Partida Rol por web

-Vaya, pues ha acertado. No hay contrato -le confirmó al Apache, imaginándose que el hombre estaría acostumbrado a ver a todo tipo de limpiadores o guardias de seguridad que trabajaban sin contratos-. Aunque en este tipo de oficios... ya sabe, señor... Pocas veces los hay...

Frank se ocupó de colocar las distintas cámaras para espiar las posibles conversaciones o las entregas o envíos que se efectuasen en el almacén. Aquello le llevó más tiempo del que hubiera esperado, pero el que hubiera podido hacerlo sin problemas era una verdadera suerte. Tras esto, se dedicó a limpiar el almacén, centrándose sobre todo en los aseos, que podía ser el lugar donde hubiera menos higiene, aparte de asegurarse de comprobar que los extintores funcionaban correctamente.

Una vez que buena parte de su trabajo estuvo hecho, decidió dirigirse sigilosamente a la gerencia, con intención de buscar entre los archivos cualquier prueba que pudiera ser de utilidad para la investigación.

Zoddert pensó que era apresurado rebuscar en las oficinas con su compañero/supervisor al lado, en los próximos días quedaría solo, tal y como le habían dicho, por lo que podría actuar sin miedo a ser descubierto, eso sí, mirandonque no hubiese cámaras de los inferni donde verdad estaban ahí metidos.

Por ello pensó en sonsacarle información a su nuevo encargado.

Y bueno cuéntame, que es lo más chungo que me encontraré por aquí? Quiero estar preparado para que no me pille con los calzones bajados, actuar como se espera. Le dijo tratando de parecer el típico novato que trataba de no destacar.

- Entiendo... - Dijo "El Apache", cuando le desvelaron que no había contrato alguno. Aquello no pareció ser de su agrado y si su gesto ya era seco antes de saberlo, en ese momento se endureció todavía más. - No pasa nada. - Dijo muy serio. Aunque todos sabían que algo si estaba pasando. - Intentad no haceros daño, ¿vale? - Negó con la cabeza. - Ya hablaré yo con Kanj. - Musitó algo entre dientes que no pudieron llegar a escuchar y entonces llegó la pregunta de Zoddert. - Lo más chungo, amigo, son este tipo de cosas. Que los jefes hagan y deshagan las cosas a su antojo y las hagan peor imposible... - Tomó aire, emitió un gruñido y finalmente se marchó por donde había venido.

Tras la marcha de McKenzie, Frank se puso manos a la obra. Fue a su cuarto de limpieza y se hizo con un carrito que contenía todo lo necesario para limpiar una nave de ese tipo. Escoba, pala, fregona, trapos y todo tipo de botes de productos de limpieza. Sin más, Jefferson se puso en faena.

Frank pudo colocar las cámaras con cierta facilidad. Eran bastante discretas y a menos que alguien se fijara en ellas por casualidad y conociera de su existencia, no las iba a detectar. No obstante, era algo que podía ocurrir y lo sabía. Suerte tuvo de que durante el turno de noche, pasó bastante tiempo a solas y además de completar el trabajo por el que se suponía que le pagaban, pudo además cotillear algunos archivos y ficheros de aquella nave. Todo parecía bastante normal. Facturas, albaranes, contratos... lo que se suponía que iban a encontrar en una empresa que se dedicaba a la importación y exportación de mercancías. Se le iba a hacer largo, aunque en realidad, aquel primer resultado era de esperar, pues habían ido a parar a una nave al azar de aquel puerto comercial y tenía que servir a priori únicamente como toma de contacto.

Aquello estaba siendo una completa pérdida de tiempo y además tenía que limpiar los váteres y fregar las oficinas...

- Perdona a McKenzie... - Le dijo Thomas a Zoddert una vez éste se hubo ido. - Es un tipo temperamental aunque a veces pueda parecer un bloque de hielo. Pero se toma muy en serio su trabajo y es protector con los empleados que tiene a cargo... - Se encogió de hombros. - Pero bueno, en parte de ha contestado. - Sonrió. - Esto suele ser muy tranquilo. Alguna vez ha saltado la alarma, la alarma figurada, no tenemos alarma de verdad... - Soltó una risotada. - Me refiero a que a veces se acerca gente a la nave. Traficantes, drogadictos o simples fiesteros... ¿Sabes? Nada del otro mundo. - Se llevó la mano al mentón. - Pero tienes que estar siempre alerta. Hace como seis meses hubo un tiroteo en una nave cercana. - Comentó. - Estaba mu compañero James de servicio, Jimmy le llamamos. Escuchó los disparos y llamo al 911.

