

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26/10/2014, 16:54
Aleera

«¿Me escuchó alguien cuando lo dije? Noop... » pensó Aleera cómicamente al oir lo de volver a la torre. Llegados a aquel punto, sería lo más seguro pero también lo que más tiempo les habría hecho perder así que en aquel momento daba un poco igual lo que decidiesen.

Tenía que encontrar a Nikander porque tenía "miedo". Y sintió que el mago también tenía "miedo"—dijo rascándose la barbilla—. Creo que es eso lo que ha querido decir.

Miró a Iseo con gesto interrogante para obtener una segunda opinión. Seguía sin saber por qué diablos Nikander se había metido en el bosque dejando a su familiar atrás. Lo que sí sabía es que cualquier cosa capaz de darle miedo a un mago que no era precisamente un aprendiz eran malas noticias.

—Al menos creo que somos suficientes para poder cubrir todas horas de guardia—añadió al comentario de la vigilancia.

Sin contar a los no-aventureros, claro.