Al Apache no había parecido agradarle saber que iban a trabajar sin contrato, pero Jefferson consideraba que si iban con la verdad por delante, habría menos posibilidad de que alguien llegara a darse cuenta de que eran policías infiltrados haciendo su trabajo.

Frank había conseguido colocar las cámaras sin muchas dificultades, así como había cotilleado los archivos y ficheros que había encontrado, sin hallar nada que pudiera ser relevante para investigación. El orco no creía que pudiera encontrar nada de utilidad entre los archivos. Los inferni no eran estúpidos, eso lo tenía claro, y resultaba poco probable que hubieran dejado archivos sobre los traslados de mercancías secretos que hicieran en esa nave.

-Vamos, Frank. Ahora te toca lo más duro -se dijo Jefferson, con un suspiro.

Tomando un cubo y una fregona, se dedicó primero a comenzar a fregar las oficinas, asegurándose de dejarlas como los chorros del oro, y dejando para el final los váteres. No le sorprendería ver los retretes y el suelo cubiertos de orina, aunque trató de hacer tripas corazón y limpiarlos lo mejor posible.

Parecía que por lo que decían estos dos ni habría trapos sucios por las noches, pero eso nunca se sabía, era obvio que en la primera noche no encontrarían nada, tocaba esperar a un momento solo para sacar información.

Quizás las cámaras de Jefferson captaran algo en otros turnos.

Ya eran las tres de la mañana cuando Frank acabó de limpiarlo todo. No era un experto con el mocho y la fregona, pero desde luego, podía sentirse orgulloso de su trabajo. Ciertamente estaba agotado y le dolían las manos de darle a la fregona, pero todo había quedado bastante limpio y los váteres relucientes. Pero lo más importante, había podido instalar las cámaras y revisar por encima los archivos. Había escuchado que a partir de cierta fecha, Zoddert se quedaría solo al cuidado del almacén, por lo que decidió no tener prisa y revisar todo con mayo detalle más adelante.

Mientras tanto, Everton se había cansado ya de dar vuelta al almacén. Su compañero de aquel turno, Thomas, era bastante parlanchín y por desgracia no le dejaba solo ni un instante. A diferencia de con "el Apache", parecía que había hecho buenas migas con ese joven, lo cual no le importaba demasiado, pero al menos haría más fácil la convivencia el tiempo que fuera. Por otra parte, no habían encontrado uniformes para ellos, pero les prometieron que en breve se los facilitarían.

Fuera como fuera, llegó la hora de que Frank se marchara a casa y tras su dura jornada de limpieza, agradecía la idea de marcharse y encontrar la comodidad de su hogar y sobre todo de su cama. Estaba molido y realmente necesitaba un descanso. Al día siguiente ya seguiría con lo suyo y bueno... tendría que volver a limpiarlo todo, lo cual era una prespectiva realmente desoladora...

Fuera parecía todo tranquilo. Jefferson se encaminó a su vehículo y rebuscó las llaves en su bolsillo. Abrió el coche y se sentó en su interior. Puso en contacto en marcha y se dispuso finalmente a marcharse hacia su casa con la clara impresión de lo que habían hecho esa noche no había sido más que perder el tiempo. Al fin y al cabo... ¿qué posibilidades había de que en aquella nave, una nave al azar del puerto, tuviera algo que ver con el asunto de los inferni? Realmente muy pocas...

Los dos agentes de seguridad se encontraban en la zona de almacén donde se almacenaban los artículos a repartir. Estaban sentados sobre un par de cajas escuchando el silencio nocturno del interior de aquel almacén y hablando de sus cosas. Había salido el tema de los Brooklyn Nets. Tenían un buen equipo ese año y posiblemente ganasen el título. A Zoddert le importaba bien poco el asunto, pero Thomas parecía emocionado con la idea.

Fue entonces cuando se escuchó un fuerte estruendo en una puerta metálica que tenían justo a su espalda. Una puerta de servicio a la que se llegaba desde el exterior a través de una pequeña escalera. Tras el estruendo, ésta se abrió de golpe y Zoddert, que estaba sentado encarando dicha puerta, pudo comprobar que el causante de ese estruendo no era otro que un hombre encapuchado vestido totalmente de negro y que portaba un ariete portátil, que una vez abrió la puerta, se echó atrás saliendo por un instante de la visión de Zoddert.

- ¿Pero que cojones...? - Llegó a decir Thomas antes de darse media vuelta y en su caso ver únicamente la puerta de metal abierta de par en par y con una profunda abolladura cerca de la zona de la cerradura.

Frank se hallaba bastante cansado. El trabajo de limpiador era mucho más agotador de lo que hubiera esperado y, para colmo, no había conseguido encontrar ninguna prueba que vinculase aquel almacén con posibles operaciones de los inferni. No dudaba de la palabra de Johnson, pero intuía que los inferni eran lo bastante discretos como para que un puñado de orcos recién llegados no fueran a divisar sus operaciones desde el primer día. Al menos podía suspirar con alivio de saber que no le habían descubierto colocando las cámaras.

Esperaba que Zoddert hubiera tenido más suerte que él.

Tras montar en su coche, el orco se dispusto a regresar a casa, con la esperanza de que las cámaras que había colocado alcanzasen a captar algo en días venideros.

Joder vaya primer día que  me espera... bufó Zoddert hastiado de que las cosas nunca fueran como debían ser. Dime que tenéis un botón de emergencia para estos casos, échate atrás, no sabemos lo que nos viene encima y llama al 911 o a quien sea. Dijo mientras reculaba a la zona más protegida cercana a su posición y sacaba su pequeña 9mm que llevaba al tobillo desde sus tiempos de madero.

SEGURIDAD! ABANDONE EL RECINTO O ABRIMOS FUEGO!! gritó sin miedo o duda alguna en su voz.

Zoddert se colocó de forma de tener controlado a su compañero y la puerta, nunca se sabía si el parlanchín este iba a usarle de cabeza de orco para robar algún cargamento y colárselo al nuevo.

En ese momento Zoddert observó como un hombre que portaba lo que parecía ser un arma de fuego entre las manos, se dejaba ver mientras buscaba un blanco al que disparar, al propio Zoddert. Portaba un pasamontañas que le cubría el rostro y vestía enteramente de negro. No dijo nada, pero sin duda, parecía dispuesto a usar su arma contra cualquiera que estuviera dentro del almacén.

- ¡Joder! - Exclamó el encapuchado cuando el disparo de Zoddert impactó en su muslo. 

La respuesta fue casi inmediata. Un disparo surgió del arma del encapuchado e impactó cerca de la posición del orco. Rebotó contra el suelo y luego contra la pared. Acto seguido el hombre que estaba disparando contra Zoddert salió por donde había venido sin cerrar la puerta y entonces se hizo el silencio.

Thomas Clark, el duro vigilante, se había escondido detrás de una de las cintas de la paquetería. Él no tenía arma de fuego, tan solo llevaba una defensa extensible la cual tenía impoluta, pues no lo había llegado a usar demasiado. Tom, estaba realmente asustado y no supo reaccionar más que poniéndose a cubierto, lo cual ya era mucho.

- ¡Mierda puta! - Exclamó con una mano en el pecho. Creía que se le iba a salir el corazón del pecho. - ¡Me cago en todo! ¿Qué pasa? ¡Joder! - Gritaba confundido y aterrado.

Finalmente Frank puso en marcha su vehículo y se alejó del almacén donde había empezado a trabajar esa misma noche. Se fue con cierta decepción, pues aunque sabía que era difícil e improbable, no había dado con nada de interés y se iba a casa con las manos vacías. Lo cierto era que era bastante inexperto en temas de infiltraciones de ese tipo y Zoddert tenía algo más de experiencia, pero al fin y al cabo lo importante en ese tipo de casos, era la paciencia. Algo que estaba dispuesto  tener.